sábado, 6 de septiembre de 2014

¿DE QUÉ REFORMA POLÍTICA SE TRATA?

Parte I

Miguel Angel Herrera Zgaib
Profesor Asociado, C. Política, Unal. Catedrático Maestría  Estudios Políticos, U. Javeriana, Bogotá.

Antecedentes

“Surgió entonces una “Tercera Vía” para dar cabida, de lado y lado, a las tesis y preocupaciones del contrario. Nacieron las llamadas economías mixtas que, como su nombre lo indica, son una mezcla de lo público y lo privado…Las versiones originales de la Tercera Vía, puestas en práctica por partidos de centro-izquierda, y muy influidas por las teorías de Keynes después de la depresión de los años treinta, son las que ahora, en una forma adecuada y modificada a los tiempos modernos, muchos de esos partidos quieren retomar.” Juan Manuel Santos, en: La Tercera Vía: una alternativa para Colombia (1999), pp: 15-16.
                                                                          A partir del 20 de julio pasado, el presidente reelecto hizo explícitos tres énfasis en respaldo de los huevitos de su mentor, y principal contradictor, el expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez, indisputado líder de la reacción política colombiana.  Santos  señaló entonces a la paz, el equilibrio de poderes y el impulso a una agenda social progresista como el norte que alimenta su versión suramericana de la tercera vía, donde tiene la atenta compañía de Tony Blair.

Para  esta segunda presidencia,  Juan Manuel Santos,  ha "reencauchado" su discurso, y blindado a sus coequiperos más inmediatos, transformando en primer  lugar, sin acudir al trámite del congreso, al vértice sacrosanto del poder ejecutivo. Santos avanzó su reforma política, haciendo primero un uso discrecional de los poderes presidenciales,  avanzando en la perfección de la fórmula hiper-presidencial  de la que habló el  jurista Carlos Santiago Nino en su trabajo sobre la democracia deliberativa. 

Él oficiaba como asesor de primera línea en la restauración de la democracia argentina, la que condujo  el radical Raúl Alfonsín,  acompañando por Pancho Portantiero, un socialista de prosapia gramsciana. Esta tuvo un devenir accidentado, a la postre signado por la tragedia económica.

Recordando a la  tradición anglosajona,  el liberalismo clásico,  Santos insiste a destiempo en la lógica política de los pesos y contra-pesos, que supone  la Constitución de 1991 gozó en su redacción original; pero que se afectó con la modificación  del “articulito” que benefició el entusiasmo reeleccionista  de un “contra-reformador”. Santos, el más aventajado discípulo del kínder de la guerra de los diez años, ahora se exhibe como abanderado de la negociación de paz con las Farc-Ep.


Para el fin de la guerra

“La Presidencia formula las política públicas con el apoyo de todos sus ministerios, porque somos un equipo. De lo que se trata es de armonizar la tarea de todos sin suplantar la acción de los ministerios.” Néstor H. Martínez, el superministro,  ET, 17/08/14, p. 6.
                                                       La continuidad de la reforma política ya se destapó en la primera semana de septiembre, ante el congreso con el proyecto que el partido de la U defenderá. Allí se establece, de entrada, el desmonte de la reelección, después que este reformador sui generis pelecha con ella. Es una especie de “después de mi, el diluvio”, pero al revés; a la espera que desde ahora se encaucen los ríos de la prosperidad para los más.

El ejecutivo ya obtuvo su reforma, con la creación expedita del ministro de la presidencia, en cabeza de Néstor  Humberto Martínez, hombre de confianza del mayor urbanizador de Colombia, Luis Carlos Sarmiento Angulo.  Él será el jefe de gabinete, una suerte de híbrido que combina el presidencialismo estadounidense con el parlamentarismo británico.

De otra parte,  con la presencia de Germán Vargas Lleras, rediseñó la vicepresidencia, para que en lugar de la paz, como lo debía hacer su anterior vice, Angelino Garzón,  éste se encargue de abrir y consolidar las vías para la paz, juntando la comisión de infraestructura  y los proyectos estratégicos.

El tercero de los mosqueteros, con el D´Artagnan criollo, es el general (r) Oscar Naranjo, el segundo mejor policía del mundo, quien se desempeña como ministro consejero de posconflicto, derechos humanos y seguridad. El general se perfila según este encargo ejecutivo  como el modernizador de  los cuerpos de policía, a la vez que el articulador de la seguridad ciudadana en el posconflicto, una vez la infraestructura, los proyectos viales de cuarta generación (4G) cobijen a la mayoría de los colombianos excluidos de la modernidad, que apenas se respira en algunas capitales, albergando grandes conglomerados urbanos en condiciones de extrema desigualdad.

En realidad, hay una reforma al relato de Alejandro Dumas hijo, con la presencia de una cuarta figura, femenina, María Lorena Gutiérrez, ministra consejera de gobierno y sector privado. Ella ha sido al interior del equipo de reforma el alter-ego de Tony Blair, a quien por supuesto, el principal triunfo que se le endilga, es haber aconductado a la díscola y reformista clase obrera inglesa, desde los tiempos del movimiento cartista, pasando por los consejos obreros de Sylvia Pankhurst (1862-1960), hasta las grandes huelgas de los mineros en la segunda mitad del pasado siglo.

Blair se sirvió para esta reforma del sociólogo Anthony Giddens y el think tank de la London School of Economics and Political Science. En Colombia, la combinación está entre dos instituciones, por un lado, el pseudo-politécnico de la Universidad de los Andes, con su facultad de economía, mandando la parada.


Por el otro lado, un núcleo intelectual de la Universidad Nacional, atiende a la agenda de la paz pactada, a través de Centro de Pensamiento y Seguimiento a la negociación de la paz, que se nuclea en torno a la Facultad de Ciencia Política y Derecho con el concurso de intelectuales de diversas instancias académicas; y con el acompañamiento laico del PNUD, y piadoso de la Iglesia Católica. 

(Continua)



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