sábado, 19 de diciembre de 2009

¿De Cuál Oposición se trata?

¿DE CUÁL OPOSICIÓN SE TRATA? Miguel Angel Herrera Zgaib
Profesor Asociado
miguel.herrera@transpolitica.org


A la fecha, la coyuntura colombiana la marca una novedad en las dinámicas del bloque en el poder, cuya tendencia política dominante es el uribismo. Pasó al comando del partido de la U., Juan Manuel Santos, exministro de defensa, y principal cancerbero de la política de la seguridad democrática, y Luis Carlos Restrepo irá a encabezar, todo parece indicarlo, las listas del senado para Bogotá. Estos movimientos en la superficie revelan tendencias más profundas, que de algún modo expresan cambios internos y externos en el entramado de relaciones que definen las tensiones entre los campos de la guerra y la democracia.

A hoy, y la jauría de encuestadoras pagas así lo develan, el proceso electoral nacional perfila las candidaturas de los partidarios de la guerra como método para resolver la situación de recesión económica, corrupción política y crisis humanitaria; y quienes se alinderan en el procedimiento democrático para resolver la encrucijada de la guerra social y relanzar el proyecto esbozado bajo la premisa del llamado Estado social de derecho, que puso en la liza del común la premisa a alcanzar de la igualdad social, un presupuesto sin el cual no hay democracia posible.

El partido de la guerra

En presente, el partido de la guerra contempla en serio la sustitución del capitán de sus huestes. Dicho a las claras, ya no es suficiente la figura y la popularidad mediática de Álvaro Uribe Vélez, a lo cual responden las figuras jóvenes de Juan Manuel Santos, en primer lugar, y desde la orilla de la oposición uribista, Germán Vargas Lleras, de Cambio Radical, quien no acepta en público la continuación de la alianza con la para-política para seguir ganando elecciones.

Los dos delfines se disputan ahora los favores de los estamentos policial y militar, en la mira de sustituir a Uribe, ante la eventualidad de un fallo desfavorable de la Corte Constitucional. Y habida consideración de lo dicho por el presidente Obama y su secretaria de Estado, quienes se mostraron desfavorables a continuar las reelecciones, inclusive de sus aliados más proclives.

Ya hay incluso analistas, quienes aventuran, a la luz de los anuncios de la excepcionalidad como instrumento por la vía del Estado de opinión, que el éxito de la operación Jaque, propulsó la aspiración presidencial de Santos. Luego de dos hechos, la denuncia de los crímenes contra civiles, bautizados "falsos positivos", y la entrega del informe final de la Comisión de la verdad sobre los hechos del Palacio de Justicia, donde queda clara la responsabilidad de las FF.AA, en la práctica de torturas, asesinatos y desaparecimientos, el adalid del "honor militar", y efectivo candidato presidencial del partido de la guerra no es otro que Juan Manuel Santos.

Sin embargo, hay un tercero en disputa, incluyendo al propio Uribe, el heredero político de Carlos LLeras Restrepo, y el Nuevo Liberalismo de mano dura, de puño de hierro contra la subversión, Germán Vargas Lleras, cuyas huellas de esa lucha están marcadas en su mano izquierda. Él, recientemente, deslindó campos del partido Liberal comandado por el candidato Rafael Pardo,quien levanta como bandera la estrategia democrática para construir una alianza política capaz de derrotar la fuerza electoral uribista, en la cual incluye a Gustavo Petro, candidato presidencial del PDA, triunfo que logró con una estrecha mayoría sobre el anterior presidente de este partido, Carlos Gaviria, un líder prácticamente desaparecido del quehacer político.

Germán Vargas Lleras rechazó ya esa posibilidad señalando dos puntos de conflicto inconciliable, su defensa de la seguridad democrática y del TLC con Estados Unidos. Dicho en forma concisa, la defensa de la alianza con el hegemón continental, que comanda el partido de la guerra global, y la no negociación política con la subversión interna. De ese modo, claro está, reactiva su alianza con las fuerzas militares, y coquetea con las aspiraciones políticas del general Naranjo, de meteórica carrera en las filas de esta institución, y peón de brega de la segunda presidencia de Uribe Vélez.

