viernes, 27 de marzo de 2015

DOCUMENTOS PARA EL

DEBATE  EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL

Antes divulgamos un documento de la autoría del investigador Carlos Medina, ahora divulgamos esta carta de Fabián Sanabria, aspirante a la designación como rector. Es un destacado colega que se desempeñó como decano de Ciencias Humanas.

Él señala en la carta que se reproduce que respeta la decisión pero no la comparte, y llama la atención sobre las irregularidades, y riesgos de la consulta electrónica, y refiere la constancia que dejó en su momento frente a la personería delegada al respecto. N d R.

Carta abierta de Fabián Sanabria
A las comunidades académicas de la
Universidad Nacional de Colombia
Queridos universitarios:

Tras concluir el proceso de designación del rector de la Universidad Nacional de Colombia, para el periodo 2015-2018, con una decisión que respeto pero en modo alguno puedo compartir, deseo manifestar mi más sincero agradecimiento a las personas que me acompañaron en esta "aventura".

Mis sentimientos de afecto se dirigen inicialmente a los colaboradores que pusieron todo su empeño en transmitir nuestra Propuesta a la gran comunidad universitaria; a los profesores, estudiantes y egresados que convencidos de la fuerza de nuestros argumentos generosamente nos apoyaron; y a los colegas Carlos Agudelo, Oscar Almario, Jorge Cárdenas, Mario Hernandez y Fred Manrique, de quienes aprendí y me siento enriquecido por sus visiones de Universidad y disposiciones genuinas a trabajar en pro de un mejor proyecto académico para el Alma Máter de la nación colombiana.

Ante el proceso que concluyera haciendo prevalecer ciertas "conveniencias políticas", debo explícitamente señalar que en mi caso no puedo ni quiero ser otra cosa que "Imprescindiblemente Académico". Y por eso reafirmo mi compromiso con el modelo de Universidad que sueño y deseo contribuir a construir en mi país.

 Porque me niego a una institución de educación superior que transfiera privilegios generacionales; no quiero una Casa de Saberes ensimismada, ignorante del mundo global y sus dinámicas que indiscutiblemente pasan por las regiones; relativizo un prototipo de exclusivas competencias individuales que supuestamente "benefician" a la sociedad; y me declaro enemigo de toda pulsión populista o clientelista que solo traduce en la Academia intereses partidistas o agendas políticas que atentan contra un proyecto común de Universidad.

Soy un hijo y defensor de lo público, y así lo expresé en todos los debates donde presenté mi Propuesta, tratando de conjugar el mayor realismo práctico con un sentido visionario, de cara a los 150 años de fundación del Alma Máter, y a los nuevos escenarios que creo para nuestro país se aproximan.

Debo subrayar además mi rotunda inconformidad —que creo los colegas, compañeros de otras candidaturas, comparten— con el proceso de "consulta a la comunidad universitaria" del pasado 18 de marzo, donde hubo claras fallas técnicas en el acceso a la página web y al internet dentro del campus de Bogotá, y donde además se pudieron violar los protocolos más elementales de custodia en la transferencia de datos obtenidos al final de la jornada, y cuyas constancias dejamos consignadas, con la firma del Delegado de la Defensoría del Pueblo, en el acta respectiva. En ese sentido, solicito una investigación rigurosa de estos hechos, e invitó a todos los participantes en la "consulta" que así lo consideren, a que verifiquen su nombre e identificación en la Base de datos que se le solicitó expresamente a la Secretaria General para ese efecto.

Pese a semejantes dificultades —que por el bien de nuestra institución la administración actual tendrá que esclarecer—, quiero convocar a las comunidades académicas de la Universidad Nacional para que "unidos en la diversidad" movilicemos nuestro Capital Intelectual (Humano, Estructural y Relacional) en pro de un mejor país, en donde la innovación, el liderazgo y el emprendimiento sean nuestro sello, más allá de las administraciones temporales que afortunadamente pasan.

