jueves, 29 de agosto de 2013

EL PARO  NACIONAL DEL 29 SE AGRAVA

miguel angel herrera zgaib
profesor asociado. Ciencia Política, Unal
Director Grupo presidencialismo y participación

"Hoy como se vio se tuvo que defender el mismo Palacio de Justicia y la Catedral Primada." Palabras del mindefensa, Juan Carlos Pinzón.

"Tenemos en relación a heridos, 147 personas. Trasladamos a hospitales 26, y 9 policías heridos. La policía tiene 40 detenidos en la UPJ. 4 personas fueron detenidas en flagrancia, y de ellas un menor de edad." Reporte del Alcalde Petro, a las 8 pm.

"Los vándalos no son campesinos...negociamos con los voceros para terminar con la protesta social, no para prolongarla." El mingobierno Carrillo.

                                             El alcalde Gustavo Petro ha ordenado el toque de queda en dos localidades del sur, en Bosa y Ciudad Bolívar,  y en Suba en el Norte. Pero, lo más grave ocurre en estos instantes en Soacha, donde ya hubo policías, en medio de la asonada que afecta tanto el centro como lugares periféricos.

En estos momentos, el alcalde de Soacha ordenó que intervenga el ejército, alrededor de 100 efectivos que estaban cumpliendo la tarea de cuidar un puesto de policía. Antes  ha dicho  el Mindefensa que en Soacha hubo tres policías heridos a bala. Se están destruyendo cajeros, y propiedades privadas y bienes públicos.

LA OTRA CARA EN BOGOTÁ

A eso de las 10.30 am., me encontraba en la carrera 7 con la calle 40, enfrente de la U. Javeriana, y a unos 50 metros de la sede principal de la Universidad Distrital. Había estudiantes de ambas universidades, también de la Católica, en espera de que llegaran los demás estudiantes que venían de la Pedagógica y la Nacional. A eso de las 11 am., se inició la movilización.

Al mismo tiempo avanzaba el contingente de la Nacional por la carrera 13, en paralelo, sin que se juntara con el abigarrado grupo que había partido de las inmediaciones de la Javeriana. En una parte del trayecto, el grupo de la licenciatura artes escénicas desarrolló una presentación callejera, un diálogo con destinatario.

Ellos escogieron como interlocutores de ocasión a un piquete de la policía que con escudos estaba resguardando unas edificaciones. Teatreros de ambos sexos, vestidos de negros, y los rostros cubiertos de blanco exhibieron sus gestos y parlamentos ante la expectación de la improvisada audiencia.

La marcha seguía sin sobresaltos. Me junté con dos colegas, Alpher y Medófilo, y continuamos sin contratiempos caminando y dialogando  por la 7. Mientras que los jóvenes universitarios colmaban las dos calzadas de la 7a. Unas cuadras adelante, pasando el monumento a San Martín, las dos oleadas estudiantiles confluyeron  en la carrera 13, uniéndose los estudiantes de la Nacional al torrente humano que después subió por la 19.

Después la multitud alcanzó la 7a, y de allí  rumbo a la plaza de Bolívar. Allí llegamos a eso de las 12.30. La plaza empezaba a colmarse, sin que hubiera incidentes con la policía o el Esmad en el trayecto. Gritaban consignas en favor del paro agrario, y apoyo a la lucha estudiantil, que orienta la Mane, y en defensa de la universidad pública, una especie para algunos en vías de extinción.

EN LA PLAZA DE BOLÍVAR

"Esos muchachos están cruzando la barreras de lo permisible y entrando en actos criminales. " El ministro Pinzón. 

                                                           En la Plaza  ya había en la tarima puesta del Palacio Liévano oradores turnándose en el uso de la palabra: arengando, denunciando y enjuiciando a los gobernantes de César Gaviria en adelante. Había la presencia sindical, destacada por sus banderines, junto a una pancarta con cifras y en apoyo del paro campesino. 

La alianza obrera y campesina, sin intermediación política, y a la espera que llegaran los estudiantes, convocantes iniciales del paro del 29 de agosto, y en apoyo al proyecto alternativo de reforma a la educación superior. Tomaba cuerpo otra experiencia política, un nuevo sujeto emergiendo de estas luchas por los mínimos vitales de más de 10 millones en el campo, y otro tanto en las ciudades. 

Luego un orador  en nombre de Fecode brindó apoyo a estudiantes y campesinos, y recordó el paro que tienen anunciado, sin que supiéramos que había pasado en la reunión que en la misma mañana tuvieron con el presidente Santos. El moderador pidió que los que no iban a intervenir bajaran de la tarima que no ofrecía seguridad completa.

