lunes, 6 de septiembre de 2010

CUASI-METODOLOGÍA PARA UN PERIODO ESPECIAL

PRIMERA PARTE
Héderman Castro
AutomistasColombia/PDA


BREVÍSIMA MOTIVACIÓN

El presente escrito es un intento de mostrar una realidad: la realidad del Polo D.A. con una metodología improvisada: elaborar una crítica de la parte con ( ¿a partir?) el todo. Trataré de caracterizar las partes e ir mostrando, acercándome cada vez más al todo, que no es la suma de las partes. El todo es lo que finalmente asumimos o no asumimos, vemos o no vemos, se nos aparece como algo que estaba ahí y no lo habíamos percibido.


El PDA como un todo nos dice lo que somos o no nos dice nada.Este escrito combina lo que veo con ilustraciones específicas de la vida del Polo, que espero nos permiten aproximarnos a categorías políticas con contenido. Implícitas se encuentran las enormes dificultades de responder a la pregunta:¿quiénes somos?


Dicha respuesta a pesar de su aparente sencillez se torna cada vez más difícil y compleja a medida que no nos queda más que hacerlo desde nuestra condición histórico-social. De ahí la recurrencia en la tentación y la tensión entre la parte al todo y de éste y la parte que nos recuerda la propia genealogía del PDA y su
actualidad.


DIALOGANDO CON YAMEL RIAÑO.


...Pueblo y afecto, afecto de su pueblo…


La realidad que vemos no está fuera sino dentro: estamos en ella y ella está en nosotros. Somos ella. Por esto no es posible desoír su llamado y por esto la historia no es solo el dominio de la contingencia y el accidente: es el lugar de la prueba. Es la piedra de toque.

Somos del círculo perpetuo que pasa por encima…
Octavio Paz

La unidad entre la UD y el PDI se acordó en medio de optimismo y ansia generalizada; nos encontrábamos ante la posibilidad histórica de la unidad tan esquiva y fallida hasta entonces, con la idea común de que existían condiciones globales y locales para dar vida a un partido, o a un movimiento de la izquierda en Colombia; más aún, con quienes no lo fueran pero aceptaran las condiciones y fines pactados, sin más cortapisas.


El cambio de la correlación de fuerza entre el Este y el Oeste , el aparatoso derrumbe del socialismo soviético y de su modelo en Suráfrica, la desaparición de los frecuentes golpes de Estado y dictaduras militares en el continente, la consideración de que era posible superar los esquemas y las contradicciones cuyo origen
anidaban a procesos foráneos, el repunte de los movimientos
alternativos en el continente, reforzaban el criterio común de la ineficacia histórica de la lucha armada como factor de cambio, y el principal de todos, el desmoronamiento ideológico y político del mito de los partidos tradicionales.

Era reciente el antecedente sin precedentes de la llegada intempestiva a la alcaldía de Lucho Garzón, el trabajo conjunto de las izquierdas en el congreso, enfrentadas a la aparición del embrujo autoritario como se le denominó al gobierno electo, que se cernía como una amenaza por la manera esquizoide como el presidente Uribe Vélez estigmatizaba a quien no estuviera con él.


Entonces entre quienes participaban del novísimo intento de unidad estaba Gustavo Petro, quien fue señalado como auxiliador de la
guerrilla y tildado de terrorismo, mientras el paramilitarismo que
denunciaba el PDA ganaba terreno y aliados políticos en las regiones.


Después fue concluyente la reforma legal que “desaparecía” de la escena política los partidos de menos de doscientos cincuenta mil votos. Ésta dio el empujón final a la necesaria concreción del PDA como proyecto unitario, a riesgo de que las fuerzas de izquierda con representación o aspiraciones electorales a contra corriente
desaparecieran.

Digno de recordación fue el entusiasmo que generó la llegada del Frente Social y Político, FSP, a la asamblea del PDI ya constituido,cuando definía el candidato a la presidencia, aceptando la invitación y la inmediata disposición de definir las condiciones generales de la anhelada unidad. Bajo esta perspectiva se conformó la “mesa de tres patas” abierta a tendencias y grupos de izquierda y no izquierda que desearan hacer oposición al régimen de un gobierno reaccionario que esgrimía la seguridad “democrática” como propósito principal para contener las demandas plurales por democracia e igualdad social.


