sábado, 23 de noviembre de 2019


El enjambre Democrático 
del 21-22 de Noviembre en Bogotá
Juan Carlos García Lozano,
Profesor de la Universidad Libre
El enjambre camina en las calles, se reúne en las plazas, se organiza en “combos”.  Lo vemos en todas las direcciones. Es la ciudad moviéndose, dándose sus propias formas locales, comunales, horizontales.  O aprendiendo a hacerlas. Asistimos  a la alegría de estar vivos en la resistencia con el fragor del día: es el banquete compartido con un amor de juventud. Lo sentimos en el aire, lo vivimos bajo la lluvia. Es la ciudad haciéndose recodo en cada camino.
Cuando la policía como cuerpo de choque llega a donde están reunidos los cientos o los miles de integrantes del enjambre, se les disuelve por la fuerza, una, dos o tres veces. Cada vez más fuerte, más duro. Entonces, el enjambre rompe su concentración relativa, escapa huyendo, respira gases tóxicos y se desplaza a otra calle para volver a concentrarse con arengas, con música en sus ojos, asistiendo nuevamente a la dicha y al rito de estar vivos enfrentando la excepción del momento.
Los he visto y los he escuchado en el centro de la capital. De la plaza de Bolívar el enjambre por obligación, escalonadamente, se ha pasado a la calle 13, de esta luego ha ido a la calle 19 y de ahí se desplaza resistiendo metro por metro a la calle 22... Siempre luchando por quedarse con la carrera séptima. Y tras esta multitud desobediente va la fuerza de choque policial, con sus armas y uniformes. Con su credo y ese fuego de odio en sus municiones. Con su autoridad, ya resquebrajada por las horas de espera.
El enjambre es  una forma de resistencia urbana, altamente efectiva. Una fuerza juvenil creadora y ágil pero sin programa. Sin líderes, sin voceros; sin más verdad que la de su cuerpo erotizado en la lucha; cargado de arengas, temerario. En su corta juventud el enjambre advierte un propósito homérico: crear su propio tiempo, crear su propio espacio. Los hitos de dos días sumados dan para eso.
La carne de la que están hechos estas y estos jóvenes no transa con la policía: la enfrentan con el éxodo, ganando la calle, elevando la voz. Se arriesgan así en cada esquina. Es la rebeldía personificada en lo que eran calles grises; son las calles que al ser caminadas se resisten  a la dominación política vencida por la granada o la metralla. El enjambre está en movimiento. Y si, por alguna razón, tiene que enfrentar a la policía -lo he visto-, se asume con osadía, pero con límites, escribiendo una página más.
Es la juventud rebelde del siglo xxi en una ciudad sitiada por la tropa policial. Este enjambre se mueve y se adapta en el centro de la ciudad, donde se juega el liderazgo del poder político. O su burla. Sin jerarquías partidistas ni voceros mediáticos, el enjambre se autodefine sin don de mando. Miles y miles de estudiantes, de jóvenes hombres y jóvenes mujeres, que con su osadía empujan la primavera en una ciudad desolada y aturdida por las balas y los gases, por la fealdad del poder que nos consume. Sumado a ellos están otros miles de habitantes del día y la noche, de otros estratos, de otros “combos” que se integran a este ejercicio plural de resistir, de caminar y creando esta piel que habita la contingencia y  la lucha.
Estos son días extraordinarios con la palabra, con la cacerola en la mano, con la belleza a cuestas, pintando el futuro bajo la tenaz lluvia del medio día. La juventud está en las calles, invade, transgrede, creando su mundo, dándose sus formas, aprendiendo. Resistiendo ella, resistimos también nosotros, nosotras. Todos. Bien vale decir que estamos a tiempo:  también yo pisaré las calles nuevamente.

domingo, 17 de noviembre de 2019


LOS CONFLICTOS HISPANOAMERICANOS
Giovanni Mora Lemus
Nuestra convulsionada realidad sociopolítica ha estado marcada por varios hechos en las últimas semanas, que es necesario registrar en la propia carrera de los acontecimientos. Después de una feroz persecución judicial fue puesto en libertad el líder del Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil, en un sonado caso, que a juicio de los expertos es otro capítulo de la judialización de la política. Sin embargo, esto no quiere decir que Lula haya sido absuelto, porque el proceso sigue y las tensiones con el gobierno de Bolsonaro serán más agudas.

De otro lado, en las últimas elecciones generales de España irrumpió con más fuerza el partido político Vox. Santiago Abascal un hijo rebelde del Partido Popular es el líder de esta agrupación política; su ideología es de extrema derecha que en el contexto español no es otra cosa que “más franquismo”. Así es, Francisco Franco sigue estando presente en la cultura política del país ibérico.