Colegas, estudiantes y egresados: sigo convencido de que si le apostamos a ser "Imprescindiblemente Académicos", desde nuestras propias sombras brillará la luz...
Ciudad Blanca de Bogotá,
Un día después del de la "Excelencia Académica".


DEBATE PÚBLICO  SOBRE LA EDUCACIÓN PÚBLICA COMO PATRIMONIO COMÚN 

Continuamos la iniciativa del debate público, argumentado y plural, con este escrito del docente investigador Carlos Medina Gallego, quien establece una interlocución crítica con Salomón Kalmanovitz, en particular, a raíz de una columna escrita en El Espectador.

Kalmanovitz fue animador intelectual en los años 70 de la experiencia marxista, de raigambre trotskysta conocida como Bloque socialista, y luego como Partido Socialista. Escritor lúcido sobre los tópicos del subdesarrollo, la cuestión agraria, canalizados a través del periódico, y la revista Ideología y Sociedad.

Luego Salomón transitó por los espacios de la burocracia, en su condición de Ph.D. en Economía, y llegó a presidir la nueva junta del Banco de la República, y defensor del ordenamiento constitucional de 1991. 

Al mismo tiempo, Salomón hizo a un lado, su militancia marxista, y sus esquemas de interpretación  para transitar al sionismo en materia ideológica, y al neo-institucionalismo en el campo académico intelectual. 

Es  hoy uno de sus principales exponentes en Colombia, como que escribe, no sólo con estas claves de interpretación sobre las instituciones nacidas en 1991, en la revista del Externado de Colombia, y en publicaciones afines.

Conviene recordar que Douglas North, uno, si no el padre del neo-institucionalismo, tuvo un comienzo marxista, cercanía y participación con los núcleos trotskystas universitarios, como ocurrió con otros intelectuales alineados después en el neoconservadurismo del que son emblemáticas las figuras de Daniel Bell e Irving Kristol. NdR.



Kalmanovitz y la Universidad Nacional

CARLOS MEDINA GALLEGO
Docente – Investigador
Universidad Nacional de Colombia


                                                                      Desde hace varios años, Salomón Kalmanovitz viene descargando sobre la Universidad Nacional una serie de críticas a su administración y a la calidad académica. Bajo la premisa, que pese a la fortalezas culturales e históricas, al número de sus doctores y la calidad de sus estudiantes, el desgreño administrativo ha dejado que se derrumbe la Universidad y se diezme su calidad, olvidando que ese desgreño obedece a que cada día la institución se sostiene con menos recursos, se endeuda más, pierde autonomía, saturan hasta lo indecible las cargas académicas, se disminuyen sus posibilidades de investigar por la precariedad de los recursos y por la búsqueda de recursos propios a través de postgrados y contratacion se pierde las posibilidades de la extensión solidaria.

No se entiende como un economista como Kalmanovitz, adoratriz de la cliometría y la econometría, que reduce los problemas sociales a fórmulas matemáticas, estadísticas y contables, a través de las cuales se justifica cualquier política pública, porque lo que si está demostrado de manera irrefutable es que mientras en las cifras disminuye la pobreza y el desempleo en la realidad crece, piense que la critica situación de la UN se puede administrar mejor en un universo creciente de responsabilidades institucionales que se deterioran ante las limitaciones de todo tipo, porque no crecen sus presupuestos, no aumenta su planta docente, se degradan sus sistemas de contratación laboral, se deteriora su planta física y su logística científica se renueva con paquidérmica lentitud, mientras la institución recibe todos los calificativos de problemática y conflictiva, por tratar de desarrollar el pensamiento crítico, fundamento esencial de una auténtica democracia y generador de movilización como única posibilidad de visibilizar sus problemas y luchar por la defensa de lo público.

