miércoles, 20 de octubre de 2021

 

¿QUÉ SE JUEGA COLOMBIA EN EL 2022?

EL CENTRO Y EL JUEGO DEL CALAMAR.

Miguel Angel Herrera Zgaib, PhD

Director del Grupo Presidencialismo y Participación

Presidente de la IGS-Colombia.

 

“Para mí era claro que acabábamos de franquear la frontera entre democracia y dictadura. La nuestra era la dictadura del crimen organizado aliado con la política y la corrupción.” Ingrid Betancourt, Una Conversación pendiente. En ET, 29/08/21, p. 2.3.

 

“Yo creía más en la tesis de una cooperación narcoparamilitar, con esa mano negra de la que hablaba Hernán Echavarría. No comparto la opinión de Ingrid sobre ese tema, y creo, usando la misma pregunta de “quién se beneficia,”…no había un beneficio directo para Samper o para Serpa.” Juan Manuel Santos, Op cit., en ET, 29/08/21, p. 2.3.

“En conclusión, el mundo está atravesando una extraña época en la que se combinan cuellos de botella de corto plazo con cambios fundamentales de largo plazo.” Ricardo Ávila, Dolores de crecimiento, ET,  10/10/21, p. 1.27.

 

En un libro de reciente aparición, Juan Carlos Torres, el escritor de cabecera del expresidente Andrés Pastrana, y otras tantas figuras de la política, publicó el 1o. de septiembre, Una conversación pendiente, donde escogió dos interlocutores muy especiales para hablar de Colombia en presente. Para ser más precisos, del último cuarto de siglo contado a partir de 1996.

Los protagonistas de la primera línea oligárquica son, ni más ni menos que, una pareja de enfants terribles, díscolos e innovadores: Ingrid Betancourt, la censora más dura de las ejecutorias de las Farc-Ep, durante la negociación de San Vicente del Caguán, y Juan Manuel Santos, el firmante de los Acuerdos de paz de 2016, con la principal insurgencia subalterna de Colombia, de los últimos cincuenta años.

En la parte del libro del periodista Torres que divulgó el diario de Luis Carlos Sarmiento Angulo, el centro de interés se centra, en apariencia, en el asesinato de Álvaro Gómez, y la responsabilidad o no en su “magnicidio” por parte del expresidente Ernesto Samper. Ante el hecho de su explícita exculpación por parte de la confesión que rindió Lozada, del secretariado de las ex Farc-Ep, responsabilizando a su organización del asesinato perpetrado.

Es importante tomar en cuenta estas dos voces, porque una y otro encarnan los más lúcidos dirigentes de la oligarquía colombiana, quienes han entendido la realidad del momento político nacional, como uno en que la disputa se trasladó al ámbito de la hegemonía, y que ya no es más el campo de batalla el territorio que resuelve la contradicción principal que permite o impide que la oposición progresista sea al fin gobierno.

Betancourt y Santos, en apariencia, de nuevo, fijan sus miradas y su esperanza en el centro político. Ninguno se atreve a nombrar a Gustavo Petro más de lo necesario, pero ambos reconocen que el régimen para-presidencial es un obstáculo, sin llamarlo de ese modo, que haga posible que el centro derecha o izquierda triunfe. Aunque Ingrid ubica bien, en la presidencia de Ernesto Samper el arranque del experimento del régimen parapresidencial, que en sus palabas está marcado por el asesinato de Álvaro Gómez, el contradictor principal del presidente.

Este episodio muestra la otra cara de la Constitución de 1991, que le apostó a consagrar constitucionalmente la vía neoliberal de la economía. A cinco años de su vigencia había puesto en movimiento la protesta armada y desarmada de los subalternos. Para reprimirlos se había montado el laboratorio paramilitar en la gobernación de Antioquia, con Álvaro Uribe y Pedro Juan Moreno como sus organizadores, y los departamentos de Antioquia y Córdoba como sus laboratorios.