EL CASO GAVIRIA Y NAVARRO

Apreciado Yamel y correligionarios:


A propósito de la genealogía de la fundación del PDA vale la pena recordar y citar hoy las consideraciones de Navarro y Gaviria, quizá las dos personalidades más visibles y representativas en la conclusión de aquel acuerdo entre las izquierdas:

“No puede ser para las fuerzas alternativas de izquierda – señalaba Navarro- querer mostrarse como una sola y al mismo tiempo mantener
nuestra capilla o nuestra individualidad solitaria y entonces congregarnos en torno a unos propósitos de una coalición global.


Yo creo que las coaliciones van a seguir siendo necesarias, pero hay que aspirar a tener una organización con mas permanencia, más fuerte,
porque al final no entiendo, si queremos una coalición estable y permanente, por qué no hacemos un partido de esa coalición, ¿cuál es el obstáculo para hacerlo?, no encuentro que haya un obstáculo serio y
consistente.

A su turno, Carlos Gaviria indicaba:
“...yo siempre he pensado que las colectividades políticas, sean movimientos o partidos, hay que formularlas con base en un cuerpo ideológico, alrededor del cual las personas que se incorporan a ese partido, están de acuerdo. Y, por tanto nosotros hemos venido consolidando esa propuesta, porque una vez más sin entrar a polemizar con el Polo, pensamos que ese ejercicio no se ha hecho en el Polo y que poner en primer plano la organización sobre la ideología, es incurrir en un error grave porque se hacen a la ilusión de que tienen muchos militantes y uno se pregunta ¿militantes en torno a qué?...”




Ahora bien, el más significativo aval a la objetividad de este acuerdo se puso a prueba con el proceso de candidatura presidencial de Carlos Gaviria a la luz de sus prometedores resultados con algo más de dos millones seiscientos mil votos que le dieron al Polo definitiva presencia nacional, y posibilitaron la llegada a la alcaldía de Bogotá de Samuel Moreno como candidato del PDA con alianzas de fuerzas que no son de izquierda.

Sin embargo, de ese momento al de hoy mucha agua ha corrido bajo los
puentes. Lo que ascendió vertiginosamente con la aceptación de la opinión pública ha venido descendiendo a pesar de mantenerse las condiciones objetivas, con más de un 50% de abstención electoral, y un 35% (5 millones de votos) que no siguen a los partidos tradicionales y buscan alternativas de cambio.

Esta mayoría inconforme ahora la tiene
el Partido Verde con un liderazgo colegiado que preside Lucho Garzón desde septiembre.

El significativo descenso del Polo en los recientes comicios del 6 al 3% es la prueba elocuente de una crisis en curso. El resultado visible es la aparición en el escenario de un oponente, el partido Verde a quien el Polo desechó para hacer oposición al gobierno actual, y con quien intentó ahora, en una lista común frenar sin éxito el fortalecimiento de las derechas al elegir el Consejo Nacional Electoral. La minoría quedó sin representación, y como lo recordaba Camilo Torres con sarcasmo, “en Colombia el que escruta elige".

El proyecto de Unidad Nacional, que continúa el programa uribista sin
Uribe Vélez como conductor visible se dispone diligente re- institucionalizar el Estado bajo un gobierno unitario de derecha y reaccionario sin vigilancia y control internos. La crisis sistémica interna del orden oligárquico afecta el programa de la oposición, se vuelve más severa con esta realidad.

Entonces, las preguntas son :
¿qué ha pasado al interior del Polo?, y

¿Hacia dónde se dirige el proceso de éste y las minorías excluidas de
las instituciones de control?

La excepción son los espacios
congresionales en el plano nacional, y los escenarios regionales y locales para confrontar la marcha del programa contra-democrático del bloque de poder que lidera el partido de la Unidad Social, con su presidente Juan Manuel Santos en funciones.

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