domingo, 20 de diciembre de 2020

 LOS CUATRO AMIGÜES, LA ÉTICA   Y LA COLOMBIA DEL ÉXODO

Miguel Ángel Herrera Zgaib, Ph.D.

Director Grupo Presidencialismo y participación, Unal/Unijus, y

La International Gramsci Society - COLOMBIA.

 

“La idea que la ética y la política son dos espacios diferenciados solo conduce a un indeseable relativismo moral y a que las sociedades se vuelvan inviables y los estados “fallidos”. Pilar Gaitán et al, ET, 18/12/2020, 1.18.

“La Fiscalía tiene 29 casos por presuntos “falsos positivos” en los que aparecen 22 generales del Ejército. Así lo informó en un documento enviado a la Corte Penal Internacional (CPI),  en donde Colombia está en evaluación.” ET, 17/12/20, 1.6.

                                                              Comencemos con una pareja de politólogos colombianos de reconocida trayectoria, Pilar Gaitán y Eduardo Pizarro, quienes cursaron sus pregrados en Ciencia Política y Sociología en Colombia, en prestigiosas universidades privadas, Andes y Javeriana, antes de incursionar en la política local.

Hoy, ambos exhiben sus preferencias, y de paso avanzan sus ideas en favor del que llaman “centro político,” ad portas del 2022. Quieren contribuir señalándole a todos los competidores, ya dispuestos en el partidor de la carrera política, un deber mayúsculo: celebrar un pacto ético.

La acuciosidad los lleva hasta el mismísimo Aristóteles, quien se hizo célebre por su Ética a Nicómaco, su hijo,   un texto que Occidente conserva y todavía se lee en algunos cursos de Introducción a la Ciencia Política, y más probablemente, en las clases de Historia y Pensamiento Político. Ellos tienen interés manifiesto en proponer un debate ético que creen es necesario y urgente, tomando del pelo a las enseñanzas de Niccolo Machiavelli.

De la restauración moral al pacto ético

Los colegas también acuden a la fama bien cultivada de Adela Cortina, quien ha dedicado sus mejores años a instruir a los empresarios de España, primero, y de América Latina después. Ella es autora de un tratado que atrae por su brevedad, Etica mínima (1986), que emula bien con la pieza de Aristóteles, quien conviene recordarlo, hizo causa común con Macedonia. Esta polis que sometió a Atenas, conducida por los ejércitos de Filipo y Alejandro, sepultó su democracia, y las autonomías que caracterizaron a Grecia antigua. Aristóteles, ya cercana su muerte, al triunfo el partido de la democracia en Atenas, en rebelión contra la imposición, puso pies en polvorosa regresando a su terruño.

Adela en aquel escrito, sin embargo, no entra en honduras, sino que va al grano en los deberes éticos. Emula con su coterráneo filósofo Fernando Savater en construir best sellers en estos saberes sociales. No tiene en cuenta lo dicho por Immanuel Kant, filósofo de la Ilustración, del sujeto individual consciente, quien en la Metafísica de las Costumbres, nos habla, nos expone en términos modernos  la moral individual y el imperativo de la libertad como características de la Ilustración que aspira a los individuos de la especie humana que alcance la mayoría de edad intelectual.

Ambos son evangelistas universitarios de las “nuevas” ciudadanías nacidas del Pacto de la Moncloa, cuando el franquismo prolongaba su agonía a plazos. A propósito de lo cual, que se sepa, no dicen ni pío de la urgencia de que España sea república, y menos que haya más de una, cuando se lee lo que escriben a propósito de vascos y catalanes.

La pareja colombiana en comento, igual, guarda silencio con respecto  al famoso grito de Gaitán, el líder popular, que se hizo célebre en sus peroratas a las multitudes del teatro Municipal, las calles y plazas, cuando insistía en la “restauración moral de la república”. Sellaba su exhortación al Pueblo, con “A la carga!”

Quizás, porque para Eduardo, recordando una anterior contribución suya para El Tiempo, A fondo, se fue lanza en ristre contra los populismos que calificó de derecha e izquierda. Para jugarse, sin sonrojo alguno, por el “bendito” Centro, y que algo tiene que ver también con el “bendito” Fajardo, el ciclista, por supuesto, no el futbolista.

Los cuatro Amigües  y sus rivales

“Leopoldo López es un amigo de la libertad”. Palabras del exsenador subjúdice, Álvaro Uribe Vélez. Visita del “fugitivo”Leopoldo al Ubérrimo.

                                                                        Las elecciones en Venezuela de la nueva asamblea nacional bolivariana, con los resultados conocidos, y el referendo convocado por la oposición que animan el autonombrado presidente interino, Juan Guaidó, y el fugitivo líder Leopoldo López, quien se encontraba en la sede diplomática de España en Caracas, de donde salió en secreto para completar su fuga, se convirtieron, luego en la martirizada Colombia, en la oportunidad para que el país político rinda honores y respaldo al político reaccionario venezolano.

Leopoldo fue invitado, primero, a reunirse con el ganadero y criador de caballos, Álvaro Uribe, en su propiedad, en las cercanías de Montería, posando al lado de uno de los sementales con su “nuevo amigo” en mangas de camisa y sin tapabocas.

Luego hubo la aparición de Leopoldo como figura, en el seriado del presidente Duque, pagado por la ciudadanía que tributa, donde al entrevistarlo hubo oportunidad de denostar del gobierno del presidente Nicolás Maduro, que no bajan de  calificar de una dictadura, y lanzar loas a la “democracia” de la que es guardián Leopoldo después de su fuga.

Luego el turno fue para la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, quien al ganar la elección para la alcaldía ipso facto lanzó la candidatura de Sergio Fajardo, quien es una lumbrera matemática que se define como centro, a distancia entre la derecha y la izquierda, y excluye de cualquiera alianza al candidato de la Colombia Humana, Gustavo Petro. El cuarto de los amigües es el ministro de defensa, Holmes Trujillo, a quienes otros identifican como un potencial candidato presidencial para el año 2022.

Esta confluencia de los cuatro amigües está identificada en una potencial alianza con miras a los ejercicios que conduzcan a ganar la presidencia para la coalición de centro, que no volverá a ganar en la primera vuelta. Esto sostenido a la luz de las debilidades reconocidas de cada una de las fuerzas políticas. Hoy unidas en la “cruzada reaccionaria” contra la Venezuela bolivariana, que no se ha rendido a los dictados del gendarme regional, el gobierno estadounidense.

Es de parte de ellos, la consabida reverencia al presidencialismo imperial estadounidense. A través de los sucesivos presidentes, desde George W. Bush, “Mr. Danger”, según la jocosa denominación del Comandante Chávez en la Asamblea de la ONU, y  los sucesores, Barack Obama, el actual ocupante de la Casa Blanca, Donald Trump, quien no quiere hacer a un lado su pretensión de fraude, contra el nuevo presidente, Joe Biden, cuya victoria ya fue acreditada por el Consejo Electoral.

Joe no ha hecho ni hará ningún giro que contraríe las afrentas y denuncias contra la revolución bolivariana, cuyo bloqueo criminal siguen manteniendo, congelando fondos y persiguiendo a los funcionarios y dirigentes de proyecto del socialismo del siglo XXI, con sus vicisitudes y logros. Es el mismo libreto ensayado contra Cuba, solo que bajo otras circunstancias.