A treinta años de su existencia, el principal contradictor del bloque de la dominación oligárquica, Gustavo Petro, defiende lo que de progresivo queda en la Constitución de 1991. Mientras que la reacción, con el binomio Duque/Uribe por todos los medios a su alcance quieren hacer trizas la promesa de la igualdad social, que habilitaría las acciones de reforma en el caso que el triunfador fuera el candidato de la oposición.

De ahí que sea sintomático, indicativo, que Ingrid y Juan Manuel, a su manera, conversen sobre el presente político de Colombia, sin que destapen las cartas del todo, todavía. Los dos juegan al póker, y no quieren descubrir los aces. Metámonos a ese casino para mostrar las cartas, y, en cierto modo, anticipar las manos posibles.

Las mieles del extractivismo

“Las cotizaciones del petróleo se han duplicado, mientras que las del carbón se han multiplicado por cinco con respecto a hace 12 meses – a más de 200 dólares la tonelada…” Ricardo Ávila, ET, 10/10/21, 1.27.

“…la mejor dinámica del comercio internacional, en medio de la fuerte escasez de contenedores, hizo que al corte de agosto las exportaciones de Colombia sumaran 3.318 millones de dólares, para un aumento de 28,4 por ciento frente a igual mes de 2020, número que también superó, en 1,7 por ciento, el registro del mismo mes en 2019, cuando las ventas fueron de 3.264 millones de dólares.” Redacción de economía y negocios. Señales, en ET 10/10/21, p 1.26.

 

                                                          Al mismo tiempo, después de prenderse las alarmas de la economía colombiana, y atribuir la situación a la pandemia, y luego a la protesta de los más, jóvenes, mujeres, y pobres volcados en calles y plazas, protagonistas del estallido social, para exigir atención al drama que padecían y padecen. Luego de haberse hundido la contrarreforma económica y con ella su padre putativo, Alberto Carrasquilla es un hecho aceptado por todas las autoridades y estudiosos en la materia, que Colombia crece.

Es la sorpresa del economista José Antonio Ocampo, profesor de Columbia: “Es una coyuntura totalmente inesperada.” Entre otras cosas, porque el extractivismo vuelve a tener un segundo tiempo, con la subida en los precios del petróleo, y, en particular, el carbón. Las divisas por esos conceptos están creciendo. El mismo BM señala para el país, que tendrá una expansión del 7,7, el JP Morgan 9, y Bancolombia indica que el crecimiento será de 9,6 por ciento en el año que corre.

En paralelo, local y globalmente se esgrime como contra-argumento el fantasma de la inflación, que puede golpear de manera mucho más severa a las economías emergentes. Algunos hasta llegan a pensar en lo que ocurrió a comienzos de los 70, hace medio siglo, cuando se presentó el fenómeno de la estanflación que le dio carta de ciudadanía global al neoliberalismo como receta.

Ocampo, citado por Ávila, afirma que no repetirá la estanflación, o que, en todo caso, es muy reducido. Pero, a primera vista, preocupa a todos, y Colombia no es la excepción, no por las mismas razones, la transición energética que se vaya desprendiendo de los combustibles fósiles, lo que implicará significativas variaciones en los precios de la energía que ya empiezan a insinuarse en el mundo desarrollado, y, con todo, las fuentes más inmediatas siguen siendo los tradicionales carbón, petróleo y gas.

Todo lo anterior pone en guardia a los consumidores, a quienes no se les puede contener con el argumento de la pandemia, y las restricciones que a la libertad ésta entraña. Tal y como se ha visto primero, en forma violenta en Italia, con las protestas masivas contra el “green pass,” que por lo pronto lidera el neofascismo.

Con todo, la gente moviliza su descontento, cuando ve que su dinero tiene menos poder adquisitivo, con las consiguientes consecuencias electorales para los sectores medios que cambian sus lealtades circunstanciales, y votan otros candidatos. A la vista están los casos recientes de Italia y de Alemania, en particular.

