domingo, 2 de diciembre de 2018

Otro mundo, otra América Latina, otra Colombia, y otra Universidad son posibles y deseables. 

Un especial del Semanario Virtual, en el cual tuve la grata oportunidad de contribuir con uno de los ensayos que en él se presentan motiva estas breves líneas de invitación a leerlo en nuestro sitio de Facebook. 

Al mismo tiempo tenemos al frente el escándalo de Odebrecht, con un fiscal que no quiere irse, porque protege la espalda de la corrupción política y económica, y una ciudadanía movilizada, en procura de una democracia subalterna que rescate la paz del marasmo y el descarado incumplimiento.

Con los estudiantes en primera línea, sin arredrarse por las amenazas y agresiones, en torno a la causa de la educación pública superior, y la amenaza de imponer sobre los subalternos la rapacidad y depredación ejercidas de manera impune por los pocos, el 1% de Colombia, como es la vergonzosa impronta de América Latina, la región con mucho la más desigual del mundo. 

Así se recordó y argumentó en la multitudinaria peregrinación de Clacso a la Argentina, donde a los pocos días se reunieron  los mayores gobiernos plutocráticos de la tierra, responsables de no domar la crisis capitalista global y el asalto a la naturaleza.

Es el tiempo para el ajuste de cuentas, y esa vocería ha venido desde el sur, este mismo sábado, durante la posesión de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México, con quien se cerró el significativo ciclo de los progresismos, que casi sin excepción, se realizó sin la activa presencia de los subalternos en el gobierno de los países en que triunfó una coalición de izquierda.

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