No hay duda que el bloque de Centro y reacción a la vista, de los cuatro amigües tiene unos interlocutores y adversarios en lo electoral de cara a la presidencia de Colombia, así como en los escenarios de participación que van más allá de lo instituido, de las representaciones convencionales. El adversario más reconocido, sin duda, de facto, es el senador Gustavo Petro, el contendor principal, puesto que obtuvo más de 8 millones de votos, y quien ha puesto en claro quienes están del lado de la paz y de la guerra, en el debate congresional citado con cuatro senadores, Cepeda, Sandino,  Robledo, y Barreras, que descubrió las patrañas y artimañas de otro frustrado candidato “destapado”, el exfiscal Humberto Martínez.

Éste organizó la tragicomedia de la sindicación de Jesús Santrich, que lo condujo a un año de prisión en la Picota, y al riesgo de ser extraditado, a raíz  del concurso delictiva de Marlon Marín, quien aprovechó su relación familiar con uno de los dirigentes del nuevo partido Farc, y de la Fiscalía que procuró, según lo denunciado, fondos y los kilos de cocaína, que buscaron ser exhibidos como prueba fehaciente por parte del bloque de enemigos de la paz.

Es el mismo bloque que sigue jugando duro en el interés de desprestigiar las instancias de la JEP, y de bloquear la realización de los otros puntos que le dieron contenido y sentido a los acuerdos de paz.

Hechas las cuentas, tenemos a la vista dos bloques en construcción, con mayor o menor concreción, el de la guerra, que esta semana ha estado muy atareado, teniendo como anfitrión a Álvaro Uribe, quien pendiente de su proceso judicial se reunió con su partido y los miembros de la coalición en El Ubérrimo, donde sigue tuiteando y preparando su causa en la libertad obtenida a causa de su renuncia a la senaduría, con tal de defenderse mejor.

Él  “no dejó de dar puntada sin dedal”, dando devoto inicio a la jornada de aguinaldos. Presentando a su queridísimo hijo, como candidato al senado, para empezar, dizque enarbolando la causa del trabajo, con el pírrico aumento del 4 %, para el salario mínimo, y la disminución de la jornada laboral a 44 horas semanales. Es el parto de los montes, de este joven turiferario del padrecito Uribe, frente a las miserias ofrecidas por los empresarios, que hacen leña con la pandemia, - a través de sus asociaciones con el gran capital financiero-, de los trabajadores colombianos, empleados, desempleados, y precarios, que son la inmensa mayoría desamparada.

¿De cuál éxodo hablamos?

“…la perspectiva de resistencia y controversia radical no armada frente al orden social vigente ha de orientarse al éxodo, sin claudicaciones ni cooptaciones…sin la utilización de las armas que, de manera simultánea, permitan la satisfacción de las necesidades básicas de la existencia social sin obstáculos de naturaleza mercantil…” Víctor M. Moncayo, Éxodo, 2018:329.

“La protección de la población civil es la prioridad de la estrategia de seguridad dirigida directamente por el presidente Iván Duque.” Nancy P. Gutiérrez, consejera para los D.H, del gobierno de Colombia, en ET, 16/12/2020, 1.4.

“Seguimos rechazando esta violencia sistemática en contra de quienes son parte de las comunidades y han ejercido como autoridades.” Jhoe Sauca, coordinador del CRIC, en Togoima, municipio de Páez. ET, 16/12/2020, 1.4.

Nuestra respuesta…no es todavía una propuesta sustantiva, sino apenas una línea-guía metodológica y, en todo caso, no se debe esperar que esta respuesta ofrezca una solución y dé reposo al tema planteado. Antonio Negri, Hacia la redefinición del poder constituyente: más allá de la soberanía estatal, en: Prólogo, Éxodo. Salir del Capitalismo, Aurora, 2018: 38.

                                                                                                                   Desde antes del año 2002, con el exrector Víctor Manuel Moncayo hemos mantenido un interés sostenido en las contribuciones del intelectual comunista y autonomista Toni Negri. Lo hemos hecho de diferentes maneras y diferentes momentos. Aprovechando los espacios académicos, científicos y políticos de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, y la Universidad Nacional de Colombia. Respondiendo cada uno, a los aprestos de la modernidad que somos, y que son propios del capitalismo dependiente y periférico que es Colombia.

Las lecturas de uno y de otro han estado descentradas de la vulgata marxista, desde diferentes orillas. Una enriquecida por la interlocución previa con Althusser, Poulantzas, Holloway, y sobre todo, Paolo Virno; y la otra, la mía, de modo principal con la obra de Antonio Gramsci y las experiencias de la escuela italiana de Galvano Della Volpe, y la interlocución con la obra de Lucio Colletti y Mario Rossi, así como los trabajos de Cornelius Castoriadis, y claro, Paolo Virno, en particular, un ensayo que he trabajado en diferentes momentos de mi docencia, Multitud y principio de individuación, que es una sintética interlocución con la obra de Gilbert Simondon, el maestro de cabecera de Gilles Deleuze.

 

Pero, ahora, en los dos últimos años, el exrector de la Nacional, quien fuera mi profesor de primer año de Derecho, en Ciencia Política, se ha lanzado contra viento y marea,  a recepcionar el último trabajo de Antonio Negri, en su libro ensayo Éxodo. Salir del Capitalismo (2018). Aquí, él involucra y actualiza sus aprendizajes anteriores, que volcó en parte en el Leviatán Derrotado (2004), donde la preocupación era por mostrar la crisis del estado moderno, al modo como lo concibieran Hobbes y sus continuadores, con aplicación a una lectura descentrada del estado colombiano y su derrumbe.

Pero, lo que en verdad acometió allí fue el estudio del régimen político colombiano, y su carácter sistémico. Algo que él enseñaba desde su cátedra en la Nacional, cuando regresó de Lovaina, y nos puso en contacto con la obra de David Easton y de Umberto Cerroni.

Ahora, en su segunda parte reflexiva, ya se aventura a un ejercicio no solo crítico sino propositivo, con respecto a la caducidad del estado en el mundo y en el país, lo que no quiere decir que haya desaparecido, o vaya a desaparecer de un momento para otro. Pero, él también busca salidas para Colombia, que implican, como lo revela el subtítulo, salir del capitalismo, esto es, el sistema como totalidad, de cuyo estudio primordial se encargó Karl Marx, entregando su vida a esta empresa heroica, después del fracaso de la revolución de 1848, y el éxito parcial, provisional de la Comuna de París (1871), en tiempos de crisis capitalistas.

Estas reflexiones actuales están abrevadas por su participación en la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas en Colombia, donde fungió como uno de los relatores. A la cual contribuyeron diferentes visiones, de un espectro de inclinaciones y credos políticos. A estas él se refiere a espacio y con diferentes énfasis. Nominándolos por los apellidos de sus autores, sobre todo, en el recorrido del capítulo VI, que lo denominó La perspectiva colombiana.

Esta parte que se extiende desde la página 210 a la 329, contiene un muy buen material comentado, y reflexiones propias para tratar de desentrañar el rumbo de la lucha del trabajo material e inmaterial en la presente coyuntura estratégica glocal. Valiéndose de claves interpretativas y explicativas provenientes de un tronco principal, las cogitaciones del maestro cattivo, de quien lo separan en edad, nueve años. Él mismo que en el texto que sirvió de Prólogo a Éxodo, revela la siguiente guía metodológica:

 “Nuestra respuesta es la de alguien que se hace con el balón y dispara, creando así una dinámica, un movimiento…tenemos que comenzar por investigar las redes de cooperación que animan la producción y la reproducción de la vida social.”