Nunca la Universidad Nacional de Colombia se ha mirado su propio ombligo de forma lastimera. Ésta ha buscado, en medio de la adversidad política, mantenerse libre de la influencia partidaria, respondiendo de la mejor forma posible a la finalidad para la que fue creada: ayudar a construir el proyecto de Nación y contribuir desde la ciencia y la cultura a resolver los problemas de la sociedad colombiana creados por las  élites sociales, políticas y económicas del País. La pobreza, la marginalidad, la exclusión, la violencia y la guerra no las inventó la Universidad Nacional de Colombia.       

No se equivoque profesor Kalmanovitz, la Universidad Nacional de hoy no es la misma en la que usted dio despliegue a su militancia e ideas socialistas, de las que seguramente hoy se avergüenza: la Universidad de hoy ha sido capturada por los “Doctores” que se formaron con los presupuestos de la institución en las mejores universidades del mundo, donde les enseñaron a hacer de la cultura, la academia y la investigación un negocio, no son los endogámicos que usted tanto aborrece los que hicieron de la institución el antro de la corrupción que es hoy. Usted, que tanto le preocupa la situación de desgreño, debería liderar una investigación sobre los procesos de endeudamiento y los mecanismos de contratación de las últimas administraciones, agentes dinámicos de las introducidas y vergonzosas prácticas de corrupción que hoy golpean la Universidad. 

La Nacional no es una Universidad Comunista, ni de izquierda como se cree y usted hace eco, ni sus representantes son “progresistas conservadores”. Con muchos sacrificios y persecuciones, un grupo de maestros y estudiantes, cada vez menor y con muy pocos logros, defiende en la Universidad, como fundamento de la vida institucional, su carácter público, un presupuesto adecuado, suficiente y oportuno, la pertinencia de sus programas académicos, algún grado de autonomía y una democracia auténtica. Ese es todo el conflicto. Esta Universidad, sépalo, es NEOLIBERAL, no sólo por el comportamiento generalizado de su comunidad académica, sino por la imposición e implementación de las políticas estatales neoliberales, a base de extorsión presupuestal y sacrificio de autonomía.  

Sí, qué pena que la Universidad no se haya transado en un negocio con un Estado vergonzante que busca diezmar su territorio en un cambio extorsivo por edificios, de los cuales debía como obligación dotar a la Universidad. La Universidad no se está cayendo porque ella quiere o porque sus administraciones fueran, siéndolo,  negligentes. Se cae por el desgreño estatal y el comportamiento excluyente y menesteroso de todos los gobiernos con la principal universidad del país. Porque, sea dicho de paso, nunca han fluido con suficiencia los presupuestos para el mantenimiento y funcionamiento de sus unidades académicas y el desarrollo de sus programas académicos, de investigación y extensión.       

Déjeme recordarle, que pese a los esfuerzos que la comunidad universitaria ha hecho para corregir esto proponiéndole al gobierno candidatos que se revistan de todas las legitimidades (es absolutamente falso que no estén dispuestos a coordinar con el gobierno las preocupaciones por mejorar y hacer más pertinente la educación superior) es el Consejo Superior Universitario, quien a través del Ministerio y desde Presidencia, impone los rectores que conducen la institución de manera que sirvan a los requerimientos de la política de privatización creciente de la educación pública. Es el gobierno el responsable del desgreño del que usted habla.  

Profesor  Kalmanovitz, dese una vuelta por la Universidad a ver donde es que se contratan profesores izquierdistas y posmodernos, cuando en el caso de ciencias humanas no hay ni con que contratar profesores ocasionales; neoliberalismo puro y ramplón es lo que esta llegando a la Universidad, cargado de los títulos de las universidades que a usted le gustan. Pero, si eso fuera cierto, que no lo es, tienen todo el derecho a ser profesores de la Universidad todas las formas de pensamiento porque, no sé si lo sepa, esa es la democracia. Que mal señalamiento y vieja estigmatización esa que usted amplifica contra la Universidad.