 

 

El encuentro entre economía y política

“Sin duda, la construcción de edificaciones se ha convertido en uno de los pilares fundamentales en la reactivación del país y seguirá jalonando la recuperación.” Jonathan Malagón, ministro de vivienda.

                                                                  En Colombia, el candidato más opcionado de la oposición, Gustavo Petro, insiste en la urgencia del cambio de modelo económico, salir del extractivismo; y no como algo que ocurrirá en años. A contramano de estas exhortaciones y promesas, la Agencia Nacional de Hidrocarburos suscribe 4 nuevos contratos de exploración, con una inversión de casi US$ 1.400 millones.

De otra parte, el presidente de la Drummond, José Miguel Linares no oculta su alegría, para decir que “el momento es bueno y hay que aprovecharlo”. ¿Por qué? La extracción de carbón llegará a 60 millones de toneladas, esto es, con un incremento del 20 por ciento en comparación con el año 2020.

A su turno, el Dane acredita que la producción industrial creció en julio un 10,1 por ciento real frente al mismo periodo de hace dos años; y las ventas a un ritmo de 10,6 por ciento bienal. También la vivienda viene creciendo, como lo informa el ministro de vivienda  Jonathan Malagón. Se ha roto el récord de venta de vivienda, y empleó para agosto a más de 1 milló de personas, con un incremento de 142.000 empleos más que en igual mes de 2020.

Todo lo anterior sumado en el presente coloca el crecimiento del país en 2021, para América Latina y el Caribe, por encima de México, Brasil y Uruguay, y por debajo de Perú, Chile y Panamá. En dinero, esto se traduce en que Colombia va a producir 19 billones más de lo que se calculaba hasta junio, cuando se pronosticaba un crecimiento del 5,9 por ciento. Ahora que la revisión del BM lo subió 1,8 por ciento más. Eso sí, la inflación no para, y en septiembre iba en 4,51% anual.

¿Qué efectos puede tener la mejora económica en las posibilidades de la oposición para derrotar al candidato de la reacción y la derecha? Sin duda, el que las encuestas hayan parado alrededor del 30%, en la favorabilidad para Petro, según las mediciones del último trimestre guardan una cierta relación con lo que viene pasando en la economía. Habida consideración que las mediciones, de modo general, auscultan las expectativas de los diversos sectores que componen la clase media.

Ahora bien, la clase media será decisiva tanto en los resultados de la primera como la segunda vuelta. La presencia de nuevos contingentes de votantes, derivados de la pésima política social, y los beneficios descarados para el capital financiero, que se convirtieron en el combustible del ciclo de protestas que arrancan desde 2018, y se precipitan a partir del 29 de abril durante 2 meses de sostenida movilización y deliberación, no están organizados de modo efectivo.

Tampoco es suficiente la convocatoria de Petro en las grandes plazas que comenzó en Barranquilla para equilibrar las cargas. Se trata de cubrir la brecha de alrededor de 3 millones de votos que tendrá que remontar. Partiendo de los 8 millones obtenidos cuando perdió ante el candidato de la reacción.

Por esas razones, la interpelación al centro, y en particular, a la Alianza Verde es definitiva. De ahí que convenga darle un vistazo crítico a lo que está pasando con este partido, con base en los últimos desarrollos conocidos.

Hacia dónde alumbra la linterna verde

“Ahora en marzo, mediante una consulta interpartidista en la Coalición de la esperanza se elegirá a un solo candidato que irá hasta la primera vuelta, y la idea es que llegue hasta la segunda. “ Antonio Navarro. La división de los verdes, ET, 27/09/21, p 1.6.

“¿Por qué a ellos les da temor que nosotros podamos juntarnos con el Pacto Histórico, si tampoco están dispuestos a la unidad sin vetos?” Inti Asprilla, representante de la Alianza Verde, AV. ET, 13/10/21, p. 1.4.

“…la imperiosa necesidad de llevar a cabo una consulta popular el 13 de marzo de 2022 que permita unir al centro.” Reunión de Alejandro Gaviria y los Verdes, ET, 26/09/21, p.1.14.