La comunicación de esta última parte de mi reflexión, descubre las comunidades con Negri, y  Moncayo, con las consabidas distancias materiales y especificidades formativas e investigativas, a las que ninguno tiene por qué renunciar, siguiendo la revelación de Antonio:

“Por primera vez, por fin, nosotros los intelectuales podemos comenzar a hablar como los proletarios. Finalmente, ha terminado aquella separación del trabajo manual que nos hacía sentir distintos, y de alguna manera partícipes de la explotación de los obreros. Ahora sabemos que el trabajo que hacemos con nuestra cabeza no tiene nada que envidiar al de cualquier otro…nosotros los intelectuales somos también los explotados y la sal de la tierra.” (Moncayo, 2018: 23)

Al preguntarme por ¿cuál éxodo? Acepto el reto de estos peculiares compañeros de viaje. Teniendo en cuenta, como lo expresa Moncayo, el partir del Acuerdo de Paz de La Habana, la perspectiva del éxodo, que el desarrolló en el capítulo V, de modo general. Para lo cual él observa las prácticas y movimientos sociales, y no sólo a la organización guerrillera convertida ahora en partido político legal, enfrentadas con múltiples retos y expectativas. (Moncayo, 2018: 24)

En materia de diferencias conceptuales, al hablar de nuestro éxodo y su actualidad, Moncayo recuerda que la multitud no la componen “ciudadanos”, ni “productores”, porque se rompieron las distinciones, que no diferencias, entre lo individual y lo colectivo, lo público y lo privado.

Hablemos, pues, de los “muchos” que no son todos y cada uno, como aparecen por ejemplo mencionados por Baruch Spinoza, cuando se refiere a la voluntad de todos, a diferencia de la voluntad general rousseauniana. La referencia es a multitud como concepto de clase, es decir, “la clase de todas las singularidades productivas, de todos los sujetos del trabajo material e inmaterial, inmediato y no inmediato, cuya potencia puede expresar su deseo de transformar el mundo.” (Moncayo, 2018:25)

Tal es la multitud de la que también hablo aquí, cuando me refiero al bloque de la paz, enfrentado al bloque de la guerra; cuando hablo en esta coyuntura estratégica de su potencia desenlace, en el sentido del triunfo de una de dos alternativas: la paz reaccionaria o la paz subalterna, en una lógica que pretende ser adversarial, aunque el bloque al comando del estado insista en la fórmula amigo y enemigo.

Si no, ¿dónde situar el siguiente reporte del solo año 2020, entregado por la ONU? En él la alta comisionada para la paz, Michelle Bachelet, señaló que la Comisión de Verificación documentó 66 masacres, en las que 255 personas fueron asesinadas en 18 departamentos, el asesinato de 120 defensores de D.H, y 244 asesinatos de excombatientes de las Farc.

La multitud que protagoniza el éxodo en Colombia está hecha de las víctimas muertas y, claro está, de las vivas que son millones, sujetas a relaciones de opresión, explotación, dominación y subordinación, multiplicadas. En entero acuerdo que no se trata, en ningún caso de homogeneizarlas, a través de una soberanía bajo la forma del pueblo nación.

A pesar de las ambigüedades que la constituyen, como bien lo subraya Paolo Virno, en sus escritos, esta, en mis términos, multitud subalterna, tiene la capacidad de imponer una sociedad alternativa a la sociedad del capital, que para nada requiere que se borren y resuelvan las diferencias, sino que garantice que las singularidades, las subjetividades en su pluralidad florezcan con sus respectivos procesos de individuación, que no hay por qué tronchar o truncar.

A las puertas del estado de emergencia climática

“EE.UU volverá al Acuerdo de París en el primer día de mi presidencia e inmediatamente empezaré a trabajar con mis homólogos en el mundo.” Joe Biden

“Tenemos ahora la posibilidad de congregar al mundo en un enorme esfuerzo para reducir las emisiones de gas de efecto invernadero.” John Sauven, director ejecutivo de Greenpeace.

                                                                        Todo lo anterior dicho supone, en el caso de Colombia, y en el marco indiscutible de la emergencia climática, que la multitud se haga estado para darle curso radical a la sociedad autorregulada en procura de lo común. Expresada en las múltiples formas de auto-organización que tenemos a la vista en el último periodo, que se extiende desde los años 2010/2011.

El hacerse estado de los subalternos, nos acerca a Lenin como punto de fuga efectiva de lo político estatal sin romanticismos anárquicos. Este hacerse estado lo es en avance de la lucha contra-hegemónica que disgrega el bloque histórico que domina a las fuerzas subalternas en Colombia.

Al respecto existe una discusión directa, en el marco de esta coyuntura estratégica con respecto al entendimiento de la autonomía de lo político y de la política, que diferencian también Negri con Moncayo, y otros tantos. A una y otra caben en la reflexión en comento, que caen desde el campo liberal hasta la izquierda radical en el espectro de la soberanía.

Pero, en nuestro caso, la lectura se hace desde la perspectiva de Jacques Rancière, que propone la política, como el hacer de los sin parte, que no define a la democracia como régimen, sino, en últimas como poder constituyente y, añadiría, destituyente,  en procura, incesante, de la autonomía integral que signa la nueva época de la guerra de posiciones política  que a nivel planetario se libre entre la democracia y el imperio.

En este caso de la multitud subalterna que lucha por la autonomía integral. Ella está, en efecto, compuesta de diferentes singularidades constituyentes. Empleando y corrigiendo los términos de Moncayo, no se trata de un pluralismo, sino de una pluralidad multitudinaria que lo recuerda Negri, rompe “con toda concepción fetichista de la unidad política”, y corta “amarras con los conceptos de pueblo y de nación tradicionalmente entendidos como unidad” (Negri, 2018, 35)

Con las diferencias anotadas, la multitud en movimiento, que arranca cuando menos, en el marco del régimen para-presidencial gobernado por Álvaro Uribe, con la marcha protesta del maestro Moncayo, quien partió de Sandoná, para reclamar la liberación de su hijo militar, y llegó hasta Bogotá. Es la que continua después hasta la movilización multitudinaria, diversa, de los diferentes de noviembre de 21, y las protestas espontáneas de rebeldía ciudadana y juvenil de septiembre pasado en las calles de Bogotá, y Cali, que se sellaron con asesinatos oficiales.

Esta multitud responde, sin duda, a nuevas formas de antagonismo, que no se reducen al clásico enfrentamiento entre capital y trabajo que correspondió a la fase del capitalismo competitivo, y del que dio cuenta de manera magistral el escrito de Federico Engels, acerca de la situación de la clase obrera en Inglaterra, durante el siglo XIX.

Se trata de una nueva forma de poder constituyente, no solo política sino social, que está vinculado a “los comportamientos sociales y a las nuevas tecnologías de subsistencia, resistencia y transformación de la vida” (Negri, 2018, 38). En Colombia, en nuestra modernidad, que no responde a ningún molde o prototipo a seguir, también se da la presencia hegemónica del trabajo inmaterial, que toma cuerpo en las experiencias protagónicas de modo diverso, de las mujeres, de los jóvenes, de las minorías étnicas, y la pobrería desempleada e informal. Para solo referir tres de las realidades observadas en sus luchas, que prueban que los subalternos en Colombia, no solo pueden hablar, sino que actúan, y reinventan sus formas de organizarse y reproducir la vida.

Este es el tiempo de la producción biopolítica, y al respecto, Gustavo Petro, quien rechaza, igualmente, casi en solitario, los embelecos del centro, en relación con las candidaturas más opcionadas, por las mediciones iniciales, coloca, en cambio, en uno de los extremos la defensa de la naturaleza, la alternativa ecológica que se enfrenta con la voracidad capitalista, y responde al “estado de emergencia climática.”

