martes, 29 de marzo de 2011

Por envío gentil de ACIN, transcribimos noticias dolorosas desde las tierras del Cauca, donde los bombardeos continuan y las muertes de miembros de las comunidades indígenas también. Es urgente no solo respetar la autonomía exigida por los pueblos originarios, sino terminar con la guerra en Colombia, con la participación inteligente y efectiva de tod@s. N de la R.

Tejido de Comunicación
y de relaciones externas para la verdad y la vida
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BOLETÍN INFORMATIVO SEMANAL
Comunicamos para reflexionar, decidir y actuar

NUESTRA PALABRA

Las víctimas de los “grandes golpes a las FARC” siguen siendo los pueblos indígenas

Por los niños y niñas masacrados en el norte del Cauca

Nuestros más sinceros y dolidos sentimientos de horror y dolor ante estos hechos. Nuestro rechazo a gritos a los bandos en guerra, a quienes disparan y a quienes los mandan, vengan de donde vengan. Nuestra repugnancia porque este terror y esta guerra son para el Capital que ahora cobardemente masacra niños y niñas para robarse el territorio y quienes dicen resistirlo, las FARC, que le ayudan a matar, a despreciar la vida poniéndose en el otro bando para eliminar pueblos. Nos duele por las comunidades, las familias, las madres, hermanas, la gente toda. Nos duele.

Llamamos desde el dolor a no permitir que esta masacre sea en vano, a no dejar que se convierta en una denuncia y nada más. Que se levante ese pueblo desde abajo, todo el Territorio del Gran Pueblo (Cxhab Wala Kiwe) y ponga todas sus capacidades y recursos en resistir a un sistema que masacra, despoja, compra, invade y engaña para enriquecerse. Cada muerto es un comunero, una comunera menos. Cada asesinado, busca que no pasemos de la denuncia y que nos traguemos el dolor. Vienen a robarse la cultura, el territorio, el proceso. Vienen con balas, con proyectos, con negocios. Vienen a privatizar el agua, la tierra, las minas. Vienen a convertir el trabajo de la gente en mano de obra para los mega-proyectos. Vienen a convertir a los niños y las niñas muertas, en cifras que justifiquen plata para proyectos. Convierten en mercancía el dolor.

El 26 de marzo de 2011, a las 2 y 25 de la mañana, en la vereda Gargantillas del Resguardo de Tacueyó, Municipio de Toribio, la policía nacional, con apoyo aéreo del “comando jungla antinarcóticos”, bombardeó un campamento del Sexto Frente de las FARC, de milicianos recién reclutados. Resultaron, según las fuentes publicadas, 16 muertos (la mayoría de ellos menores de edad) y 4 heridos por parte de los guerrilleros. Los combates siguieron todo el día y la noche siguiente: por un lado los helicópteros y avionetas sobrevolaban la zona mientras la policía se quedaba con los cuerpos en el campamento destruido y, por otro lado, los guerrilleros disparaban en dirección del campamento desde lugares cercanos.

Aparte de esta lamentable violencia entre grupos armados legales e ilegales, lo que se denuncia acá, y se saca a la luz es la situación de los pobladores de la zona, los pueblos indígenas, atrapados en esta guerra. Hay que romper el círculo de silencio, de desinformación de los medios masivos, pues, mientras el señor Santos se jacta de “otro gran golpe a las FARC”, las comunidades enfrentan el incremento de la militarización, las balas impactando las casas y la tristeza de ver a sus hijos caer en medio de la guerra.

Lo que viven los pobladores en las veredas de Gargantillas, La Esperanza, El Triunfo, Soto y La Playa, entre otras, no es lo que vieron los demás colombianos en los noticieros oficiales. Para ellos, la pesadilla empezó en la madrugada del sábado como contaron los habitantes de estas comunidades, toda la noche no pudieron dormir por el ruido de las explosiones de las bombas lanzadas por los aviones, cerca de las casas. “El bombardeo fue horrible, el movimiento de las casas fue terrible, hasta las siete de la mañana”, declara un habitante de la vereda de Gargantillas, “los niños están aterrados” añade.

Entre la incertidumbre, la comunidad tuvo que soportar la “operación conjunta de nuestras Fuerzas Armadas” (según las palabras del Presidente), luego, la repuesta de la guerrilla. Ellos empezaron a disparar con tiros de balas y otras bombas desde sitios muy cercanos a las casas, poniendo en peligro toda la comunidad. Algunos comuneros se quedaron en sus casas, luego huyeron hasta lugares más seguros, lejos de la lluvia de balas, mientras otros salieron a buscar familiares de quienes no tenían noticias. Se colgaron las banderas blancas, única protección en situación de combate, porque ¿quién iba a protegerlos?

¿Cuál autoridad del gobierno iba a meterse entre las balas para atender a la gente? ¿Será que importa más los “éxitos” de las Fuerzas Armadas que los pueblos indígenas? No, los pueblos indígenas tenemos que atendernos nosotros mismos, a través de las autoridades indígenas que se encargaron de organizar a la gente en Asamblea Permanente para tomar medidas de protección. Son ellas, junto con los comuneros, que investigaron para saber lo que había pasado, para informar a los pobladores del lugar y para verificar si había civiles o bienes afectados.

Mientras las cámaras de los medios masivos mostraban imágenes sensacionales de avionetas de la policía controlando la zona, del humo junto a las detonaciones, los comuneros aguantaban la ansiedad y se preguntaban con temor si los cadáveres detenidos por la policía eran hermanos, tíos o hijos. Se preguntaban si el niño que hace unos meses jugaba con los demás de la comunidad hace parte de los menores de edad que componen la mayoría de los cuerpos empacados en las bolsas de plástico, allá en el monte. Porque las primeras víctimas de los conflictos armados son los indígenas, son los niños involucrados en la guerrilla por estrategias de reclutamiento.

A pesar del trabajo de las autoridades indígenas y de la Guardia indígena para tratar de detener el reclutamiento de sus jóvenes, haciendo asambleas, generando discusiones sobre el tema en las familias, proponiendo proyectos productivos y culturales, los guerrilleros siguen armando campamentos cerca de las viviendas, poniendo armas entre las manos de los niños.

Quizá los periodistas de los medios masivos, nacionales e internacionales, mientras preparan su material de prensa sigan celebrando la coincidencia de este ataque con el tercer aniversario de la muerte del fundador de las FARC, Manuel Marulanda, pasando desapercibido el horror de los niños masacrados y la suerte de mujeres, niños, mayores y familias enteras expulsadas de sus casas, andando bajo la lluvia sin siquiera saber dónde ir. “Llegaron con los carros, bajaron las bombas, nosotros recogimos los niños y salimos a correr para acá, porque no queremos estar metidos allí.” cuenta una madre de familia de la vereda del Triunfo. “Ellos dijeron que teníamos que salirnos rápido, porque iban a tirar algo más, nos asustamos, no sabíamos para dónde ir, estaba lloviendo” declara una joven de 14 años, “nos salimos, nos fuimos corriendo y cuando empezaron a disparar, las balas pasaban por allí.”