A todas estas, el presidente en funciones no renuncia a la tercera reelección, y apetitos y socios no le faltan, siendo el principal de todos, el capital financiero representado por el ingeniero Luis Carlos Sarmiento Angulo, que no oculta sus entusiasmo por el modelo Berlusconi, y cuyas ganancias antes y después de la recesión son astronómicas, construidas sobre el empobrecimiento de la clase media, y las miseria de las multitudes de pobres y miserables de Colombia.

El partido de la guerra hasta hoy resulta rentable en grado sumo para el bloque económico reaccionario que apoya el presidencialismo de excepción, que tiene su máxima tentación en el así llamado Estado de opinión, esto es, la legitimación construida por la vía de la manipulación oligopólica de los media.

El pretexto de Venezuela

Las tres caras del partido de la guerra tiene a Venezuela, al gobierno de la república Bolivariana que preside el comandante Hugo Chávez Frías, como pretexto para acometer una doble acción, el golpe a la subversión interna y las simpatías populares e intelectuales que despierta en algunos vecinos, siendo el más poderoso de todos Venezuela, y el aplastamiento del proyecto de autonomía regional conocido como Alba.

El Alba con Cuba y el proyecto de la revolución bolivariana como socios líderes, rechaza de plano el accionar hegemónico de los Estados Unidos con la doble conducción actual Obama/Clinton, que sin empacho proclama a los cuatro vientos la guerra justa imperial el mismo día que es coronado en Oslo con el premio Nobel de la Paz.

Venezuela, con la conducción de Chávez y el respaldo del PSUV y la alianza de fuerzas de izquierda y democráticas busca en lo externo fortalecer los lazos con Irán, productor autónomo de energía nuclear, con Rusia, bastión de la industria militar, pero no logra consolidar su puesto en Suramérica, donde la entrada al Mercosur está bloqueada por el congreso paraguayo de opositor der presidente Fernando Lugo, entre la espada y la pared, maniatado por la quiebra económica del estado que recibió, urgido de una reforma agraria impostergable, y un control contra las grandes mafias que manejan el tráfico de mercancías legales e ilegales asentadas en sus porosas fronteras.

Después del triunfo el extupamaro Pepe Mujica, quien se distanció del proyecto Alba alinderándose con Lula y un tránsito cauteloso al socialismo, las elecciones de Chile, a punto de resolverse en la segunda vuelta, tienen en la balanza al partido de la guerra continental con el triunfo parcial de un empresario reaccionario que disputa por segunda vez la presidencia a la Concertación, del expresidente Frei, disuelta, en parte, como alianza electoral por el manejo antidemocrático de la elección presidencial y congresional.

La antidemocracia sumada al aplazamiento de las reformas sociales, catapultó al candidato de la renovación democrático radical, Marco Enríquez, hijo del líder del MIR asesinado por la dictadura de Pinochet. El 20 % obtenido es definitivo para equilibrar o desequilibrar las fuerzas del Cono Sur, donde el 6% de la alianza comunista no dará el triunfo a Frei. De otra parte está la consolidación del liderazgo nacional de Evo Morales en Bolivia, aunque sigan cuatro provincias en rebeldía, y con sus riquezas naturales como moneda de cambio para cualquier proceso de avance del socialismo como lo proclama el bloque progresista en el poder del Estado.
El peso estratégico de Colombia

C
olombia, a todas luces, con Uribe como presidente, y sus posibles sucesores, cumple la tarea de zapa en la alianza continental por el logro de la democracia social que es lo que hermana a disímiles proyectos socialistas, y en los cuales el más audaz de los programas, y el que más piso económico tiene, es el que suma socialismo y bolivarianismo, donde el liderazgo personal de Chávez es notorio y la dirección de democrática de las multitudes invisible, aunque los triunfos electorales demuestren lo contrario.

De ahí que hoy más que nunca, la lucha contra el partido de la guerra en Colombia tenga rasgos definitorios. Es fundamental la derrota a la reacción política, expresada en lo económico en el favorecimiento corrupto al capitalismo rentístico bajo la dirección de la fracción financiera, de una parte,; y, de otra, el triunfo sobre la antidemocracia como receta de control sobre la sociedad civil, cuyo expediente de dominio es el alimento parasitario de la guerra.

Sin embargo la oposición democrática para ganar las elecciones del 2010 no está clara en su programa ni en sus alianzas a pocos meses de la definición de los gobernantes. Rafael Pardo, en la dirección del Liberalismo, y Gustavo Petro como candidato del PDA tienen que ser capaces de concitar el interés manifiesto de las multitudes, es decir, de los pobres y miserables de Colombia,.