Al hacerlo está en sintonía desafiante con lo dispuesto en el Acuerdo de París, de limitar el calentamiento global a un máximo de 2 oC, pero a todas luces la marcha en el presente siglo, por el contrario parece acercarse a superar los 3 oC. Reunidos en París, en la Cumbre de Ambición Climática, a instancias de Antonio Guterres, y el papa Francisco, con 38 estados reconocen la urgencia de lograr la neutralidad del carbono. Para empezar, fijan a las claras otra ruta para el éxodo del capitalismo, después de 2015.

Con la expectativa de la inminente salida de Trump del gobierno estadounidense, y las promesas de Biden, de recuperar la sensatez en materia de emergencia climática, sin que haya en él, y en la inmensa mayoría de los gobiernos firmantes ningún giro anticapitalista, se fija un norte al “credo realista” de la Colombia Humana. Dan una ruta al rumbo presente de la empantanada paz de Colombia, y a la producción biopolítica que de paso al desmonte definitivo del régimen para-presidencial y ponga un alto al avance de la para-república que no cesa por estos días, sino que crece como verdolaga asesina en casi total impunidad.

Así las cosas, el éxodo anticapitalista empieza a tomar cuerpo y figura, muy a pesar de los silencios al respecto del progresista Petro; y sin que dejemos de lado los ejercicios de las nuevas ciudadanías que pueblan los campos y ciudades de Colombia, potenciando el núcleo de buen sentido que anida en el corazón del sentido común dominante. Haciéndose eco inteligente del decir del papa jesuita, amante del fútbol: “la actual pandemia y el cambio climático, que tienen una relevancia no solo ambiental, sino también ética, social, económica y política, inciden, sobre todo, en la vida de los más pobres y los más frágiles.”

Así las cosas, el desenlace de la crisis de hegemonía en Colombia, está pasada por el diapasón de la bioética, y por el hacerse estado de los subalternos en procura de las condiciones para una paz democrática duradera, donde la sociedad autoregulada exhiba sus potencialidades constituyentes.

Lo cual reclamará una puesta en situación de los lenguaje puestos en la liza por el accionar de los “cuatro amigües”, que siguen hurtándole el bulto a la relevancia de la autonomía de las multitudes para fijarle el rumbo adecuado a sus sociedades, y que le hacen el juego a los cantos de sirena, supuestamente “democráticos,” tan democráticos como el  del Centro, que empieza a proyectar las aspiraciones de Tomás, el delfín capitalista, de la prole ubérrima. 

El bloque reaccionario escucha a esta  “oposición,” así llamada por Leopoldo López, Corina Machado, Juan Guaidó y sus asociados. Mientras guarda silencio frente a lo que le reclama la oposición interna colombiana, cuyos liderazgos se anegan en sangre diaria; con la ocurrencia lapidaria de la comisionada de D.H, del gobierno de Colombia, que dice que el principal problema es la ilegalidad, y no la hecatombe humanitaria que está delante de sus ojos, y de 48 millones de compatriotas. 

miércoles, 18 de noviembre de 2020

  1.  SERIE "LOS APESTADOS". Primera parte.
  2. EL NUEVO CURSO DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA EN LA UNIÓN AMERICANA.
  3. Miguel Angel Herrera Zgaib, PhD.
  4. Director XVI Seminario Internacional Gramsci, 9-13/10/20.

  5. “Son los votantes los que deciden el ganador de una elección, no el presidente ni el Fiscal General…No hemos visto evidencia alguna de algo que pueda interferir en que se certifiquen los resultados…” Carta de exveteranos del Departamento de Justicia de los EUA.

  6. “Esto es parte de una maquinaria corrupta de los demócratas…Están haciendo trampa”. Tuit de Donald Trump, presidente.
  7. “Dicen que son las elecciones más fraudulentas de la historia de EEUU. ¿Quién? ¡El propio presidente que está a cargo ahora!” Alí Jamenei, Ayatollah de Irán.

  8. Comparando con la historia de los Estados Unidos de Colombia
  9. En los escenarios electorales del presidencialismo más prosaico, como Colombia, las elecciones quedan resueltas de un día para otro. Más aún, no existen las encuestas a boca de urna, para dizque no influir sobre los votantes indecisos. Tampoco se permite el voto de las fuerzas armadas para evitar que se “politicen” desde el año 1958.

  10. Esta última, es una decisión por la que aún se honra la memoria del patricio liberal, Alberto Lleras Camargo, peón de brega internacional de los Estados Unidos, desde la segunda posguerra. Padre cofundador de la fórmula consociacional del Frente Nacional, estudiada por Jonathan Hartlyn, a la cual Lleras añadió el carácter no deliberante de las FF.AA, que defendió en el discurso del Teatro Patria en diciembre de 1958.

  11. No es el caso del republicanismo liberal estadounidense, donde la elección presidencial pasada es ahora bloqueada por el presidente Trump, quien aspira a ser reelegido, y con un mes de antelación al 3 de noviembre, como mínimo, empezó a alertar sobre un fraude que se preparaba.

  12. Según él, a través del servicio postal nacional, porque los ciudadanos, con millones de votos por correo, para elegir presidente y congresistas. Después, el bravucón Trump acompañado del fiscal general, William Barr, el más obsecuente mayordomo del presidente, no esperó a que todos los estados de la Unión certifiquen los resultados, lo cual ocurrirá el próximo 8 de diciembre.

  13. Hasta ahora el triunfo tiene que ver con el conteo y tendencias difundidas a través de los medios de comunicación. Sin embargo, la VOA sigue hablando de “proyección, no de triunfo”. Los demás medios bloquearon de forma instantánea el decir del presidente Trump, cuando buscó denunciar un fraude, sin mostrar prueba alguna, ante la audiencia nacional.

  14. En lugar claro está, de aceptar la derrota, o esperarse a lo decidido por el conteo definitivo, acudir a las cortes estatales, y luego a la instancia superior de la CSJ. Por el contrario, Donaldo ha movilizado el poder ejecutivo y los organismos complementarios a su alcance.
  15. A lo anterior, ya sumó el primer despido, el del secretario de defensa, Mark Esper, quien se negó a movilizar el ejército para contener los disturbios raciales que estallaron en varios estados, a raíz del asesinato de George Floyd. Éste es el primero de una cadena de despidos.

  16. Sí ha logrado que el líder de la mayoría del senado, Mitch McConnell, quien conforme a los resultados conocidos, aspira a mantenerse al frente del Congreso, señala que “Donald Trump está 100% en su derecho de investigar cualquier posible irregularidad en la votación…y no tiene la obligación de aceptar las proyecciones de los medios.” (Ver ET, 10/11/20, p. 1.8)

  17. El fiscal en virtud de su poder ordenó a los funcionarios de este organismo de la rama ejecutiva que investiguen un supuesto fraude en las elecciones. A lo anterior se sumó la orden presidencial perentoria de no colaborar en la transición de poder, e impedir el acceso del Joe Biden y su staff al Departamento de Estado. Es una actuación casi sin precedentes en la historia de la república recreada en la Convención Constitucional de Filadefia del 14 de mayo al 17 de septiembre de 1787.

  18. En presidencialismos como el colombiano, la expectación baja, mientras los perdedores saben que lo pierden todo. Después el ganador ocupa el trono ejecutivo de una monarquía constitucional que no tiene pesos ni contrapesos.