¡Viva España! Fue el saludo triunfante que hizo Abascal frente a sus seguidores que lo ovacionaban a rabiar. 52 diputados tendrá este partido en el congreso, respaldados por más de 3,6 millones de votos. El camino para poder remontar a este proyecto político que se está tomando a España es la concertación entre el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) Y Unidas Podemos (UP), cosa antes y ahora difícil de conseguir.

El mismo domingo 10 de noviembre

Cuando se conocían los vientos de cambio hacia la derecha en España, los latinoamericanos fuimos testigos de otro golpe de estado blando, tecnicismo al que nos hemos familiarizado con Zelaya en Honduras, Rousseff en Brasil y Lugo en Paraguay. Las fuerzas reaccionarias de Bolivia encabezadas por los candidatos perdedores en las elecciones de octubre pasado; Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho, en contubernio con las Fuerzas Armadas pusieron contra las cuerdas a Morales y García Linera. Ambos renunciaron con una pistola en la cabeza.

Al principio los opositores exigían que se realizara una segunda vuelta, pues según ellos, hubo fraude electoral y la distancia entre Morales y Mesa era de menos de diez puntos porcentuales. Sin embargo, la situación cambió y se pasó a exigir la renuncia del indígena-presidente. La violencia apareció como recurso, las casas de los militantes del Movimiento al Socialismo (MAS) fueron quemadas por hordas de gente dispuestas a matar; así las cosas, la salida del presidente y su comitiva hacia México se hizo en cuestión de días.  

Los logros de los gobiernos del MAS son incuestionables: la reducción de la pobreza y la lucha contra la desigualdad social y el racismo son elementos que ningún analista puede soslayar, el empoderamiento de los subalternos es un elemento clave para entender la actual crisis del país andino-amazónico. Ellos sí han logrado quebrar la dominación.  Por supuesto, un error grave fue buscar un cuarto período en cabeza del mismo binomio Morales-García Linera, de ahí se agarraron los golpistas para desconocer los resultados días antes de las elecciones.

El autoproclamado Juan Guaidó dijo que la “renuncia” del indígena, lo había hecho sentir un “fresquito de libertad”, y aprovechó la coyuntura para alentar las marchas del sábado 16 de noviembre en Venezuela. El “demócrata” latinoamericano sí que cree en los golpes cívico-militares amparados por la OEA y el tristemente célebre José Almagro. ¡Ahora sí que peló el cobre Juanito!

La estrategia se repite, una señora de nombre Jeanine Áñez se autoproclamó presidenta encargada 
del país, desconociendo a la Asamblea Legislativa Plurinacional que es controlada por el MAS; nombró un nuevo gabinete ministerial, removió a los funcionarios diplomáticos y expulsó a los médicos cubanos presentes en diferentes misiones. Sin embargo, los subalternos continúan su larga marcha, hay movilizaciones por todo el país, y el golpe de Estado aún no se ha consumado…  

Nos duele Bolivia

Nos duelen los caídos de estos días. Conviene recordar cómo era el país suramericano a mediados del siglo pasado, cuando era imposible pensar que el movimiento indígena se transformaría en una fuerza subalterna.

En un pasaje del libro Entre la Libertad y el miedo, German Arciniegas citaba a Foster Hailey, del New York Times, que visitó en junio de 1951 las minas. El periodista escribió:  
        
“En las minas de plata y estaño de Pulacayo, en el departamento de Potosí, la roca de donde se extrae el metal es tan ardiente que quema al tocarla. Los indios, con solo taparrabos y botas de caucho, pican en la preciosa roca que tanto vale en el mundo industrial de nuestros días. La temperatura alcanza a unos 50 grados. La humedad oscila entre 90 y 95 por ciento. El polvo llena el aire y los pulmones. El bióxido de carbono forma burbujas en el agua helada que cae del techo y rueda por las paredes del socavón.

Durante ocho horas al día, o más, seis días a la semana, 3 a 4 mil hombres, mujeres y niños, entre los 10 y 35 años, tajan la roca, la sacan a la superficie y la escogen para despacharla a las fundiciones mundiales. Por este trabajo reciben jornales en que el más alto, para los hombres, llega a 135 bolivianos al día. (La cotización normal del boliviano es alrededor de 200 por un dólar). Estos mineros son los mejores pagados en Bolivia.

Cuando el trabajo del día se termina, dejan el asfixiante calor de los socavones para alojarse en casas de piedra desnuda. Afuera, en la atmosfera diáfana, a una altura de 15 mil pies, la temperatura es de unos diez grados en el día. Y por las noches corre un frío helado. Los alimentos son pobres y hacen falta vitaminas…se estima que el 60 por ciento de los mineros tienen tuberculosis. La mitad son sifilíticos. La mitad de los niños que nacen mueren dentro del primer año”.                             
    

