viernes, 9 de septiembre de 2016

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En la disputa subalterna por la hegemonía en Colombia
SALIR DE LA MINORÍA DE EDAD POLÍTICA

Aprendiendo de una pelea de comadres.
                                                                 
                                                   Un país en minoría de edad, debido en mala parte a una dirigencia autoritaria, que se mueve entre la derecha y la reacción, hoy Santos y Uribe, para precisar los dizque "liderazgos". En suma, un país que no está acostumbrado a hacer preguntas, y mucho menos a preguntarse por la democracia.
Además, los ejercicios plebiscitarios no son fórmulas democráticas per se. Tampoco lo fueron cuando los inventaron los romanos, cuando la República hacía agua, transitando a la decadencia de varios siglos que se conoce como República Imperial, cuyo primer ocupante fue el "sobrino político" del asesinado Julio César.
Tampoco es gratuito que para entonces se desarrolle, según la historia conocida, un movimiento de resistencia a lo largo y ancho de su imperio, conocido como cristianismo, que replica en un cierto sentido, la misma centralidad del imperio laico, poniendo a la cabeza a "un profeta" desarmado, Jesús.
Era un judío cosmopolita, poco interesado en los pleitos nacionales de los oprimidos quIenes resistían en forma armada al gobierno de ocupación romano; quien, en cambio, sí construía una respuesta de multitudes al orden imperial romano.
Los dos plebiscitos y sus diferencias
Así que el plebiscito de 1957, y el actual, son eso, fórmulas de mínima, raquítica democracia liberal, esto es, no ejercicios democráticos plenos.
Sin embargo, producen urticaria de la reacción política que se expresa en la tripleta Uribe Vélez, Pastrana, Ordóñez. Y esto es algo relevante, significativo, porque aclara el panorama de la pesadilla llamada "seguridad democrática" que se resiste a morir
La lectura de la pregunta del plebiscito hecha por el caricaturista Héctor Osuna enfrentado con "Enriquito", adelantado de la casa Santos, es significativa, porque, de una parte, devela el carácter "conservador" de Madrigal, y de otra, descubre el liberalismo conservador del heredero del periodismo que inauguró el tío abuelo Eduardo Santos, a comienzos del siglo pasado.

La pregunta por las paces
                                                    La pregunta, cualquier pregunta induce, por supuesto, una respuesta, porque esa es la razón de ser de toda pregunta. Otra cosa es esclarecer a qué tipo de paz conduce la pregunta que "corona" el plebiscito, y qué guerras puede precaver responderla asertivamente.
Desde mi perspectiva, la paz que induce, prima fascie, es la paz neoliberal; podría ser, igualmente, si damos créditos a los críticos reaccionarios, leáse Lafourie, Ordóñez, Londoño, Pastrana y asociados, ellos querrían una paz reaccionaria tout court, esto es otra "pacificación" ajena a cualquier reforma económica y social, y menos en el campo, ¿cómo así?
Por último, tenemos la paz subalterna, que asoma sus orejas en los seis puntos del Acuerdo de la Habana, y que encabeza el punto sobre la reforma agraria integral, que pretende ponerle coto a la corrupción en la expropiación privada,descarada de los bienes comunes, y la tierra en primer lugar, para parar la brutal contra reforma que avanzó paradójicamente bajo el cobijo de la Constitución de 1991.
De aquella arquitectura son coautores de primera línea, y conviene recordarlo, César Gaviria, Humberto de la Calle y Cepedín, al lado de Alvarito mijo, de una parte; y de otra, está la tercería subalterna representada por lo que quedó de la dirigencia diezmada del M-19 y lo que quedaba de los movimientos sociales, regionales y cívicos.
Después del genocidio de más de 4000 militantes y cuadros sociales que se juntaron en la UP, y en las fórmulas parecidas que promovieron el Eln, y el EPL a finales de los años 80, y, en menor medida, el PRT y el Quintín Lame. En este caso tuvieron una vocería intelectual variada que incorporó la figura del constituyente Orlando Fals Borda, y su socialismo raizal, con la propuesta republicana democratizante que sigue en el tintero, detenida con miles de pretextos.

Un proyecto inconcluso
Era un proyecto fundado en un reordenamiento territorial de conformidad con los intereses de los grupos y clases subalternas; pero, en esta alianza de una tercera fuerza subalterna, el mayor peso lo tuvo el M19, que aceptó la intromisión del caballo de Troya de la apertura neoliberal, menospreciando la persistencia de la cuestión agraria, con las consecuencias cosechadas a posteriori.
Estas ahora se tratan de paliar con la negociación de la paz, con la insurgencia subalterna dispuesta a dejar las armas. Negociación que aprobará o no en el segundo plebiscito que conocemos bajo la coyunda de un régimen para-presidencial que no acaba de desmontarse.
Así se ha alimentado sin contemplaciones la guerra social contra los muchos, cuando menos desde 1999, con el apoyo al descubierto de los Estados Unidos, presidido por un dizque demócrata, William Clinton. Ahora, su sucesor, Barack Obama se dispone para la paz, y anuncia indultos para los guerrilleros que se encuentran condenados por la justicia estadounidense.

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