sábado, 19 de febrero de 2011

PINCHÓ LA LOCOMOTORA

El presidente Santos y el Ministro del Transporte fracasaron en el nuevo intento por imponer la medida de acabar los fletes que es una trinchera de los pequeños y medianos propietarios del transporte. El presidente ha dicho que "la autoridad del Estado no es negociable". Y el ministro hace coro , cuando insiste, que "el decreto no se derogó".

La libertad vigilada

"Ya no se volverá a decir que se dictó un decreto sin consultarlo. Germán Cardona. Ministro del Transporte.

Los transportadores en paro, que abarcó a más de la mitad del país, orientados por Aguilar y Virviescas, exigían que se suban los fletes de aquí al 15 de junio, y que se reemplacen los vehiculos uno a uno en la chatarrización, pero el gobierno quiere que haya libertad para hacerlo según "las necesidades del país".

Pero, la directriz del Conpes debía aplicarse este 28 de febrero, contra viento y lluvia, pero no será así. Y aparece como mediador, el vicepresidente exobrero, a lo cual Germán Cardona llama, algo que no tiene mayor incidencia. El decreto no había sido consultado, y, en última, tenía poco o nada de libertad, y mucho de imposición.

El paro de dos semanas terminó con un acuerdo firmado entre la ACC y el gobierno, cerrando los bloqueos de cuatro días, que sentaron al gobierno, a regañadientes a dialogar, y a concertar. Pero la situación conflictiva no está aún resuelta.

La situación que afectó a todo el país, directa e indirectamente, definió una vez más el talante del gobierno de la prosperidad. No es democrático, y quiere imponer vía decreto la fórmula de la privatización concentrada de los medios de producción, en este campo del tranporte de carga, donde aun existen pequeños y medianos propietarios.

Este sector de la clase media ha utilizado las vías de hecho para responder a la excepcionalidad vía decreto para pasar por alto los controles jurídicos que garantizan el ejercicio de la propiedad privada sin grandes sobresaltos. Pero eso ya no es más así.

Pinchó la locomotora

Angelino le hizo el milagrito al Santo(s), haciendo de amable componedor antes que la situación se tornara irreversible. Pero, sólo para dulcificar, en apariencia, el trago amargo que se viene, tal y como lo anuncian Germán y Juan Manuel, atrincherados en el principio de autoridad dejando a un lado el asunto de la legitimidad democrática.

De aquí a junio hay plazo para que las cosas se enderecen en esta república de opereta, y el decretismo y la diarrea de proyecto de ley se encauce ahora que el invierno ha cedido un poco, y las aguas toman un curso normal. No es así, en cambio, con las multitudes descontentas y empobrecidas.

Estas le han "medido el aceite" a la locomotora del crecimiento impuesto. La gente exige desarrollo, cuando menos, con rostro humano. Y sin que el fantasma de la para-política lo contagie todo, incluido el transporte a través del lavado de divisas camuflado con la aparición providencial de tracto-mulas sin control, detrás de las cuales se ocultan capitales golondrinos y amasados ilegalmente.
Por lo pronto se pinchó la locomotora de la movilidad a costillas de los más débiles. El puente está quebrado.

¿Con qué lo curaremos?

El pastorcito mentiroso

El rebaño se le rebotó al señor de la picardía, y tiene que hacer pública penitencia. Y los "culpables" no se pueden buscar río arriba. El ministro tiene que renunciar, y el Conpes recibir una reprimenda ciudadana. No puede ser el cónclave de obispos que decide en secreto, a través de micos congresionales, y asalto de la fe pública, el defícit fiscal que dejaron 10 años de trapisondas perpetradas impunemente por el régimen de la (in) seguridad y la degeneración democrática.

Se le acorte el tiempo al pastorcito, quien dijo ante las cámaras de televisión que él no subiría impuestos y en menos de 100 días ha borrado su palabra, y abandonado el mármol donde iba a esculpir esa sentencia. Antanas quien fuera el rey de burlas sonrie con socarronería, mientras Peñalosa se pone verde de la ira, al ver el descuadernamiento gerencial de Bogotá, que permitió a los transportadores presionar por sus intereses.

De mentiras el país está cansado, y de hacer política al revés, haciendo de los intereses privados propósitos públicos. Las verdades se abren camino con la gente levantada y protestando contra la arbitrariedad del gobierno, y ese es un buen síntoma. Y la cura no puede ser más costosa que la enfermedad del autoritarismo cuando el norte de Africa se sacude. La revolución democrática está en marcha, y aquí también ya marcha "sobre ruedas". Atentos estamos al siguiente pitazo !!!




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