miércoles, 20 de octubre de 2021

 

¿QUÉ SE JUEGA COLOMBIA EN EL 2022?

EL CENTRO Y EL JUEGO DEL CALAMAR.

Miguel Angel Herrera Zgaib, PhD

Director del Grupo Presidencialismo y Participación

Presidente de la IGS-Colombia.

 

“Para mí era claro que acabábamos de franquear la frontera entre democracia y dictadura. La nuestra era la dictadura del crimen organizado aliado con la política y la corrupción.” Ingrid Betancourt, Una Conversación pendiente. En ET, 29/08/21, p. 2.3.

 

“Yo creía más en la tesis de una cooperación narcoparamilitar, con esa mano negra de la que hablaba Hernán Echavarría. No comparto la opinión de Ingrid sobre ese tema, y creo, usando la misma pregunta de “quién se beneficia,”…no había un beneficio directo para Samper o para Serpa.” Juan Manuel Santos, Op cit., en ET, 29/08/21, p. 2.3.

“En conclusión, el mundo está atravesando una extraña época en la que se combinan cuellos de botella de corto plazo con cambios fundamentales de largo plazo.” Ricardo Ávila, Dolores de crecimiento, ET,  10/10/21, p. 1.27.

 

En un libro de reciente aparición, Juan Carlos Torres, el escritor de cabecera del expresidente Andrés Pastrana, y otras tantas figuras de la política, publicó el 1o. de septiembre, Una conversación pendiente, donde escogió dos interlocutores muy especiales para hablar de Colombia en presente. Para ser más precisos, del último cuarto de siglo contado a partir de 1996.

Los protagonistas de la primera línea oligárquica son, ni más ni menos que, una pareja de enfants terribles, díscolos e innovadores: Ingrid Betancourt, la censora más dura de las ejecutorias de las Farc-Ep, durante la negociación de San Vicente del Caguán, y Juan Manuel Santos, el firmante de los Acuerdos de paz de 2016, con la principal insurgencia subalterna de Colombia, de los últimos cincuenta años.

En la parte del libro del periodista Torres que divulgó el diario de Luis Carlos Sarmiento Angulo, el centro de interés se centra, en apariencia, en el asesinato de Álvaro Gómez, y la responsabilidad o no en su “magnicidio” por parte del expresidente Ernesto Samper. Ante el hecho de su explícita exculpación por parte de la confesión que rindió Lozada, del secretariado de las ex Farc-Ep, responsabilizando a su organización del asesinato perpetrado.

Es importante tomar en cuenta estas dos voces, porque una y otro encarnan los más lúcidos dirigentes de la oligarquía colombiana, quienes han entendido la realidad del momento político nacional, como uno en que la disputa se trasladó al ámbito de la hegemonía, y que ya no es más el campo de batalla el territorio que resuelve la contradicción principal que permite o impide que la oposición progresista sea al fin gobierno.

Betancourt y Santos, en apariencia, de nuevo, fijan sus miradas y su esperanza en el centro político. Ninguno se atreve a nombrar a Gustavo Petro más de lo necesario, pero ambos reconocen que el régimen para-presidencial es un obstáculo, sin llamarlo de ese modo, que haga posible que el centro derecha o izquierda triunfe. Aunque Ingrid ubica bien, en la presidencia de Ernesto Samper el arranque del experimento del régimen parapresidencial, que en sus palabas está marcado por el asesinato de Álvaro Gómez, el contradictor principal del presidente.

Este episodio muestra la otra cara de la Constitución de 1991, que le apostó a consagrar constitucionalmente la vía neoliberal de la economía. A cinco años de su vigencia había puesto en movimiento la protesta armada y desarmada de los subalternos. Para reprimirlos se había montado el laboratorio paramilitar en la gobernación de Antioquia, con Álvaro Uribe y Pedro Juan Moreno como sus organizadores, y los departamentos de Antioquia y Córdoba como sus laboratorios.

A treinta años de su existencia, el principal contradictor del bloque de la dominación oligárquica, Gustavo Petro, defiende lo que de progresivo queda en la Constitución de 1991. Mientras que la reacción, con el binomio Duque/Uribe por todos los medios a su alcance quieren hacer trizas la promesa de la igualdad social, que habilitaría las acciones de reforma en el caso que el triunfador fuera el candidato de la oposición.

De ahí que sea sintomático, indicativo, que Ingrid y Juan Manuel, a su manera, conversen sobre el presente político de Colombia, sin que destapen las cartas del todo, todavía. Los dos juegan al póker, y no quieren descubrir los aces. Metámonos a ese casino para mostrar las cartas, y, en cierto modo, anticipar las manos posibles.

Las mieles del extractivismo

“Las cotizaciones del petróleo se han duplicado, mientras que las del carbón se han multiplicado por cinco con respecto a hace 12 meses – a más de 200 dólares la tonelada…” Ricardo Ávila, ET, 10/10/21, 1.27.

“…la mejor dinámica del comercio internacional, en medio de la fuerte escasez de contenedores, hizo que al corte de agosto las exportaciones de Colombia sumaran 3.318 millones de dólares, para un aumento de 28,4 por ciento frente a igual mes de 2020, número que también superó, en 1,7 por ciento, el registro del mismo mes en 2019, cuando las ventas fueron de 3.264 millones de dólares.” Redacción de economía y negocios. Señales, en ET 10/10/21, p 1.26.

 

                                                          Al mismo tiempo, después de prenderse las alarmas de la economía colombiana, y atribuir la situación a la pandemia, y luego a la protesta de los más, jóvenes, mujeres, y pobres volcados en calles y plazas, protagonistas del estallido social, para exigir atención al drama que padecían y padecen. Luego de haberse hundido la contrarreforma económica y con ella su padre putativo, Alberto Carrasquilla es un hecho aceptado por todas las autoridades y estudiosos en la materia, que Colombia crece.

Es la sorpresa del economista José Antonio Ocampo, profesor de Columbia: “Es una coyuntura totalmente inesperada.” Entre otras cosas, porque el extractivismo vuelve a tener un segundo tiempo, con la subida en los precios del petróleo, y, en particular, el carbón. Las divisas por esos conceptos están creciendo. El mismo BM señala para el país, que tendrá una expansión del 7,7, el JP Morgan 9, y Bancolombia indica que el crecimiento será de 9,6 por ciento en el año que corre.

En paralelo, local y globalmente se esgrime como contra-argumento el fantasma de la inflación, que puede golpear de manera mucho más severa a las economías emergentes. Algunos hasta llegan a pensar en lo que ocurrió a comienzos de los 70, hace medio siglo, cuando se presentó el fenómeno de la estanflación que le dio carta de ciudadanía global al neoliberalismo como receta.

Ocampo, citado por Ávila, afirma que no repetirá la estanflación, o que, en todo caso, es muy reducido. Pero, a primera vista, preocupa a todos, y Colombia no es la excepción, no por las mismas razones, la transición energética que se vaya desprendiendo de los combustibles fósiles, lo que implicará significativas variaciones en los precios de la energía que ya empiezan a insinuarse en el mundo desarrollado, y, con todo, las fuentes más inmediatas siguen siendo los tradicionales carbón, petróleo y gas.

Todo lo anterior pone en guardia a los consumidores, a quienes no se les puede contener con el argumento de la pandemia, y las restricciones que a la libertad ésta entraña. Tal y como se ha visto primero, en forma violenta en Italia, con las protestas masivas contra el “green pass,” que por lo pronto lidera el neofascismo.

Con todo, la gente moviliza su descontento, cuando ve que su dinero tiene menos poder adquisitivo, con las consiguientes consecuencias electorales para los sectores medios que cambian sus lealtades circunstanciales, y votan otros candidatos. A la vista están los casos recientes de Italia y de Alemania, en particular.

 

 

El encuentro entre economía y política

“Sin duda, la construcción de edificaciones se ha convertido en uno de los pilares fundamentales en la reactivación del país y seguirá jalonando la recuperación.” Jonathan Malagón, ministro de vivienda.

                                                                  En Colombia, el candidato más opcionado de la oposición, Gustavo Petro, insiste en la urgencia del cambio de modelo económico, salir del extractivismo; y no como algo que ocurrirá en años. A contramano de estas exhortaciones y promesas, la Agencia Nacional de Hidrocarburos suscribe 4 nuevos contratos de exploración, con una inversión de casi US$ 1.400 millones.

De otra parte, el presidente de la Drummond, José Miguel Linares no oculta su alegría, para decir que “el momento es bueno y hay que aprovecharlo”. ¿Por qué? La extracción de carbón llegará a 60 millones de toneladas, esto es, con un incremento del 20 por ciento en comparación con el año 2020.

A su turno, el Dane acredita que la producción industrial creció en julio un 10,1 por ciento real frente al mismo periodo de hace dos años; y las ventas a un ritmo de 10,6 por ciento bienal. También la vivienda viene creciendo, como lo informa el ministro de vivienda  Jonathan Malagón. Se ha roto el récord de venta de vivienda, y empleó para agosto a más de 1 milló de personas, con un incremento de 142.000 empleos más que en igual mes de 2020.

Todo lo anterior sumado en el presente coloca el crecimiento del país en 2021, para América Latina y el Caribe, por encima de México, Brasil y Uruguay, y por debajo de Perú, Chile y Panamá. En dinero, esto se traduce en que Colombia va a producir 19 billones más de lo que se calculaba hasta junio, cuando se pronosticaba un crecimiento del 5,9 por ciento. Ahora que la revisión del BM lo subió 1,8 por ciento más. Eso sí, la inflación no para, y en septiembre iba en 4,51% anual.

¿Qué efectos puede tener la mejora económica en las posibilidades de la oposición para derrotar al candidato de la reacción y la derecha? Sin duda, el que las encuestas hayan parado alrededor del 30%, en la favorabilidad para Petro, según las mediciones del último trimestre guardan una cierta relación con lo que viene pasando en la economía. Habida consideración que las mediciones, de modo general, auscultan las expectativas de los diversos sectores que componen la clase media.

Ahora bien, la clase media será decisiva tanto en los resultados de la primera como la segunda vuelta. La presencia de nuevos contingentes de votantes, derivados de la pésima política social, y los beneficios descarados para el capital financiero, que se convirtieron en el combustible del ciclo de protestas que arrancan desde 2018, y se precipitan a partir del 29 de abril durante 2 meses de sostenida movilización y deliberación, no están organizados de modo efectivo.

Tampoco es suficiente la convocatoria de Petro en las grandes plazas que comenzó en Barranquilla para equilibrar las cargas. Se trata de cubrir la brecha de alrededor de 3 millones de votos que tendrá que remontar. Partiendo de los 8 millones obtenidos cuando perdió ante el candidato de la reacción.

Por esas razones, la interpelación al centro, y en particular, a la Alianza Verde es definitiva. De ahí que convenga darle un vistazo crítico a lo que está pasando con este partido, con base en los últimos desarrollos conocidos.

