martes, 3 de agosto de 2010


Una colaboración de Antonio Romero. N de la R.

El Viejo León


Antonio Romero
http://aceraizquierda.wordpress.com/

Los aniversarios son pretextos para recordar seres humanos o sucesos y para reivindicar, de alguna manera, los nombres y las ideas. El 20 de agosto se cumplirán 70 años del asesinato del Comandante del Ejército Rojo, Leon Trotsky, en Coyoacán, México, y a pesar de que la historia se encargó de mostrar su real dimensión como revolucionario, es menester reiterar su dedicación por construir un partido revolucionario mundial como herramienta para la emancipación de la clase obrera.

El Viejo León fue asesinado y el homicida, después de pagar unos pocos años de condena, se exilió en Cuba bajo la protección de Fidel y Raúl Castro. Hasta fue condecorado por hacerle la tarea a Stalin de detener la construcción de una organización revolucionaria que, a la luz del marxismo y siguiendo las lecciones leninistas, guiara a los trabajadores a la revolución socialista: la IV Internacional.

Después de su muerte, una parte de los socialistas revolucionarios abandonó la tarea de seguir construyendo la IV Internacional, mientras otros sectores continuaron la faena en medio de las condiciones más adversas, en medio de la persecución de la burguesía y de la estigmatización de los partidos comunistas.

Por muchos años, la prensa estalinista acusó a los seguidores de las ideas de Trotsky de ser agentes de la CIA o de ser miembros de una secta obrerista que impedía el avance de las fuerzas democráticas. Con la caída de la URSS se evidenció quién tenía la razón y quién había traicionado la Revolución Rusa.

No en pocas ocasiones las organizaciones trotskistas han sido sectarias, no en pocas ocasiones las divisiones al interior del trotskismo han sido precipitadas, pero sin duda – a pesar de los errores – la propuesta histórica del socialismo revolucionario sigue vigente, contrario a las propuestas estalinistas y socialdemócratas.

70 años después, en medio del desconcierto de una izquierda que fluctúa entre el posibilismo y el pragmatismo, el nombre de Lev Davidovich Bronstein sigue causando admiración por sus aportes a la teoría revolucionaria y hasta cierto temor porque su programa político es el único que puede dar respuestas al pasado y brindar a la clase obrera de hoy un camino distinto a las aventuras armadas y electorales, a los oportunismos y a los caudillismos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario