domingo, 20 de junio de 2010

¿Juan Manuel Santos elegido presidente con fraude? Falso

Jonathan Gamboa Melo
Politólogo, Universidad Nacional de Colombia

Bien es sabido que Juan Manuel Santos es una persona imprudente, acomodada, que piensa con la cabeza caliente y que políticamente se le podía describir como un “arrimado”, que construyo un partido político alrededor de la popularidad del presidente Uribe y ahora esta sacado dividendos de ello. Pero de ahí a pensar que será elegido como el próximo presidente de Colombia gracias al fraude en primera vuelta es una total ridiculez producto de la paranoia y el desencanto con la realidad.

Eran los meses de Abril y Mayo de 2010 cuando la política colombiana se veía sacudida por un fenómeno electoral proveniente de las elecciones legislativas de marzo. El Partido Verde y su apuesta por la legalidad impresionaba a los medios de comunicación postulando a Antanas Mockus como potencial presidente del país. A partir de allí se dio un vertiginoso asenso del fenómeno Verde que cautivo a los medios de comunicación en tal medida que el diario El Espectador se convirtió en acérrimo hincha de Mockus ante la preferencia del diario El Tiempo por Juan Manuel Santos.
Durante estos dos meses, Mockus cautivaría a los medios de tal manera que estos lo resaltaban como un “salvador” de la Nación, además las encuestas proyectaban una curva ascendente que cada vez mas amenazaba la continuidad de oficialismo. La postulación de Sergio Fajardo como candidato vicepresidencial alborotaría aun más las preferencias electorales. Y es que este clásico “yupi” antioqueño también gozaba de la aclamación de los medios gracias a su embrujo carismático al ser un personaje elitista que se dedica a “hablar bonito”.

Ya en mitad de campaña, Mockus les arrebataba las posibilidades electorales a candidatos como Vargas Lleras, Sanín y Petro, este último con la carga de superar los 2 millones de votos del Polo en las elecciones de 2006 para así no perder la calidad de fuerza de oposición en el país. Algunos medios se atrevieron a vaticinar una victoria de Mockus en primera vuelta con lo cual procederían a hacer sus respectivas apuestas por quienes serian los miembros de su gabinete.

Mientras tanto Santos no hacia mayores esfuerzos por cautivar multitudes y solo se dedicaba a alborotar avisperos por medio de terceros y pasar las respectivas facturas del legado uribista. Mockus seguía ganando adeptos, algunas encuestas ya lo daban como ganador de la primera vuelta. Según los medios, los colombianos estaban cada vez mas cautivados por los girasoles, los lápices y la publicidad plagada de artistas apostando por la “legalidad”. Y llegaba la gran “Ola verde”, llegaría Antanas y el sol, y Colombia se elevaba por el optimismo mediático; junto a esto llegarían los “subidos al bus”, los que al ver el fracaso de las otras propuestas y candidatos se subirían al colectivo de la “esperanza y la convivencia”. Las cosas no podían ser más alentadoras para los verdes, eran los número uno en el Facebook, en el twitter, y ya en la mayoría de las encuestas.

Llegaría en 30 de Mayo, el día que “entraría Antanas y el sol” y una andanada de camisas verdes se veía en las calles reflejando lo que sería un batacazo al uribismo. Y hacia las 4 de la tarde la verdad empezaría a revelarse.

¡Oh sorpresa! (para algunos)

Santos estaba ganando a cada minuto y sacando grandes ventajas. ¿Por qué? ¿Porque? Empezarían a gritar los verdes; ¿qué está pasando?.... ¿remontaremos? Llegadas las 5 de la tarde los resultados reflejaban un total vuelco para los medios de comunicación, Juan Manuel Santos ganaba con amplia ventaja sobre Mockus y con poca distancia de la victoria en primera vuelta. El verde se volvía cada vez más pálido y sus seguidores habían quedado en Shock. Mockus, notable y coherente académico empezaría a verse torpe e incrédulo y en su discurso del 30 de mayo se le notaria patético dejando de ser aquel profesor respetado y pasando a ser un político más.

En aquel discurso Mockus se veía resentido y con su lenguaje verbal y corporal dejaría claro que la apoteósica tarea lograda de los 3 millones no sería suficiente. Fue uno de esos momentos en donde varios colombianos nos sentimos bien al haber optado por la opción política más coherente en tiempos de débiles partidos políticos y pocas propuestas a futuro, el Voto en Blanco (que por cierto venció a aquel monstruo de tres cabezas, Calderón, Devia y Araujo, quienes creyeron que las elecciones presidenciales son un trampolín de pantalla mediática).

¡Hoy ganamos el 20 rematamos!

¡Hoy ganamos el 20 rematamos!, celebraban eufóricos los de la U; ¡Yo vote por Mockus a mi no me pagaron!, gritaban resentidamente los verdes en medio de lo que consideraban una estafa, y en efecto lo fue. Las elecciones del 30 de mayo fueron una estafa en la medida en que el producto que se vendía no alcanzo las expectativas propuestas, pero nunca fueron un fraude. De manera más explícita es vital resaltar la responsabilidad de los medios en aquel golpe para los verdes, y es que si algo ha caracterizado al gobierno Uribe es que no goza de mucha aceptación de columnistas y académicos, pero su popularidad se mantiene en altos niveles por su visibilidad, y fue con esta simple ecuación con la que Santos dio el gran golpe.

Periodistas reconocidos, grandes y prestigiosas encuestadoras, y demás sectores sociales hablaban maravillas de Mockus y en materia electoral eso es vital, pero en los países del primer mundo.
En el tercer mundo las cosas son distintas, no se trata de lo que se argumenta si no de lo que se muestra. Es una verdad a oscuras que la clase periodística de este país es una escaza minoría en algunos casos elitista que se queja del sistema pero viven acomodados gracias a él. Y así llegamos a uno de los puntos más polémicos de aquel 30 de mayo de 2010, las encuestas. De manera agotadora veíamos semana a semana resultados de encuestas realizadas en, ojo, las principales ciudades del país y presentadas con márgenes de error superiores al 4 o inclusive al 5% cuando los cánones del marketing electoral determinan la credibilidad de una encuesta con márgenes de error inferiores al 3.5 %. Además es curioso ver que las recientes encuestas de cara a la segunda vuelta si son presentadas con resultados a lo largo y ancho del territorio nacional.

Otro golpe a los verdes, las redes sociales.

Otro golpe a los verdes, las redes sociales. Siendo los número uno en estas redes de la internet los verdes se veían como potenciales ganadores; pero todo se resume en una simple conclusión: el Facebook no vota. Las redes sociales estuvieron plagadas de colombianos “verdes” optimistas en su gran mayoría jóvenes entusiastas, pero varios de ellos menores de edad. También se debe tener en cuenta que el acceso a este tipo de redes es aun limitado para una buena parte de los colombianos y aquellos colombianos que se podrían considerar como “veteranos” son más fieles y cercanos al proceso electoral y no podemos decir que en medio de esta sociedad conservadora la población mayor a los 50 años le “jala” al twitter.
Del mismo modo que la bomba de tiempo en torno a Mockus crecía, Santos captaba a aquellos indecisos por “debajo de la mesa” con las posibilidades de que Mockus “cerraría los programas adelantados por la administración Uribe”. Algo similar a lo realizado por la campaña de Samuel Moreno y el Polo democrático de cara a las elecciones locales de 2007 debido a que con Peñalosa “se acabarían los programas sociales de la administración Lucho Garzón”.

Pero la caída libre de Mockus no solo seria culpa de los medios, él mismo se encargaría de desencantar a algunos cuantos por ser el maestro de la disculpa y el “yo me retracto”. Por que cuando de día se dice una cosa y en la tarde otra se reflejan dos cosas, la falta de integridad del candidato o el alto grado de manipulación de sus asesores políticos sobre él, constituyéndose en graves errores de cálculo.

Una estocada mas a los verdes, la fe. En el país del Sagrado Corazón de Jesús nadie puede decir que es ateo mas allá de que, quien les habla, como Católico, respeta las creencias y percepciones religiosas ajenas. Pero es un asunto de popularidad que en una campaña electoral en un país conservador nadie le puede soltar la “bomba” agnóstica a los electores. Otra bomba verde, ir en contra de Uribe. Cuando la popularidad presidencial presenta un amplio rango de aceptación lo más prudente es decir que se van a realizar las cosas de una manera distinta pero dentro de la misma línea y no llegar a decir cosas como extraditar al presidente, es un cálculo de costo beneficio que, duela o no, se debe hacer en tiempos electorales; en esta medida el uribismo fue un fuerte rompe olas.