Detrás de la primera línea había forcejeos por darle uso de la palabra a otros. Se exhortó también al comandante de la policía, para que permitiera que la Mane tuviera acceso a la plaza de Bolívar, para que pudieran hablar en el acto del cual eran co-protagonistas y anfitriones.

A contrario de otras ocasiones, no había lluvia, y el sol estaba esplendoroso. Seguía ingresando gente al rectángulo que enmarcan el Capitolio y el Palacio de Justicia. Esta vez la mayoría eran jóvenes de todas las procedencias, y piquetes sindicales, así como juventudes del Polo, enjaezadas con banderas y camisetas distintivas, y otras representaciones menos corrientes, las colonias en apoyos a los campesinos de Nariño, Boyacá, Cundinamarca, que mostraban en sus pancartas y carteles.

UNA LECCIÓN NO APRENDIDA.

"Vamos a llevar los dispositivos de defensa a las ciudades." Mindefensa J.C. Pinzón.

                                         A eso de la 1.20 caminé en dirección a la cafetería Oma, para cumplir una cita, pero la cafetería estaba cerrada.  Es la que queda abajo del Palacio de Justicia, cerca a la tristemente célebre entrada de automotores, donde el M-19  incursionó en el recinto que luego terminó en llamas, y con muertos que aún no aparecen, y con responsables que se niegan a aceptarlo. 

Faltando quizás 10 minutos para las 2 de la tarde, el escuadrón de motocicletas de la policía, con dos efectivos por cada una, que se encontraban apostadas en el pasillo del Palacio de Justicia calentaban motores para salir. Así lo hicieron, bajando por la calle contigua a Oma. Y todo quedó claro. Iba a comenzar el "foforro".

Ya se sentía el efecto de los gases lacrimógenos, gases pimienta que venían de arriba, de la carrera 7a,. Había una tanqueta con cañón de agua apostada en la vecindad  del antiguo ministerio de comunicaciones, el edificio Manuel Murillo Toro.  Cerca había un grupo del Esmad, pegado a la pared. 

De pronto la tanqueta se movió y empezó a arrojar agua sobre los manifestantes, que en ese momento no estaban haciendo cosa distinta a desfilar. Empezó la provocación en ese lugar, a cargo de la policía así destacada. Eran poco más de las 2 pm.

Cerca a mí había un grupo de policía montada, que presidía una mujer, y que parecían preparados para entrar en acción. Y cerca alguien vestido de civil y con una especie de   walkie talkie que se comunicaba con otros, y les daba órdenes. Pronto la oleada de gases se hizo insoportable, y yo me desplacé en dirección a la carrera 10, para protegerme de sus efectos y de la arremetido que empezaba de la 7a hacia abajo.

Cuando esperaba  el bus empecé a reconstruir las escenas que había presenciado. Imaginé lo peor de ahí en adelante. Es costumbre que a partir de las 2pm., la operación de la policía dispone el desalojo de la plaza de Bolívar. Y entonces "los vándalos y criminales"  de los que hablan el ministro de defensa responden

 Esta vez, la marcha no concluía, porque había salido tarde. Seguía llegando gente. Pero la policía en la operación especial había empezado en el lugar en que yo estaba, a provocar a los manifestantes. Lo demás ya no pude verlo. La desgracia rondaba la escena. Otros completarán este relato. Sentí rabia, tristeza y coraje. 

Luego, escuchando  la radio, no he podido dejar de recordar lo que vivió Bogotá en el paro de 1977. Esa vez terminó con un saldo trágico, que aquí empezamos a contabilizar nuevos abusos y relatos luctuosos. 

Llegué a pensar que esta vez las fuerzas del orden iban a estar en su lugar, que las lecciones del pasado servían. Y que el alcalde Petro iba a marcar la diferencia, esperando hasta que la marcha y movilización de protesta se disolviera sin problemas, pero no fue así.

 Ahora, a falta de uno tenemos tres toques de queda, y al ejército metido en operaciones de orden público en Soacha, después que hace dos día la alcaldía de Facatativá fue incendiada, y los establecimientos a su alrededor saqueados e incendiados. Señores gobernantes "el palo no está para cucharas". La indignación está en las calles , y proviene de todos los puntos cardinales. Es tiempo de parar la amarga cosecha de tristezas. No más locura e insensatez!!!

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