sábado, 4 de mayo de 2019

Algunos recuerdos…en Presente 

Giovanni Mora Lemus1 
30 de abril de 2019 

La memoria histórica se convierte en campo de disputa, como diría la estudiosa argentina Elizabeth Jelinen la conmemoración de las fechas in-felices2. Una de ellas es el 9 de abril, que recuerda el asesinato del líder liberal Jorge Eliecer Gaitán en 1948, pero además, el bogotazo, la insurrección popular; y luego, el desmadre que llevó a la violencia política liberal-conservadora como partera de la historia colombiana. Hoy, más de setenta años después, el Estado colombiano nos debe la verdad sobre todos estos hechos 

Desde hace algunos años el magnicidio de Gaitán ha servido de referente para volver a recordar a las víctimas de nuestro largo conflicto armado. Mujeres, hombres, niños que padecieron y aún padecen de distintas formas de violencia política, cuentan por lo menos con un día que rememora nuestra tragedia como país. La institucionalidad y la sociedad civil con sus movimientos sociales han empezado a nombrar este día como el de la memoria y la solidaridad con las víctimas.     

Asimismo, el mundo entero hizo memoria con la masacre de hace veinticinco años en Ruanda. Todo empezó un 6 de abril de 1994. Los Hutus casi exterminan a los Tutsis. El baño de sangre recorrió a ese país africano por varios meses, todo esto con la omisión de la comunidad internacional que miró para otro lado, mientras se desarrollaba el genocidio.    

Por su parte, desde México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) recordó, hace algunas semanas, el etnocidio de los pueblos indígenas a propósito de la conquista de América Latina hecha con la cruz y la espadaÉl exigió unas disculpas públicas a la corona española, por su responsabilidad histórica: 

 ¿Qué recordaría el actual monarca español, cuando supo del reclamo de AMLO? Seguramente Felipe V repetiría mentalmente la frase que su padre Juan Carlos I pronunció en la cumbre iberoamericana de jefes de Estado en 2007. Dirigida en su momento a Hugo Chávez: ¿por qué no te callas?  

Los acuerdos de la Habana- Teatro Colón 

Desde el 2016 hasta hoy, van cien asesinatos de excombatientes de la otrora guerrilla de las Farc, incluido un bebe de siete meses hijo de una pareja de militantes del actual partido político; La Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. 

Por estos días muchos recordamos la extraordinaria obra titulada “Guadalupe años cincuenta,” estrenada en 1975, escrita y dirigida por Arturo Alape y el maestro Santiago García. La pieza teatral de hace más de cuarenta años, después de la entrega de las armas viene la persecución. En los años cincuenta fueron los desmovilizados de las guerrillas liberales fueron el blanco. Hoy los que cumplieron con su palabra y entregaron las armas de acuerdo a lo pactado.  

Pero mientras AMLO exigía excusas y el mundo rememoraba la Ruanda de los años noventa, vino el latigazo del presidente eterno. Harto de la minga social y de la movilización de los subalternos, el 7 de abril pasado escribió; si la autoridad, serena, firme y con criterio social implica una masacre es porque del otro lado hay violencia y terror más que protesta. No faltó quien tratara de justificar la frase, pero el mensaje pretendía demonizar y atacar con violencia simbólica la protesta social.       
   
Pero hubo más. 

Unos días después de la semana santa y cuando la tradición cristiana recordara el lema de perdonar setenta veces siete, en un debate en el congreso de la república, Uribe Vélez, quien ha sido respaldado por los partidos cristianos como el autodenominado Colombia Justa Libres, gritó: prefiero ochenta veces al guerrillero en armas que al sicariato moral difamando 

El senador se refería a los que han dejado las armas y han entrado a la política legal, como es el caso de Gustavo Petro. Está claro, entonces, por qué sabotear la JEP (Jurisdicción Especial para la Paz) y arrinconar la protesta social, como a la oposición política hace parte de la actual estrategia gobiernista.   
  
Mientras tanto, presenciábamos la pérdida de investidura como representante a la cámara de la opositora Ángela María Robledo y de Antanas Mockus en el senado. En dos sentencias del Consejo de Estado, por lo demás polémicas, los subalternos realizaron el 25 de abril pasado un paro nacional contra el Plan de Desarrollo.  

La cosa terminó mal, según el balance de la prensa mainstream. Enfrentamientos, 17 jóvenes detenidos, destrozos en la propiedad privada y pública. Luego las etiquetas de siempre: ahí están los vándalos, los violentos, responsables del caos de la nación. Y del Plan Nacional de Desarrollo, poco o casi nada, para los 4 años siguientes. 

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