Hacia dónde alumbra la linterna verde

“Ahora en marzo, mediante una consulta interpartidista en la Coalición de la esperanza se elegirá a un solo candidato que irá hasta la primera vuelta, y la idea es que llegue hasta la segunda. “ Antonio Navarro. La división de los verdes, ET, 27/09/21, p 1.6.

“¿Por qué a ellos les da temor que nosotros podamos juntarnos con el Pacto Histórico, si tampoco están dispuestos a la unidad sin vetos?” Inti Asprilla, representante de la Alianza Verde, AV. ET, 13/10/21, p. 1.4.

“…la imperiosa necesidad de llevar a cabo una consulta popular el 13 de marzo de 2022 que permita unir al centro.” Reunión de Alejandro Gaviria y los Verdes, ET, 26/09/21, p.1.14.

                                                             En la entrevista que María Isabel Rueda le hizo a Antonio Navarro, candidato presidencial de lo que fuera la AD/M19, y figura relevante en la trilogía que orienta la Alianza Verde, junto con Ramón González, fundador del Partido Verde, insiste en la siguiente verdad: se necesitan votos de centro, de centro izquierda, de izquierda, todos unidos para poder ganar la elección presidencial.”

En cuanto al modo de conseguir tal victoria, a Navarro tampoco le cabe duda cuando contesta a la periodista Rueda: “para poder conseguir esa cantidad de votos hay que crecer, sobre todo en el centro y la centro izquierda…” Antonio concluye, anticipando una respuesta a Gustavo Bolívar coequipero de Petro, y ahora desde Miami, cuidando por su vida: “Quienes plantean que se puede ganar en primera vuelta están equivocados.”

En el entretanto, la Alianza Verde, AV, se anticipó a auscultar a sus seguidores mediante la realización de tres encuestas que son indicativas de lo que pasa en el Centro político, por ser este agrupamiento el más representativo, y el de más notable crecimiento, palpable en los resultados electorales del año 2019.

Las encuestas las hizo el CNC y EcoAnalítica, pero los resultados no son vinculantes. Sin embargo, sí son indicativos  para cuando el próximo 22 de octubre, la Alianza Verde, su dirección nacional, compuesta por 59 personas resuelva los asuntos principales: la consulta con la Coalición de la esperanza, el candidato de la Alianza, y si se unen o no en la primera vuelta con el Pacto Histórico que lidera Petro. Más aún, si, en últimas, se deja en libertad a la militancia para que apoyen al candidato que les parezca.

Pero, qué anticiparon las encuestas. La del CNC mostró que el 53% de los militantes están de acuerdo con la alianza con la Coalición de la Esperanza para la primera vuelta, mientras que el 37 % que lo sea con el Pacto Histórico. La encuesta con los simpatizantes, realizada por EcoAnalítica señala que el 41% apoya la alianza electoral con la Coalición en la primera vuelta. En la encuesta con los elegidos por la AV están de acuerdo con aquella alianza electoral de las fuerzas de Centro.

Las tres partes encuestadas, militantes, simpatizantes y elegidos por la AV, están de acuerdo que se debe buscar la unidad entre el Pacto Histórico y la Coalición de la Esperanza, para que el triunfador en la primera vuelta tenga el respaldo unificado para el ballotage. El 67 % está de acuerdo según CNC, y el 55% según EcoAnalítica.

De otra parte, en cuanto a intención del voto, consultados los militantes de la AV, las mayorías están con Petro, pero, los elegidos dan como ganador al exgobernador Carlos Amaya, cuyos orígenes políticos se retrotaen a su activismo como líder estudiantil de la Mane entre los años 2010 y 2011.

Pero, al respecto, la intervención de la senadora Angélica Lozano es contundente al decir, a contravía de la encuesta de militantes, que el apoyo a Petro es algo de la competencia de la Coalición de la Esperanza y no de la AV. En correspondencia con lo acordado por la dirección nacional en marzo de este año.

Frente a esta apreciación, Camilo Romero e Inti Asprilla, quienes hicieron parte del progresismo, pero se quedaron en la AV, cuando Petro se separó para darle existencia primero a la Colombia Humana, y ahora al Pacto Histórico, halan para el otro lado. La lectura de Romero de los resultados de las encuestas es: “La propuesta que hemos hecho de la unidad de todos los sectores alternativos gana en todos los escenarios.”

Una tercera voz es la de Katherine Miranda, del agrupamiento del Centro más decisivo. Tal y como lo fue cuando el candidato era Sergio Fajardo, quien marcha segundo en las preferencias nacionales.

El juego del Calamar

“Es claro que su muerte (la de Álvaro Gómez) sí benefició al gobierno de Samper. Primero, porque amedrentó a la oposición y la puso en jaque; segundo, porque se acabó con todo el clamor que había en el país para que Samper renunciara.” Ingrid Betacourt, Op.cit, en ET, 29/08/21, p. 2.3.

“Con lo dicho, el ámbito de la democracia, impulsado por el despertar de la multitud ciudadana, no solo cuestiona la continuidad de las políticas comunitarias que desmontan su proyecto de igualdad social, para reemplazarlo por la promoción de la sociedad de propietarios en el campo, sino que la acción local y regional de la multitud exige, a la vez, el impulso a una política de paz con justicia social.” Christian H. Rodríguez, Gobernabilidad Planetaria y Resistencia Democrática, en El 28 de mayo y el presidencialismo de excepción en Colombia (2007). Unijus/Universidad Nacional, Bogotá, p. 101.

