lunes, 4 de febrero de 2019

¿Vuelta al grosero respice polum?

A la fecha, se ha añadido un falso protagonismo internacional de la política colombiana, en la respuesta vergonzante a la crisis venezolana, donde antes Santos, y ahora Duque y su vicepresidenta, Martha Lucía Ramírez, le han dado aprobación al autoproclamado presidente interino, Juan Guaidó.

Es una acción “reparadora” que tiene el apoyo descarado, ilegal del trío Trump/Bolton/Abrams, contrario a las reglas del orden económico mundial, y a la sindéresis global. Extremando el bloqueo comercial y financiero del régimen en el gobierno, a raíz de la toma de posesión de Maduro, triunfador por segunda vez, en la elección de mayo de 2018, se busca verificar un golpe de opinión dizque “incruento”.

A tal punto ha llegado la obsecuencia, el ánimo cipayo del presente gobierno, que se conoció por “accidente”, una anotación de John Bolton, halcón relamido de la administración de Donald Trump, donde habla de 5.000 soldados mercenarios, para ser fletados a Colombia, en caso que se realizara una acción armada contra Venezuela.

Este flash llegó luego que la intentona de golpe de estado contra Maduro fue descubierto y detenido. Guaidó, quien había sido apresado previamente, fue puesto en libertad, siguió. Siendo presidente de la asamblea, se autoproclamó en un acto público presidente; por estos días, ha recibido la garantía de los fondos confiscados por el tesoro estadounidense a la estatal PDVSA.

Enseguida vino el espaldarazo de Pachito, el embajador de Colombia en Estados Unidos, quien conjetura sobre el pensar de Bolton; y hasta ofreció instalaciones de la legación en Washington para alojar a los diplomáticos golpistas. Está la clique reaccionaria repitiendo con descaro lo que ya se ensayó con Carmona, cuando intentaron el golpe contra el comandante Chávez.

Para arreciar en el vergonzoso y vergonzante protagonismo consueta de la alevosa acción imperial, injerencista en la región, que puede conducir a una guerra civil local, el gobierno Duque, y su canciller dan aprobación al nombramiento como embajador al dos veces expresidente de PDVSA, expresidente de la OPEP.

 El antiguo copeyano Humberto Calderón Berti, buen paje de los intereses petroleros estadounidenses, se encuentra residenciado en España, donde ostenta también esa ciudadanía antes de viajar a Bogotá. Sus credenciales más destacadas son haber sido animador de la Coordinadora Democrática contraria a la revolución bolivariana, desde el año 2002. Después, en 2015, fue parte de la Mesa de la Unidad Democrática, que triunfó en la Asamblea electa en 2015, y que reclama legitimidad electoral, que en simultánea niega a la elección de Maduro en en el año 2018.

Instrumentalización reaccionaria y elecciones de 2019

                                      Con esas trayectorias políticas, el bloque reaccionario que insiste en la guerra como instrumento de política, interna y externa, en vez de la negociación, se prepara para las elecciones de octubre, donde se renovarán los poderes locales y regionales, con la expectativa que la para-república, que se entroniza desde fines de los años 90, en tales escenarios, que campea en 200 municipios de control para, encuentre reconocimiento pleno en las urnas, y se extienda como verdolaga a 200 más, donde el orden marcial de la insurgencia llegó a un término con la firma de la paz del Colón.

El CD y sus aliados están montando el tinglado con una nueva edición de la retórica del “estado de opinión” con el fin de obtener el puesto de comando en la nueva sociedad civil colombiana. Buscando, claro está, ganar el favor de la mayoría de los sectores medios, endulzados por los beneficios momentáneos de las remesas que se originan, de modo principal, en los Estados Unidos, con la devaluación continuada del peso, por una parte; y por otra, la llegada de algo más de 1 millón de migrantes pobres, antes residenciados en Venezuela, no pocos conectados con familias colombianas desde hace más de medio siglo, se convierte en un poderoso argumento, no sólo económico sino electoral, al favor del proyecto reaccionario en Colombia.

Hasta el punto, que para corregirle el rumbo a Nicolás Maduro, a su partido el PSUV, disolver la alianza cívico militar, se propicia el desmonte de lo que queda de las conquistas populares del desprestigiado socialismo del siglo XXI, afectado de muerte por una inflación salvaje, inducida por la dura caída de los precios del petróleo, y la errática orientación de la precaria industria venezolana.

Queda entonces, la respuesta de la oposición política nacional, que tiene que unir fuerzas en las elecciones por venir, zanjando la separación que hizo posible la derrota presidencial por la coalición entre reacción, derecha con la complicidad manifiesta del centro político. Ya se han ensayado los primeros lazos de unión en el trámite de la moción de censura contra el Fiscal, con la participación de Angélica Lozano, Jorge Enrique Robledo, y Gustavo Petro, y, sobre todo, con la constitución de la bancada por la paz.

Estos intentos son el principio de un posible Frente Común, que no prosperó en ponerle talanqueras a la ley de financiamiento, y que volverá a tensionarse cuando se le da trámite al Plan Nacional de Desarrollo, que ya está a la vista. Aquí el centro progresista, la izquierda y los demócratas pondrán en práctica un curso eficaz de la democracia subalterna en la lucha contra-hegemónica por la conducción de la sociedad civil desde abajo. Porque se trata de ganarle, sin más ni menos, la dirección a la campaña anticorrupción, estancada en el congreso, poniéndole talanquera a la impunidad a todos los niveles como bandera de la verdadera oposición al bloque dominante. 

De no ocurrir esto, estaremos dando con el gobierno de Iván Duque, dos pasos atrás, para avivar los fuegos de la confrontación armada, interna y externa. Y ahondar así, en la consolidación del reparto oligopólico de la riqueza nacional, comprometida también con la voraz avanzada del capital financiero transnacional que está al acecho del derrumbe de la república Bolivariana, agazapado al otro lado de la frontera colombo venezolana. 





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