Esta misma adolescente es la que salió casi de noche para pedir a los guerrilleros que pararan de disparar. Nadie ha escuchado su voz, aparte de las autoridades indígenas, ni la de una madre cargando sus dos niños, llorando por no haber podido darles de comer desde que la sacaron de su casa en la mañana; tampoco la del comunero, a quien le dijeron que su hijo estaba allá, en esas bolsas. Ahora las familias piden que los cuerpos sean entregados para poder exhumarlos y despedirse de sus familiares, a pesar de que hayan sido involucrados en la guerra.

Las Autoridades Indígenas denuncian que las primeras víctimas de estos tipos de acciones siguen siendo los niños y niñas, comuneros de los pueblos indígenas. El gobierno ejecuta acciones de guerra como la que sucedió, poniendo en riesgo las poblaciones, causando daños irreparables. Frente al terror de los grupos armados, los pueblos indígenas queremos la autonomía en nuestros territorios, y no ser instrumentados por ninguno actor gubernamental, ni armado legal o ilegal, que actúan por intereses económicos y por control del poder.

Como Nasas que somos, exigimos levantarnos desde el dolor a resistir, a echar a los guerreros, a los negociantes, a las transnacionales, a los que sacan ventaja del territorio. Para que la muerte no niegue el futuro a nuestro pueblo.

Las voces de Colombia

ESTRATEGIAS DE LA CODICIA

Amenazas a los pueblos del Cauca. El día 28 de marzo; en la ciudad de Popayán, un panfleto a nombre de las “Autodefensas Unidas de Colombia, Bloque Central afirma que “no todos estamos muertos ni todos estamos presos ni extraditados” y declara objetivo militar a las organizaciones sociales CRIC, ACIN, CIMA y ASOINCA. La amenaza se dirige también a las emisoras indígenas, a reconocidos periodistas locales y regionales. http://nasaacin.org/index.php?option=com_content&view=article&id=1833:amenazas-a-los-pueblos-del-cauca&catid=99:dcumentos-nasaacin&Itemid=86

Cauca: Dos indígenas desaparecidos. Se tuvo conocimiento que los comuneros de la vereda el Triunfo - Tacueyó, Edgar Fabián Silva y Manuel Ipia, aproximadamente a las 7:00 am, el día 26 de marzo de 2011, se encontraban verificando los hechos cerca a los lugares que han sido bombardeados y aún no han regresado. http://www.nasaacin.org/index.php?option=com_content&view=article&id=1832:cauca-dos-indigenas-desaparecidos&catid=99:dcumentos-nasaacin&Itemid=86

Por el conflicto armado se desaparecen dos personas. Durante los hechos ocurridos el fin de semana en el resguardo indígena de Tacueyó, se denuncia la desaparición de dos comuneros, el desplazamiento de varias familias y la afectación al territorio indígena. Miller Correa Gobernador del cabildo indígena de Tacueyó, nos comenta los hechos. http://www.nasaacin.org/images/audios/Gobernador-tacueyo.mp3

ACIN: 15 niñas y niños masacrados en el Norte del Cauca. Hechos como el bombardeo del pasado 26 de marzo en Tacueyó, no pueden volver a repetirse, la indolencia de la insurgencia y el Ejército acabó con la vida de 15 menores de edad. Esto pone en evidencia la necesidad de que los actores armados respeten el Derecho Internacional Humanitario y especialmente se abstengan de reclutar menores de edad. http://www.nasaacin.org/index.php?option=com_content&view=article&id=1825:cauca-porciones-de-territorio-para-los-intereses-transnacionales&catid=1:ultimas-noticias

¡Saquemos las grandes mineras de nuestras tierras y de nuestros ríos!. El día 25 de Marzo, se reunieron alrededor de mil indígenas del Resguardo de Canoas, del Municipio de Santander de Quilichao y representantes del pueblo Sat Tama Kiwe, para acompañar en la Minga de resistencia frente a las multinacionales que explotan el oro en el Resguardo. http://www.nasaacin.org/index.php?option=com_content&view=article&id=1820:isaquemos-las-grandes-mineras-de-nuestras-tierras-y-de-nuestros-rios&catid=1:ultimas-noticias

Asambleas permanentes y Jornadas humanitarias de resistencia civil en defensa de la vida y la pervivencia de todos los seres de la tierra. La Consejería Mayor CRIC, convoca a todas las autoridades indígenas del Cauca y del país, así como a las organizaciones sociales e iniciativas de paz a respaldar las acciones de resistencia civil realizadas por los pueblos indígenas en la perspectiva de crear condiciones para la convivencia pacífica y avanzar hacia una salida dialogada al conflicto armado, apoyando igualmente, la exigencia hecha por los pueblos indígenas a los actores armados de aplicación del derecho internacional humanitario, privilegiando la vida de los civiles antes que las victorias militares. http://cric-colombia.org/index.php?option=com_content&view=article&id=470:asambleas-permanentes-y-jornadas-humanitarias-de-resistencia-civil-en-defensa-de-la-vida-y-la-pervivencia-de-todos-los-seres-de-la-tierra

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sábado, 26 de marzo de 2011

El viernes hubo un acto de protesta nacional de los empleados y trabajadores de la justicia contra los asesinatos e impunidad existentes. La violencia sindical continua y se localiza en específicos escenarios de la vida nacional, y sigue cobrando víctimas. Les recomendamos leer las Memorias sobre Violencia Sindical publicadas en dos tomos. Los interesados, por favor comunicarse, a la dirección: presid.y.partic@gmail.com. N de la R

NO MÁS TERRORISMO DE ESTADO DISFRAZADO DE SEGURIDAD Y PROSPERIDAD DEMOCRÁTICA.

Humanidad Vigente y el Comité
Permanente para la Defensa de los
Derechos Humanos (CPDH)
repudian y rechazan el asesinato
de jueza en Saravena, Arauca

La jueza llevaba el caso contra el militar Raúl Muñoz Linares por acceso carnal violento y homicidio de menores de edad
Humanidad Vigente / Martes 22 de marzo de 2011

Gloria Constanza Gaona, la jueza Penal del circuito de Saravena que llevaba el caso de la violación de 2 niñas de 13 y 14 años y el homicidio de una de ellas junto a sus hermanitos de 9 y 6 años, el pasado octubre en Tame, fue asesinada en la mañana de este martes por un sicario en el municipio de Saravena en Arauca.

Humanidad Vigente y el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos de Arauca, repudian y lamentan profundamente el asesinato de la Jueza y las consecuencias que este atentado contra la vida y la justicia tendrán en el desarrollo del proceso que actualmente adelantaba la Jueza contra el Subteniente Raúl Muñoz Linares confeso violador de las 2 menores y presunto homicida de los hermanitos Jaimes Torres, en hechos sucedidos en el mes de octubre de 2010 cuando el militar comandaba la patrulla ’Buitres 2’ adscrita a la Brigada Móvil No 5 del Ejército Nacional.

Humanidad Vigente, representante de las víctimas, considera que este caso evidencia la utilización de mecanismos de impunidad que se aplican en Colombia a miles de casos como éste, de graves violaciones a los derechos humanos y en especial a los derecho de los niños , niñas y adolescentes: maniobras diltatorias de la defensa, hostigamiento a los testigos, persecución judicial, y ahora, el asesinato de la jueza de Saravena, la doctora Gloria Constanza Gaona.

Entre esas maniobras dilatorias se encuentran la renuncia de 4 abogados en 5 meses, la solicitud de suspensión de audiencia en 2 ocasiones, la asistencia de las abogadas defensoras a la audiencia preparatoria sin los documentos pertinentes, la no remisión del militar a Saravena en las fechas indicadas, que buscan la libertad del único detenido por vencimiento de términos, tal como fue advertido por la jueza en su última intervención en este proceso.