Ellos constituyen la mayoría de los que se abstienen de votar; y movilizar a las capas inferiores de la clase media, los estratos uno, dos y tres que votan, y que en las grandes ciudades han favorecido los intereses del uribismo, a través de la coyunda clientelar de los pequeños favores, el populismo corporativo de cuenta del erario, el terror y la coacción para-política, y claro, el papel "educador" del oligopolio mediático, radial y televisivo, principalmente.

La alianza contra-hegemónica, contraria a la guerra interna, a la vez, es endeble por el candidato liberal es proclive a la guerra como receta. Ya la practicó cuando César Gaviria era el presidente a las puertas de la asamblea constitucional, bombardeando el campamento de Casa Verde, donde se reunía la Coordinadora Nacional Guerrillera, cuyos principales componentes eran las Farc, Eln, y reductos del Epl.

Más aún, el propio Gustavo Petro no oculta su discurso de favorecimiento de la seguridad, donde la negociación con las fuerzas guerrilleras y los sectores poblacionales que ellas representan está claramente desdibujado, o simplemente borrado de su plataforma electoral. Otro tanto pasa con su relación con los vecinos en conflicto, y en particular, con la Venezuela del comandante Chávez, donde las críticas parecen pesar más que los desarrollos positivos que en materia social vienen ocurriendo en favor de las multitudes separadas del "desfalco" tradicional de la renta petrolera, tal y como se practicó bajo la égida de los dueños del acuerdo de Punto Fijo.

Que Petro no tenga la presidencia del PDA es sintomático de un asunto crucial, aún no resuelto :el peso específico que se le concede a varios asuntos: el cambio del modelo económico neoliberal imperante, en procura efectiva de la democracia social y la regulación de la depradación del capital financiero y los megaproyectos ;la definición de las alianzas internacionales, empezando por la salida de las fuerzas estadounidenses de las bases colombianas,; el desmonte de la alianza parapolítica-uribismo en el campo y en los espacios semi-rurales.

De otra parte, es necesario acabar con la hegemonía de Estados Unidos sobre el rumbo principal de nuestras relaciones con el mundo. Esto es, el apoyo manifiesto del multilateralismo regional y global, que define las reglas de la autonomía y la interdependencia con los dos principales bloques regionales Mercosur, Alba y un giro democrático para la CAN, que mucho tiene que ver con la suerte de las elecciones de Chile. Para desde aquí estructurar una relación con los bloques económicos que lideran la globalización unas relaciones de reciprocidad y compromiso con la defensa efectiva del medio ambiente.

Democracia y autonomía definen la Oposición

Abundan los ejemplos regionales para que la ciudadanía del común enrumbe sus pasos políticos, y defina la mejor ruta electoral en las próximas elecciones. Las organizaciones sociales y partidistas, a todas luces, parecen tener por lo pronto una marcha errática, debida en no poco a los vaivenes, y dependencia de sus dirigencias burocratizadas o proclives a la corrupción económica o política, al servicio de la pequeña política.

En estas circunstancias, la ciudadanía que es atributo pleno de las multitudes hará la diferencia en unas jornadas sin descanso, pero sin agotamiento ideológico e imaginativo. Se trata de concitar, interpelar al sur de Colombia, a quienes están por fuera del poder que los explota, oprime y subordina. Es la hora de la movilización consciente de los grupos y clases subalternas, la única que pueda garantizar un triunfo efectivo del partido de la democracia radical y en contra del partido de la guerra, que no caiga preso del populismo ni de la estadolatría.

Una vez más, el llamado a la memoria histórica de las multitudes que aprendieron en los asesinatos Rafael Uribe, J.E. Gaitán, Carlos Pizarro, Bernardo Jaramillo, Jaime Pardo Leal y Luis Carlos Galán, que el único antídoto contra los magnicidas en la auto-organización democrática, a la autonomía social y política del trabajo, al desmonte consecuente de la relación capitalista, a la conquista de la participación política plena desde el espacio de la familia hasta el gobierno de las grandes instituciones que deciden y orientan lo común.

Esta y no otro es la oposición verdadera, que le apuesta a la acción directa, consciente y consecuente con el mínimo expediente de violencia posible, pero que no renuncia, en ningún caso, a luchar contra la guerra, para liberarnos de una vez por todas de su flagelo. Tod@s están convidados a deliberar y actuar en consecuencia.