sábado, 1 de junio de 2019

Juego de Presidencias en Los Andes.

Oficios de la Oposición en Colombia y América.

miguel angel herrera zgaib

                                    Por fin, tenemos a una oposición variopinta, que no atiende los dictados del bipartidismo en Colombia. Este es, sin embargo, el tiempo de la degeneración democrática, de la de-democratización, que estudiara el último Paul Tillich, cuando fijó su atención en las democracias populares del este, luego del derrumbe del llamado bloque soviético, a partir de 1989.

En Colombia, con una oposición viva hoy, con los resultados de Gustavo Petro y Colombia Humana, sin registro electoral, una población ciudadana heterogénea, convencida de la paz que elimine los privilegios, para cumplir el art. 13 sobre la igualdad real y efectiva, el desafío es mayúsculo, frente al anunciado fracaso del posconflicto convertido en un haz de burlas del presidente Duque para abajo.

Ahora, entre la exguerrilla de Farc, se cruzaron cartas Iván Márquez y Timochenko, el primero arrepentido de haber entregado las armas, y el segundo haciéndole una requisitoria, a la cabeza de las negociaciones en La Habana. Entre bambalinas le espetan en público la responsabilidad de su sobrino, Marlon Marín, el encubierto agente de la DEA, y contratista de la paz.

Él es protagonista del video con Santrich, donde hablan “en clave” de compra de televisores. La audiencia en privado es con los agentes encubiertos, mexicano-americanos, que pretextan después ser enviados por el capo Caro Quintero, y entregarle al Tiresias criollo un millonario pago en dólares por la entrega de 5 kilos de cocaína. Lo que afirma el mismo Marlon que se consumó aquel día.

Después de la espectacular revelación del nuevo video de siete minutos, de las presiones a Whitaker a la Corte Constitucional, ésta falla una tutela, con Lizarazo como ponente, que abre la caja de Pandora a la segunda instancia a procesos ya resueltos desde concejales para arriba, pasando por Andrés Felipe Arias, quien rehuyó a la justicia nacional como varios personajes del kínder reaccionario de Álvaro Uribe.

Puesto que no se establece un límite de tiempo, permitiría apelaciones hasta 1991, inclusive. El exmagistrado, Jaime Córdoba Triviño, hizo reparos, pero no al fondo de la sentencia, que aparece como “coima judicial” de gran calado.

¿Por qué?

Porque abrirá puertas a los terceros procesados y condenados por parapolítica, y los que tendrían que concurrir a la JEP, entre ellos, eventualmente, los hermanos Uribe Vélez. Quieren sembrar desde ya el camino de garantías para ser exculpados, si después de las indagaciones e investigaciones llegan hay sentencias condenatorias, y mayorías favorables en las Cortes.

Si prospera el recurso de apelación, el modelo presidencialista autoritario amplía la vida del régimen para-presidencial, que tampoco desmontó el gobierno del nobel de la paz. La respuesta de la oposición se juega en las calles y en las elecciones de octubre próximo. Una labor de intensa pedagogía política y de organización de los grupos y clases subalternos, para detener el quehacer reaccionario en el congreso, y ganar las elecciones locales y regionales donde es posible.

Por lo pronto, volverá a ser ponente Antonio José Lizarazo, objeto ya de presiones indebidas, por la embajada del procónsul Whitaker. Veremos, en muy corto tiempo para dónde va la justicia en materia de pesos y contrapesos. Porque seguimos en el tiempo de los “articulitos,” la judicialización de la política, y la vuelta a los “falsos positivos.”

Estos hechos fueron reconocidos y denunciados por el corresponsal de New York Times, y el consejo editorial del mismo diario con llamado urgente al gobierno Duque, que cae en popularidad al 32 por ciento. 

A la denuncia

 Siguió la carta de 72 congresistas norteamericanos protestando contra la barbarie posconflicto, para juntar el horizonte local y global frente a predicamento de la paz y la guerra colombiana. Y a esto se sumó la columna de Daniel Coronell "Explicación Debida" en la revista Semana, que recordó cómo ésta tenía desde febrero de este año, los mismos documentos que sirvieron al corresponsal del NYT, para que en algo más de una semana, pusiera en cuestión la política pública de guerra de las FF AA. 

El gobierno de dientes para afuera dijo que rectificaría la política, y Coronell fue despedido sin explicaciones de la revista en la que estuvo cotribuyendo como columnista durante 14 años. Entre tanto, la promoción del general Nicacio Martínez sigue su marcha en las bancas del senado. A la vez que, después de 14 meses, Jesús Santrich recupera su libertad, y la posibilidad de ocupar su curul según lo decidido en el Consejo de Estado y en la Corte Suprema de Justicia. 





A su turno, el derrotado gobierno de Duque truena; el presidente se indigna en público ante el auditorio de industriales, en número superior a 500. Él repite que acata las decisiones de la justicia, pero, en cambio, de inmediato insiste en que continuará defendiendo la legalidad, y espeta contra su enemigo declarado y condenado, el excomandante guerrillero Jesús Santrich, porque sin pruebas legales insiste que es un mafioso, y debe ser extraditado a los Estados Unidos.

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