domingo, 13 de marzo de 2022

 PETRO Y PACTO HISTÓRICO: EL MOMENTO DE LA OPOSICIÓN EN COLOMBIA.

Miguel Angel Herrera Zgaib, PhD.
Director Grupo Presidencialismo y participación, Unal-Unijus/Minciencias
Presidente (e) IGS Colombia.

“38.819.901 colombianxs están habilitadxs para votar en las elecciones de Congreso de la República y las tres Coaliciones en competencia. Para las 16 Circunscripciones transitorias especiales de paz (Citrep), el potencial electoral es de 1.244.080: 576.588 mujeres y 667.492 hombres, que podrán votar en 4.525 mesas en 19 departamentos y 167 municipios que conforman estas circunscripciones. Registraduría Nacional del Estado Civil.


Este miércoles, W Radio desarrolló la entrevista con el candidato puntero de las tres coaliciones, Gustavo Petro: el Pacto Histórico que es también un proyecto de gobierno. Las tres coaliciones pasaron por el cuestionario de los periodistas, que completaron ciertos invitados especiales.

Es el show mediático que dirigen Julio Sánchez Cristo desde Miami, más Roberto Pombo y Vanesa de la Torre como empleados del gran consorcio español PRISA-Media, porque olfatean un resultado favorable a la oposición nunca visto en Colombia desde el 18 de abril de 1970.

Antes que el hijo de Ciénaga de Oro, Córdoba, desfilaron en las ondas hertzianas y las redes sociales interconectadas quienes encabezan las otras coaliciones: la desvencijada Centro Esperanza, con el liderazgo del maestro antioqueño Sergio Fajardo, quien hizo cuentas alegres en Hidroituango jugando a la ruleta rusa de la especulación financiera. Está cantado por las encuestas que es de nuevo el principal rival de Petro como lo fue en la primera vuelta de la contienda electoral de 2018.

Está también el “gallo tapado” del Centro Democrático, Fico Gutiérrez, de la Coalición Equipo Colombia, otro exalcalde de Medellín, quien se pronostica ocupará para la primera vuelta el lugar que deje el “desconocido” alfil del señor del Ubérrimo, Oscar Iván, a quien María Fernanda Cabal ya castigó con el “verbo encendido” de la reacción política.

El desfachatado y espelucado defensor de la medicina de la “seguridad democrática” conduce con tono de arriero a la troika parroquial de los alcaldes. Por lo pronto se autoproclama con su pinta de “homo qualunque” el candidato del “sentido común”, un aporte audaz de sus asesores de imagen.

Es por lo pronto el significante vacío que los propagandistas a sueldo del bloque dominante ensayan contra Petro y el Pacto Histórico como proyecto de gobierno progresista y liberal. Quieren llenar el cubilete de prestidigitador de asociaciones libres para seducir a la clase media que desesperada por la destorcida de la inflación de recrear un “estado de opinión” preventivo. Como cuando la reacción laica y creyente le ganó de mano, con miedo y fake news, a un presidente remolón el plebiscito por la paz con una pequeña diferencia.

Pero, las elecciones se ganan o se pierden en las urnas. Eso sí, rigurosamente vigiladas por 120.000 testigos electorales que disponga la oposición real en la contienda del siglo; y en las trincheras del variopinto universo del frente mediático controlado por un oligopolio, donde están posicionados los principales voceros políticos del capital financiero, cuando apenas asoma la cabeza con timidez el proyecto de periodismo objetivo que ensayan Cambio y Noticias Uno.

En la antesala del ciclo electoral de 2022, el bloque de la reacción, golpeado por una crisis de representación in crescendo, cuando aúpa la guerra social, y la lucha de clases blanca, quiere darle solución a la crisis de hegemonía de una vez por todas. Al enfrentar a la “bestia negra”, el más opcionado candidato de la oposición en medio siglo de simulacro de elecciones democráticas en Colombia.

En suma, la oligarquía gobernante desde 1948, para resolver el desenlace de la crisis de hegemonía que debilita su dominio histórico desde 1999, quiere y necesita completar la obra negra realizada por Juan Manuel Santos con el placebo de la paz neoliberal negociada con la insurgencia subalterna de las Farc-Ep, a cambio de la dejación de armas.