En el mes de febrero Humanidad Vigente denunció nacional e internacionalmente los hostigamientos e intimidaciones de que estaban siendo objeto los potenciales testigos del caso y habitantes de la vereda Caño Camame y Caño Temblador donde ocurrieron los execrables crímenes. Ahora denunciamos este nuevo atentado contra la administración de justicia en cabeza de la Jueza Gaona quien defendió la integridad de los procesos penales que dirigía y en el caso concreto del proceso de los niños de Tame, denunció las tretas e injustificadas dilaciones con que la defensa pretendía la libertad del Subteniente Muñoz Linares.

El proceso se encuentra suspendido desde el pasado 23 de febrero, en audiencia preparatoria cuya fecha de continuación estaba fijada para el próximo 31 de marzo.

Este nuevo crimen se enmarca en la clara falta de garantías con que en Colombia se administra justicia y aún mas a nivel regional en un departamento como Arauca que cuenta con el mayor nivel de militarización de todo el país.

Las investigaciones deberán dilucidar la responsabilidad directa y los móviles del asesinato de la Jueza Gaona; igualmente, es necesario que se haga un examen sobre la militarización de la vida social y su efectividad en la protección de la población araucana y en especial de los funcionarios judiciales, partes e intervinientes en los procesos judiciales, pues no se puede admitir que a plena luz del día y con alta presencia militar y policial un sicario a pie pudiera ultimar a la jueza y salir del sector comercial sin ningún contratiempo.

Desafortunadamente, el asesinato de la señora jueza corrobora lo que hemos denunciando: falta de garantías para ejercer los derechos a la verdad, justicia y reparación integral, lo mismo que el riesgo que se cierne sobre las familias, de las campesinas y campesinos que colaboran con sus testimonios y los representantes de las víctimas y las organizaciones defensoras de derechos humanos, lo que impone de manera inmediata el cambio de radicación del proceso a Bogotá, para que haya una pronta y cumplida justicia.

lunes, 21 de marzo de 2011

Incluimos esta crónica-análisis remitida por Luis Carlos Domínguez, sobre las dramáticas condiciones vividas en los Montes de María. Y lo que en efecto ocurre hasta hoy, el despojo de las tierras fértiles. N de la R.

Los montes de María: la cosecha del terror

Por: Luis Carlos Domínguez Prada

Los casos de las fincas La Alemania y La Europa

Ahora que pasó lo más duro del terror en los Montes de María, la bucólica cadena montañosa que se extiende por los departamentos de sucre y Bolívar, ahora que la furia paramilitar amainó y un poco la persecución militar contra el campesinado, cosa entendible como que ya fueron desarticuladas a punta de muerte, destierro y encarcelamiento las juntas de Acción Comunal y los Sindicatos, objetivo fundamental de la persecución, ahora que parece respirarse un en todo caso sospechoso aire de tranquilidad, es cuando las cosas parecen ponerse claras.

¿Y qué es lo que parece ponerse claro?

Más o menos lo que todos sospechaban. Que el problema no era la guerrilla, muchísimo menos el narcotráfico, tampoco esa impostura del “narcoterrorismo”, sino la tierra, la tierra pura y llana.

¿Y qué significa esto?

Pues la tierra como debe ser, sin estorbos ni impedimentos que le quiten productividad y precio, es decir, sin campesinos. Por eso, la misión humanitaria de organizaciones nacionales e internacionales que visitó la zona hace cinco años y que en el Carmen de Bolívar sostuvo duro debate con los mandos de la Brigada de la Infantería de la zona, no por casualidad tenía por lema “Que no haya campesinos sin tierra, ni tierra sin campesinos”.

Imagen de muestra
Así se registró VOZ.- El Ejército genera crisis humanitaria

Bien se la tenían olfateada los integrantes de la misión. Porque en efecto, hoy se sabe que el objetivo del terror era que no hubiera tierra con campesinos. Lo de campesinos sin tierra, de pronto no les importe, tal vez hasta ni estén de acuerdo con ello. Pero que si la han de tener, que sea en otra parte. No en los Montes de María. Porque allí, mientras el terror masacraba, asesinaba, desplazaba y encarcelaba como terroristas por largos años a los líderes y voceros de las comunidades, unos forasteros que no daban la cara ni tenían identidad precisa, a través de testaferros iban comprando las tierras de los desplazados y los encarcelados. A su modo claro está, y en sus condiciones. O simplemente, sin tanto remilgo, las iban ocupaban. ¿Por qué no hacerlo si el campo estaba abonado, la guerrilla había sido sacada, los criminales bien habían hecho lo suyo, las autoridades apoyaban y la tierra en su magnífica feracidad era una cosecha que se ofrecía para ser recogida?

Pero una cosa era la generosidad de la tierra lista para que se la germinara, y otra el derecho que tuvieran los que esperaban agazapados detrás de los criminales. Porque en primer lugar, estos llegaron precedidos del espurio título de las motosierras, el desplazamiento o el encarcelamiento de quienes la cultivaban, y en segundo lugar porque cualquier proyecto productivo, “megaproyecto”, “confianza inversionista”, “locomotora de la prosperidad” u otro lema con el que se le bautice, por muy plausible que sea desde la racionalidad económica, no queda legitimado por este solo hecho como para prevalecer sobre los derechos tangibles e intangibles de quienes han poseído la tierra, la han cultivado y amado por generaciones.

P
orque se trata de posesiones ancestrales, cuya legitimidad nadie puede discutir. Cuando no de títulos escriturarios y registrados, provenientes algunos del mismo Estado en el marco de la reforma agraria agenciada por el Incora hace cuarenta años. Pero además, se trata de otros títulos no menos válidos, del lazo espiritual del campesino con la tierra, de la que son parte y a la que sienten parte de ellos. Porque allí nacieron y también sus mayores; allí están enterrados estos y a ella le han cantado creando inclusive géneros e instrumentos musicales nacidos de su compenetración con el paisaje, como el porro y la flauta traversa. De esa tierra han obtenido su alimento y ha sido el escenario de sus luchas reivindicativas y de múltiples formas de organización social y de expresión cultural.

No es poca cosa entonces lo que los despojadores arrasan. No son escasos los títulos y como se ve de estirpes varias, sobre los que entran a saco. Y correlativamente, de todos ellos carecen los nuevos “señores de la tierra”. Así de manera leguleya e invocando una legalidad que nunca respetaron, esgriman alguna precaria escritura a la que caben toda clase de impugnaciones. Sobre todo y muy especialmente, en tratándose del proceso que se pretende abrir en el país de justicia transicional en el marco de un real o presunto post conflicto, donde como cosa primera, se considera la reversión de los despojos de tierras, el regreso de los desplazados.

Y tanto es así, que en este tipo de procesos –y así lo consagra el proyecto de ley en curso en Colombia-, obra contra los nuevos poseedores o propietarios una presunción de mala fe, de acceso a la tierra prevalidos de la situación de violencia que en ella existió, aún sin entrar a calificarla ni a individualizar a los agresores. Y sin que los títulos que exhiban tengan la virtualidad de desvirtuar esa presunción. Al contrario, son esos papeles los que se presume viciados por error, fuerza o dolo en el consentimiento del otorgante, como universalmente y a partir de una constatación empírica, se ha asumido ocurre en la negociación de tierras en escenarios tales.

