¿QUÉ
DIRÁN LAS ELECCIONES TERRITORIALES?
EMPECEMOS
POR BOGOTÁ.
Miguel Angel Herrera Zgaib, Ph.D.
Director Grupo PyP, Revista
Pensamiento de Ruptura
Las elecciones del domingo 27 de
octubre coinciden, aunque de otro modo, con las de Argentina y Uruguay. Porque
en los dos últimos países eligirán presidentes, y parte de su congreso en
Argentina.
Las de Colombia son, en cambio, elecciones territoriales, y no pocas veces, los árboles no dejan ver el bosque a buena parte de la ciudadanía. Por lo que es importante desde ya descubrir las familias y las dependencias ideológicas. Se trata, en lo posible, de sacar las castañas del fuego.
Esta vez hay novedades importantes.
En Bogotá, con la indicación a la vista de cuatro tendencias políticas
reconoscibles, que precisan dos aspirantes a ser presidentes por la oposición,
sin que hayan aprendido la lección de 2018.
Establecer un criterio de unidad, en
la paz y la anticorrupción, que permita derrotar a la coalición que controla el
poder ejecutivo nacional, que no quiere la paz, y constituye el partido de la
guerra.
Pasemos
revista
Voy a darle prelación a Guarumo, que
orienta un exregistrador, y académico. Porque en la competencia de firmas marcó
un punto de quiebre, el 29 de septiembre. Su encuesta marcó así:
López, 25,8 %, Galán, 25,7%, Uribe:
20,6%, Morris: 13,6%.
Lo que vino después, incluido el
ejercicio de totalizar con rigor diversas encuestas de Infométrika, en alianza
con Hora 20/Caracol, no cambió en lo sustancial lo hallado por aquella encuesta
de Guarumo/ Ecoanalítica.
Lo nuevo viene casi un mes después,
con el notorio repunte de Galán, 30,5%, quien se desprende del trío
contrincante; y el cuasi empate entre Claudia, 24,8%, y Miguel, 24,1%, y el
bajón de Hollman, quien perdió 1,4%, porque marcó ahora 12,2%, según la
encuesta de Guarumo de Octubre 23.
Pero, para que no haya calma en
ninguna de las toldas contendientes, quedó claro también que será la ciudadanía
indecisa la que inclinará la balanza del triunfo, esto es el grupo de NS/NR:
19%. Que se entiende por qué, hace que todos los candidatos al sonreír lo hagan
con un rictus nervioso y expectante.
Pero, en todo caso, y con estos
antecedentes pasemos revista a las fuerzas que dentro de 2 años estarán disputándose
la presidencia de Colombia.
La reacción y la derecha se atrincheró con Miguel Uribe, y la obra realizada con el actual alcalde Peñalosa. Ellos se ufanen de tener 2.500 proyectos en marcha o a punto de terminarse el año entrante.
Para este proyecto de país, la Bogotá
social no existe, sino el crecimiento económico a ultranza y los grandes
negocios de las obras civiles, el comercio a gran escala, y la propiedad raíz.
Guarumo le dio a este candidato: 24,1%, con 1200 encuestados, y margen de error
del 3,3%.
El liberalismo, vestido de
independiente tiene como su campeón, a un vástago de la familia Galán, el menos
caracterizado de los dos hermanos. Es el puntero, y ha ido mordiendo parte de
la centro derecha, en forma ascendente. Tiene la mayor favorabilidad: 30,5%, y
el que menor imagen desfavorable tiene.
Claudia López, quien punteaba hasta
hace un mes, más o menos, se ha mantenido segunda. Guarumo le da: 24,8%, y
tiene por divisa la Alianza Verde. Expresa la tendencia de centro-izquierda,
por su acompañamiento explícito del PDA.
Ella hizo de nuevo profesión de fe presidencial con Sergio Fajardo,
quien viajó a Bogotá, para recibir la posta de nuevo.
