sábado, 1 de mayo de 2010

LA TERCERA OLA DEMOCRÁTICA.

MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB[1]

miguel.herrera@transpolitica.org

¡Qué emocionante! Claro, mis amigos privados saben que he dicho la emoción que me produce el Ministerio de Defensa. En el Sena yo vivo de emociones. Yo veo a esos pobres ministros defendiéndose en el congreso. Yo, en cambio, veo a los militares estando donde deben estar... Darío Montoya, director nacional del Sena. Conversación en la radio colombiana.

Laurita trabajaba conmigo, y estaba preocupada con que se lo llevaran para la campaña de Juan Manuel Santos…Darío tú no tienes nada de lagarto. Eres muy leal con él. Noemí Sanín, candidata presidencial por el Conservatismo.

Pusiste a mi papá en la comidilla…Juan Manuel Santos es un cínico. Laura Montoya, hija de Darío, y antes animadora de la campaña de Noemí Sanín.


Este diálogo de hace dos semanas, entre los personajes de la picaresca política nacional, con el telón de fondo de la elección presidencial, revela y sintetiza el drama Uribista sacudido por el impacto de la tercera ola democrática. Esta ola ascendente que proviene de los grupos medios no sólo descubre el real sentido de los dos gobiernos del presidente Uribe Vélez, puestos para contener las demandas de l@s muchos con el dispositivo autoritario de la excepcionalidad, sino que fundamenta la derrota inminente de sus herederos, quienes sucumben ante la intención de los votantes por Antanas Mockus, que capitaliza el 38.7% de dicha opinión en los sectores 3,4,5 y 6, y el segundo lugar en los niveles 1 y 2.[2]

Él que fuera rector de la Universidad Nacional, dos veces alcalde de Bogotá, exacadémico, exanarquista, ahora es también un diletante de la moral pública. Hoy reúne en su figura bonachona las mejores y peores calidades de la nueva clase media, amamantada entre la legalidad y la ilegalidad del último cuarto de siglo. Aun sigue pendiente una consecuente respuesta del líder de los verdes a los cuestionamientos hechos por Alicia Eugenia, su exsecretaria de gobierno, en la prensa hablada y escrita, y que proceda, si hay lugar a hacerse la limpia moral que nos recuerda su baño público en la fuente del parque Nacional, cuando decidió ser un político profesional siguiendo lo prescrito por Max Weber.

El bautizo de la multitud juvenil

A esta tercera ola democrática la animan los entusiasmos de una juventud plural, escolarizada por internet y acosada por el terror de la seguridad de las chuzadas, los falsos positivos, y la compra del congreso. Con todo, la nueva generación conoce poco de la trayectoria autoritaria del pedagogo neoliberal de la cultura ciudadana. La nueva generación del reaggeton, la electrotec, y las redes sociales del tipo Facebook y Youtube, es la que compone el grueso del nuevo voto que suma 3.256.928 según la Registraduría, y cuyas cédulas inscribió automáticamente.[3]

Este nuevo electorado en buena parte sumará votos a los 13.200.000 sufragantes de marzo, y romperá el espinazo, según parece, a la abstención superior al 50 % que es una constante colombiana; estos son honores que comparte con su principal socio económico-militar, los Estados Unidos y su sistema poliárquico presidencial.[4]

A esta prole electoral no la tocan las dudas y la ambigüedad de Antanas frente a puntos cruciales, tampoco su ignorancia relativa de los temas internacionales,[5] el asocio inaugural de los Verdes con el partido Opción Centro, un matrimonio de conveniencia que permitió a los tres tenores participar en la elección del 14 de marzo, la más corrompida de la historia nacional, infectada de parapolítica y clientelismo hasta el tuétano, que fue el trampolín para estar en la competencia presidencial.

Todo lo anterior es excusable para las multitudes juveniles urbanas y semiurbanas, al compararlo con la barbarie cometida y prohijada por el gobierno oligárquico bipartidista que agoniza en medio de escándalos internos inexcusables, bloqueo y demandas de sus vecinos Venezuela y Ecuador. Ella no pasa por alto, en cambio, que con el Uribismo estuvieron asociados en diferentes momentos casi todos: Noemí, Germán, Rafael, Juan Manuel, quienes aún ponderan su legado .