  19. Así empezó a diseñarse, con alcances nacionales en la Constitución de 1886, en lo político jurídico superestructural, que extirpó las veleidades del federalismo decimonónico. Antes, éste jugó a la elección indirecta de los colegios electorales durante gran parte del siglo XIX, con hitos en los años 1843, 1849, cuando aquella votación tuvo que refrendarse con el voto del Congreso.

  20. De ahí la célebre frase del líder conservador Mariano Ospina Rodríguez, presionado por la movilización de las Sociedades Democráticas contra el hirsuto libre cambismo y la esclavitud, que apoyaron primero a López: “Voto por José Hilario López para que no se asesine al Congreso”.

  21. La seguidilla continuó en 1858, después que se reprimió en 1854, el golpe de José María Melo, el general bolivariano, quien gobernó por pocos meses con el apoyo de los artesanos, las Sociedades Democráticas, y parte del ejército. Hasta su derrota por el bipartidismo que se inaugura en contra de cualquier oposición política con raíces subalternas populares.

  22. La elección colegiada la coronó la Constitución de Rionegro de 1863. Recuerda el editorialista Alfonso Gómez Méndez, y señala que aquella prescribía que el presidente era elegido por el voto de los Estados. Esto en el presidencialismo original de factura estadounidense quiere decir: el voto mayoritario de los Colegios electorales de los Estados de la Unión, como sigue operando allí hasta el pasado 3 de noviembre.

  23. Más aún, después del 63, para Colombia la Constitución reaccionaria y centralista de 1886 no se atrevía a prescindir de las que denominó “asambleas electorales”, nunca voto universal y directo. Caro, Núñez y Samper trataron de preservar una republiqueta que vestía las lúgubres galas de una monarquía constitucional.

  24. El maquillaje “federal” se mantuvo hasta el año de 1904. Para favorecer la elección de un cuasidictador, el general Rafael Reyes. Instrumentalizaron los votos de la provincia de Padilla, hoy departamento de la Guajira, con el uso descarado de las actas en blanco, que llenó “aplicadísimo” Juanito Iguarán para derrotar al fin, a otro general de prosapia azul, a Joaquín F. Vélez.

  25. Pero la vieja Constitución del 86 tiene una prolongación extra, un apéndice cancerígeno, después de derogada en 1991. Bajo la fórmula del estado ampliado, es decir el complejo de sociedad política más sociedad civil, su necesario correlato supérstite en el Código Civil, que rige las relaciones entre privados en la sociedad civil; en el ámbito de ejercicio de la libertad negativa de las personas, que se agrupan en los llamados “organismos privados”.

  26. Es lo que decía Gramsci en sus Cuadernos de la cárcel, cuando analizaba el proceso de desarrollo del estado y la nación italianas. Dicho Código es ahora objeto de debate, en términos de ajustar la institución de la propiedad privada y sus ramificaciones a los imperativos del nuevo tiempo. Por lo pronto es una iniciativa en la que interlocuta la academia con el Ministerio de Justicia, mientras sufre los embates de la Intergremial.

  27. En términos de tareas históricas incumplidas, recordemos las revelaciones de las ex Farc y su arrepentimiento como los responsables de la muerte de Álvaro Gómez Hurtado, y Chucho Bejarano. Los dos eran extremos en el entendimiento de la regulación de la propiedad privada.

  28. Después de 130 años, queda claro que aún no zanjamos el problema de acordar las reglas de lo fundamental, esto es, el modo de producir y reproducir las condiciones de existencia de la sociedad abigarrada, - en palabras de René Zavaleta -, que sigue siendo Colombia en el tercer milenio.

Porque los grupos y clases subalternas, esto es, el país nacional de Jorge Eliécer Gaitán, ha estado dominado, casi nunca dirigido de manera consensuada, por caudillos y jefes, después de la Campaña libertadora de 1819.


miércoles, 4 de noviembre de 2020

 ¿POR QUÉ PUEDE GANAR JOE BIDEN?

Miguel Ángel Herrera Zgaib, PhD.

Director Grupo Presidencialismo y Participación

Director Seminario Internacional Gramsci.

 

Aclaraciones útiles

“La política de Trump tiene dos ejes básicos. E l primero es el nativismo…Quiere un país más blanco y, como sabe, acá los latinos no somos considerados blancos. El segundo es bastante cínico. Si bien quiere los votos en la Florida y usa una retórica muy dura…para demostrar que está contra del socialismo o el castrochavismo, no tiene muchos resultados que mostrar…” Dan Restrepo, exasesor de seguridad para el hemisferio Occidental de B. Obama, ET, 28/10/20, p. 1,21.

A cuatro días de resolver en las urnas, quién será el presidente de los Estados Unidos, algo más de la tercera parte de los estadounidenses ya votaron, y lo hicieron por correo. A pesar de las advertencias intimidatorias del presidente en funciones, quien insistió con la estrategia de las fake news, que allí podía incubarse el fraude que burlara el querer de la mayoría del pueblo.

Sin embargo, a la fecha, la opinión pública nada sabe, en forma directa, quién puntea en este anticipo, pero sí existe como en Bolivia, la autorización para auscultar las preferencias de la ciudadanía a boca de urna.

De otra parte, ya van dos veces, la primera en el año 2000, y la segunda en 2016, al ser electo Donald Trump, que el voto popular derrota al electorado republicano. En la última elección presidencial, Hillary Clinton lo aventajó en más de 3 millones de votos.

Pero, no ocurre lo mismo en los votos de los colegios electorales, donde la mayoría ha favorecido al partido del que fuera miembro activo, nadie menos que Abraham Lincoln, durante la segunda mitad del siglo XIX. Y en estos casos, para los estudiosos y especialistas en campañas, está claro cuáles son los estados que sostenidamente votan demócrata y republicano.

Ellos conocen también aquellos estados que pendulan entre uno y otro partido. Es allí, por supuesto, donde las últimas energías de cada campaña están concentradas en persuadir casa por casa a los potenciales votantes. Por eso, la Florida, que elige 29 delegados, está siendo visitada por los candidatos, y bombardeada con propaganda, para inclinar la balanza a su favor.

Los dos perfiles

Es un duelo a muerte en la Florida. Porque ya pasó en el año 2000, cuando Al Gore reclamó la revisión, y, en definitiva, la CSJ, convalidó la votación a favor de Bush. Eso sí, con el salvamento de voto de la magistrada Bader Ginsburg, quien falleció este año, y fue reemplazada por una cristiana fundamentalista, postulada por Trump, y que le da a los republicanos una mayoría de 6 a 3.

Sabido es que Donald tiene u mansión de descanso, en Lago A Mar, en el sur de la Florida. Se ha dedicado a cortejar a cubanos, venezolanos, nicarangüenses y colombianos con sus dosis de propaganda provocadora.

A todos ellos les repite, casi les grita, que no pueden votar por Biden, que es un socialista, y al electorado colombiano que Biden está con Petro, y que éste es castro-chavista. Pero, claro, poco o nada dice de las cosas más definitivas de nuevos votantes latinos, las que tienen que ver con su permanencia legal en suelo americano, y los apoyos concretos para los dreamers.

En cuanto a Joe, quien fue la fórmula de Obama, tiene fama de moderado, y una carrera en el congreso de 54 años. Pero, en cambio su edad es 78 años, y cuando habla en las campañas con contadas excepciones, no luce vigoroso, mucho menos vital, con la pinta de un blanco de clase media bien educado, atildado y medido en sus palabras, con poco chance de despertar pasiones en sus electores.

Las locuras de Trump en política exterior, en particular, la guerra que ha cazado con el gigante asiático, China, su gran rival comercial, contrastan con Joe Biden y su presencia en los 40 años en política exterior de Estados Unidos, donde la sensatez es la medida, un poco en la tradición inaugurada en la primera posguerra por el presidente Woodrow Wilson, padre de La Sociedad de las naciones.

