domingo, 21 de junio de 2020

EL TRAYECTO DE UNA RUPTURA: DE MAX WEBER A ANTONIO GRAMSCI, 1920-1937.


Miguel Angel Herrera Zgaib, Ph.D.
Director Grupo Presidencialismo y participación
Presidente de la Sociedad  GlocAL Gramsci

"El estado moderno sustituye al bloque mecánico de los grupos sociales por su subordinación a la hegemonía activa del grupo dirigente y dominante, por consiguiente deroga algunas autonomías, que sin embargo renacen en otra forma, como partidos, sindicatos, asociaciones de cultura. Las dictaduras contemporáneas derogan legalmente incluso estas nuevas formas de autonomía y se esfuerzan por incorporarlas en la actividad estatal: la centralización legal de toda la vida nacional en manos del grupo dominante se vuelve "totalitaria"". Antonio Gramsci, Algunas notas generales sobre el desarrollo histórico de los grupos sociales subalternos en la Edad Media y en Roma, en  Cuaderno 3 (XX), pp.12-13.

                                                              Muy valioso el recorderis de Hernando Roa Suárez, ex director de la ESAP, con ocasión del centenario de la muerte de Max Weber, 1920-2020, y más aún la invitación que hace a profundizar en su pensamiento, y la aplicación de su actualidad. 

Lo primero para decir, sin duda, es que Weber no fue ni tuvo la pretensión de ser un pensador democrático. Sí, probablemente, liberal, al modo que lo era en Inglaterra, J.M. Keynes, defensores del capitalismo antes y después de la posguerra; y de la perspectiva de los gobernantes modernos al servicios de los intereses hegemónicos de la burguesía, con la excepción de la U. Soviética, sobre la que escribió también, pronosticando que el gobierno de los soviets sería flor de un día, y los imperativos de la racionalización instrumental barrerían la expectativa de avanzar hacia la extinción del estado moderno burgués.

Dominación legítima

En materia política, su sociología fue el punto de partida del paradigma de la ciencia política de cuño anglo-sajón, a la que luego se vinculó la denominada revolución conductista, que tuvo cultores, tanto en la Unión Soviética como en los Estados Unidos, a partir de los experimentos en el campo de la psicología; y que en Harvard, con el sociólogo Talcott Parsons, añadió el enfoque sistémico, estructural-funcional al saber politológico.

Pero, un contemporáneo suyo, menos conocido, Antonio Gramsci, descubrió la otra cara de su sociología política, afincada en el positivismo de cuño empirista, adobado por los retozos del método derivado de la discusión neoclásica, marginalista. De lo cual hay huellas en sus escritos de economía, publicados por el FCE.

Lo anterior para decir, que la suya es una sociología comprensiva, y su teoría de la acción social, parte de un reconocimiento de la libertad individual y un politeismo valorativo, que tiene a Nietzsche como su interlocutor con la llamada "muerte de dios", y de la metafísica de cuño medioeval.

Dicho lo cual, las relaciones de mando y obediencia weberiana, en la sociedad de los individuos libres moderna, que resulta de la disolución de la gemeinschaft (comunidad), estudiada por el contemporáneo Ferdinand Tönnies, que termina fundada para su reproducción en una creencia, que es la base de las tres tipologías de la legitimidad, en la tradición patriarcal, el carisma, y la legalidad. Esto es, en síntesis, que la racionalidad instrumental tiene como base la irracionalidad de la creencia.

Otro es el cantar de Gramsci y la Hegemonía.

Es sabido que Gramsci sí leyó varios trabajos de Weber, mientras estuvo en la cárcel de Turi, donde elaboró una perspectiva radicalmente opuesta, porque en lugar de legitimidad postuló la categoría y la praxis de la hegemonía, que dialectiza la anterior. 

En el lugar de la creencia, Gramsci postula la existencia de la dirección, de la persuasión, que habilita a los grupos dominados, subalternos, explotados, no sólo para invertir la pirámide, sino para romper la "jaula de hierro" de la dominación, y darle contenido y sentido a la transformación radical de las relaciones de mando y obediencia para darle paso a la construcción histórica de la autonomía integral, de la que hay prueba reflexiva en sus 29 cuadernos de la cárcel.

A los más interesados, los invito a leer mi libro Antonio Gramsci y el Pensamiento de Ruptura, cuya primera parte está dedicada a un ejercicio comparativo del pensamiento de Weber y Gramsci. Está publicado por Unijus, en la colección Gerardo Molina, con el generoso y atento trabajo editorial del colega Juan Carlos García Lozano. Es el fruto de un quehacer que empezó en los años 90, y concluye provisoriamente en en el 2016.