Ahora retrocedamos, para recordar lo que fue la conversación entre Ingrid y Juan Manuel, en relación con la genealogía de la degeneración democrática en que devino el orden político constitucional, neoliberal, refundado en 1991. Esto es, ¿de qué modo se fue armando, emergiendo un régimen político de excepción de hecho?

El que aún permanece,[1] y que el grupo Presidencialismo y participación calificó de Parapresidencial; porque fue sustituyendo a lo largo de un cuarto de siglo[2], el hiperpresidencialismo que acorazó la débil propuesta de la participación democrática defendida por la fuerza de oposición, Alianza Democrática, M19, segunda en la votación de delegados a la Asamblea Constituyente realizada en diciembre de 1990.

Para el año entrante estamos delante de un aparente laberinto, afrontamos un juego a muerte, tan letal en materia política como el juego del calamar, el éxito mundial en las series de Netflix. Invención y no por nada de un coreano. Veamos entonces qué pasa con los devaneos del Centro que aún exhibe como su campeón en barrena al matemático Sergio Fajardo.

De todos es sabido, que Fajardo descalifica a Petro, e impuso el veto al interior de la Coalición de la Esperanza, para que compitieran todos en una consulta a más tardar para el mes de marzo. Pues Miranda, al examinar las encuestas, concluye: “La encuesta refleja que cada uno está haciendo campaña para la presidencia por su lado.”

El resultado es que se impide la unidad del sector alternativo para enfrentar al candidato de la derecha y la reacción, que empezará a perfilarse en el mes de noviembre, cuando el CD realizará sus encuestas, para escoger quién lo representará en lo que sigue siendo el Bloque de la Guerra, y que insiste en la fórmula de liquidar políticamente a la guerrilla firmante de la paz, y al Eln, que sigue detenido en La Habana, por obra del CD y el presidente Iván Duque.

En cualquier caso, según las cuentas de Antonio Navarro en la pasada votación por Petro, la Alianza Verde le puso de los 8 millones, 3.2 millones.[3] ¿Qué de verdad tienen tales cuentas? Es un hecho que en la primera vuelta de las presidenciales Petro superó a Fajardo, y las cifras son conocidas. Ahora, si la tendencia que triunfa es la que Navarro representa, el resultado de la elección presidencial se va para la segunda vuelta. Y la que animan Romero y Asprilla tendrán que aceptarla a riesgo de producir una división inconveniente.

Sin embargo, según otras cuentas, se piensa que la derecha y la reacción podrían así ganar en la primera vuelta, y dejar a los alternativos viendo un chispero. En cualquier caso, las cuentas están claras, y hay un factor no medible todavía. Cuántos colombianos movilizados durante el estallido social del 29 de abril están dispuesto a votar, y por quién lo hará.

Esto último tendrá que ver con la aritmética que descubran la composición de las listas al Congreso que la Colombia Humana y su alianza del Pacto Histórico elaboren. Es decir, qué lugar reconocerán a los sectores en rebelión y desobediencia civil que se movilizaron a riesgo de sus vidas. Ello será prenda de garantía para fortalecer sus procesos organizativos, a la vez que para garantizar el cuidado de los votos en todas y cada una de las mesas de la elección más importante que se haya disputado en la historia contemporánea de Colombia. Sin olvidar lo advertido hace tantos años por el cura Camilo, “el que escruta elige.”

Estamos en la posibilidad de un evento que ya no fue posible en dos oportunidades, impedido por la eliminación física de los pre-candidatos presidenciales Jorge E. Gaitán y Luis Carlos Galán. Es a lo que me refiero como un componente de la que llamo en mi investigación doctoral una revolución democrática interrumpida.

 Esta vez, el adversario del bloque dominante y del régimen parapresidencial es un progresista, y tiene dos competidores, uno conocido, Sergio Fajardo, que marcha a la saga, y un emergente, Alejandro Gaviria, ambos hijos de la Universidad de los Andes.

 Para fines de septiembre, Alejandro anunció desde Cali, el 24 de septiembre que en la recolección de firmas ya llevaba 300.000 obtenidas en 24 días.  Tendrá primero que llegar a las 580.620 exigidas, lo que supone que como mínimo presente ante el Consejo Nacional Electoral 1 millón, para precaver las anulaciones. No pocos piensan, la tendencia mayoritaria de AV, tenerlo como principal interlocutor; que en Marzo se podría juntar el Centro en torno a su nombre como recambio de Sergio Fajardo, que parece perder favoritismo.[4] Pero veremos.

En el curso de año, y en todo caso, antes de enero de 2022, cuando en forma, oficialmente comience la campaña lo sabremos a ciencia cierta. Para dónde irá cada uno de los así llamados alternativos, y si tendrá del otro lado que enfrentar a Oscar Iván Zuluaga acompañado por una mujer, María Fernanda Cabal, que no ceja en su aspiración presidencial, cuando menos en la primera vuelta.

Así las cosas, otro gallo cantará en la segunda vuelta, y la sorpresa será mayúscula  para entonces. Por lo pronto, puesto que el Centro existe, en Colombia también existen la derecha y la izquierda, como lo recordaba Norberto Bobbio, pero aquí, puesto que la guerra y la paz tampoco se han resuelto existe también la reacción, y su principal representante es el Centro Democrático, y puso por tercera vez presidente, y está en funciones, con los poderes que tiene a su alcance.

 

 



[1] Y se agrava, alcanzando la cota denunciada por Ingrid Betancourt, una dictadura, que el pensamiento de izquierda para los años del estatuto de seguridad caracterizó como una dictadura civil, el cual durante el gobierno de Iván Duque reverdece con la contundencia de la hiedra.