Sin embargo, Trump le espeta, cada que puede, por todos los medios, que Obama y él no hicieron nada; que, por el contrario, dejaron atrás a los Estados Unidos en el área de defensa, ante enemigos cada vez más poderosos y temerarios.

En materia de migración, uno y otro están en orillas extremas. Así se verá cuando electos, ignoren o cumplan sus promesas. A Trump poco le importará porque ya habrá sido dos veces presidente. Según el exasesor de seguridad, Dan Restrepo, hijo de padre colombiano, la migración Biden no la impedirá, sino la modulará. Aunque conviene recordar que Obama hizo retornar a millares de migrantes de América Latina.

Respecto a Colombia, Biden se destacó por el apoyo al Plan Colombia, un ejercicio contrainsurgente que aparecía para combatir el narcotráfico, pero en verdad estaba dirigido a respaldar la acción contrainsurgente del gobierno colombiano, para someter a las guerrillas, y en particular, a la más poderosa y amenazante, las Farc-Ep.

Con relación a Venezuela, no promete ni amenaza como Trump con acciones violentas, pero, en cambio, Biden insistirá en lo que intentaron España y la UE, buscar una conversación entre los enemigos y adversarios, con los apoyos regionales de parte y parte, y buscando no causarle más males a la población común con embargos y bloqueos.

Y de Colombia, ¿qué?

“Lo que estamos viendo es la participación activa de un partido político colombiano, o al menos de algunos de sus miembros, apoyando la candidatura de Trump.” Dan Restrepo, ET.

El presidente Iván Duque, ante los llamados de atención del embajador de Estados Unidos en Colombia, respondió a través de la cancillería que no había actuaciones ni favorecimientos de parte del personal en funciones diplomáticas en ese territorio. En particular, se había sido insistente en el cabildeo y activismo del embajador Francisco Santos por favorecer la campaña de Donald Trump.

Desde los tiempos del réspice polum, Colombia ha mirado a los Estados Unidos con reverencia, echando en saco roto las advertencias “sabias” de Simón Bolívar, y durante el siglo XX y el corriente, siempre ha dado muestras de considerar al gobierno de la potencia del norte como su mejor amigo, aunque éste lo ignore, y más de una vez, lo chantajee o lo intimide, como pasó con este gobierno, al que Trump amenazó con descertificar por el crecimiento de los cultivos ilícito, y a la postre, lo dejó bajo observación.

Biden exhibe en su expediente con Colombia, el haber propiciado la firma del tratado bilateral de libre comercio, cuando hubo la oposición cerrada a la iniciativa de Las Américas, promovida por Bill Clinton, en paralelo con el Plan Colombia, y la cual fue sepultada en Mar del Plata, bajo la conducción principal del Cdte Chávez, con su proyecto Unasur e iniciativas complementarias, de las que ya queda poco, casi nada.

Estas iniciativas de independencia subcontinental fueron arrasadas por la caída del petróleo en los mercados internacionales; a lo que contribuyó, en parte, el efecto dumping hecho desde Estados Unidos, al utilizar el fracking en esta guerra por los mercados del crudo, el control de su precio y el apoderamiento de los recursos no renovables.

Ante dos males, ¿cuál es el menor?

De cara a los resultados electorales del 3 de noviembre, Colombia, más allá de las preferencias, enfrenta una elección histórica, por donde se quiera que se le mire. Solo que encarnada por dos candidaturas mediocres, y una, la de Donald Trump, descarada, desvergonzadamente mentirosa.

Ahora bien, en materia de fortaleza para enfrentar la pandemia y una posible depresión económica juntas, el más firme, a ojos vistas, es Joe Biden, quien no ha sido impactado por el Covid-19; sin embargo, Trump lo fue y se ufana de haberse recuperado pronto, luego de haber “hecho fieros”, con el no uso del tapabocas en lugares públicos, e insistiendo en que la economía va primero que todo.

La pandemia ha dejado en EUA el rosario de más de 9 millones de contagiados, y el mayor número de víctimas comparando el total de la población, según lo establecen las estadísticas de Johs Hopkins a la fecha. Con todo y todo, Trump insiste ante propios y extraños que pronto estará lista la vacuna, que se distribuirá, en primer lugar a su gente. Biden, moviéndose en la “aura mediocritas”, es prudente con los vaticinios, y respeta los dictados del médico de la nación, a quien Trump promete que retirará una vez pase el trago amargo de la elección.

Él recuerda todos los errores y horrores cometidos por esta administración, recordando lo dicho por el doctor Fauci, el médico de la nación, una especie de enfant terrible que enfrenta los desplantes criminales del niño rico que insiste en reelegirse.

Uno y otro son funcionarios al servicio de la república imperial, en decadencia, pero todavía poderosa, la más poderosa en materia militar, con el más grande mercado, y con uno de los más altos índices de ingreso per capita, en condiciones de gran pobreza y desigualdad, en todo caso.

Pero, es cierto que durante la administración Trump logró bajar los índices de desempleo de manera notoria, hasta que llegó la pandemia, y descubrió los empleos chatarra, que convierten a “la clase media” en flor de un día, que al otro se marchita en la pobreza.

Un indicio notable

“Usted es un verdadero líder para la región y representa la dignidad de todos los pueblos del hemisferio”. Mike Pompeo, en su visita al presidente Duque

“Mike Pompeo anda en una gira guerrerista contra Venezuela, pero le ha salido el tiro por la culata.” Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, ET 20/9/20, p. 1.9

Si del gobierno colombiano se tratara, claro está, hace rato, el favorecimiento por Duque y su coalición al triunfo de Trump. Ese ademán se hizo notorio con la visita del secretario de estado, Mike Pompeo, a Bogotá, de pocas horas, donde estuvieron conversando en el palacio de Nariño.

Para entonces ya estaba, sin permiso del senado de Colombia, un contingente militar estadounidense, que venía en plan de reeditar una segunda versión del Plan Colombia, a la vez que contribuir con la lucha contra-guerrillera a la chita callando.

Como si fuera poco, Pompeo se permitió “liberar” la siguiente perla, “Los Estados Unidos agradecen su ayuda en la lucha contra Hezbolá en el hemisferio”. Dicho en otros términos, la disposición estratégica del gobierno de Colombia en contra Irán, en la medida en que a éste su enemigo, el gobierno de los EUA, lo asocia con el respaldo que le brinda a Hezbolá en el Líbano.

Como si fuera poco, la retórica reaccionaria de Duque, convalida la fórmula pendenciera del socio que quiere ser reelecto, cuando repite que Maduro es “un criminal de lesa humanidad”.

Bueno, esta semana, a propósito del vecino Venezuela ha habido dos hechos significativos, la huída de Leopoldo López, y el disparo de un misil sobre una refinería venezolana, este jueves. A 4 días de las elecciones en Estados Unidos. En otras palabras, los aliados de los opositores al gobierno de Maduro, no serán los que favorezcan el voto por Biden.

¿Por quién me inclino?

Esta vez, con todo lo dicho, y sopesado aquí, me inclino, en términos de conveniencia, por la verdad en materia de relaciones internacionales, en la urgencia de que Estados Unidos modifique su estructura electoral, y permita que la democracia fluya sin talanqueras.

Pero, por lo pronto, que la locura global no se apodere del mundo, con  los juegos de guerra comercial y militar que practica esta peligrosa versión de “Daniel el travieso.” Es importante que Joe Biden sea favorecido por el voto de la sensatez en política exterior.