Tampoco son ciertas las cifras de deserción, las que hay que acompañar de explicaciones sociológicas y políticas, si lo permite, y no reducirlas a frías cifras estadísticas. La deserción está por el orden del 27%, y sorprende que en una Universidad, en la que se perdió significativamente todas las posibilidades del Bienestar Universitario, se incrementan cada vez más las matriculas, y se exige académicamente más a los estudiantes, no sea mayor. 

Pese a todo lo anterior, esa caricatura de Universidad que usted presenta,  faltando al respeto a sus tradiciones y excelencias, sigue aportando al País y recibiendo los reconocimientos que su trabajo académico y científico le proporciona en medio de todas las limitaciones enunciadas. 

miércoles, 11 de marzo de 2015


25 AÑOS DESPUÉS DEL BOMBARDEO A "CASA VERDE"

GUERRA  Y  PAZ JUNTAS, ¿ HASTA CUÁNDO?

miguel angel herrera zgaib
director grupo presidencialismo y participación

                                             Corría el mes de diciembre de 1990, y al tiempo que se realizaba la elección de los delegados a la asamblea constituyente, se acudió al expediente de bombardear Casa Verde, en una suerte de "blitzkrieg" contra el secretariado de las Farc-ep, que estuvo remiso como el Coce del Eln a firmar la paz, al mismo tiempo que lo hacían el M19, y otras agrupaciones de los subalternos colombianos alzados en armas.

Fue aquel un trámite extraordinario que corrió a cargo del fallecido presidente Virgilio Barco, acelerado por el secuestro intempestivo de Álvaro Gómez Hurtado, por una célula urbana del M19. Episodio del que no se conoce aún la verdad completa.

Pero, que en todo caso tiene un cierre final trágico, el asesinato del varias veces candidato conservador, a las puertas de la Universidad Sergio Arboleda, de la que fuera uno de sus mentores. Una institución que por lo demás honra a un gran propietario de esclavos, residente en el Cauca, durante el siglo XIX.

Él mismo es autor del libro "La república en la América Española", que corresponde al número 30 de la colección de la Biblioteca del Banco Popular, antes que pasara a ser propiedad del potentado Luis Carlos Sarmiento, sensible a otras causas, siendo la principal, a todas luces, lucrarse.

Entre leyes y armas, santanderismo trasnochado

                                             La puesta en práctica de la Constituyente la completó el nuevo presidente, el emergente César Gaviria,  escogido por la familia Galán, para levantar las banderas de Luis Carlos, asesinado en Suacha, en agosto de 1989. Gaviria, con el concurso del primer ministro de defensa civil, Rafael Pardo, dió inicio a la guerra encubierta primero, y al descubierto después contra la insurgencia nacional.

Fue el anterior un debut dramático y fallido, porque Pardo, envalentonado, anunció que las Farc-ep serían sometidas en 18 meses, que a la postre van ya para 25 años de cruentos sacrificios de todo tipo, pero principalmente humanos, y naturales.

Porque se ha hecho gran daño a ambo s, principalmente, con el uso del bombardeo sistemático y el minado de las principales zonas de retaguardia insurgentes, y los municipios sobre los que aún mantienen su influencia y presencia desde hace medio siglo.

No más bombas y desminado conjunto

                                                Ayer, el mismo día que la tierra colombiana se sacudió por abajo, y dio la oportunidad  fallida al uribismo de infatuarse de Bolívar, cuando aquel vivía el físico terremoto que asoló a Caracas, bombas y minas, de parte y parte, el gobierno y la insurgencia subalterna no hollarán más los campos por 30 días, ensayando lo que otros llaman "un cese al fuego bilateral", que solo es verdad en parte.

De otra parte, el propio presidente Juampa, quien venía de una asoleada el domingo al mediodía acompañado de Antanas y Gustavo, hizo este anuncio de suspensión de la pesadilla de la guerra en los campos ayer, martes.

El trío respaldó la vida caminando con una escarralada manifestación que no movió  a los millones que lo hicieron contra las Farc-ep en el mes de febrero, cuando Uribe Vélez era el presidente, y sus asociados baj soplaban y aupaban vientos de guerra y muerte, y movían a todo el funcionariado a caminar antes y después de las 12 de aquel día en Bogotá.