[2] Ver el libro El 28 de mayo y el presidencialismo de excepción en Colombia. Unijus, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 2007.

[3] Cálculo que no revela cómo lo hizo en la entrevista con María Isabel Rueda, pero que, en todo caso, parece responder a la sumatoria de las votaciones obtenidas, de modo principal por lo senadores elegidos por la Alianza Verde, AV, en 2018.

[4] Ver la reciente encuesta del CNC contratada por Semana, y realizada en 42 municipios de Colombia. Un survey más allá de las grandes ciudades. Aquí sigue en la delantera Gustavo Petro, 19,7 por ciento, quien recuperó puntos, mientras que Sergio Fajardo, 5,8 por ciento, continúa bajando, pues antes marcaba 7%. Antes Petro había perdido 8 puntos porcentuales, pero viene en alza. La novedad está en la presencia del excalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, 4,6 %, quien se acerca al histórico segundo, mientras que Alejandro Gaviria, un nuevo en la aspiración presidencial marcó 2,6 %, y Juan Manuel Galán, con el Nuevo Liberalismo con personería recuperada, va en caída, de 6 ya va en 4,2%. En las filas de la reacción quien puntea es María Fernanda Cabal, con 3,2 %, arriba de Oscar I. Zuluaga que tiene 1,8 %. De ahí que Semana califique a todos los rivales de Petro de enanitos. Pero, claro, no para convertir a Gustavo en “Blancanieves”.

sábado, 14 de agosto de 2021

 

DESENLACE HEGEMÓNICO: SENTIDO COMÚN DOMINANTE, OPOSICIÓN ELECTORAL Y PARO. PARTE IV.

Miguel Ángel Herrera Zgaib, PhD

Presidente de lnternational Gramsci Society, IGS-Colombia.

Director del Grupo Presidencialismo y participación. Unijus/Minciencias.

 

La representación en clave político-cultural.

                  “…hay dos propuestas de dónde escoger.” Angélica Lozano, senadora de la Alianza Verde.

                                                                         A la vista de tod@s está la disputa “civilizada y tramposa” del pasado 20 de julio en la elección de la mesa directiva del Senado; porque ella marcó a propios y a extraños el partidor del ciclo de elecciones en Colombia. Estas serán en menos de un año el colofón que resolverá cuál es el estado de nuestra democracia en el desenlace de una prolongada crisis de hegemonía que afecta la dirección y el rumbo de la sociedad civil actual.

Indicándonos quién o quiénes tendrán las mayorías del Congreso, y de qué bloque saldrá el ganador de la presidencia como probable resultado del ballotage para el año 2022. Las elecciones mostrarán si en el posconflicto la comunidad política legitimará una vez más el gobierno del bloque de la guerra.

O si tendremos un viraje, con el catalizador del paro de 70/90 días, dando carta de ciudadanía a un nuevo pacto que refunde a Colombia, para bien. Un pacto histórico que la revista Contravía anticipaba al final del siglo pasado, como un urgente modo de secularizar al país. Dándole tránsito, por fin, a la modernidad democrática que exige una lógica política adversarial, civilizada.

Sin duda, con independencia del resultado, este ciclo electoral es definitivo en materia de representación. Comporta de manera ritual, por una parte, la elección de congresistas, con un repertorio necesario de consultas paralelas; y de otra, éstas revelan ante la opinión pública la debilidad manifiesta de los partidos que contienden como tales para movilizar a nuevos y viejos electores. Servirá para impulsar la quiebra del sistema presidencialista y darle paso, cuando menos, a una forma de semipresidencialismo, del que ya tenemos ejemplos en América Latina.

Una parte importante de la comunidad política que gobierna con Iván Duque y el Centro Democrático, es la que llamo el partido de la guerra, porque se resiste en política a salir de la teología política, la relación amigo-enemigo, en lugar de transitar a la lógica secular adversarial. Hace cábalas y nuevas marrullas con respecto a “cortarle vía” al presente del partido de la paz como alternativa de gobierno del estado. Partido éste que vuelve a estar dividido entre dos proyectos que lideran la Coalición de la Esperanza y el Pacto Histórico.

Estos dos parecen, con todo, apostarle a la lógica política adversarial sin la cual la democracia representativa liberal es inviable; así que se colocan en el ala de la modernidad política que toma distancia del legado de Carl Schmitt, que fue incluso incorporado en el discurso de las izquierdas de la primera mitad del siglo veinte.[1]

Á propos de la hegemonía: lógicas y sentido común dominante

“Nos exponemos a que perdamos las elecciones nuevamente.” Senador Gustavo Bolívar.                                             

                    Decentes/Colombia Humana.

            

                                                                  En Colombia, el líder del Centro Democrático,[2] en caída libre su popularidad, junto a sus acólitos, prefiere lucrarse de la “guerra de religiones,” especulando sobre el enemigo interno, intentando reencauchar vandalismo y terrorismo, para estigmatizar a los pobres, jóvenes y mujeres movilizados a partir de 2019, y en forma masiva, en los primeros setenta días del paro.

Quienes podrán estar dispuestos a votar, organizados para hacerlo en el tiempo que queda. Pueden garantizar, si se deciden, el triunfo de las fuerzas de oposición en el congreso, hasta llegar incluso a disputarle la presidencia a la coalición de reacción y derecha, que constituye el partido de la guerra.

Pero, de modo general, después de los extraordinarios resultados obtenidos en la elección separada para presidencia en 2018, se trata a como de lugar, de cortarle las alas la Oposición progresista que nació como tercera fuerza bajo la fórmula de la Alianza Democrática- M 19.[3]

Aquella confusión entre política y religión, que es estrategia tradicional de la reacción y la derecha es el fruto envenenado, pero aún eficaz de una heredad en parte novohispana, en cuya fabricación confluyeron, de modo principal, componentes jesuíticos y dominicos.