          


miércoles, 13 de noviembre de 2019

EL PORQUÉ Y PARA QUÉ DEL PARO del 21 (parte III)

Miguel Angel Herrera Zgaib, Ph.D. Director Grupo PyP,

TIEMPO DE CONSTITUYENTE EDUCATIVA Y SOCIAL

Durante los dos gobiernos Santos se dictaron las leyes 1607/2012 y 1819/2016, de carácter tributario, Dice Bonilla, y no le falta verdad, que la primera trasladó la cotización patronal en salud y parafiscales del ICBF y Sena de impuestos de nómina a impuesto general.
La segunda, a su turno, eliminó el impuesto de renta para la equidad, sin devolver la carga parafiscal a los capitalistas.

En resumen, la legislación laboral en todos estos 35 años contabilizados estuvo al servicio del capital, y los grandes empresarios, bajo la lógica de lo que Marcelo Cavarozzi diagnosticó como la modalidad del capitalismo político tardío en América Latina. Y Colombia es y sigue siendo uno de los casos más aberrantes.

La conclusión de Bonilla, que yo comparto sin dificultad es que el Estado Social de Derecho brilló por su ausencia, para detener la contrareforma que despegó con el neopopulismo de derecha que inauguró el hijo de Amagá, y perfeccionaron, su paisano de la hacienda Guacharacas, y el cachaco ganador del nobel de paz neoliberal.

Estos mosqueteros, con su D´Artagnan, César Gaviria se han dedicado en forma aplicada a reducir cargas y costos a los capitalistas en detrimento de los trabajadores y empleados colombianos, que son casi lo mismo, sin que el desempleo haya, en efecto, disminuido.

La educación convidada de piedra

Estos ahorros al capital no se tradujeron hasta hoy en mayor y mejor educación de la fuerza de trabajo, fortaleciendo de modo necesario las curvas de aprendizaje, que redundaran en mayor productividad, y lo que Bonilla llama acuerdos gana-gana.

El de Colombia es un capitalismo periférico, chupasangre de la fuerza de trabajo ordinaria y calificada. Funciona todavía bajo la lógica de extracción de plusvalía absoluta, con el mínimo de inversión en la educación pública, que antes de la Constitución de 1991 era ya la cenicienta de las políticas públicas.

A hoy, Colombia, no es solamente uno de los países más desiguales, con la tasa de desempleo más alta del continente, pero que ocupa también un "deshonroso" lugar en cuanto a menor dosis de educación, recuerda Bonilla, al promedio mundial de países de medianos ingresos.

Es falso, fakenews, que Colombia le apueste a ser la mejor educada, en términos de "formación para la vida y la creación", que proyecte el trabajo inmaterial como compromiso público, y no el placebo de la denominada "economía naranja", que lo que en verdad promueve, de manera perversa, es el incremento exponencial del trabajo sexual en los principales destinos turísticos para visitantes internacionales y nacionales.

Por una Constituyente Educativa y Social

La ley general de educación de 1994. que definió que la organización de la educación formal tiene 3 niveles: preescolar, básica y media, que incluye al menos un año de "transición," obligatorio, suma un total de 10 años, es claramente insuficiente.

Dicho lo cual, sin entrar a discutir los contenidos de la enseñanza, queda claro que requerimos una reforma educativa como basamente de la intelectual y moral que se aplaza desde los albores de la república, y que quedó trunca con el desmonte del proyecto educativo radical de la segunda mitad del siglo XIX.

Se requiere un mínimo de 12 años de la formación preescolar, básica y media, hasta el grado 11, y al menos 3 años de educación superior, pregrado para empezar.

A movilizarnos el 21, por la Paz Democrática y el Trabajo

Por estas y otras razones los universitarios, los docentes de Fecode, y la Colombia subalterna que reclama autonomía y ajuste de cuentas con los señores de la guerra, y el gran capital agro-industrial y financiero-especulativo, nos movilizaremos pacíficamente, con miras a establecer una mesa nacional y plural de concertación para avanzar en la Constituyente Social y la Paz Democrática.


Quienes quieran conocer el texto completo visiten el sitio en Facebook del Grupo de Investigación Presidencialismo y Participación. Preparemos el Paro Nacional de Noviembre 21/19. FRENTE PLURAL POR LA CONSTITUYENTE EDUCATIVA Y SOCIAL. A CONSTRUIR LA PAZ DEMOCRÁTICA DE Y PARA COLOMBIA.

miércoles, 6 de noviembre de 2019


Después de las elecciones: ¿Qué pasó en Bogotá?