De ahí que la ley de víctimas en trámite en el Congreso de Colombia se volvió una sola –a pesar de que en principio eran dos-, con la de restitución de tierras. Precisamente porque la reparación de las víctimas devino en imperativo jurídico, político y moral instalado de manera irreversible en la conciencia nacional, y porque cuando se habla de ello se habla necesariamente de la restitución de sus tierras, como que el despojo fue en mucho el motivo de la victimización.

Y aquí es donde los Montes de María resultan un laboratorio de caso, sin que se quiera decir que es particular o que lo allí ocurrido no fue un patrón común en la estrategia paramilitar del Estado en múltiples regiones del país. Sólo que lo allí ocurrido es emblemático. Como emblemáticos son a su vez son las haciendas La Alemania y La Europa en Ovejas –Sucre-. No por el despojo en sí de las comunidades que las poseían sobre lo cual nada hay novedoso por exponer, sino por las vicisitudes y la revictimización de los despojados a la hora del retorno.

En efecto, es tanta la conciencia que existe inclusive en estamentos del Estado sobre lo ominoso de una violencia que después de que masacraba y aterrorizaba se apropiaba de las tierras víctimas y los sobrevivientes, que sin necesidad de ley de víctimas y restitución de tierras, se ha admitido que los “derechos” de los usurpadores no son tales, y que garantizar el retorno es imperativo. Es más, el ejecutivo nacional se ha visto precisado a reconocer públicamente ambas cosas, y a ordenar a las autoridades concernidas de apoyar ese retorno. Máxime, cuando el ministro de agricultura del presidente Santos ha aceptado con escándalo que en el de Alvaro Uribe Vélez la oficina de tierras del Estado, el Incoder, estuvo al servicio del paramilitarismo como que legalizó en su favor tierras de las víctimas.

Entonces, “saneados” los Montes de María del terrorismo, la delincuencia, el paramilitarismo, el narcotráfico y la guerrilla en virtud de las bondades de la “seguridad democrática” según el anterior y el actual mandatario, los desplazados de La Alemania y La Europa se dispusieron a retornar a los predios de los cuales fueron desplazados por las bandas de Rodrigo Tovar, alias Pupo, Juancho Dique y Rodrigo Mercado Cadena.

Tanto más factible el propósito, cuanto según la lógica de las altas autoridades, –ya veremos lo falso de esta-, esos predios están en regiones del departamento de Sucre declaradas en el mandato de Uribe como de “Consolidación y Acción Integral” a cargo de la fuerza pública, en el marco del “Plan Nacional de Consolidación Territorial”, cuya finalidad sería preservar los logros de la “Seguridad Democrática” mediante el férreo control por la fuerza pública de esos territorios y su población.

Pronto se pondría en evidencia la impostura. Las Zonas de Consolidación estaban precisamente para consolidar. Es decir, hacer irreversibles “los logros” de la seguridad democrática y dentro de estos uno fundamental, más que el extrañamiento de la guerrilla –algo instrumental apenas-, la recomposición de la estructura de propiedad de la tierra, en aras de una nueva institucionalidad: la de las Zonas de Desarrollo Empresarial, en reemplazo de las Zonas de Reserva Campesina y de las Unidades Agrícolas Familiares, funcional la primera al capital, las segundas al campesino y a las comunidades pobres.

Y aquí es entonces cuando se comprende todo, particularmente el buen trabajo hecho por las paramilitares, la impunidad de la que gozaron, la cobertura que tuvieron de las autoridades para su accionar. Y se entiende lo de La Alemania y La Europa, y por qué la fuerza pública acantonada en esa “Zona de Consolidación”, no ha garantizado que ese retorno nominalmente apoyado por el gobierno central se pueda dar, que el proceso carezca de tribulaciones: muerte, amenazas, armados oponiéndose y encarcelamiento. Que de todo ello ha habido. Porque garantizarlo iría contra la razón de lo hecho y alcanzado durante veinticinco años, en lo cual la fuerza pública –Ejército, Armada, Policía Nacional-, fue piedra angular. O si no, que lo digan El Salado, El Chengue, Macayepo y San Onofre entre otras.

El líder de los desplazados de la Alemania y del proceso de retorno Rogelio Martínez Mercado, fue asesinado. Y con todo el repudio del crimen expresado por el gobierno, los usurpadores, testaferros y antiguas tropas de Juancho Dique y Rodrigo Mercado Cadena, continúan ocupando el predio.

La situación de La Europa, un predio de 1.300 hectáreas en Ovejas titulado por el Incora como propiedad colectiva a ciento trece familias campesinas que lo explotaban ya hace cuarenta años, no es mejor. Al igual que en La Alemania, después de muchos muertos y encarcelados –las dos cosas iban de la mano y esto interpela a la Justicia sobre su papel en lo ocurrido-, muchas de esas familias huyeron. Y ahora cuando se anuncia que la guerra pasó, que hay garantías y que las víctimas pueden retornar, un “empresario” antioqueño Gabriel Vélez Jaramillo, desconocido en la zona, invoca a los legítimos dueños, falsos títulos de propiedad.

Y como es de uso, con hombres armados y amenazantes -Héctor San Martín Rivera el capataz “que frentea”, fue capturado allí por porte ilegal de armas-, va corriendo cercas, impidiendo el paso y sacando los animales que los campesinos tienen en su parcela. Y eso lo hacen no sólo en los lotes de quienes huyeron y quieren regresar, sino en los que no fueron abandonados y siempre han estado ocupados por sus dueños.

Y junto a Vélez Jaramillo, otros grandes acaparadores de tierra “legalmente comprada” a los campesinos perseguidos de los Montes de María como Otto Bulla Bulla y la “Agroreforestadora del Caribe”, destruyendo el ecosistema con siembras intensivas de teca, eucalipto y palma aceitera. Veredas completas desaparecieron porque compraron todos los predios y los englobaron. Tales, La Sierra, Loma Al Banco y Arena.

Por ese camino va Tierra Grata, en la alta montaña en Carmen de Bolívar, también en manos de inversionistas foráneos que adquirieron prevalidos del terror. Y ya vienen en camino los grandes proyectos turísticos hacia Coveñas y la gran agroindustria en la feraces tierras de la Mojana Sucreña. Por eso, el ejército está construyendo una gran carretera en esa zona. No para bienestar de los campesinos, sino de los grandes inversionistas que se hicieron a la tierra “pacificada”. Progreso sí, riqueza sí, y mucha, pero para unos pocos, no para los raizales poseedores del suelo. Y en todo caso abonada con sangre campesina.

El colofón de la cosecha del terror en los Montes de María que se ejemplifica en estos dos predios, es la posición de las autoridades civiles y militares frente a la violencia que se ejerce contra los que retornan. Es la de indolencia total. Ni a nivel del departamento de Sucre, ni de su capital Sincelejo, ni de la alcaldía de Ovejas, y muchísimo menos en la Infantería de Marina y el Ejército copando esa “Zona de Consolidación”, se dan por aludidos.