En todo caso, la barrera contra la generalización de la guerra social es la paz constitucional que aún resguardan la ONU y la Corte Penal Internacional, a pesar del sirirí de la “paz con legalidad”. Aquella la fortaleció la reciente visita del fiscal Karim Khan a Colombia, frente al incumplimiento generalizado del bloque de la guerra y su gobernante Iván Duque. Khan reiteró el poder judicial preferente de la JEP, y la investigación no judicial del conflicto armado desde 1958, que desarrolla con trabas gubernamentales la Comisión de la Verdad.

En cualquier caso, el ciclo electoral que comienza hoy, que preunifica de hecho las elecciones de presidente y de congreso, a contravía de lo que dispuso la Constitución de 1991, a fuer dizque de fortalecer la democracia, en lugar de señalar sin eufemismos, que son reglas favorables a la reproducción neoliberal del orden, probará que Colombia experimenta las elecciones más importantes de los últimos cincuenta años, porque pueden marcar el giro hacia el gobierno de la democracia subalterna que tiene un candidato de oposición con vocación ganadora reconocido en las plazas públicas y por todas las encuestas conocidas.

El entrevistado en la picota empresarial

La primera decisión que voy a tomar es el cese en la contratación de exploración de petróleo en Colombia. Gustavo Petro.

Los campesinos no pueden producir comida, porque en las grandes ciudades los jóvenes y la gente no pueden producir. Gustavo Petro.

El Estado no puede seguir ausente, se debe invertir en el campo y llegar con una oferta social para los colombianos...Necesitamos más policía judicial, más poder de investigación, de inteligencia, pero al mismo tiempo más poder de judicialización; que quienes hacen mal, pues vayan a la cárcel. Fico Gutiérrez.

Ganar, pero ganar jugando bonito...Hemos recorrido un camino arduo. Tenemos la experiencia, el conocimiento, hemos enfrentado todo tipo de obstáculos y agresiones y ahora ya llegó el momento. Estoy listo para liderar a Colombia. Sergio Fajardo.

Entre los comentarios y las respuestas directas que dio Petro en la entrevista de la W, esta semana, comparado con los aspirantes a la presidencia más opcionados, el candidato de la oposición al bipartidismo mantiene una reflexión fundamental sobre la importancia estratégica del legado popular del Liberalismo, que él, sin embargo, interpela a través de César Gaviria y Alejandro Gaviria.

El dirigente del Pacto Histórico quiere soñar su triunfo para la segunda vuelta, logrando una alianza estratégica con el liberalismo para gobernar con ellos a Colombia.

Así que las preguntas provinieron de una tríada de empresarios, María Fernanda Lacouture, de AmCham, Cabal, y Bruce Mac Master, presidente de la Andi, a propósito de la cláusula Petro, y el pretendido izquierdismo del candidato Petro, y su afinidad con el castrochavismo.

Él despejó cualquier duda conceptual y práctica. Señaló que quiere desarrollar el capitalismo con un modelo para nada extractivista, amigable con el ambiente que corresponde a los dictados de los países más desarrollados.

Petro apoyará la productividad capitalista, con énfasis principal en las pymes, - los pequeños y medianos propietarios privados -. Busca democratizar el mercado de capitales, bienes y servicios, hipotecado al oligopolio asfixiante de los grandes empresarios.

El suyo es un capitalismo moderno, pero con un control a las importaciones que tendrá ocurrencia progresiva, y una interrupción a nuevas exploraciones petroleras. Se acerca de este modo, a la propuesta de la socialdemocracia europea de la segunda posguerra.

Tiene sintonía con el programa económico que enarbola la coalición de gobierno de Gabriel Boric, quien es ya presidente como candidato de la izquierda, una expresión que nunca pronunció Petro, a la cabeza de la Colombia Humana, y tampoco del Pacto Histórico.

De hecho, Gustavo viajó a Santiago, y participó de la posesión este viernes del nuevo y más joven presidente de Chile. Forjado en la resistencia a la dictadura de Pinochet y los acuerdos transitorios del gobierno de la “concertación,” en las canteras del movimiento universitario y de los pingüinos de la escuela secundaria.

Dicho lo cual, él no piensa, que el “estallido social” del año pasado, así como la suma y articulación posibles en el Pacto Histórico sean suficientes para ganar la presidencia en primera vuelta, aunque insista con su principal capitán de campo, el senador Gustavo Bolívar,

Para él, como tampoco ocurrió en Chile, es suficiente la emergencia de los jóvenes estudiantes y el creciente activismo de las mujeres y la presencia de las minorías étnicas y los pueblos originarios, para ganar en la primera vuelta.

