lunes, 3 de diciembre de 2018

SEGUNDO ANIVERSARIO DEL ACUERDO FINAL, 2016-2018. Parte I

Miguel Angel Herrera Zgaib
Profesor asociado, U. Nacional. Ex rector U. Libre. Director Grupo Presidencialismo y participación, Unijus/Colciencias. Presidente IGS-Colombia.
Crisis de hegemonía, y Paz con la insurgencia subalterna.

A dos años del comienzo de la implementación del Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera en Colombia, cualquier estudioso del tema, o un ciudadano del común interesado en conocer lo pactado en La Habana, tendrá a la vista para repasar el contenido de los seis acuerdos que desarrollan igual número de puntos.

Cualquier interesado tendrá, igualmente, que repasar lo correspondiente al mecanismo de acompañamiento que hace posible garantizar la pluralidad de acuerdos firmados, así como su verificación respectiva, con el concurso técnico del proyecto que elaboró el Instituto Kroc de Estudios Internacionales, con asiento en la católica Universidad de Notre Dame, especializada en conflictos alrededor del mundo, y con sede principal en los Estados Unidos.

A lo antes dicho deberá sumarle la Ley de amnistía, indulto y tratamientos penales especiales, cuyo contenido está repartido en 59 artículos, firmada a los 24 días de noviembre de 2016 en Bogotá, por Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, y Timoleón Jiménez, comandante del estado mayor central de las Farc-Ep.

El material arriba recordado comprende un total de 376 páginas, incluidos el preámbulo y la introducción que constituyen un robusto libro cuyas consideraciones, prescripciones y normativa se viene poniendo a prueba a lo largo de estos dos años de posconflicto.

Este tránsito de la guerra interna, con notables enclaves regionales, a la paz abarca los gobiernos de Juan Manuel Santos, con quien la insurgencia inició el Encuentro exploratorio realizado en La Habana, entre el 23 de febrero y el 26 de agosto de 2012, que siguió el espectacular anuncio hecho el día de su posesión el 7 de agosto de 2010; ante un antecesor circunspecto, Álvaro Uribe Vélez, quien tuvo que oir de su díscolo exministro de defensa que las llaves de la paz no estaban perdidas.

Después, el 18 de octubre de 2012, en Oslo, Noruega, donde se entregan los premios nobel de paz, se instaló la mesa de conversaciones, con cubrimiento mundial, con amplia y paritaria presencia de ambas partes. Luego, tales delegaciones viajaron a La Habana, donde con sus asesores, y la incorporación de diversas expresiones de la sociedad civil colombiana, en diferentes momentos, que continuaron, sin solución de continuidad, hasta la suscripción del nuevo Acuerdo Final.

Lo cual, a la postre, vino a ocurrir en el Teatro Colón, luego del significativo traspiés experimentado en el trámite de aquella paz, cuando se perdió el plebiscito del 2 de octubrenden2017, con origen en el gobierno Santos, por algo más de 52.000 votos.

La intempestiva victoria coronó la resistencia activa de la reacción política comandada por el Centro Democrático, el partido creado por el expresidente Uribe Vélez, quien prometió liquidar a la insurgencia subalterna de las Farc-Ep. La reacción fue contestada eficazmente en la calle por una multitudinaria, diversa, plural movilización de mujeres, jóvenes, víctimas, sindicalistas, organizaciones sindicales, minorías étnicas, quienes reiteraron su inquebrantable voluntad de paz.

Asistía la sociedad civil de Colombia al renacer de la negociación de la paz que en San Vicente del Caguán llegó a un punto muerto, significado entonces por el Acuerdo de reformas sellado en San Francisco de la Sombra, que el gobierno de Andrés Pastrana Arango no estaba dispuesto a cumplir por nada del mundo.



Esto ocurría después de obtener de su principal aliado, el gobierno estadounidense con el demócrata Bill Clinton, signatario del Plan Colombia, una vasta operación contra insurgente, con dizque pretensiones de combatir eficazmente el narcotráfico, orquestada desde la propia administración del conservador Pastrana, para responder a la cuasi exitosa escalada militar de la guerrilla que cerró la toma de Mitú.

(continua)

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