Ninguno reconoce tener facultades para intervenir frente a los testaferros y beneficiarios del paramilitarismo. “No somos jueces” alegan. “Eso es de otra dependencia” aseguran, y remiten a otra oficina a las víctimas que acuden por garantías para el retorno. De la alcaldía a la gobernación, de esta al Incoder, de este al puesto de policía, de este al comando de la Brigada, y “ mejor vayan a Bogotá porque el problema es de allá”.

martes, 15 de marzo de 2011

Gentil envío de Manuel Aguilar, estudiante de último año de Derecho, Unal. Bogotá.

¿Por qué occidente quiere derrocar y asesinar a Gaddafi? El León del desierto

Julio César Centeno

Apartes del texto publicado en La Jornada de México.

¿Que ocurrió para justificar este cambio tan radical contra Gaddafi?

"Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad... Haga circular esta información". Rodolfo Walsh

El despertar del pueblo árabe:

Protestas populares por el aumento en el precio de los alimentos y la pobreza generalizada derrocó en pocos días a Ben Alí en Túnez. Irónicamente, sólo semanas antes Túnez había sido señalado por Hillary Clinton como el modelo de democracia a seguir en el medio oriente. Las protestas se extendieron de inmediato a Egipto, concluyendo con la remoción del poder de Hosni Mubarak, un dictador apoyado por Estados Unidos durante 30 años. Mubarak recibía de Estados Unidos mas de 3.000 millones de dólares anuales, la cooperación mas alta proveniente de Washington después de la otorgada a su principal aliado de la región: Israel.

Las protestas en Egipto fueron también inicialmente motivadas por aumentos en los precios de los alimentos, los insoportables niveles de pobreza en que se encuentra la mayor parte de la población, la creciente indignación ante la descarada confabulación de Mubarak con el gobierno de Israel en su criminal opresión al pueblo palestino, la falta de libertades fundamentales y los grotescos niveles de corrupción. La fortuna de Hosni Mubarak se estima en 70.000 millones de dólares. Mientras el 40% de los 80 millones de egipcios viven con menos de dos dólares al día. Egipto mantuvo una suspensión de los derechos fundamentales de la población durante todo el período de dominación de Mubarak, a través de una Ley de Emergencia, con el consentimiento y apoyo de Estados Unidos.

Las analogías que se han querido trazar entre las revueltas en Libia con las de Túnez y Egipto lucen ficticias. En Libia se canalizaron enormes inversiones petroleras para financiar servicios públicos y gratuitos de salud, educación y vivienda. Se ha promovido el desarrollo económico y se han reducido sustancialmente las desigualdades sociales. El índice de desarrollo humano es el más alto de África. Los índices de desempleo son tan bajos que se ha tenido que facilitar la entrada de cientos de miles de trabajadores de otros países: Egipto, Túnez, China, Pakistán.

El consejo ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) elogió recientemente a Libia por su “ambicioso programa de reformas” y su “fuerte rendimiento macroeconómico y el progreso en el realce del papel del sector privado”. En marzo del 2007 Anthony Gidden, asesor de Tony Blair, publicó un artículo en The Guardian en el que afirma: “Gadafi parece ser genuinamente popular. Libia será en dos o tres décadas una Noruega del norte de África: próspera, igualitaria y progresista”.

A diferencia de Túnez o Egipto, Libia es una potencia petrolera. Produce 2 millones de barriles de petróleo liviano cada día, y su producción puede al menos duplicarse. Sin embargo, una buena parte de sus 6 millones de habitantes aún se mantiene en la pobreza. Gaddafi ha sido criticado por haber fomentado el regreso de empresas petroleras europeas y su creciente participación el la actividad petrolera y gasífera. La mayoría de estas empresas operan desde Benghazi desde donde, coincidencialmente, se formó el núcleo de la rebelión contra Gaddafi.

También se le ha criticado por haber contribuido, desde su posición como secretario general de la Unión Africana, a la consolidación de un acuerdo con la NATO para ampliar sus operaciones militares en Sudan, Somalia y Etiopía. Ha venido promoviendo también una tratado de cooperación militar entre la NATO y la Unión Africana. Organizaciones radicales dentro y fuera de Libia consideran tales actitudes como traición.

A la cabeza de la insurrección se encuentra el Frente Nacional para la Salvación de Libia (NFSL por sus siglas en inglés). Sus líderes son sistemáticamente presentados como los chicos buenos, en una lucha desigual contra la opresión y la barbarie. Poco se destaca que el FNSL se creo en 1981 en Sudan, bajo la protección del coronel Nimieri, un déspota apoyado por Estados Unidos que gobernó ese desdichado país desde el 77 hasta el 85. El FNSL realizó su "congreso nacional" en los Estados Unidos en el 2007, con el patrocinio de la NED. A la cabeza se encuentra Ibrahim Sahad, quien realiza acusaciones de toda índole contra el "régimen despótico" de Gaddafi, casi siempre sin ofrecer prueba alguna al respecto y sin que los entrevistadores o editores se las soliciten.

Sin embargo, sus planteamientos son transmitidos por las principales agencias de información de todo el mundo como si fueses ciertas. La misma realidad virtual se divulga como cierta por internet, facebook, twitter. Significativo es también que los rebeldes de Benghazi hayan bajado la bandera verde de la república de Libia y elevado en su lugar la bandera de tres franjas, roja, blanca y negra, que se usaba durante la monarquía del rey Idris, impuesta por Europa en 1951. También ha surgido de la nada un presunto Príncipe Senussi, "heredero de la corona".

Fue el rey Idris quien entregó la soberanía nacional al permitir el uso irrestricto de aire, mar y tierra por parte de fuerzas militares británicas. Fue el rey Idris quien firmó el acuerdo para que los Estados Unidos establecieran y administraran sin restricciones la base militar mas grande de África: Wheelus Air Base, cerca de Trípoli. El rey Idris firmó además un convenio para exonerar a Italia de todos los daños que pudieran imputársele como consecuencia de los 30 años de brutal colonización, permitiendo además que la comunidad italiana en Trípoli conservara todos sus propiedades, negocios y privilegios.

Pero la legitimidad o veracidad de los señalamientos contra Gaddafi parecen irrelevantes. Sirven sólo de fachada para alcanzar el objetivo estratégico deseado: la ocupación de Libia. Paul Wolfowitz, quien sirviera como subsecretario de defensa de los Estados Unidos y como presidente del Banco Mundial, arquitecto de la guerra de Irak, publicó una carta abierta al presidente Obama incitándole a convertir a Libia en "un protectorado bajo el control de la OTAN", en nombre de la "comunidad internacional".

En su editorial del 23 de Febrero 2011, el Wall Street Journal, vocero de los intereses comerciales de los Estados Unidos, sentencia: "Estados Unidos y Europa deben ayudar a los libios a derrocar el régimen de Gaddafi" Simultáneamente, se moviliza al mar territorial libio una flota de guerra norteamericana, mientras en Naciones Unidas y en la Corte Penal Internacional se concreta apresuradamente el marco legal que justifique la invasión.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó el 25 de Febrero del 2011 una resolución para que se investiguen los posibles crímenes contra la humanidad que pudiera haber cometido Muammar Gaddafi. Pero, sin que tal investigación haya comenzado, ya Gaddafi ha sido condenado. Es no sólo irónico, sino hipócrita, que haya sido justamente los Estados Unidos quienes hayan promovido la moción para que la ONU eleve el caso de Libia ante la Corte Penal Internacional. Estados Unidos nunca ha reconocido la jurisdicción de dicha corte. Se opuso además a su creación en 1998, junto con Israel, Irak y Libia. Tales contradicciones parecen pasar desapercibidas para los medios transnacionales de la información.