Es una herencia que se retroalimenta y que se resiste a morir.[4] La experiencia de la teología de la liberación no obtuvo una raigambre tan fuerte en Colombia, porque la radicalización de su más carismático líder, el padre Camilo Torres, y no solo él, se enmontaron, como el célebre Poliarco, hasta la muerte natural.

Durante la década de los sesenta abandonaron los espacios de la sociedad civil, tomaron las armas, en lugar de profundizar, ahondar en la lucha por la dirección hegemónica de las comunidades religiosas, católicas y cristianas. Así las cosas, el grupo de Golconda perdió al principal reformador con causa en los pobres, de la iglesia católica, apostólica y romana en Colombia. Para la cual el poeta Jorge Zalamea Borda escribió una diatriba fenomenal, El sueño de las escalinatas, con no poca influencia de Saint John Perse, de quien fuera traductor al castellano.

La caracterizo así, porque tomo en cuenta algo que indaga de manera sostenida el italiano Loris Zanatta, doctor en historia, con respecto a las raíces del populismo peronista en Argentina que explican en parte su permanencia hasta nuestros días.

Aclaro, que el argentino es un populismo que no podemos confundirlo con la versión desteñida, descafeinada del populismo colombiano, donde la igualdad social es una promesa incumplida desde los tiempos coloniales en adelante; y, además, el nacionalismo es un asunto en el que se entremezclan de modo explosivo religión y fútbol, por un lado.

 Por el otro lado, está la pérdida de territorios estratégicos como Panamá, donde, sin embargo,  los Estados Unidos, su gobierno depredador, resulta ser el “mejor amigo” de la elite oligárquica desde los tiempos de Eduardo Santos, quien abandonó pronto el entusiasmo por Sandino, el general de hombres libres, ante la invasión imperialista de Nicaragua.

Así, el nacionalismo colombiano resulta ser una comunidad imaginaria por excelencia,[5] ayuna de satisfacciones materiales.[6] En cambio, sostenida, erigida sobre dos creencias, un dios católico, apostólico y romano que alimentó la Violencia en los campos, durante el medio siglo pasado; y luego el fútbol que difundió la pasionalidad laica con El Dorado del medio siglo pasado, que fue posible por una huelga de futbolistas en Argentina, que nutrió el nuevo espectáculo de masas, con su ritualidad de fin de semana, como las misas.

Fue un tinglado montado después del asesinato de Gaitán, y en medio de la violencia en los campos. Esta segunda creencia se nutrió en su implante definitivo en las ciudades y sus barriadas populares tanto de la bonanza cafetera como la paz impuesta por el general Gustavo Rojas Pinilla a la guerrilla liberal que por miles resistía y crecía en los Llanos, pero sin la autonomía suficiente de quienes seguían siendo sus gobernantes en la sombra.[7]

De ese modo se trasladó en Colombia, con la pacificación del medio siglo la pasión por los equipos de futbol del campo a las ciudades pobladas de migrantes desplazados; organizándolos a la postre con parejas de pobres y ricos. Los equipos de fútbol de Millonarios y Santafé en Bogotá son ejemplo vivo de este dualismo socializador que se repitió en las grandes ciudades que resultaron de la urbanización, acrecentada como fruto amargo de la desposesión, y el desarraigo campesino sin reforma agraria, y perseguido a sangre y fuego.

En el siglo pasado se sitúa esta secularización bizarra, impregnada de la lógica teológica amigo/enemigo, que se repite en los estadios y sus alrededores, en tiempos de pandemia y bajo los estallidos autoritarios de Claudia López y su comparsa light, el secretario de gobierno, Luis Ernesto Gómez que gusta de los tennis Convers, como el senador Petro, los zapatos Ferragamo.

Un caso relevante es el estadio Nemesio Camacho, “El Campín, en cuyas salidas ya no se come fritanga al aire libre, prohibida para resguardar la salud pública, - como antes se hizo con la chicha Muisca en los comienzos del siglo XX, por indicación del higienista Bejarano -, pero las barras bravas y bandas de jóvenes en cambio desfogan sus frustraciones.

Se golpean hasta casi producir la muerte del contrario, sin “ensañarse” como los “vándalos” del presente, en estrellar su furia contra los bienes muebles e inmuebles, la sacrosanta propiedad privada cuya presencia privilegiada se exhibe en público, y parece, la más de las veces, importar más que preservar la vida de los pobres enredados en el sentido común dominante, donde las barras bravas se olvidan de la consecución de la igualdad social embriagadas por el fanatismo futbolero.

Esta diferencia la reproducen y la recuerdan quienes son los verdaderos dueños del país, antes y después de la pandemia, cuyo inventario actualizado continúa el economista Julio Silva Colmenares.[8] Este viernes, precisamente, falleció una de esas figuras emblemáticas, el señor Carlos Ardila Lulle, cuya fortuna partió, dicen, de la industria de las gaseosas, con la firma Postobón, tan ligada a la historia de la próspera Girardot de los años cincuenta.

Al lado de los monopolios, donde se ubican los de arriba, quienes multiplican con desparpajo sus ganancias, fruto del capitalismo político que es el que aquí impera, crece la cuenta de más de 111.000 víctimas mortales, fruto del desmantelamiento y privatización de los servicios de salud y sanidad. Hoy por hoy sigue la danza de las vacunas, aunque haya disminuido el conteo, y aparezca la amenaza de una nueva ola de contagios con el bautizado virus Delta, que aterroriza a otros países por la velocidad de su expansión.