                                                             En la entrevista que María Isabel Rueda le hizo a Antonio Navarro, candidato presidencial de lo que fuera la AD/M19, y figura relevante en la trilogía que orienta la Alianza Verde, junto con Ramón González, fundador del Partido Verde, insiste en la siguiente verdad: se necesitan votos de centro, de centro izquierda, de izquierda, todos unidos para poder ganar la elección presidencial.”

En cuanto al modo de conseguir tal victoria, a Navarro tampoco le cabe duda cuando contesta a la periodista Rueda: “para poder conseguir esa cantidad de votos hay que crecer, sobre todo en el centro y la centro izquierda…” Antonio concluye, anticipando una respuesta a Gustavo Bolívar coequipero de Petro, y ahora desde Miami, cuidando por su vida: “Quienes plantean que se puede ganar en primera vuelta están equivocados.”

En el entretanto, la Alianza Verde, AV, se anticipó a auscultar a sus seguidores mediante la realización de tres encuestas que son indicativas de lo que pasa en el Centro político, por ser este agrupamiento el más representativo, y el de más notable crecimiento, palpable en los resultados electorales del año 2019.

Las encuestas las hizo el CNC y EcoAnalítica, pero los resultados no son vinculantes. Sin embargo, sí son indicativos  para cuando el próximo 22 de octubre, la Alianza Verde, su dirección nacional, compuesta por 59 personas resuelva los asuntos principales: la consulta con la Coalición de la esperanza, el candidato de la Alianza, y si se unen o no en la primera vuelta con el Pacto Histórico que lidera Petro. Más aún, si, en últimas, se deja en libertad a la militancia para que apoyen al candidato que les parezca.

Pero, qué anticiparon las encuestas. La del CNC mostró que el 53% de los militantes están de acuerdo con la alianza con la Coalición de la Esperanza para la primera vuelta, mientras que el 37 % que lo sea con el Pacto Histórico. La encuesta con los simpatizantes, realizada por EcoAnalítica señala que el 41% apoya la alianza electoral con la Coalición en la primera vuelta. En la encuesta con los elegidos por la AV están de acuerdo con aquella alianza electoral de las fuerzas de Centro.

Las tres partes encuestadas, militantes, simpatizantes y elegidos por la AV, están de acuerdo que se debe buscar la unidad entre el Pacto Histórico y la Coalición de la Esperanza, para que el triunfador en la primera vuelta tenga el respaldo unificado para el ballotage. El 67 % está de acuerdo según CNC, y el 55% según EcoAnalítica.

De otra parte, en cuanto a intención del voto, consultados los militantes de la AV, las mayorías están con Petro, pero, los elegidos dan como ganador al exgobernador Carlos Amaya, cuyos orígenes políticos se retrotaen a su activismo como líder estudiantil de la Mane entre los años 2010 y 2011.

Pero, al respecto, la intervención de la senadora Angélica Lozano es contundente al decir, a contravía de la encuesta de militantes, que el apoyo a Petro es algo de la competencia de la Coalición de la Esperanza y no de la AV. En correspondencia con lo acordado por la dirección nacional en marzo de este año.

Frente a esta apreciación, Camilo Romero e Inti Asprilla, quienes hicieron parte del progresismo, pero se quedaron en la AV, cuando Petro se separó para darle existencia primero a la Colombia Humana, y ahora al Pacto Histórico, halan para el otro lado. La lectura de Romero de los resultados de las encuestas es: “La propuesta que hemos hecho de la unidad de todos los sectores alternativos gana en todos los escenarios.”

Una tercera voz es la de Katherine Miranda, del agrupamiento del Centro más decisivo. Tal y como lo fue cuando el candidato era Sergio Fajardo, quien marcha segundo en las preferencias nacionales.