¿La fiesta de la paz, para cuándo?
 
                                                    Parece ser cierto, que la fiesta de la guerra, en principio, tiene más adeptos que la de la paz. Como lo recordaba en sus escritos el homenajeado Estanislao Zuleta, cuando era el asesor de paz del gobierno de Belisario Betancur. A veces, poco importa que se invite al "sancocho nacional", por quien le faltó la vida para sentarse a manteles, cuando de Los Robles el M19 bajó a firmar la paz.

Ahora, después de tanta desgracia, que la recogen dos académicos, leyendo desde arriba, desde la perspectiva de los gobernantes, Marco Palacios, y Gutiérrez Sanín, en sendos libros, "Violencia Pública, y "El orangután con sacoleva", que llegan hasta el año 2010.

La paz parece caminar por tierra firme, cuando otros aviones la transportan desde la Isla de Cuba a la sufrida Colombia de los "Tres escapularios" que se estrenará en el próximo festival de Cartagena, y que es el tercer largometraje del director Felipe Aljure, acompañado por su camarógrafo Carlos Sánchez.

Una amenaza pública

El exministro de defensa de Uribe Vélez, el presidente reelecto, el mismo día, 10 de marzo pasado, conminó a las FFAA  y a la Policía a arreciar ataques y bombardeos contra el Eln, el otro grupo insurgente que hizo presencia inicial en la acción de Simacota (Santander), donde ayer tuvo su epicentro el movimiento telúrico que duró 60 segundo, en La mesa de los santos.

Pero Gabino y Juampa están, o deben estar curados de espantos, y no es este tiempo para rabietas. Se trata de construir una paz duradera, y no de seguir quemando más billones cuando escasean, ni tronchando vidas, cuando Colombia las necesita más que nunca.

No queda duda que no se trata de hacer la paz como "peluquiando bobos", y que las dos agrupaciones insurgentes subalternas tienen trayectorias, y exigencias diversas por las que han luchado y luchan.

La historia conocida y lo que sigue

Hace una buena cantidad de años, cuando el Eln firmaba los Acuerdos de Puerta del Cielo, con el entonces presidente Ernesto Samper, que la paz con esta guerrilla de inspiración cristiana, con curas en sus filas, caminaba hacia el final de su confrontación armada con el Estado.

Pero, todo se hundió en las heces del proceso 8.000, al saber la opinión pública lo que costaba ganar una elección, ante la imposibilidad de repetir el fraude descarado, electrónico, con que se raponeó la elección de Rojas Pinilla, el 19 de abril de 1970, para colocar al último presidente del primer pacto frente nacionalista, Misael con el concurso "delictivo electoral" de Carlos Lleras Restrepo.

Curiosamente la denuncia la hacía el hijo, Andrés, exhibiendo los casettes a la prensa, donde se probaba el involucramiento político de los Rodríguez Orejuela, en la segunda vuelta que le dio la victoria a Samper. Ahora, Andrés es parte de la Comisión que acaba de nombrar el presidente para atender a lo que pase en estos 30 días, que empezaron a contarse a partir de hoy.

Claro que, como lo recordaba ayer Claudia López, esta es una comisión de notables, a su modo, pero no de representación de las víctimas del conflicto, y mucho menos de los subalternos, y en paralelo, hay otra, la del Centro democrático, que la constituyen otros parecidos a los primeros.

Todo lo cual refuerza la urgencia de la Constituyente social, que tiene que establecer sus cabales, y exigir participación desde abajo, de los muchos. Se trata, cómo no, de un ejercicio, una gestión democrática de la paz, de a de veras, con el concurso de toda Colombia para restañar las heridas inflingidas a los más, por 115 años de vida republicana, que dirigida por las elites oligárquicas, ha ocultado y reprimido la otra historia, la de los subalternos en procura de autonomía y democracia con igualdad social.