Hollman Morris apenas registró el 12,2%. Es el portaestandarte de la Colombia Humana, y el progresismo, que a diferencia de varios países de Suramérica, aquí no alcanza todavía la presidencia. Su candidato presidencial es Gustavo Petro desde antes, y Fajardo se apresuró a cantarle de nuevo su rivalidad.
¿Cuál
es la composición de la representación?
“Los tiempos de las alianzas ya
pasaron, ahora estamos en manos de los ciudadanos.” Claudia López, en radio al
responder a la Farc que pedía unidad con Morris.
En Bogotá, sumando porcentajes, la pareja Galán/Uribe ya obtuvo el 55,3
%, mientras que la que se define como oposición, López/Hollman alcanza el 37 %.
Esto es, que a 24 de octubre, habiendo hecho el equipo de Guarumo la última
muestra el 20, con muestreo presencial de 1.200 encuestados, la diferencia es
de 18,3%. La misma encuesta señala que 6,5% es voto en blanco, y el resto
NS/NR: 1,9%.
Así las cosas, Bogotá, en materia de
cultura política, visto lo que muestra la encuesta en comento es la más
avanzada, una mixtura de centro izquierda y progresismo. Pero, sigue sin tener
la mayoría.
Dicho lo cual, todo indicaría, ante la terquedad de Claudia, quien además denuncia que Petro la quiso chantajear, la más preparada intelectualmente de las candidatas, pero con un corazón neoliberal en lo económico está a punto de perder la alcaldía de Bogotá.
Está claro, también, que el
progresismo de la Colombia Humana, y su presidenciable, tiene que prepararse
para perder la alcaldía, y, entonces, construir organización democrática en
todas las localidades. En espera que este 27 de octubre logre elegir más de 2
concejales.
Es igualmente cierto, que esta vez,
el repunte de la chequera mejor provista, y la milimetría turbayista no le
alcanzarán a Miguel, y al autodenominado Centro Democrático para someter a
Bogotá al modelo neoliberal que acrecentó más la desigualdad, la que sus
juventudes resisten, resienten y detectan en las calles, colegios y
universidades, y en el transmilenio.
¿Quién ganará en Bogotá?
Claro está que ninguna de las
encuestas conocidas hasta el pasado viernes pronostica quién ganará la alcaldía
de Bogotá. Lo que hacen, en efecto, es registrar tendencias, y percepciones
favorables y desfavorables para los aspirantes en las elecciones territoriales,
que continúan siendo, al estar separadas, un termómetro de qué esperar en
términos de dirección y gobierno, de la sociedad civil y la sociedad política
colombiana.
Tomando con consideración, y con
diferencias, lo que han informado, además de Guarumo, Yanhaas, CNC,
Datanálisis, Invamer, Pronósticos S.A.S de Medellín, Infométrika, que hace un
consolidado de los resultados ofrecidos por las consultoras validadas por el
Consejo Nacional Electoral, hay una firma, en cierta forma disidente del resto,
Tecnología y Servicios Electorales, T&SE, que difundió sus resultados el
viernes 18 de octubre.
Para T&SE, en la delantera
seguían Galán y López, con 22,3 %, y 22,1%, pisándose los talones. La pareja
siguiente, Uribe y Morris, con menos de 8% de diferencia, tienen una diferencia
entre ellos similar, 14,6% y 14,4%, respectivamente. Pero, además, lo más
notable de esta encuesta tiene que ver con el registro del voto en blanco:
15,9%, superando a la pareja “colera”; al tiempo que reconocía 10,6% de
indecisos, esto es, quienes van a votar, pero no habían decidido por quien.
Sin embargo, 6 días después, los
indecisos: 10,6%, según Guarumo, ya eran apenas: 1,9%, mientras que el voto en
blanco: 15,9% ahora quedaba reducido a 6,5%.