En Colombia tampoco resulta suficiente el balance en la probable votación por el Pacto Histórico de los jóvenes en la lucha escalonada contra la reforma educativa y la desfinanciación de la educación superior en sus hitos de 2010, 2011, 2018 y 2019; así como el campesinado combativo y movilizado por miles en las regiones durante el paro agrario nacional, y los plantones y marchas protagonizados por la minga social indígena, la de las mujeres en octubre de 2016, por los acuerdos de Paz pactados entre el gobierno Santos y las Farc-Ep, y los 11 millones depositados en la consulta contra la corrupción.

Sin embargo, sí es esta pluralidad de luchas una expresión plural de un nuevo ciclo de la revolución democrática interrumpida en Colombia que proyecta la presencia de nuevos sujetos que buscan articulación en el bloque de la paz y contra la desigualdad.

Animada por los subalternos sociales, este rosario de luchas, no parecen suficientes para que sumen entre 2 y 3 millones de votantes rebeldes para que el candidato progresista liberal social resulte electo. Tampoco para conseguir en lo inmediato una mayoría confiable en el poder legislativo este próximo 13 de marzo, que sea apta para superar las talanqueras a las reformas que se propongan a un ejecutivo presidido por Petro desde el primer día.

La democracia subalterna

La participación de la democracia subalterna en movimiento, en procura de autonomía y en reivindicación de la igualdad social, más allá de elecciones, después de la fallida negociación de paz del Caguán, volvió a ganar expresión en las calles y plazas de Colombia no se ha organizado eficazmente, y es objeto de asesinatos y represión.

Tal y como se demostró en la persecución y sanción a los componentes reales o presuntos de la “primera línea” en el paro cívico, social y popular de 2021. Y en la sangrienta seguidilla asesinatos a excombatientes y líderes y lideresas sociales que no cesa en las principales municipalidades en conflicto histórico desde finales de los años cincuenta del siglo pasado.

La suma probable de sus votos de rebeldía, resistencia, desobediencia en las grandes barriadas citadinas que estuvieron al borde de la insurrección tampoco suman los votos necesarios, al lado de la ambigua rebeldía femenina, que tiene esta vez, una novedad organizativa, una punta de lanza en “Estamos Listas”.

No es bastante hasta ahora para articular un triunfo de la oposición real, las luchas de las mujeres por la paz, contra los falsos positivos, las violencias de género, y la despenalización del aborto ahora, el 13 de marzo, y en la primera vuelta.

Para que el bloque de la paz y la igualdad social avance en el desenlace en la crisis de hegemonía, cuando la democracia subalterna en movimiento está en la disputa de la dirección de la sociedad civil y el gobierno de la sociedad política, en el desmonte de una fórmula de estado integral regido por el régimen para-presidencial, que en las condiciones de Colombia está sobredeterminado por la guerra social que orquestan las oligarquías antes y después del Frente Nacional.

Porque Colombia es también, valiéndonos de Gramsci, y los aportes de las escuelas de los estudios subalternos en India, con el liderazgo de Ranajit Guha, autor de Dominio sin Hegemonía; y luego en los Estados Unidos, con John Beverley, cofundador del grupo The Latin American Subaltern Studies Group (1993), que consiguió voz propia durante la ola de los estudios culturales, dándole voz a los subalternos entre los estudiosos.

En todo caso, las consultas que son las “primarias” auto instituidas para los partidos existentes, que no son ni han sido hasta la fecha organizaciones democráticas, sino estructuras faccionales, corporaciones o microempresas que oligopolizan avales.

Ellas marcan en su disputada interacción por el favor ciudadano, un nuevo rumbo al desenlace de la crisis de hegemonía en la sociedad civil colombiana en trance de acceder a la modernidad política.
Atendiendo a los resultados de la encuesta EcoAnalítica Guarumo, divulgada por El Tiempo del 6/03/2022, el 63,3% del electorado dispuesto a votar dice que lo hará en las primarias/coaliciones, en tanto que 14,4% está indeciso, y 22,3% no participará de la consulta. Esto es, no escogerá el tarjetón respectivo, que cada votante tiene que pedir por aparte.