Giovanni Mora Lemus

Los opinadores

“La gente estaba cansada de la polarización, Peñaloza contra Petro”, sentenció Sergio Fajardo, uno de los ideólogos del centro político, en alguna entrevista dada unas horas después de conocido el triunfo de su ficha política en Bogotá. Aunque a lo mejor llamarle “ideólogo” no le gustaría al exprofesor de la universidad de los Andes, porque para él la palabra ideología “polariza”. 

El otrora líder del Partido Liberal Colombiano (PLC) y ahora “independiente”, Juan Fernando Cristo fue más lejos. El domingo en la noche y haciendo parte de los analistas de Noticias Uno, dijo: “…en Bogotá no hubo anclajes políticos ni ideológicos”. Según él la elección de Claudia López estuvo marcada por la anti-ideología y la anti-política ¡Hágame el favor, el tamaño de la pifia!

En el buen programa “La pulla”, que sigo con frecuencia, María Paulina Baena y sus contertulios se   alegraron que las alcaldías de Bogotá y Medellín no quedaran en manos de los caudillos. Deben estar seducidos por la idea del centro político, donde no es posible que anide ningún cabecilla.

 ¿Qué pensará Fajardo de eso?

Las encuestas
Las encuestas por su parte estaban en el peor de los mundos. Me imagino a los técnicos y estadísticos, mujeres y hombres, buscando la escala de medición de la anti-ideología. Sus malas mediciones se deben a que se convirtieron en un instrumento de campaña, porque hace rato que en cualquiera de ellas hay un rubro para pagar una encuesta.
La idea es explotar ese mal hábito de muchos: “yo voto por él que va ganando”. Aquí sí hay un claro ejemplo de anti-ideología para Fajardo y compañía. Aunque, pensar y obrar de ese modo no es reconocer en buena parte que se trata del sentido común dominante en los ejercicios rutinarios de representación política.
La ganadora         
Ahora bien, Claudia gano de manera impecable. En los debates se vio a una mujer decidida, con discurso ideológico, aunque algunos no lo crean, y tomando posición política en temas cruciales para la ciudad. Por momentos se alejó del centro político, sobre todo cuando enfrentó las críticas del candidato Carlos Fernando Galán, donde tuvo que defenderse y atacar, cosa que fue mal vista por los tibios de color verde quienes nunca polarizan.    
En el concejo de la ciudad el balance es relativamente positivo, para quienes tenemos esperanza en un gobierno distrital alternativo y subalterno. López quedaría con el apoyo de su bancada que llegó a doce curules, un salto cuantitativo importante con respecto a las pasadas elecciones. El Polo Democrático Alternativo (PDA), formación política que hizo campaña al lado de los verdes, apoyará a la alcaldesa con cuatro curules; sin embargo, estas cuentas no le dan para pensar en mayorías.


Las alianzas necesarias     
Así que, el escenario de las alianzas empieza a vislumbrarse e imponerse. Seguramente los ojos se volverán sobre los tres cabildantes de la Coalición Colombia Humana (CCH) y los siete miembros del Partido Liberal, incluida Sara Castellanos, la hija de los pastores evangélicos, para asegurar la gobernabilidad de la ciudad.
Pero, en el mismo bloque de gobierno habrá profundas tensiones. A propósito, ¿cuál será la postura del concejal Manuel Sarmiento miembro del PDA, quien fue un acérrimo crítico del metro elevado? Y, a manera de ejemplo, ¿cómo va a lidiar López, una mujer lesbiana, con Sara Castellanos cuando empiece con la perorata de la ideología de género? Seguramente el consejo del futuro candidato Sergio Fajardo será: “todo menos polarizar”.       
Entre Verdes y Coaliciones
A nivel de las localidades, la formación política más votada, según la Registraduría Nacional de Estado Civil, fue el Partido Alianza Verde.  De las veinte localidades que conforman administrativamente la capital del país. Los verdes se llevaron el triunfo en dieciséis, las excepciones fueron; Sumapaz y Santa Fe, donde ganó el PLC y Usme y Bosa donde ganó la CCH. El escenario es similar al descrito en el concejo, a pesar de una buena votación… los verdes tendrán que transar.
La primera batalla se saldó a favor de López, porque el saliente concejo rechazó el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Peñalosa. Lo que despeja el camino de la alcaldesa en temas como movilidad, ambiente, seguridad, en últimas, su modelo de ciudad. Pero, la reacción del uribismo y su bloque no demora en “destaparse”. Agazapados esperarán el momento oportuno para contrarrestar su derrota electoral. Más temprano que tarde los verdes entrarán en el escenario de las relaciones de fuerzas políticas. Una mala noticia para el llamado centro político.