El juego del Calamar

“Es claro que su muerte (la de Álvaro Gómez) sí benefició al gobierno de Samper. Primero, porque amedrentó a la oposición y la puso en jaque; segundo, porque se acabó con todo el clamor que había en el país para que Samper renunciara.” Ingrid Betacourt, Op.cit, en ET, 29/08/21, p. 2.3.

“Con lo dicho, el ámbito de la democracia, impulsado por el despertar de la multitud ciudadana, no solo cuestiona la continuidad de las políticas comunitarias que desmontan su proyecto de igualdad social, para reemplazarlo por la promoción de la sociedad de propietarios en el campo, sino que la acción local y regional de la multitud exige, a la vez, el impulso a una política de paz con justicia social.” Christian H. Rodríguez, Gobernabilidad Planetaria y Resistencia Democrática, en El 28 de mayo y el presidencialismo de excepción en Colombia (2007). Unijus/Universidad Nacional, Bogotá, p. 101.

Ahora retrocedamos, para recordar lo que fue la conversación entre Ingrid y Juan Manuel, en relación con la genealogía de la degeneración democrática en que devino el orden político constitucional, neoliberal, refundado en 1991. Esto es, ¿de qué modo se fue armando, emergiendo un régimen político de excepción de hecho?

El que aún permanece,[1] y que el grupo Presidencialismo y participación calificó de Parapresidencial; porque fue sustituyendo a lo largo de un cuarto de siglo[2], el hiperpresidencialismo que acorazó la débil propuesta de la participación democrática defendida por la fuerza de oposición, Alianza Democrática, M19, segunda en la votación de delegados a la Asamblea Constituyente realizada en diciembre de 1990.

Para el año entrante estamos delante de un aparente laberinto, afrontamos un juego a muerte, tan letal en materia política como el juego del calamar, el éxito mundial en las series de Netflix. Invención y no por nada de un coreano. Veamos entonces qué pasa con los devaneos del Centro que aún exhibe como su campeón en barrena al matemático Sergio Fajardo.

De todos es sabido, que Fajardo descalifica a Petro, e impuso el veto al interior de la Coalición de la Esperanza, para que compitieran todos en una consulta a más tardar para el mes de marzo. Pues Miranda, al examinar las encuestas, concluye: “La encuesta refleja que cada uno está haciendo campaña para la presidencia por su lado.”

El resultado es que se impide la unidad del sector alternativo para enfrentar al candidato de la derecha y la reacción, que empezará a perfilarse en el mes de noviembre, cuando el CD realizará sus encuestas, para escoger quién lo representará en lo que sigue siendo el Bloque de la Guerra, y que insiste en la fórmula de liquidar políticamente a la guerrilla firmante de la paz, y al Eln, que sigue detenido en La Habana, por obra del CD y el presidente Iván Duque.

En cualquier caso, según las cuentas de Antonio Navarro en la pasada votación por Petro, la Alianza Verde le puso de los 8 millones, 3.2 millones.[3] ¿Qué de verdad tienen tales cuentas? Es un hecho que en la primera vuelta de las presidenciales Petro superó a Fajardo, y las cifras son conocidas. Ahora, si la tendencia que triunfa es la que Navarro representa, el resultado de la elección presidencial se va para la segunda vuelta. Y la que animan Romero y Asprilla tendrán que aceptarla a riesgo de producir una división inconveniente.

Sin embargo, según otras cuentas, se piensa que la derecha y la reacción podrían así ganar en la primera vuelta, y dejar a los alternativos viendo un chispero. En cualquier caso, las cuentas están claras, y hay un factor no medible todavía. Cuántos colombianos movilizados durante el estallido social del 29 de abril están dispuesto a votar, y por quién lo hará.

Esto último tendrá que ver con la aritmética que descubran la composición de las listas al Congreso que la Colombia Humana y su alianza del Pacto Histórico elaboren. Es decir, qué lugar reconocerán a los sectores en rebelión y desobediencia civil que se movilizaron a riesgo de sus vidas. Ello será prenda de garantía para fortalecer sus procesos organizativos, a la vez que para garantizar el cuidado de los votos en todas y cada una de las mesas de la elección más importante que se haya disputado en la historia contemporánea de Colombia. Sin olvidar lo advertido hace tantos años por el cura Camilo, “el que escruta elige.”