Al mismo tiempo sigue la trágica campaña de eliminación personalizada de los excombatientes guerrilleros, para quienes el posconflicto aparece como el espejismo de “la tierra prometida”. Ahora se unió la búsqueda, casa por casa, en la “operación rastrillo” contra los jóvenes desempleados y miserables de Cali, en primer lugar; la llamada “primera línea” que protege a los manifestantes de las agresiones del Esmad.

Esta organización al calor de la protesta, que incluyó a las madres de la primera línea, se convirtió en signo de la revuelta y la rebelión ciudadana y popular de las multitudes contra el mal gobierno, el hambre y la desposesión crecientes. Uno de los momentos más dolorosos y dramáticos conocidos fue al acribillamiento del joven que cubrió a la ingeniera alemana, Rebecca expulsada del país, y quien así salvó su vida.

 

De allí se irá generalizando a las otras ciudades como un componente del fascismo social que caracterizó el estudioso portugués Boaventura de Sousa Santos.[9] Diagnosticado desde los años 90, como componente del experimento del desmonte de lo progresista de la Constitución del 1991. No en lo inmediato, sigue en marcha tal desmonte, porque median los cálculos electorales que hacerlo con “descaro” aumente la cauda de votantes de la oposición política que lideran los dos Gustavos, quienes, por otra parte, son el trompo de poner de la reacción y sus estratagemas mediáticas.[10]

La oposición continúa su marcha. Ahora se le añadió, en fecha reciente, la recuperación de la personería por parte del Nuevo Liberalismo, a través de un fallo de tutela de la Corte Constitucional. Personería a la que había renunciado el senador Luis Carlos Galán Sarmiento para retornar a las toldas del Liberalismo oficial, bajo la dirección del expresidente Julio César Turbay Ayala.

Un acto parecido al retorno de Jorge Eliécer Gaitán al Liberalismo en la primera mitad del siglo veinte, primero, para participar del gobierno de Alfonso López Pumarejo; y luego, cuando, ante el retiro de Gabriel Turbay, que viajó después de la derrota ante el conservador Mariano Ospina Pérez, a París, y allí falleció. Jorge EliécerGaitán, en cambio, siguió en la brega política, y ante el triunfo obtenido en las elecciones, Eduardo Santos le entregó “las llaves de la casa del partido”.

En esa condición halló la muerte Gaitán, al ser asesinado el 9 de abril de 1948, mientras que Galán Sarmiento fue asesinado también en la plaza de Suacha, por un comando sicarial cumpliendo órdenes del binomio Escobar/Rodríguez Gacha con el concurso de otras complicidades. Ambos en circunstancias parecidas, en el sentido que habiendo sido opositores, de modo singular, estaban muy opcionados para ser elegidos presidentes de Colombia, con una diferencia de medio siglo. Y fueron eliminados bestialmente, con autores intelectuales entre bambalinas, es la pregunta que aún no se resuelve de manera satisfactoria.

 



[1] Sobre el particular, se lee con provecho, el trabajo de la filósofa belga Chantal Mouffe, El retorno de lo político, donde expuso la lógica adversarial, dándole continuidad al libro publicado con Ernesto Laclau, Hegemonía y Estrategia Socialista. Hacia una política democrática radical publicado primero en inglés en 1985. Era en buena parte una respuesta a la caída de la socialdemocracia en los brazos del neoliberalismo.

[2] El exsenador Álvaro Uribe ensaya todo tipo de estratagemas para salirse de la causa penal que pende sobre sí. Ahora con la ayuda descarada del fiscal Jaimes, quien estuvo durante seis días, “pedaceando” las pruebas recaudadas por la sala de instrucción penal de la CSJ, para concluir que debía cesar la causa contra el Innombrable, como lo llama sus críticos.

[3] Está, recordarán no pocos, antes la ANAPO de los años 60, y de la elección de 1970, liderada por el general Gustavo Rojas Pinilla, y su hija, la capitana María Eugenia Rojas; y el famoso “robo de las elecciones” que continúa siendo asunto de polémica nacional no resuelta.

[4] Doctos militantes e inquisidores, como lo recuerda el palacio de la Inquisición en Cartagena, para aconductar a naturales y negros en el mestizaje racista.

[5] Para recordar el texto de Benedict Anderson, cuando debatía en Gran Bretaña la problemática de cultura, nación y estado, animado por el grupo de intelectuales de la nueva izquierda, orientados por Raymond Williams, Robin Blackburn, Perry Anderson, Stuart Hall, entre otros, a través de New Left Review y otras publicaciones de la izquierda ortodoxa.

[6] Argentina experimentó con el Peronismo, un estado de compromiso impuesto por un exmilitar entre elites oligárquicas y trabajadores organizados. En Colombia, este intento se frustró con el asesinato de un caudillo popular liberal, primero; y luego con la traición de un caudillo de prosapia populista extemporánea, Gustavo Rojas Pinilla, el “pacificador” del Llano, a quien le robaron la elección presidencial.

[7] Revisar lo escrito por un partícipe directo, Eduardo Franco Isaza (1976). Las guerrillas del Llano. Ediciones Hombre Nuevo. 3a  edición.

