martes, 4 de marzo de 2014

LA  (MÁS) CARA DEL CAPITAL GLOBAL

Miguel Angel Herrera  Zgaib.

Coordinador Proyecto Relaciones Globales y Subalternidad en América Latina

                                                                        La revista Forbes, que hace 27 años, ofrece  la lista de los magnates al servicio del capital en el mundo, esta vez señaló que el primer lugar vuelve a las manos de Bill Gates, socialita y benefactor multimillonario, quien el año pasado añadió  $9.000 millones de  dólares a su fortuna personal.  Su fortuna ya superó los $70.000 millones de dólares.

En el segundo lugar quedó el mexicano Carlos Slim, que ha tenido algunos reveses, y el tercero lo ocupa el español Amancio Ortega, quien tiene algo así como $64.000 millones de dólares mal contados, y una de sus propiedades más conocidas en Colombia, es la cadena de tiendas Zara. 

Pero, la verdadera novedad es el crecimiento en el númeo de multimillonarios alrededor de la tierra, que empieza a acercarse a los 2.000, con un crecimiento cercano este año al 20% con respecto al anterior.

Por supuesto esta trilogía, Gates, Slim  y Ortega muestran el extremo de la riqueza capitalista, en cuyo opuesto se agrupan las multitudes de pobres, miserables y sobrevivientes que constituyen una innúmera legión. Mostrando que el pronóstico de Marx se sigue cumpliendo, a pesar del  "qué dirán" de doctos economistas que se agolpan en las escuelas de Chicago, Harvard, Cambridge o la London School.

¿Y  Colombia cómo va?

En el listado internacional por Colombia, el primer lugar lo mantiene Luis C. Sarmiento,  exalumno y benefactor de la U. Nacional. Fue el aportante del último nuevo edificio levantado en el campus, luego de casi 20 años sin ninguna nueva construcción, y 40 de deterioro continuo, porque el escaso mantenimiento ha sido multiplicar por mil la pintada de paredes, en lugar de haber colocado carteleras visibles con el concurso de Artes y diseño para que la protesta resulte más rentable y eficaz.

Un reporte sobre el crecimiento de los millonarios Colombianos, aparecido en El Tiempo, indica la cifra de 35.900, quienes controlan el 22 por ciento de la riqueza individual. Lo dice un articulista del Financial Times, pero Colombia con todo es superada en la concentración por otras economías emergentes y subdesarrolladas. El promedio, afirman, es del 29 porciento.

Con estas cifras, Marx sigue sin equivocarse en sus pronósticos tendenciales cercanos ya los 150 años de haber escrito y publicado el primer volumen de El Capital, uno de los libros condenados al Index Vaticano en fecha no muy lejana. El cálculo de estas tremendas ganancias es el colofón de lo que parece ser la salida de lo que fuera la más inmediata crisis especulativa, activada por la venta a granel de hipotecas subprime.

Ello prueba una vez más que en las crisis siempre hay millones de perdores, y un puñado de miles de ganadores, lo cual amplía la distancia de lo que convencionalmente llamamos "injusticia" y términos más rigurosos apropiación/extorsión/expropiación de plusvalía de trabajo humano material e inmaterial.

En países de América Latina, donde el coeficiente Gini de pobreza es más diciente, tienen los mayores multimillonarios, con fortunas superiores a los $1.000 de dólares. Los lugares están así: 1. Brasil con 46,  2. México con 15, 3. Chile con 14, 4. Perú con 10, y un  5. Colombia y Argentina con  5 multimillonarios. Un honroso lugar que habla del estado de la miseria y el hambre en nuestro continente al otro extremo de la opulencia.

Por último, las fuentes que manejan estos datos, Wealth Insight y el Financial Times pronostican que Colombia seguirá "prosperando" en número de ricos con un estimado de 48.600 para el año 2017, con un crecimiento estimado del 36 por ciento. Por lo pronto, se dice, que Colombia creció cuando en el mundo el crecimiento de los ricos Midas disminuía un 0, 3 porciento.

No queda duda que la prosperidad de Santos paga a los ricos, pero al mismo tiempo "pega"  a los pobres y la desigualdad que se acrecienta. Lo que si no parece "palatable" es que el aumento en el número de ricos prueba el desarrollo de un país, o sí. Nos toca releer entre otros a Acemuglo y Parsons, y a las diversas vertientes de la dependencia en América Latina.

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