El comandante supremo de la OTAN, Wesley Clark, ya había señalado hace un par de años que Libia estaba en la lista oficial del pentágono para ser dominada después de Irak, junto con Siria y la joya de la corona: Irán. Si se concreta lo que Fidel Castro ha llamado "La guerra inevitable de la OTAN", se desatará un movimiento de resistencia por todo el mundo Árabe que haga realidad las últimas palabras del León del Desierto: "Sobreviviré a mis verdugos".


La situación de Libia va camino de tener una solución político militar, con la reacción del gobierno del excoronel Muamar Gadafi, cuando avanza la aviación y el ejército de tierra hasta sitiar Bengasi, y quebrar la resistencia en Brega. Ahora es Ricardo García, quien escribió es el profesor e investigador en temas políticos e internacionales. Fue rector de la Universidad Distrital y vivió conflictivamente la administración que presidió; y hace un tiempo se dedica a la reflexión académica. N de la R.


Una confederación de tribus, una revolución socialista, un Estado petrolero y un caudillo tragicómico entran en crisis porque las clases medias y la sociedad civil han comenzado a afirmarse.

Por Ricardo García Duarte
Fundación PLURAL

El gran gesto

Los periodistas hacían su trabajo. Esperaban. Intercambiaban miradas. Había desplazamiento de cámaras y centellear de las luces, en el barullo habitual de una sala de prensa. Entonces, el hombre fuerte de Libia irrumpió para gritar que conseguiría el control de lo que ni siquiera había perdido del todo; que derrotaría a los insubordinados; según él una rara mezcla entre terroristas al servicio de Al Qaeda y simplemente drogadictos.

"Libia soy yo!" tronó -rotundo, jactancioso- el eterno coronel Muamar el Gadafi. Quería ser el hombre del destino, quería sonar como la encarnación de la identidad nacional y como su única garantía posible. Como si con este gesto pudiera conjurar cualquier riesgo de disolución, en un país donde las fuerzas opositoras se habían hecho con el control de varias de las ciudades más importantes pero donde la contraofensiva del régimen avanzaba hacia la recuperación de algunas de ellas mediante bombardeos sin tregua.

Ya las cosas se habían dispuesto de la mejor manera. Había ofrecido una jugosa recompensa por la cabeza de Moustafa Abdel Jalil, el ex - ministro de justicia, ahora jefe visible de la oposición levantisca. También había puesto en marcha una ofensiva en regla contra las posiciones en donde dicha oposición se había hecho fuerte. ¡Nada de disgregaciones ni de subversiones! Por algo, él mismo encarnaba a la propia Libia.

Entre la tragedia y la comedia

Ni el ajetreo de los cables y las cámaras, ni el murmullo de los hombres de la prensa, podía disimular el deje trágico-cómico de semejante sentencia.

-Trágico, porque esa frase estaba respaldada por la represión sangrienta contra las protestas populares, después de que Saif El Islam, uno de los hijos ahora tan sonados del gobernante, hubiese amenazado con que correrían ríos de sangre si la movilización popular continuaba.

-Y cómico, porque no dejaba de ser la repetición de las extravagancias de Gadafi, porque a eso se redujeron sus desplantes una vez que con el paso de los años y más años, se desvaneció el sentimiento nacional contra la monarquía interna y contra la dominación colonial que el gobierno recogió inicialmente. Un proyecto de liberación nacional y social que se fue convirtiendo en el intento penoso de perpetuación personal y familiar del "padre de la patria" en el poder.

Los contornos de tragedia y de comedia expuestos por la representación que hace el líder -con su empuje optimista frente a los opositores y su acento patético frente a la historia -revelan, con todo, la naturaleza del régimen y las dificultades de la rebelión.


El régimen

Con Gadafi, en el poder desde 1969, el sistema de gobierno se apoya en un régimen donde la sociedad es controlada por el Estado, pero el Estado es monopolizado por el líder y por el círculo de sus allegados.

En la sociedad, sin embargo, compiten (o mejor coexisten) las estructuras tribales y los vínculos semipúblicos con el Estado. Si la monarquía pre-moderna y religiosa, la del rey Idris, no era más que el nudo débil que representaba y unía la confederación de tribus, la revolución verde del hermano-coronel va a superponer de otro modo los vínculos públicos que tienen las personas con el Estado y los vínculos primarios dentro de cada tribu.

Una intensa centralización del poder político se impone como el nuevo marco para la convivencia entre esos dos campos de vínculos sociales: el de los lazos públicos y el de los tribales.

Mientras la centralización del poder estuvo acompañada por la construcción de un aparato militar único y por un discurso unificador, la estabilidad y la articulación entre los diversos vínculos sociales era garantizada por las alianzas inter-tribales -gestadas todas ellas alrededor del gobierno y de la distribución de la renta petrolera.

El producto fue un régimen capaz de construir una esfera pública de corte modernizante, pero también acaparado por el gobernante y el círculo que lo rodea en términos personales y familiares, casi de clan. Un régimen autoritario y caudillista que sin embargo logra administrar las alianzas entre las tribus de mayor presencia económica y social.

Es decir, un régimen que se levantó sobre la base de unificar las lealtades tribales y las lealtades "públicas", referidas sin embargo las segundas a un gobierno de carácter personalista. El papel de Gadafi -el hermano coronel- era justamente el de simbolizar de un modo unificado a las tribus y al Estado. Al clan y al ejército. A la familia y al espacio de lo público.

De ahí que aún hoy, entre envalentonado por el pasado y desesperado por el futuro, se aferre a la idea de que él mismo es Libia. La Libia ancestral de la tribu y la moderna del aparato estatal; las dos Libias que Gadafi pretendió unificar en la Yamahiriya o la "República de las Asambleas de Masas". Al fin y al cabo, él se nutre sin falta con la leche de camella y duerme austeramente en su jaima, la tienda beduina del desierto. No ha dejado de ser un simple "coronel", y al mismo tiempo ha formulado su propia doctrina (nada religiosa) resumida en su Libro Verde, émulo irrisorio del otrora "bíblico" libro Rojo de Mao.


La crisis

Sin embargo, esa es la Libia que entró en crisis. Digamos que la hegemonía del régimen amenaza con hacerse insostenible. Por las grietas de esta crisis afloró la movilización popular, manifestación de una sociedad civil que bullía a la espera de un momento propicio para hacerse a un lugar en la escena pública.

Es como si de pronto se hubiesen aflojado las amarraduras que unían el mundo de las identidades tribales con el mundo de los vínculos públicos, esos mismos que unen a los "ciudadanos" con un Estado, cuyo sello superior lo remataba el caudillo autoritario y el círculo familiar y militar que lo rodeaba.

Como en Túnez, bastó un episodio aparentemente aislado, para que de súbito sobreviniese un proceso de inconformidad colectiva, seguramente represado bajo las condiciones normales del régimen político. Si en Túnez fue la inmolación del joven Bouazizi, un vendedor callejero ultrajado, en Libia fue quizá la detención de un abogado defensor de víctimas y de prisioneros sometidos a vejación por parte de las fuerzas policiales.