Estamos en la posibilidad de un evento que ya no fue posible en dos oportunidades, impedido por la eliminación física de los pre-candidatos presidenciales Jorge E. Gaitán y Luis Carlos Galán. Es a lo que me refiero como un componente de la que llamo en mi investigación doctoral una revolución democrática interrumpida.

 Esta vez, el adversario del bloque dominante y del régimen parapresidencial es un progresista, y tiene dos competidores, uno conocido, Sergio Fajardo, que marcha a la saga, y un emergente, Alejandro Gaviria, ambos hijos de la Universidad de los Andes.

 Para fines de septiembre, Alejandro anunció desde Cali, el 24 de septiembre que en la recolección de firmas ya llevaba 300.000 obtenidas en 24 días.  Tendrá primero que llegar a las 580.620 exigidas, lo que supone que como mínimo presente ante el Consejo Nacional Electoral 1 millón, para precaver las anulaciones. No pocos piensan, la tendencia mayoritaria de AV, tenerlo como principal interlocutor; que en Marzo se podría juntar el Centro en torno a su nombre como recambio de Sergio Fajardo, que parece perder favoritismo.[4] Pero veremos.

En el curso de año, y en todo caso, antes de enero de 2022, cuando en forma, oficialmente comience la campaña lo sabremos a ciencia cierta. Para dónde irá cada uno de los así llamados alternativos, y si tendrá del otro lado que enfrentar a Oscar Iván Zuluaga acompañado por una mujer, María Fernanda Cabal, que no ceja en su aspiración presidencial, cuando menos en la primera vuelta.

Así las cosas, otro gallo cantará en la segunda vuelta, y la sorpresa será mayúscula  para entonces. Por lo pronto, puesto que el Centro existe, en Colombia también existen la derecha y la izquierda, como lo recordaba Norberto Bobbio, pero aquí, puesto que la guerra y la paz tampoco se han resuelto existe también la reacción, y su principal representante es el Centro Democrático, y puso por tercera vez presidente, y está en funciones, con los poderes que tiene a su alcance.

 

 



[1] Y se agrava, alcanzando la cota denunciada por Ingrid Betancourt, una dictadura, que el pensamiento de izquierda para los años del estatuto de seguridad caracterizó como una dictadura civil, el cual durante el gobierno de Iván Duque reverdece con la contundencia de la hiedra.

[2] Ver el libro El 28 de mayo y el presidencialismo de excepción en Colombia. Unijus, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 2007.

[3] Cálculo que no revela cómo lo hizo en la entrevista con María Isabel Rueda, pero que, en todo caso, parece responder a la sumatoria de las votaciones obtenidas, de modo principal por lo senadores elegidos por la Alianza Verde, AV, en 2018.

[4] Ver la reciente encuesta del CNC contratada por Semana, y realizada en 42 municipios de Colombia. Un survey más allá de las grandes ciudades. Aquí sigue en la delantera Gustavo Petro, 19,7 por ciento, quien recuperó puntos, mientras que Sergio Fajardo, 5,8 por ciento, continúa bajando, pues antes marcaba 7%. Antes Petro había perdido 8 puntos porcentuales, pero viene en alza. La novedad está en la presencia del excalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, 4,6 %, quien se acerca al histórico segundo, mientras que Alejandro Gaviria, un nuevo en la aspiración presidencial marcó 2,6 %, y Juan Manuel Galán, con el Nuevo Liberalismo con personería recuperada, va en caída, de 6 ya va en 4,2%. En las filas de la reacción quien puntea es María Fernanda Cabal, con 3,2 %, arriba de Oscar I. Zuluaga que tiene 1,8 %. De ahí que Semana califique a todos los rivales de Petro de enanitos. Pero, claro, no para convertir a Gustavo en “Blancanieves”.