domingo, 1 de junio de 2014

EL SENTIDO COMÚN DESDE EL SEGUNDO PISO DESPUÉS DE LA  PRIMERA VUELTA DE ELECCIÓN PRESIDENCIAL COLOMBIANA DE 2014

Durlandy Orrego


                                                      Se dice por las calles del pueblo, que en esta oportunidad la campaña presidencial no fue tan sonada, porque no hubo ese inútil despliegue de carteles y volantes que sólo ensuciaban las ciudades. Efectivamente, el último debate de los Presidenciables, que se llevó a efecto por el canal RCN, en la noche del 22 de mayo, dejó ver la plausible elasticidad de los aspirantes a la presidencia que puso de relieve una nueva consideración por parte del común de la gente que no entona con las encuestas publicitarias.

La presentación de la aspirante Martha Lucía Ramírez, serena y coordina con su convicción religiosa, claramente tiene entendido que el aspecto de la moralidad es base fundamental de un buen gobierno, que el no al aborto, el no a la adopción por parte de homosexuales, el no a la muerte provocada en caso médicos extremos, cuya aprobación desmiembra conductas como la prostitución juvenil; la irresponsabilidad paternal, la ausencia de respeto a la vida, las que atentan contra la existencia y protección de la familia, los derechos fundamentales de la vida y la igualdad, los cuales son la piedra angular de todo estado de derecho.

La postura seria y segura de la candidata ante estos  tópicos, la levanta sobre los demás candidatos, en la medida que responde a la añoranza del común de la comunidad cristiana y católica colombiana que es mayoritaria, de restablecer los valores morales que han desembocado en la grave corrupción, delincuencia, y desajuste social de este tiempo. 

Mientras que la candidata burguesa del Polo Democrático-Unión Patriótica, desde ya, preventivamente, inclinó su programa hacia el bando del Presidente Santos, con el continuismo que puso de presente. Y si piensa enviar a su esposo de vacaciones para gobernar, no sería de extrañar que mande el país a Caracas o la Habana, para que desde allí se gobierne Colombia. Pues no habría siquiera acierto en la consideración que de detrás de un gran hombre hay una gran mujer,  porque la mujer cuando gobierna dice el común de la gente, se le sube los humos, por lo que es corriente los gobiernos totalitarios, como ejemplo, los períodos Victoriano, Isabelino, incluyendo las más actual Margaret Thatcher, la primer ministra alemán, Corazón Aquino o el descalabro nicaragüense de Violeta.

No en vano, Jesús advierte, que el hombre es cabeza de la mujer, y ordena, nunca mande la mujer al hombre, y cómo no obedecerle, cuando el feminismo llenó de homosexuales el planeta civilizado, dejó los hijos al amparo de los hombres, quienes como machos frustrados nunca harán idóneamente la labor de educar, para lo que está hábilmente dotada la mujer, y sin la cual, todo proyecto de educación es iluso, entre otras  consideraciones por las que no es óptimo el gobierno de las mujeres sino en el interior de sus hogares.

El feminismo no salvó a la mujer sino ha destruido a la familia y por ende a la sociedad. No es que la mujer no sea lo suficientemente inteligente para desempeñar cargos de dirección, claro que sí, pero debe hacerlo respetando esa natural predisposición del hombre, que es ágil, dialéctico y objetivo, quizá porque su aparato pasional se lo colocó Dios al exterior y no al interior como a la mujer, por lo que ésta, está condenada a la pasión en sus sentimientos, pensamientos y discursos.  Es notable, la diferencia del discurrir masculino, así sea muy pasional con el de la mujer, que asume toda discusión como si se tratara de una contienda. Aunque en este aspecto, la heredera de la aristocrática familia López, educados para gobernar, ha aprendido a expresar sus ideas sin apasionamientos. 

La mujer gobierna sin estar en el frente, ejemplo típico en nuestro país, Berta de Ospina, y si observemos la primera dama de César Gaviria, quien llegó a la presidencia sin ningún pronóstico histórico y de allí se elevó a presidir la OEA, teniendo a su derecha una mujer ilustre, dinámica, carismática que provocó escándalo al contradecir las excesivas costumbres del protocolo presidencial,  sustituidas por la sólo necesaria formalidad, a la que le ganó la comodidad  y sencillez.

Los hijos necesitan la calidez y rigidez de las madres ocupadas en su esmerada educación. De las que quedan hoy unas pocas, quienes extenuadas de sus labores de oficina llegan a sus hogares a continuar con las labores domésticas, y a hacer tareas con sus hijos hasta largas horas de la noche. Estos hijos no gritan a sus madres ni las amenazan con denunciarlas por violar sus derechos cuando los corrige, sino que las guardan profundo respeto y admiración. Pero esta clase de madres son las menos, las más cambian la compañía de sus hijos por regalos, por permisiones, por alcahuetería, y cada vez, la descomposición social eleva este género de hogares, que ha traído consigo la hecatombe de corrupción que anega todas nuestras instituciones.

No sólo el feminismo sacó a las mujeres de sus hogares sin la cada vez mayor codicia de los pocos ricos, quienes insisten en mantener bajos salarios que no alcanzan a cubrir el gasto en que incurre cada familia.