Las protestas callejeras no se hicieron esperar, animadas sin duda por los acontecimientos de Egipto y de Túnez, y expresaron la emergencia de una sociedad civil que, sometida tradicionalmente al caudillismo autoritario o a los códigos omnipresentes de la tribu, no atinaba a encontrar los aires propicios para respirar por su propia cuenta.


La sociedad civil

La revuelta de los ciudadanos en Libia, como también en los otros países del mundo árabe, expresa, bajo la forma de una eclosión social, la emergencia de la sociedad civil. Una sociedad civil que, entendida como el universo de relaciones interindividuales que se valida por sus propias necesidades e intereses, se asfixia y no encuentra ya satisfacción en los marcos que proporcionan la identidad tribal o la lealtad irrestricta hacia el hombre fuerte.

La participación en las protestas, de jóvenes, de profesionales, de clases medias y bajas en las ciudades, que reclaman la caída del gobernante y la obtención de mejores condiciones laborales y económicas, parecería confirmar la hipótesis de una sociedad civil en busca de mayores espacios de existencia material y simbólica.

El régimen de Gadafi, en ruptura con las estructuras coloniales y monárquicas, representó una empresa de modernización y de elevación en el nivel de vida del pueblo, así fuera bajo el formato de un régimen autoritario. El aumento en la producción y en las ventas del petróleo aceleró el crecimiento económico y mejoró el ingreso per cápita, asi fuera - otra vez- bajo el formato de un control rentístico por parte de la familia en el poder, lo cual dio paso a prácticas cleptocráticas y a un patrimonialismo de Estado que prospera a la sombra de un modernismo nacionalista, capturado por el caudillo que actúa como propietario del aparato estatal.

Bajo tales circunstancias, los últimos lustros han visto surgir las capas medias urbanas y de jóvenes profesionales o semi-profesionales, que ahora se ven acosados por la insatisfacción del desempleo y de la carestía. Las ofertas habituales del régimen ya no son suficientes para satisfacer estas demandas; y mucho más insuficiente es el discurso político, que ha sido desgastado por los años y deslegitimado por el espectáculo de corrupción y derroche en el entorno del coronel-salvador.

La protesta no podía limitarse en consecuencia al mero reclamo de mejores condiciones materiales de existencia. Tenía que verterse rápidamente en un reclamo fundamental, el del cambio en el sistema de gobierno, el de la eliminación del régimen, con lo cual el proceso de una sociedad civil que pugna por existir autónomamente, se convirtió de pronto en una insurgencia política; incluso, en un levantamiento armado.

Es, si se quiere, la insubordinación traumática, difícil y armada, de una sociedad civil que sin invocar primariamente la identidad tribal o el fundamentalismo religioso, no encuentra más que en las posibilidades difusas de la democracia, el horizonte de una construcción ciudadana. Que pueda surgir por otra parte de un modo independiente con respecto a las adscripciones religiosas o tribales, aunque sea capaz de convivir con ellas.

Este es el horizonte que ahora pretende cerrar Gadafi, por aferrarse al poder a toda costa. Al reprimir, con su contraofensiva militar, a la oposición, mal armada y peor entrenada, anula la emergencia autónoma de la sociedad; aunque eso sí su régimen quede roto por dentro como quedan rotos los lazos de identidad que él mismo aunaba en la cúspide de la sociedad. Por más que quisiera, Gadafi ya no podría ser la misma Libia, si es que algún día lo fue.

Por mucho, podría acercarse a la boutade del Rey Luis XIV en la Francia absolutista del siglo XVII: "L'Etat c'est moi" (el Estado soy yo). Solo que ahora se trataría de un Estado reducido al aparato militar y al aparato familiar. Un Estado sin nación, la que probablemente se vea afectada por fracturas irreparables entre las viejas organizaciones tribales. Un Estado sin sociedad civil. Sin ciudadanos. Un Estado, apenas, de camarilla.

domingo, 13 de marzo de 2011

MIRANDO A BOGOTÁ DESDE ADENTRO

Otro documento tomado de la revista Semana que dirige el periodista Alejandro Santos, heredero de la dinastía periodística que hace menos de 100 años trata de orientar el rumbo de la opinión pública en Colombia. N de la R.


Lo que escribe SEMANA de la familia contratista de los Nule, azote de las obras públicas en Bogotá y Colombia.

¿Quebrados?

Informe de revista Semana

CORRUPCIÓNA pesar de que los Nule dicen que no tienen con qué vivir, SEMANA muestra algunas de sus cuentas bancarias en Suiza y en Panamá, y revela detalles de la contabilidad del grupo en los que se hace evidente el escandaloso manejo que hicieron del anticipo de la 26.

Muchos colombianos no podían creer la semana pasada lo que estaban oyendo: Miguel Nule dijo el martes en Miami que no tiene ni cinco centavos y que su esposa es ahora la que lo sostiene. Y dos días después, su primo Guido repitió el mismo lamento: "No tengo bienes, (…) afortunadamente tengo padres que me pueden ayudar a subsistir". Sus quejas, sin embargo, no provocaron compasión alguna en Bogotá. Por el contrario. La gente empezó a preguntarse ¿dónde está la plata de los Nule?

Si tenían 161 contratos por casi dos billones de pesos en todo el país y muchos de ellos presentaron problemas en su ejecución, ¿a dónde fueron a dar los recursos? Y como si fuera poco, ¿qué hicieron la plata de las personas que les prestaron supuestamente para apalancar sus proyectos? El estado de cuentas de tan solo dos de sus ocho empresas muestra una deuda de 980.000 millones de pesos. ¿A dónde fue a parar ese dinero?

SEMANA indagó y encontró varias cuentas en el exterior y maniobras financieras que llevan a pensar que no hay ninguna posibilidad de que los primos Nule estén tan pobres como quieren mostrarse.

El primer hallazgo es la existencia de al menos dos cuentas cifradas en el banco suizo UBS AG. La primera está a nombre de Inversiones Femar y la segunda, de Santi Comercial. Esta revista pudo confirmar que son cuentas personales de Manuel y Miguel Nule, respectivamente.

No solo hay giros y correos electrónicos que así lo confirman (ver facsímiles), sino que además los nombres de las firmas hacen alusión a los hijos de ellos. En el caso de Femar, es una combinación de las primeras sílabas del nombre de los dos hijos de Manuel. Los últimos registros de una de esas cuentas, a los que esta revista tuvo acceso, datan de septiembre de 2009. Para esa fecha, Manuel tenía 2,5 millones de dólares (ver facsímiles).

Y aparentemente no descartaban aumentar sus recursos. Pues un misterioso hombre les propuso prestarles 16,5 millones de dólares y en principio no lo descartaron. Solo lo hicieron cuando se dieron cuenta de que era un timador.

En segundo lugar, se pudo establecer que uno de los epicentros de las movidas financieras de los Nule en el exterior era Panamá. Durante varios años, Manuel Nule -quien manejaba las finanzas del grupo- estuvo a cargo de la firma Gestión Empresarial, que parece ser una de las piezas claves para mover los dineros personales del clan empresarial.

La primera vez que esta empresa salió a la luz fue hace tres semanas, cuando esta revista reveló que desde sus cuentas se hicieron giros para pagar un apartamento que compró Miguel Nule en Emiratos Árabes, a pocos kilómetros de Dubái.