Con todo, tales condiciones medidas
por vía cuantitativa, y en contraste, no es exagerado pronosticar que de
mantenerse la tendencia, en efecto, las elecciones más reñidas de la historia
electoral bogotana, quien gane no llegarán a superar el 30% de la votación
total.
Para avanzar en materia de análisis
de cifras, si hacemos un contraste entre lo informado por Guarumo el 23 de
octubre, y lo establecido antes por T&SE, en su encuesta del 18 de octubre,
quienes más crecieron fueron Uribe con 9,5 %, y Galán con 8, 2%. Entre tanto,
la dupla de la centro izquierda y el progresismo es a la que peor le va,
así, Claudia sólo subió 2,7%., mientras
que Hollman, es el único de los tres decreció: 2,2%.
Pero, no sobra insistir en cualquier
caso, que hay todavía un voto repartible, si sumamos en la encuesta de Guarumo,
la del 23 de octubre, NS/NR: 1,9 % más el voto en blanco: 6,5%, esto es 7,4%.
Con estos márgenes, la posibilidad de
que Claudia derrote al puntero, Galán, sólo es posible en uno de dos casos, que
haya una migración de votantes de Hollman hacia la candidata de la Alianza
Verde, o que la mayor parte del voto en blanco, y migrantes de Hollman hacia
ella completen los votos que requiere para impedir el envión final de Galán
y/o, Uribe, que es la tendencia que más avanzó entre las encuestas conocidas
por el público.
Una
digresión necesaria
Una pequeña digresión sobre encuestas
y estadísticas. Su poder indicativo está probado, y cuando se realizan en serie
pueden medir el rumbo de una tendencia, Lo que no pueden es capturar lo
inesperado, lo extraordinario, aquí y en Cafarnaum. En tal caso, sólo se raya
con la “adivinación”, o con el hecho que las propias fuerzas movilizadas hacen
la diferencia, y en este caso, tales partidos no existen, sino que por el
contrario, los tradicionales están en merma, y de capa caída, y los movimientos
también son débiles e inciertas sus influencias efectivas.
Dos hechos que lo prueban: se hicieron en el
país, 3.142 coaliciones, que avalaron en el país a 5.694 candidatos. Es
igualmente relevante, por aquello de las candidaturas presidenciales a futuro,
que Cambio Radical es el partido con más coaliciones. 466, lo siguen Partido de
la U: 445, Partido Liberal: 411, Partido Conservador: 367, y Colombia
Humana-UP: 293. Los coleros en este ejercicio, como puede verse son Centro
Democrático, que es el partido más estructurado y doctrinalmente más
consolidado, y el recientemente creado la Farc, al que la mayoría de los otros
lo rehúyen.
Aquí se juntan, en materia de
representación los dos extremos, el partido de la guerra y el de la paz, por
antonomasia. La Farc escribió lista para asambleas en 8 departamentos: Vichada,
Guaviare, Tolima, Santander, Quindío, Antioquia, Córdoba y Nariño. Igualmente, inscribieron
60 listas para Concejos, y 16 aspirantes a alcaldías. Tienen listas para los
concejos de 7 capitales de departamento, Bogotá, Medellín, Barranquilla,
Bucaramanga, Villavicencio, Armenia y Florencia. La Farc piensa que podría
ganar la alcaldía de Turbaco (Bolívar), con Julián Conrado, el cantante,
Caldono (Cauca), Coyaima (Tolima), Planadas (Tolima), Icononzo (Tolima), Pueblo
Bello (Cesar) y Venecia (Cundinamarca)
Antes de cerrar esta reflexión,
recordemos también que están habilitados 36.602.752 colombianos para votar,
quienes elegirán, incluida Bogotá, 1101 alcaldes, 32 gobernadores, 12.063
concejales, 418 diputados, y 6.814 ediles. Este es personal que el país escoge
en las elecciones para gobernar y/o administrar los territorios, que son
coronados por la administración central, que sigue teniendo como sede a Bogotá,
donde están las ramas del poder público entronizadas, prácticamente desde los
tiempos en que el orden lo estableció la Constitución de 1886. Es la red
político administrativa que reproduce el orden existente desde la actual
constitución sancionada en 1991.