Importa decir, que del embrujo del régimen de excepción tampoco escapó el candidato de la izquierda social-demócrata, Gustavo Petro, quien denunció la parapolítica con valentía, pero quedó atrapado en las redes de la seguridad hasta llegar a descalificar en toda la línea lo hecho en el Caguán. Este hijo del M-19, heredero de la Constitución de 1991, mató al tigre y se asustó con el cuero.

Para disputar sin éxito el centro electoral del espectro político, la vehemencia pro-establecimiento de Gustavo Petro desdibujó los logros de la oposición de izquierda social-demócrata que él lideraba con Carlos Gaviria, y el senador Jorge Robledo. Las maniobras burocráticas, los malabares programáticos del II Congreso del PDA, y su triunfo pírrico en la consulta presidencial tuvieron como colofón doctrinal el voto a favor del Procurador Ordoñez, cancerbero de la impunidad y el confesionalismo; defensor de oficio de la segunda reelección que hubiera dado la estocada final al matrimonio constitucional entre la oligarquía liberal conservadora y la social-democracia: la constitución de 1991 que desvela a quien hoy sólo obtiene el 2,9 % de las preferencias ciudadanas.[6]

La pregunta a responder no puede ser otra que quién ganará la elección presidencial, y qué se requiere afinar y afianzar para que la balanza se incline a favor del polo de la democracia, y no por la continuidad del bloque de poder en manos de la reacción.



[1] Profesor Asociado, Departamento de Ciencia Política, UNAL. Exrector de la Universidad Libre de Colombia. Catedrático de la maestría de Estudios políticos de la Universidad Javeriana.

[2] Es lo que registró la encuesta Datexco, divulgada el 30 de abril pasado. La muestra cubrió 2.225 personas, de las cuales fueron entrevistadas vía teléfono 1810 sobre la intención de voto en 37 municipios, sin incluir áreas rurales; y su margen de error y confiabilidad es del 2,39 %, y una confiabilidad general de la encuesta del 95 %.

[3] Recordar que el debut de la cibermultitud ocurrió en Colombia con la convocatoria contra las Farc de febrero, cuyo artífice fue un ingeniero empleado del Sena, la institución que según Darío Montoya, su actual director tiene una base de datos que supera los 9 millones. Después vino la convocatoria de marzo del Movice, y ahora tenemos los portales de Antanas que se acerca a los 500.000 visitantes, y de Petro, que superó los 200.000 internautas.

El fenómeno se retrotrae a la experiencia de campaña de Howard Dean, quien utilizó la convocatoria por internet hasta cuajar con el triunfo de Obama, que ahora parece repetir el candidato liberal en las elecciones de Gran Bretaña.

[4] La poliarquía es el modo como el politólogo Robert A. Dahl caracterizó el orden norteamericano para distinguirlo de la democracia. A la poliarquía, en cambio, Cornelius Castoriadis la define como oligarquía liberal en clara coincidencia con los calificativos de J.E. Gaitán y Camilo Torres al régimen colombiano.

[5] Se reprochó a Mockus aprobar la hipotética extradición de Uribe por las faltas cometidas, si la ley lo establecía. Repitió la parábola de Serpa, quien en un debate presidencial con Pastrana dijo lo mismo. Mockus rectificó su decir al advertirlo que es el presidente en funciones quien ordena las extradiciones, pero los contradictores han omitido que es la Corte, quien en últimas las permite como lo hemos visto en los casos más recientes de narcotraficantes no extraditados a los Estados Unidos.

[6] La encuesta de Datexco revelada el 30 de abril estableció estos porcentajes: Petro, 2,9 %; Pardo, 2,3%, Vargas, 3,3 %, Sanín, 9,8%, Santos 26,7 %. El voto en blanco es de 3,3%, indecisos, 10,6%, y no responden 2,4%.

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