Sobre todo,  es necesario que haya, de una vez por todas, un trato decente y recíproco con los migrantes que han hecho posible la existencia de una gran nación diversa y dispuesta al desarrollo de la ciencia, el arte y la técnica. Y ahora, más proclive que nunca, a la causa del socialismo con democracia.

 Porque así lo quieren los jóvenes, las mujeres, las minorías y los más pobres. Biden y Harris, pueden ser la dupla que cumpla con esa misión y desafío históricos a la vista. Es lo que corresponde al pacto celebrado con el candidato independiente Bernie Sanders, portaestandarte de estas reivindicaciones tantas veces aplazadas, desde la dramática convención de Chicago de 1968, que se recuerda por estos días en Netflix con el Juicio a los 7 de Chicago, que vale la pena repasar con rigor crítico en este puente.


miércoles, 14 de octubre de 2020

 Diálogo con Hederman Castro

 Renovación de la izquierda jugada por la Paz Democrática

Miguel Angel Herrera Zgaib, PhD

Presidente IGS-Colombia

Hederman, tu pluma vuelve  a caminar con voz propia y lucidez necesaria.

Estimado colega y compañero de la inolvidable experiencia de nuestra revista Contravía. De ella que fuiste director y propietario hasta la aparición del número 10. Esta vez, con ocasión de tu cumpleaños, actualizas aquel periplo con el presente escrito, que recuerda algunos editoriales de aquella publicación, donde se hicieron cuestionamientos, al proceder de las Farc-Ep. 

Haciendo Memoria

El más serio que recuerdo era un editorial que señalaba entonces, a comienzos de los años 90, que esta insurgencia subalterna estaba librando una guerra contra el pueblo, a raíz de actuaciones que ahora su misma dirigencia se autoreprocha, y descubre ante el país su equivocación política al implementar tales acciones, que tienen que ver con el secuestro, el asesinato político y el reclutamiento de menores. 


De manera equivocada están los asesinatos de notables contradictores, y los ajusticiamientos por propia mano contra exmilitantes que incurrieron en conductas criminales probadas como los casos  de "ajusticiamientos" en masa ordenados por Feodor Rey y Hernando Pizarro LeónGómez en Tacueyó. Estos se calculan en más de 160 víctimas a las que se conminó a "confesar" sus culpas. Recordaron y agravaron la pesadilla asesina de los "juicios de Moscú", guardadas proporciones.


Pero, tú centras tu reflexión atinada, directa  en el asesinato de Chucho​ Bejarano, quien se desempeñaba también como funcionario de gobierno, y mantenía su condición de docente estimado y destacado en su quehacer como economista política en la Universidad Nacional, sede Bogotá. Hasta allí llegaron sus sicarios, y cumplieron la orden de las Farc-Ep, cuando él estaba as portas de ingresar al salón de clase.

Pero, Hederman, tu escrito, atinado y frentero, recuerda también las reflexiones de Estanislao Zuleta, quien para los años 70, había cuestionado el quehacer clandestino y armado de los grupos de izquierda. En particular, uno de los muchos textos que imprimimos con el Círculo de Crítica Jurídica Antonio Gramsci en la U.Libre. Los cuales distribuiamos y vendíamos en el hall del edificio de Derecho.

Las lecciones de Zuleta

Esta tarea de producir y editar textos cumplió el importante papel de airear el debate político, social y cultural. Lo cual marchó al unísono de un programa de conferencias y discusiones de actualidad en los saberes sociales, y en apoyo al magisterio de Zuleta, durante los últimos años de la década del 70, y el comienzo de los 80. 

Lo dicho y escrito para entonces por el maestro Zuleta, un autodidacta ejemplar, es claro en su definición de un horizonte para la paz democrática que no tenemos. A duras penas caminamos con miles de trabas en términos de paz neoliberal con trazas de convertirse en la paz reaccionaria.

 Por ella pujan hasta casi "herniarse" el presidente Duque y su "desatado" mentor, Álvaro Uribe Vélez. Envalentonado como está con la libertad obtenida, vía renuncia truculenta más descarado mentís a su palabra, que ya tampoco respeta; y, por el contrario, emula a su coequipero, Donald Trump, repetidor desfachatado de fake news a escala planetaria.

Hederman fue parte activa y confundador del Círculo de Crítica Jurídica, y es memoria viva de aquella trayectoria y aquellos eventos. Cuando animó la creación y el impulso de los comienzos de la Asociación de Abogados Laboralistas al Servicio de los Trabajadores defendió causas difíciles con decoro y pasión por la verdad, más allá del decir de los procesos.

Ahora, al discurrir sobre los crímenes de las Farc, exige un esclarecimiento mayor, como el perpetrado contra Jesús Antonio Bejarano. Pero, estos son la antesala de aquellos de los cuales tendrán que responder los animadores del establecimiento reaccionario. De los cuales, en particular, quiere librarse Álvaro Uribe Vélez y sus "valedores", amenazando con impulsar un referendum contra la JEP. Insiste, como en sus tiempos de "vanagloria" en invocar el estado de opinión.

Contra la fantochería: democracia activa y operante 

A esta fantochería del "ex", es necesario responder. como en efecto empieza a ocurrir con la movilización inteligente, firme y no violenta de los de abajo, de los subalternos sociales. Adelante va la Minga del Suroccidente, que marcha abriendo camino para debatir políticamente con el presidente irresponsable que poco y nada hace ni hizo desde su nombramiento contra la desatada impunidad de la criminalidad política.

Se trata que todxs los demócratas, progres. independientes, la izquierda y oposición al presente estado de cosas atajen esta forma de fascismo social que desatado contra los dirigentes de la oposición s extiende con la furia de una pandemia desbocada. Haciendo el tránsito del parapresidencialismo al despeñadero de la dictadura civil. Entonces la guerra se prolongará por voluntad de los menos que gobierna con clientelismo armado y fraude para sumir en la mayor desgracia a millones que ya padecen hambre, miseria y exclusión social. 

Es hora de participar, desde ya. Así ocurrirá en Bogotá y Colombia, una vez se reciba a los dignos marchantes indígenas en las calles, quienes se juntarán con el paro de los maestros de Fecode, y la solidaridad de todas las fuerzas ciudadanas que están por la paz, la democracia, y la autodeterminación de los pueblo. 

Enfrentando al unísono las aventuras imperialistas de la reacción contra los gobiernos vecinos, como se descubre en las mociones de censura que la oposición hace en paralelo desde el Congreso, mientras que la gente amplía su eco emancipador en calles, avenidas y plazas de esta república bajo un estado de sitio embozado.


miércoles, 23 de septiembre de 2020

 CONVERSANDO CON JESUVÉ

miguel angel herrera zgaib, PhD

Grupo PyP, IGS-Colombia

                                                                  Jesuvé yo no estuve en la calle esta vez, pero he leído con atención tu comentario y la denuncia acerca de quiénes provocaron la marcha pacífica, sin agresiones, cuando ésta se acercaba a su destino. Es un ciclo que conocemos se repite, y luego viene "la cacería" de los manifestantes desagregados, despistados y aterrorizados por la amenaza real de golpes y hasta la muerte como aconteció con Dilan Cruz en esas mismas calles.

Eran y son, en su mayoría jóvenes indignados, excluídos y arrojados, quienes siguen saliendo a protestar después de la semana contra la ignominia que detonó el sacrificio bestial, público y estatal, dentro del CAI, de Javier Ordóñez, de lo que hay un registro audiovisual elocuente a la vista de cualquiera. A pesar de los muertos, la gente menuda, y unos miles de adultos, contra el miedo fundado, por la pandemia y la represión "garantizada" por el ministro de guerra contra la sociedad, y sus mandaderos superiores.