[8] Ella prueba el comando soterrado o abierto del capital financiero especulativo, repartido entre los verdaderos dueños del país, como lo registra el trabajo pionero del economista Julio Silva Colmenares desde 1977, y quien ha actualizado su primera pesquisa en la edición de 2020. Al respecto, según Eduardo Gutiérrez Arias, Colombia tiene ocho grandes monopolios cuyos activos ascienden a 1.140 billones de pesos colombianos y 380.000 millones de dólares (el 120% del PIB nacional de 2017). Controlan las áreas fundamentales de la economía nacional (financiera, industrial, agroindustrial, comercial, de transporte, de servicios públicos, medios de comunicación, etc.).

Los ocho monopolios de marras son: el grupo Aval dirigido por Carlos Sarmiento Angulo, el grupo Santodomingo, el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), el grupo Ardila Lulle, la oligarquía azucarera del Valle, el grupo Char de Barranquilla, el grupo Gilinski y el grupo financiero Colpatria.

Las Dos Orillas registró en febrero del 2018, a 5 de sus líderes entre las 1.000 personas más ricas del mundo según la revista Forbes: Carlos Sarmiento Angulo, US$12.600 millones en el puesto 126; Andrés y Alejandro Santo Domingo, con US$4.400 millones en el puesto 492; Alejandro Santo Domingo; Jaime Gilinski, con US$3.700 millones, en el puesto 632, Carlos Ardila Lulle, con US$2.900 millones en el puesto 838.

 

[9] Consultar al respecto el libro El Caleidoscopio de las Justicias en Colombia, publicado por la facultad de derecho de la Universidad de los Andes, bajo la responsabilidad editorial del profesor Mauricio García Villegas, al frente del CIJUS, entre los años 1995-1999 en Colombia. La publicación tiene tres volúmenes. El primer tomo se publicó en 2001, y se reeditó en 2004.

[10] La última campaña tuvo por blanco al girardoteño Gustavo Bolívar, propietario de un resort, donde un hijo del artista y cantante Bruno Díaz, hizo la instalación de unos paneles solares; y donde Bruno apareció también en el ciclo electoral anterior en vallas al lado de los dos Gustavos. A Bolívar, Bruno lo acusó de no pagar deudas a su hijo, quien se suicidó por otras circunstancias, y, además, le añadió de manera sorpresiva una diatriba difundida de manera virtual. Bolívar ha dicho que lo demandará por aquel decir.

martes, 10 de agosto de 2021

 Con ocasión del XIV Foro Palabra y Acción del 10 de Agosto, El presente global, regional y nacional. Crisis, Transiciones y Alternativas, en Interlocución con la obra de Gramsci en lo GlocAL.


GRAMSCI NEL MONDO DI OGGI

Convegno internazionale


Giovedì 30 settembre. A Cagliari

h. 9-9.30:
Apertura convegno

h. 9.30-12.00:
1) In Europa 1: Austria, Croazia, Francia, Germania, Italia
Coordina: Sabrina Perra
Intervengono [20 minuti a testa]: Luka Bogdanic, Romain Descendre, Paolo Desogus, Lea Durante, Guido Liguori, Ingo Pohn-Lauggas.

h. 12.00-13.00:
Dibattito e interventi [10-15 minuti a testa]
Chiara Meta

h 13: Buffet
h. 15-17.30
2) In America latina: Argentina, Brasile, Colombia, Cuba, Messico, Venezuela
Coordina: Gianni Fresu
Intervengono [20 minuti a testa]: Martin Cortes, Marcos Del Roio, Diana Fuentes, Miguel Angel Herrera, Massimo Modonesi, Isabel Monal, un/a studioso/a venezuelano/a

h.: 17.30-19.00:
Dibattito e interventi [10 minuti a testa]


Venerdì 1 ottobre. A Cagliari

h. 9.30-11.30:
3) In Europa 2: Catalogna, Croazia, Grecia, Portogallo, Romania, Russia, Spagna,
Coordina: nome da definire
Intervengono [20 minuti a testa]: Rita Ciotta Neves, Sabin Dragulin, Anxo Garrido, Panagiotis Sotiris, Fernando Zamorano, Natalia Terekhova
h. 11.30-13.00:
Dibattito e interventi [10 minuti a testa]
Ioana Dragulin, Joan Tafalla Monferrer

h 13: Buffet

h. 15-17.00
4) In lingua inglese: Australia, Canada, Gran Bretagna, Stati Uniti
Coordina: Alessandra Marchi
Intervengono [25 minuti a testa]: Derek Boothman, Marcus Green, Mauro Pala, Peter Thomas
h. 17-18.30:
Dibattito e interventi [10 minuti a testa]

h. 18.45 - 20.15
Assemblea della International Gramsci Society


Sabato 2 ottobre mattina. A Cagliari
h. 9.30-12.00:
5) In Africa e Asia: Africa occidentale, Cina, Egitto, India, Libano, Tunisia
Coordina: Patrizia Manduchi
Intervengono [20 minuti a testa]:
Riccardo Ciavolella, Gillian Hart, Praveen Jha, Tahar Labib, Sara Salem, Fawaz Tarabulsi, Wang Hui [alcuni interventi in remoto]

h. 12.00-13.00:
Dibattito e interventi

h 13: Buffet

Sabato 2 pomeriggio. A Ghilarza

a) dibattito sulle riviste gramsciane: Critica marxista, Gramsciana, IG Journal, The Journal for Studies on Power, Práxis e Hegemonia Popular
Intervengono: Derek Boothman, Francesca Chiarotto (o Angelo D’Orsi), Francesca Congiu, Marcos Del Roio, Guido Liguori
Domenica 3 mattina. Ad Ales

b) dibattito sull’Edizione nazionale:
Intervengono: Gianni Francioni e Leonardo Rapone (?) [da confermare]