El desenlace de la crisis de hegemonía avanzó tanto más en el cuatrenio de Iván Duque, que amplió la brecha entre gobernantes y gobernados. Al hambrear a la gente del común hasta la exasperación, cuando a cambio de un salario mínimo vital para responder a la excepcionalidad de la pandemia de millones de subalternos, entregó y distrajo billones para el círculo de negociantes y especuladores de la oligarquía bipartidista.

Pretendió la más descarada y expropiadora reforma tributaria - con el defenestrado ministro Carrasquilla hijo del sanedrín economicista de los Andes-, que registre la historia económica de Colombia. Superó a la contrarreforma de Misael Pastrana Borrero con el binomio Upac-Acuerdo de Chicoral. Así despidió la manguala bipartidista del Frente Nacional, y su intensa guerra social en el campo y la ciudad contra los grupos y clases subalternas en rebeldía.

No pudo cumplir su consociacionismo excluyente, pactado contra la oposición, sin acudir al fraude para derrotarla en las urnas. La Anapo, hecha de subalternos que provenían del establecimiento liberal conservador y de otras denominaciones de la oposición política, ganaba antes de las 10 de la noche, y amaneció derrotada el siguiente lunes.

Tampoco lo pudo hacer, el nuevo proyecto de la reacción orquestado en las canteras de la apertura neoliberal con una restringida y acotada participación democrática, que degeneró el intento de democracia representativa negociado por una tercera fuerza de oposición en el proceso constituyente 1990/91, la AD/M19.

El liderazgo de la degeneración democrática orientado por los gobiernos Pastrana/Uribe Vélez/Santos se tradujo en un acelerado proceso de de-democratización que erigio un régimen para-presidencial que prueba que Colombia no es una democracia representativa moderna.

Tal y como lo sostuvo Gustavo Petro, al ser preguntado en el programa de la “W”. La guerra social desde arriba produjo el sacrificio de miles de inocentes, en la vorágine de la seguridad democrática, que más de 5 millones desplazados internos.

¿A las puertas de un gobierno de oposición?

¿Qué pasa mientras tanto? Los socios liberales y conservadores, en el escenario de estas “primarias” auto impuestas políticamente, no presentaron candidatos de coalición oficiales. Las coaliciones son producto habilitado por la aplicación de la última reforma electoral.

Dicho mecanismo previene al bloque dominante y aliados de sufrir mayores sorpresas electorales indeseables; en primer lugar, a los partidos tradicionales dominantes, y sus sustitutos, el Centro Democrático, puesto que sufren una severa crisis de representación que ya no les permite ganar elecciones solos.

Es el dispositivo institucional traduce una nueva variante local de la estrategia de revolución pasiva que ha hecho posible el transformismo, la cooptación, y en extremos la liquidación física de los líderes subalternos, sus agrupaciones partidistas, contradictores convertidos en enemigos.

La estrategia política antidemocrática de la revolución pasiva, que adopta diversas formas, tiene larga duración en el país. En el siglo XX partió como la respuesta a la rebelión popular que resultó de un primer “estallido social”, produjo la indignación subalterna contra el asesinato de su líder, el 9 de abril de 1948.

También marcó el punto de inicio histórico social de una crisis orgánica de larga duración en el capitalismo periférico y dependiente de la modernización colombiana. Así, crisis orgánica y revolución pasiva se articulan para ese tiempo.

Desde entonces, esta dupla sobre determina en su reproducción el carácter ininterrumpido la dominación de la oligarquía bipartidista mediante la guerra social contra los esfuerzos autonómicos de resistencia y rebeldía subalternas de la ciudad y el campo colombianos.

Las direcciones liberal y conservadora no presentaron candidato propio a la presidencia, pero, eso sí, colocaron a miembros suyos al interior de estas, por si las moscas, en una operación avispa preventiva de todos contra Petro. Pero, junto con el Centro Democrático, los partidos liberal y conservador siguen de punteros en la probable elección de senadores y representantes. Estas son las trincheras que se refuerzan a la vista de un posible triunfo de la oposición real en la presidencia de Colombia.

Los emblemas del bipartidismo histórico están retados y amenazados de nuevo, cuando menos desde el 2018. Es la oposición subalterna que se expresó con la constituyente hace 31 años, y por fuera de ella, desbordándola. De la primera, que empezó con la AD/M19, el liderazgo actual se autodefine progresista y defensor del contenido social y político de la Constitución de 1991.