Pero, tienes razón que roto el velo del miedo y de la ignorancia tenemos que volver a salir a las calles, por miles y millones, evitando toda provocación, sin saqueos ni destrucción de propiedades. Apropiarse del espacio público y social urbano en esta revolución democrática que ha sido interrrumpida, pero no detenida, por la guerra social que contra los subalternos lleva contabilizada más de medio siglo de ignominia y odio abyectos.

 Vamos a abrir las puertas de una paz democrática a golpes de multitudes movilizadas hasta que podamos convocar a una huelga general ciudadana que pare esta hecatombe de violencia y desmonte no sólo el Esmad, los cuerpos represivos, sino, por sobre todo, las bases que hacen posible la existencia del régimen para-presidencial que quiere llevarse también la última trinchera de legalidad que queda, el poder judicial que empieza a hacer agua, sitiado por una cuadrilla de rábulas dispuestos a todo.

Pienso que por estos días convendría ver una película italiana de 1973, El delito Matteotti, que con precisión de relojero va desmontando las piezas del que entonces fuera denominado el "fascismo ordinario". Al de Colombia, en la década de los 90, Boaventura de Sousa Santos lo denominó "fascismo social", y así lo pregonaron y difundieron sus discípulos, entre ellos, Mauricio García, uno de los animadores principales de DeJusticia.

sábado, 15 de agosto de 2020

SERIE CRISIS ORGÁNICA. Parte IV
Miguel Angel Herrera Zgaib, Ph.D.

Paros, Pandemia y crisis de hegemonía.

A la salida del presidente Juan Manuel Santos, condecorado con el nobel de paz, entregado solo a él, ignorando su enemigo convertido ahora en adversario, Timochenko, líder de las Farc-ep, ambos estamparon en forma indeleble el carácter de la paz por venir, que no fue otra que la paz neoliberal.

Esta, por supuesto, no es la que reclaman y reclamaban los subalternos sociales e insurgentes, por la que luchó en armas la multitud subalterna movilizada y resistente por más de medio siglo.

Esta fuerza político militar, a cambio de la paz neoliberal, aceptó dejar “los fierros”, convertidos en su gran mayoría en el piso, martillado y corrugado por mujeres, de un nuevo museo capitalino. Obra polémica como la que más, de la artista colombiana laureada por sus instalaciones de protesta en el resto del circuito del arte de Occidente.

Era un acto, la paz neoliberal, para las disidencias, - tanto la abierta como la encubierta -, una traición inaceptable e incondicional. A contravía de todo, cuando no había garantía a la vista de un cumplimiento cierto de los seis puntos pactados entre las cúpulas antes enemigas.

El primero de todos es la vida y la lobertad de los insurgentes, pero el rosario de excombatientes asesinados no deja duda de un inconformismo más que fundado ahora enfrentada su lucha armada justiciera, y refundida en el olvido de los pasos perdidos.

El sentido último de esta paz quedó plasmado, de modo sarcástico, contrario a lo querido por la artista Doris Salcedo, en su monumento esculpido por las mujeres víctimas de la guerra social mantenida por la oligarquía bipartidista. Hasta hoy en día, sobrevino entonces el ejercicio reiterado, la cascada descarada, asesina de los incumplimientos.

Empezando con la contabilidad que no cesa de más de 200 asesinatos; seguido por la burla a la reforma agraria, y la asistencia miserabilista a los exguerrilleros que hicieron dejación de las armas en las ETCR regionales, donde ensayan con altibajos su reincorporación a cuentagotas.

El síntoma del Plebiscito y el ascenso de Petro.

Igual nota indiciaria de la paz que se pactaba, estuvo marcada por la advertencia a toda la nación, fue el previo torpedeo macartista al plebiscito con mentiras de la reacción política, y la pusilanimidad propagandística del gobierno Santos y su avanzadilla publicística.
Sin embargo, la multitud subalterna movilizada, convocada por mujeres, jóvenes, minorías y víctimas hizo la diferencia en la Plaza de Bolívar; y proveyó al gobierno Santos de la fórmula de desestimar el plebiscito y darle aprobación vía Congreso. Se rememoró con dolor el tiempo de una tragedia, aquella que signó la oración de la paz, pronunciada por Jorge E. Gaitán, en el mismo espacio público en febrero de 1948.

De ese modo se le dio curso a un conjunto de movilizaciones masivas por la paz, por la igualdad, contra los asesinatos políticos y contra el modelo de producción extractivista que depreda la naturaleza y empobrece a las comunidades. Y la movilización no cesa desde entonces, contra viento y marea, y sin aceptar la salvaje retórica del miedo asesino.

Hay tres hitos en este movimiento ascendente. Primero fue la extraordinaria votación por el candidato de la Colombia Humana, Gustavo Petro, quien perdió con más de 8 millones de votos limpios, frente a los más de 10 millones de su rival, Iván Duque, que de acuerdo a lo hasta ahora documentado resultó ganador mediante un fraude electoral.

Este fraude tiene como focos principales a los departamentos de la Costa Atlántica, los Santanderes y Antioquia, que se sepa hasta hoy. Todo lo cual estuvo precedido de una fallida intentona de magnicidio contra Gustavo Petro en Cúcuta, cuando se dirigía a la plaza para pronunciar su discurso de campaña, contrariando la voluntad del burgomaestre peón de brega del CD y su candidato Iván Duque.

El segundo hito lo marcó el cuasi triunfo de la consulta anticorrupción que catapultó a la Alianza Verde, agrupación de centro que lidera el partido Verde; y se convirtió a la postre en la carta de triunfo para Claudia López, elegida con una ventaja cercana a los 100.000 votos para la alcaldía de Bogotá, y en otros triunfos electorales importantes en alcaldías y gobernaciones.

Colocó a la Alianza Verde como la fuerza de centro más importante en materia electoral, hasta el punto que, sin más espera, la alcaldesa proclamó de nuevo la candidatura presidencial del pusilánime Sergio Fajardo, comparsa voluntaria o involuntaria en la derrota fraudulenta de su rival Gustavo Petro.

El tercero es la oleada de movilizaciones de la multitud subalterna, en la heterogeneidad de componentes, que desconcierta a todas las ortodoxias políticas y discursivas. Ese comienzo de partido movimiento desembocó en el paro y la movilización de noviembre 21 de 2019.

La onda de la rebeldía propositiva alcanza a extenderse hasta el mes de diciembre, hasta darle forma a un variopinto comité de paro, donde la direccional sindical sobrepasada, quiere mantener el control, y aquel se divide. Afectando el proceso de la movilización, en volumen y continuidad por las actuaciones sectarias, y las mezquindades económico-corporativas de diverso signo partidista.

Para enero de este año 2020 se intentó una nueva movilización, con mucha menor participación, a cargo de uno de los dos sectores de la división: y en la jornada de febrero 20,21, hubo el intento de convocatoria de Fecode y el magisterio que tampoco logró reanimar al conjunto del movimiento.

Esta movilización recordó la necesidad de recuperar lo aprendido, e interpelar con urgencia e inteligencia a los sectores bajo y medio de la clase media que se había unido simbólicamente a la desobediencia civil y la rebeldía con las operaciones cacerola, primero, y musical después, en la progresión que llevaba esta guerra de posiciones librada en las trincheras de la sociedad civil de las grandes ciudades de Colombia.

(Continua)