Esta vez se pone a prueba el estatuto
de la oposición a nivel territorial, del mismo modo que operó ya en la elección
presidencial. Quienes ocupen el segundo lugar en la elección de alcaldes y
gobernadores, podrán escoger ser concejales y diputados según el caso, con la
advertencia que se trata de un derecho personal con independencia de quien lo
haya avalado, y tendrán que manifestar su voluntad de aceptación o no. Y en
caso que haya aceptación no se alterará el número previo de diputados y
concejales.
Por último, los elegidos en las
elecciones territoriales, en enero de 2020, al posesionarse, sus partidos
tendrán que declararse en oposición, independientes o de gobierno en cada
departamento y municipio, de este modo se dará cumplimiento a otra parte del
Estatuto de la oposición vigente.
Ahora
sí, ¿posible ganador?
De acuerdo con los reportes ofrecidos
por las encuestas conocidas, el triunfador en Bogotá sería Carlos Fernando
Galán, quien en el inmediato pasado ha militado con Cambio Radical, el partido
que esta vez tiene el mayor número de coaliciones, al que no renunció hasta la
fecha. Este partido tiene a ojos vistas, al tercer candidato presidencial,
Germán Vargas Lleras, el gran derrotado en la pasada contienda, que estará
disputándose la primera magistratura junto a Sergio Fajardo, Gustavo Petro, y
falta, quién será el cuarto aspirante, cuyo principal proponente será el Centro
Democrático, y su gran elector, Álvaro Uribe Vélez, si sale bien librado de la
indagatoria ante la Corte Suprema de Justicia.
A no ser que hoy, los electores
propios de Colombia Humana se separen por mitad, al menos de su candidato
Hollman Morris, y depositen su voto por Claudia López, quien rechazó cualquier
coalición, y, no solamente eso, si no que tachó a Petro de chantajista. Tal
señalamiento podría costarle la pérdida de la alcaldía, y la pérdida de lo que
fuera el triunfo en Bogotá de la Coalición Colombia, en la primera vuelta
presidencial del año 2018.
Nadie se atreve a decir que a la
fecha, entre el viernes y el sábado se haya establecido un acuerdo electoral
entre Galán y Uribe, a pesar que este último se lo propuso en las primeras de
cambio, al empezar la competencia por la alcaldía. Tampoco hay grandes
diferencias programáticas, empezando por la más jugosa de las obras civiles, la
construcción, por fin, del primer tramo del metro de Bogotá, y pocas
diferencias en el modo de entender la expansión urbana de la ciudad capital,
pensada con sus guardadas proporciones, como Ciudad global.
Para la izquierda y el progresismo en
Bogotá, en particular para la Colombia Humana, que sigue aún sin ser partido o
movimiento, hay poquísimas esperanzas de ganar la alcaldía, y, claro, mucho que
aprender en términos de construir, al fin, el primer partido democrático y con
amplia participación, porque de eso no conocemos los colombianos, y es tiempo
para su advenimiento, y con un programa que en efecto encarne los intereses
efectivos de los grupos y clases subalternas, sin ambages ni conciliaciones
dictadas por la conveniencia.
Claro que es importante hacerse contar
en términos de fidelidades, habida consideración de las luchas por la ciudad,
que no cesan sino que se acrecientan día a día. En una coyuntura internacional,
donde la presencia espontánea de la gente ha puesto en entredicho de un modo en
apariencia definitivo, el neoliberalismo con su amplísimo reparto de miseria y
pobreza que ha impuesto en la población subalterna. Sí, en verdad, es el tiempo
de Bogotá, la ciudad social y solidaria, que se compromete con la pluralidad,
pero no tendrá esta vez la cabeza en la representación de la ciudad capital.