sábado, 12 de marzo de 2016


¿AL FILO DE UNA CRISIS POLÍTICA?

miguel angel herrera zgaib
profesor asociado, ciencia política, unal, bogotá.

                                                      Hace un cuarto de siglo tuvimos un proceso constituyente a regañadientes, porque la Corte Suprema de Justicia, entonces existente experimentó un empate, que se zanjó con la presencia de un conjuez. El antecedente, y no era el único, fue una iniciativa estudiantil, que tuvo a estudiantes de universidades y privadas, Rosario, Javeriana y Andes.
En la iniciativa constituyente hubo también el concurso de las universidades públicas, con el impulso de la célebre "7a Papeleta". Esta fue escrutada en una elección que incluía otras seis votaciones regulares. Ella sirvió como acicate al presidente de entonces, para convocar luego la elección de los delegados que deliberaron y decidieron el nuevo orden constitucional de Colombia, aunque conviene recordarlo, no fue refrendado nunca, de manera directa, por el pueblo ciudadano.
Esta vez, un cuarto de siglo más tarde, a raíz de la conducta unilateral y soberbia, de una de las partes de la negociación de paz, cuando el gobierno  insiste en imponer mecanismos unilaterales para el refrendo esta a punto de encallar la primera negociación bilateral de la paz con las Farc-Ep. Ayer mismo circuló por los medios, una supuesta "comunicación" de esta guerrilla, donde Timochenko advierte acerca de una posible ruptura de la negociación de La Habana. 

La situación crítica se produce porque lo acordado previamente en el seno de las comisiones técnicas para la dejación de armas, - no la entrega ni destrucción de las mismas-, fue borrado de un plumazo por el documento entregado por el comisionado Sergio Jaramillo. Tal impasse produjo que Timochenko, que de ser así, las Farc-ep se levantan de la mesa a continuar en la guerra por otro medio siglo.

Los desacuerdos

En espera de la confirmación de estos desacuerdos, para resolver sobre el asunto de la vida o muerte en una colectividad como la de Colombia, es el constituyente primario, el único verdadero, para resolver cuestiones políticas primordiales, porque no se trata de "decidir" acerca de la ley de la gravedad, o de la institución del lenguaje humano, que se nos impone para convertirnos en tales. 

Claro que el poder constituyente, en su condición de tal, sin delegaciones, ni representaciones, puede equivocarse también , por lo que los disensos no pueden ser prohibidos ni conculcados acerca de lo que decida una asamblea constituyente. El contenido que se apruebe, si se convoca ésta, tendrá que ser refrendada por la misma ciudadanía, una vez que aquella asamblea haya aprobado los acuerdos bilaterales de La Habana.

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