jueves, 25 de agosto de 2011

oIGA, MIRE, vea.

El representante Wilson Arias mete baza en el destape de la Registraduría en Cali, donde las protestas de dos candidatos conservadores ser han traducido en separación de funcionarios encargados de tramitar, aceptar o descartar candidaturas a la alcaldía. Aquí el énfasis del congresista de PDA está en señalar la presencia de María Isabel Urrutia como candidata de los sectores populares y afrocolombianos que en Cali tienen una gran presencia humana y tremendas carencias.

La olla podrida de las registradurías antes y después del conteo de votos está bajo escrutinio en todo el país. Los misterios del sistema electoral se "descubren" ahora en virtud que dos figuras del notablato conservador están en ascuas. Al registrador nacional le tocó también lanzarse al ruedo y encarar abucheos y protestas en la calle. El voto en blanco sigue ganando protagonismo avanzando por los entresijos de una corrupción visible y rampante. N de la R.

¡Miren a Urrutia en Cali!

Nada justifica que, al ensalzar a Rodrigo Guerrero y a Susana Correa con motivo del rechazo de su inscripción (ver: “Rajados por firmas”, Semana No. 1529), e intentando explicar para dónde se moverían sus votantes, la revista Semana “olvide” explicar cómo se comportaría la intención de voto para María Isabel Urrutia, a partir de la encuesta que sirvió de base a la nota.

Resulta que la encuesta en mención (del Centro Nacional de Consultoría para CM&), dice que la favorabilidad por Rodrigo Guerrero alcanzaba un 23% seguido por María Isabel Urrutia con un 13%, Sigifredo López con el 11%, Milton Castrillón con el 10% y Clara L. Roldán con el 6%. Pero el articulista ni se molesta en referirse a cómo se afectaría la campaña de quien en dos semanas casi triplicó su intención de voto al pasar del 5% al 13%.

Tal vez pueda alegarse que Guerrero y Correa representan a las élites caleñas, conservadoras, blancas y respaldadas por cacaos y medios. Pero lo cierto es que al hacer campaña han tenido que elevar reivindicaciones populares que resultan más creíbles en manos de María Isabel Urrutia. Lo que permitiría pensar que al menos una parte de su electorado más popular, también compuesto por mujeres, excluidos y afrodescendientes, en una ciudad con la segunda población negra de América Latina, vayan a parar en la votación de quien puede llegar a representarlos. Aunque Urrutia no esté haciendo campaña a partir de la victimización o el clasismo, pese a su innegable condición de siempre excluida.

El electorado más aristocrático de Guerrero y Correa es probable que ni haya mirado hacia donde Urrutia. O que se refiera a ella sólo para despreciarla, como acaba de hacer otro del periodismo en Cali, Diego Martínez Lloreda.

El periodista de Semana, sencillamente no vió a Maria Isabel Urrutia, aunque estaba de segunda en la única encuesta que citó. Lapsus o "función fallida", puede ser otra forma de negarla.

Wilson Arias

Representante a la Cámara

Valle del Cauca

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