viernes, 22 de noviembre de 2013

EN BREVE

LIZARRALDE, UNA CHUZADA QUE SE CONVIRTIÓ EN ESTOCADA.

El ministro de Agricultura, Rubén Darío, vivió ayer su jueves "negro", y se quedó íngrimo solo. Fue el fusible que tuvo que quemar Juan Manuel, junto con el anuncio que "tímidamente" quiere reelegirse.

El episodio de la muerte anunciada, como lo vaticiné fue el uso indebido de una conversación grabada, por la misma fórmula que estiló el uribismo hasta el cansancio, contra el senador Robledo, cuando este se encontraba apoyando la causa de Cerro matoso, y sus trabajadores explotados por la multinacional hasta más no poder.

Pero, lo más contundente era el proyecto de ley de baldíos, una acostumbrada forma de legislar en causa propia, que esta vez, buscaba por interpuesta persona beneficiar a un conmilitón del presidente Santos, el doctor Urrutia, quien contra toda evidencia sigue atornillado en la Embajada en Washington.

Ya hay dos personalidades en el pabellón de los quemados, en el tiempo de la prosperidad, que insiste contra toda evidencia en llamarse democracia, con la estratagema de confundir liberalismo económico con democracia, tercera vía con socialismo blando, y lo que es peor, pretender que los acuerdos de paz sólo puedan refrendarse con un referéndum y no con una constituyente, que es la forma de las formas de un ejercicio democrático pleno, la decisión colectiva de una ciudadanía madura, de los asuntos colectivos.

Bye, Bye, Rubén Darío

Rubén Darío anunciará hoy su renuncia, según lo informado ayer a eso de las 10 de la noche. El mingobierno, Irragorri tuvo que recular, en el sentido de decir que el gobierno no retiraba el proyecto de ley de baldíos, luego que el presidente en una salida inusitada tuvo que decir un sartal de mentiras.

Por supuesto ese discurso, a tres voces, dos ministros y un presidente,  para nada honran la poesía del otro Rubén Darío, el nicaragüense, palabra esta prohibida, estandarte del modernismo, y cantor del azul del mar Caribe, que los hermanos americanos, vecinos se disputan, mientras que los Estados Unidos se vuelve a encaramar en Panamá, con la complicidad de Martinelli, para dizque ayudar a la construcción de la tercera y cuarta exclusas. Y claro, Omar Torrijos se revuelca desesperado en la tumba, y las víctimas inmoladas en Chorrillos se unen al coro.

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