Ahora SEMANA encontró que a partir del año 2005 aparecen cuantiosos e inexplicables giros desde las cuentas con las que los Nule manejaban los contratos de obras públicas hacia Gestión Empresarial en Panamá.

Ya están identificados giros por 11.000 millones de pesos, muchos de ellos muy llamativos, como el realizado el 23 de octubre de 2008 por medio millón de dólares desde las cuentas de Transvial (la empresa de los Nule que diez meses antes había ganado la licitación para construir un tramo de la troncal de TransMilenio de la calle 26).

¿Cómo se explica que una empresa que recién está comenzando una obra ya esté haciendo esta clase de giros hacia el exterior?


El vía crucis del embargo

Esos dineros, los que están en cuentas en el exterior, son los que la contralora Sandra Morelli quiere evitar que se sigan esfumando. Pero el vía crucis jurídico que ha tenido que padecer raya con lo insólito. Morelli tuvo que recurrir a una acción popular para que los jueces ordenaran como medida cautelar el embargo de los bienes de los primos Nule.

Presentó este recurso en diciembre. En él pide declarar responsables a Guido, Miguel y Manuel Nule por afectación grave al patrimonio público y otros derechos colectivos.

Sin embargo, la primera sorpresa que se llevó es que en una reforma que se le hizo el año pasado a la ley de acciones populares le quitaron de un tajo el párrafo que le servía a la contralora. A esa reforma, que tenía como único fin derogar el incentivo monetario que se les reconocía a los que interponían acciones populares, extrañamente le quitaron en el Congreso el párrafo que había sido clave para que el Estado se defendiera en el caso Dragacol.

La contralora interpuso entonces el recurso ante un juez y la única respuesta que este le dio fue que la demanda no debía ser contra los Nule, sino contra el Estado. El caso pasó al Tribunal de Cundinamarca, el magistrado Fredy Ibarra admitió la demanda, pidió la información detallada que la Contraloría tenía sobre los bienes y, oh sorpresa, luego se declaró impedido.

Según él, no podía llevar el caso porque ayudó a la elección de uno de los implicados en el escándalo, el contralor distrital, Miguel Ángel Moralesrussi. El episodio dejó un mal sabor, no solo porque con ese argumento debió declararse impedido desde el primer momento y no reclamar la información de los bienes, sino porque en la misma Contraloría descubrieron que su esposa era contratista del IDU y tenían vínculos de amistad con el jefe jurídico de esa entidad, Inocencio Meléndez, que ha estado salpicado por el escándalo de los Nule.

Hoy la situación es que la información sobre los bienes de los Nule ya está rodando, ellos están ganando tiempo para declararse insolventes y traspasar los bienes que les quedan y no ha habido manera de que la justicia decrete las medidas cautelares en su contra para tratar de salvar algo de este descalabro económico.


El escándalo de los anticipos

¿Cómo se llegó a eso? Se ha dicho que los primos Nule construyeron su emporio casi con la cédula. El músculo financiero era producto de préstamos. Y con el anticipo de unas obras se apalancaban para ganar otras licitaciones. Y cuando ganaban las nuevas, veían cómo podían tapar los huecos financieros, cada vez más grandes, de los contratos anteriores que se iban quedando a medias. De manera que cuando les falló un negocio -el primero fue la derrota en la licitación del aeropuerto El Dorado y el segundo, el de la Ruta del Sol- el imperio se les vino a tierra. Literalmente como un castillo de naipes.

La Contraloría rastreó en septiembre pasado los contratos de los Nule en todo el país y encontró que habían firmado 161 con distintas entidades territoriales. "Todos tenían irregularidades", comentó una fuente de esa institución.

SEMANA tuvo acceso a los discos duros de las empresas de los Nule, que están en manos de las autoridades, y en los registros de contabilidad es evidente cómo funcionaba esta pirámide.

Si uno revisa en qué se gastaron el anticipo por 81.000 millones de dólares que les dio la Alcaldía de Bogotá para construir la troncal de TransMilenio de la 26, encuentra decenas de giros escandalosos. Por ejemplo, se usaron para todo tipo de pagos personales de los Nule: se giraban desde 74 millones para pagar la gasolina del avión privado hasta 5,8 millones al condominio Pradera de Potosí -aparentemente para pagar la administración de las casas de los primos Nule en este exclusivo conjunto en las afueras de Bogotá-, pasando por el pago de los leasing de los carros y apartamentos, y el de los seguros de los Nule, para lo cual se giraron más de 300 millones de pesos al exterior.

También del anticipo de TransMilenio giraron enormes cantidades de dinero a las empresas que manejaban otros contratos de los Nule o estaban asociadas con ellos en otros proyectos. Por dar un solo ejemplo, de decenas, a Vergel y Castellanos, socia de los Nule en la compra de Enertolima y en la construcción de la doble calzada Bogotá-Girardot, le giraron 4.900 millones de pesos en menos de diez días.

Y también de esa misma caja pagaron intereses de deudas que habían contraído con terceros. Lo cual no era asunto de poca monta. Según la identificación de los créditos, los Nule alcanzaron a tener con terceros más de 700 préstamos. ¿Por qué, si las autoridades tienen esta información en su poder, no han iniciado una investigación para determinar si se configuró, por lo menos, el delito de captación masiva de fondos?

Y tal vez uno de los hallazgos más novedosos en la contabilidad del anticipo del contrato de TransMilenio es que una de las empresas a las que supuestamente los Nule les pagaban por materiales (Baldosines y Materiales de Colombia) más parece una empresa que les servía para mover desde allí también recursos del anticipo.

Es decir, la plata que en teoría debía ir para construir la troncal de TransMilenio de la calle 26 terminó, en el mejor de los casos, solucionando los líos de los Nule en contratos en otras partes del país. Con razón el interventor de la obra, en carta dirigida al IDU, decía que durante el primer año "la ejecución de la obra no ha superado los 2.500 millones de pesos mensuales, lo cual a todas luces es escaso frente a las expectativas de inversión del contrato". Los Nule nunca pudieron explicar de manera convincente en qué se gastaron más de la mitad del total de ese anticipo. Cerca de 44.000 millones de pesos que no han legalizado.


La última jugada

La última maniobra financiera de los Nule, o por lo menos la que se ha conocido más recientemente, es la venta de sus empresas. Hicieron una jugada redonda: el 19 de junio de 2010 vendieron todo su grupo empresarial en 200.000 dólares a la empresa Inversiones La Cabrera, una firma recién creada que tiene como socios a unos fondos extranjeros a los que los Nule les quedaron debiendo 40 millones de dólares.

Ese mismo día Inversiones La Cabrera firmó un acuerdo en el que se comprometió a entregar la cuarta parte de las utilidades que obtuviera a Gestión Empresarial (la firma mencionada anteriormente como clave en los negocios personales de los Nule).

Esta singular figura comercial ha dado pie a la hipótesis de que los Nule lo que hicieron en verdad fue autoquebrarse, de esta forma se insolventaron y salvaron su patrimonio personal de cualquier obligación, mientras que en el exterior, a través de una firma que nadie relacionaba con ellos, recibían el dinero de sus negocios.

Con lo que se va descubriendo todos los días sobre cómo funcionaba por dentro el imperio de los Nule, no parece estar muy lejos del escándalo de Enron, considerado el fraude empresarial y contable más grande de la historia.