Golpe final a los verdes, ¿por que vota la gente?

Golpe final a los verdes, ¿por que vota la gente? Ya que hace poco estuvieron de moda las elecciones británicas es bueno recordar los comicios de 1992 en los que se presentaba una situación particular. En aquellos días John Major, candidato conservador, se batía contra viento y marea para darle continuidad al legado de Margaret Thatcher, enfrente de él estaba el laborista Neil Kinnock.

Todas las encuestas predecían una derrota de los conservadores y la aclamación popular hacia Kinnock lo convirtieron en un candidato confiado y triunfalista con lo que parecía el fin de más de una década de gobierno conservador. Al final el conservador John Major ganaría con más de 14 millones de votos, el mandato popular más grande en la historia del Reino Unido. ¿Por qué? ¿Por qué un candidato como Major o como Santos en Colombia, se impone en medio de panoramas aparentemente adversos y a veces impopulares? Por una simple regla electoral de oro: La gente no vota por razones colectivas, la gente vota por razones individuales. Esto no se trata de innovar si no de lo que la gente quiere escuchar.
Es así como las amenazas de fraude se reducen a simples paranoias producto del shock electoral de los verdes que ya se esparcen como denuncias conspirativas de la internet como aquellas alertas de la red que algún día nos dijeron que “Ingrid Betancur estaba en Venezuela”, que “el profesor Moncayo es miembro de las Farc”, que “Marte se vería del tamaño de la luna” y que “el mundo se acabaría a fines de cada año”.

En Colombia desde aquel 30 de mayo hasta ahora la situación se ha ajustado a los resultados que dejaron tambaleante a Antanas, y los debates se han trasformado en una feria de silencios con dos candidatos con serios problemas de expresión corporal y poco énfasis en las posibles políticas de sus gobiernos. En vez de ser una campaña que mira hacia el futuro del país, se trasformo en una contienda callejera que mira hacia el pasado de los candidatos.


Quedan dos propuestas excluyentes

En síntesis, quedan dos propuestas excluyentes, sobre todo para los que nos mantenemos en el Voto en Blanco, la de sumarse al “gran acuerdo de Unidad Nacional” o la de sumarse “al gobierno de lo legal y lo constitucional”.

En pocas palabras, aquel que no vote por Santos se queda por fuera del acuerdo de unidad y como tal no es un patriota que no gozara de sus beneficios; y aquel que no vote por Mockus es un maleducado, injusto, corrupto, clientelista, tramposo, y que no cree que la vida es sagrada (adjetivos que resalta la más reciente campaña denominada promo-Mockus) cuando esta consigna es un asunto de sentido común. A partir de allí los debates presidenciales dejan una actitud de programa repetido de televisión que se resume con la popular actitud “ya lo vi”.

No podemos dejar de lado la actitud acomodada del Polo democrático en la que el 20 de Junio, al ganar la abstención, se presentaran como los grandes ganadores cuando gran parte de los abstencionistas ni siquiera cree en la política y mucho menos en el Polo.

Y es que la abstención será un factor clave, porque mientras el resto del mundo goza de la fiesta de la humanidad, La Copa Mundial de la Fifa, en Colombia nos veremos condenados a un nuevo espectáculo que presentara a un Juan Manuel Santos presidente de los colombianos inclusive con mayor ventaja electoral sobre Mockus que en la primera vuelta.

De manera particular las urnas estarán abiertas desde las 11 de la mañana hasta la 1 y 30 de la tarde, puesto que es más intenso el drama que trae la garra guaraní a las 6:30 de la mañana, el popular juego defensivo de Italia a las 9 o las gambetas de Kaká y Robinho desde la 1 y 30 de la tarde.

Porque una de las tantas maravillas del mundial es que los políticos pierden su influencia, los países se unen por amor y no por resentimientos y las Naciones Unidas quedan en ridículo ante la efectividad de la Fifa. Además, para los escépticos de la política son más intensos los colores de la tierra del arcoíris, Sudáfrica, que el hibrido multicolor de él atravesado Juan Manuel y la U, o el verde cada vez mas biche de él indeciso Antanas.

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