Sobre todos estos aspectos es que debe elevarse el debate político, sobre corregir estos errores históricos, desplegarse con seriedad y trascendencia su actividad en las reformas de la educación y de la justicia, enmendando las leyes que han mandado al traste la autoridad de los padres, la autoridad de los maestros, el respeto a los superiores y a la ley, que han hecho de los niños sujetos de acciones delictiva que quedan impunes mientras esconden sus verdaderos autores, pero los tópicos son otros, si la minería es artesanal o industrial, si inmiscuirse en la política del vecino país o no, y otros aspectos de menor alcurnia que sólo por la buena voluntad y clara decisión de una persona sensata tienen pronta solución.

La postura del aspirante Oscar Iván Zuluaga, es meritoria por la concreción de su exposición. Responde con suma fluidez dando soluciones concretas a las preguntas formuladas, poniendo de manifiesto un extenso conocimiento del quehacer nacional, de las necesidades y aspiraciones del pueblo colombiano, pero lamentablemente, por haber resultado inmerso en esa consuetudinaria y deshonrosa   actividad de fondos ilícitos en las campañas políticas, bajó su popularidad, pues sería sin dudas, el próximo presidente de la república, ya que tiene bien claro que la paz es el producto de la justicia social, y no el resultado de unos diálogos de dos bandos enfrentados en diálogos oscuros durante tanto tiempo.

En Colombia tenemos una genética social del diálogo con los insurgentes, porque mueren unos cabecillas y los heredan otros, tanto en un bando como en el otro, que parece ser una historia sin fin, por lo que no se considera un gran acierto, por ejemplo, haber pactado    con los narcotraficantes guerrilleros que ya no van a traficar más, sino más bien un acto vergonzante, que en lugar de extraditarlos, estén sentándose a la mesa con delincuentes de esa envergadura. Este debate subió la población votante  a su favor.

El Doctor Enrique Peñaloza, defraudó porque con su comportamiento se inscribió en la tradicional inútil revancha entre candidatos, y salvo, su postura como ferviente protector del ambiente, no presentó ninguna idea renovadora.

El doctor Santos atinó en concretar sobre los aspectos de su actividad gubernamental notoria, su labor en el campo de la educación, su trabajo en relaciones internacionales, su labor de proveer vivienda gratis o a muy bajos precios a personas de estratos 1 y 2, la disminución en el índice de desempleo, pese a la desmesurada corrupción de este país, donde a pleno siglo XXI, hay gamonales que suben y bajan alcaldes, guardan el archivo del municipio en su casa, y ejecutan el presupuesto conforme sus propios intereses, como ocurre en este pueblo de Nilo.

Pero no fue acertada su confrontación con el candidato Zuluaga, que  reproduce esa tradicional manía politiquera de la pelea, la revancha, el ataque etc., de la que está cansada la gente y hace escéptica la sociedad civil, reproduciendo la convicción del pueblo, que es sólo un oligarca más, interesado en continuar comiéndose la torta del poder.

Pero su peor error estuvo al responder que no traicionó al doctor Uribe sino a la corrupción, porque olvidó, que era miembro clave en el engranaje de gobierno del doctor Uribe, con lo que implícitamente, afirmó que era un corrupto. Y su gestión diplomática exitosa, fue gracias al conflicto armado en pro de la paz de Colombia en el gobierno que tan vehemente ataca, en el que fue ministro de Defensa.

E igualmente, fue una equivocación, al mencionar como  éxito suyo la creación del Ministerio de Justicia, toda vez que éste existía y el Doctor Santos hacía parte del gobierno que lo suprimió, gran desacierto como la supresión del Ministerio de Trabajo, del gobierno de Uribe.

En el orden legal existe la figura jurídica de la Revocatoria Directa, que concede a las autoridades la opción de revisar sus actos y enmendarlos mediante unos nuevos. En nuestro credo religioso, está la posibilidad de confesarnos y enmendar nuestros errores.  Debe el  señor Presidente,  revestirse de grandeza de espíritu, y en lugar de esa guerra con su antiguo amigo y coadministrador, invitarlo a la paz. Dar el ejemplo de ser el primer pacifista, pues dijo, que se hace la paz con el enemigo, y así considera al Doctor Uribe, y si una vez comieron en una mesa, y hace 4 años rompieron cobijas, debe ser inteligente, reconociéndole sus aciertos, porque los tiene, y empezar por casa lo que espera lograr en la Habana, con cuya conducta atraería no sólo la voluntad de la gente sino que se haría a un socio poderoso en la construcción de todos sus proyectos políticos.

Y por cierto, el Tratado de Paz,  también es objeto de revisión, donde debería quedar claro, el límite final en cuanto una fecha determinada para los diálogos, y efectivamente, acordar sancionar los crímenes atroces, porque cuando no se castiga al necio, dice Dios, sigue cometiendo errores, y cada vez más graves. La impunidad ataca la raíz de la justicia, y deja sin piso jurídico los siglos de evolución del derecho, donde se concluyó que la pena es reeducadora, resocializadora y preventiva, porque con su aplicación hace temer a la comunidad,  que se abstiene de delinquir para impedirla.

De modo, que el debate político televisado reformó el cálculo de votación, donde muy seguramente, entrarán en riña la votación a favor del Presidente, Zuleta y Ramírez, en equilibrio de  votación, y sin duda, sacaron del panorama a los aspirantes del Centro Izquierda. El conservatismo y el liberalismo continúan liderando el juego del poder del estado colombiano.

Nilo, mayo 23 de 2014





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