Sin embargo, es el producto de un tortuoso proceso de revolución democrática interrumpida que nace de un ejercicio de dominio sin hegemonía en la construcción del estado y la nación colombiana, desde el aplastamiento del experimento de las Sociedades Democráticas asociadas con la fracción bolivariana nacionalista que tuvo un punto de encuentro en 1903, que fijó las bases de un capitalismo dependiente y periférico, que experimentó una crisis orgánica al final de la primera mitad del siglo XX, que tuvo expresión en la democracia popular dirigida por un caudillo liberal, asesinado en 1948.

Lo que dicen una encuesta sobre Senado y Coaliciones, y el TikTok

La encuesta EcoAnalítica Guarumo muestra en primer lugar del Senado al partido Conservador: 15,3 %, 2. Liberalismo, 14,2%, 3. Centro Democrático, 12,2%, 4. Cambio Radical, 11,2%, y el 5. Pacto Histórico, 10,8%.
De ser cierto lo registrado en las 2345 encuestas realizadas entre 28/02 y 4/03, con un 95% de confianza, que excluyó de medición a antiguos territorios nacionales y al archipiélago de San Andrés, el cálculo hecho por el Pacto Histórico que es la real fuerza de oposición al orden bipartidista extendido, no alcanzaría a elegir los 18 senadores que pronostican. Para lograrlo requeriría marcar en las estadísticas un 20%. A hoy, la coalición que lidera Petro apenas alcanza al 10,8.
En la misma encuesta se registraba que 9,1% no tenía claro por quién votar, y el 7,2 % anunciaba que votaría en blanco. Es decir, que hay 16,3% para crecer entre los partidos y bloques contendientes a partir del 13 de marzo y hasta el mes de junio.
De otra parte, en redes, está presente el registro de redes, y la más atendida de todas, por las juventudes colombianas, TikTok. En ellas puntea un outsider, un comodín del establecimiento, el empresario Rodolfo Hernández, una suerte de Ros Perrot colombiano. Tiene a la fecha 268.000 seguidores, 1.900.000 likes. El segundo es Gustavo Petro, con 160.200 seguidores y 691.800 likes, la tercera es Francia Márquez con 37.000 seguidores, y 445.700 likes, el cuarto lugar lo ocupa, Federico Gutiérrez con 19.900 seguidores y 198.300 likes.
Fico es el candidato más opcionado de la reacción política, y reiteró en sus trinos más recientes que apoyará, si no es él, a quien enfrente al candidato de la Oposición política, Gustavo Petro. Ante lo cual, en una reciente encuesta hecha por la W, los demás rivales se mostraron cautelosos, rehuyendo la pregunta, y autoproclamándose ganadores. Es lo que hicieron Juan Manuel Galán, Ingrid Betancourt, y otros rehusaron contestar.
De los 17 candidatos que acudieron a la prueba del TikTok, 13 prefirieron mostrarse callejiando, recogiendo firmas o “intimando” con los transeúntes. La verdad es que pocos tienen habilidades suficientes por este medio. Pero quienes polemizan y despotrican, por lo general consiguen mayores likes.
En el registro actual de los candidatos cámara (1562) y senado (974) ninguno tiene cuenta, pero sí hay activos, quienes se sometieron a la prueba del TikTok posmoderno, sin ligarla con su nombre. Es el caso de 62 aspirantes al senado. Los punteros allí, en la liza virtual son Caterine Ibarguén, Gilberto Tobón y Ariel Ávila, pero solamente los dos últimos se refieren a temas de política en la coyuntura nacional. En la Cámara lideran Germán Ricaurte, Katherine Miranda, Mauricio Toro y Jennifer Pedraza. Son los verdes los más hábiles, quienes se han empoderado en el TikTok con más eficacia. Veremos qué pasa el domingo con ellxs.
El domingo, la incógnita Petro, la bete noir tanto para la reacción como para la derecha, estará en parte despejada, en relación con la próxima presencia en el Congreso del Pacto Histórico y sus potenciales aliados; y, por otra parte, Colombia sabrá cuántos marcarán la opción de su coalición, esto es, si superan y en cuánto los votos de la pasada elección que favorecieron a Petro en la ronda con Carlos Caicedo.
El Pacto tendrá que superar los 5 millones de votos este 13 de marzo. Para remontar y alcanzar los 10 millones sumando las posibles alianzas para la primera vuelta. Provenientes del bloque de la Oposición. Como siempre, la multitud de subalternos movilizados vuelve a tener la palabra en materia de representación política, la más estrecha y acotada forma de la representación moderna.