|       Gentil envío de Manuel Aguilar, estudiante de último año de Derecho, Unal. Bogotá.
  ¿Por  qué occidente quiere derrocar y asesinar a Gaddafi? El León del desierto Julio César Centeno
  Apartes del texto publicado en La Jornada de México.
  ¿Que ocurrió para justificar este     cambio tan radical contra Gaddafi?      "Rompa el aislamiento. Vuelva a     sentir la satisfacción moral de un acto de libertad... Haga circular esta     información". Rodolfo Walsh      El despertar del pueblo árabe:
    Protestas populares por el aumento en el precio de los alimentos y la     pobreza generalizada derrocó en pocos días a Ben Alí en Túnez.     Irónicamente, sólo semanas antes Túnez había sido señalado por Hillary     Clinton como el modelo de democracia a seguir en el medio oriente. Las     protestas se extendieron de inmediato a Egipto, concluyendo con la remoción     del poder de Hosni Mubarak, un dictador apoyado por Estados Unidos durante     30 años. Mubarak recibía de Estados Unidos mas de 3.000 millones de dólares     anuales, la cooperación mas alta proveniente de Washington después de la     otorgada a su principal aliado de la región: Israel.       Las protestas en Egipto fueron también     inicialmente motivadas por aumentos en los precios de los alimentos, los     insoportables niveles de pobreza en que se encuentra la mayor parte de la     población, la creciente indignación ante la descarada confabulación de     Mubarak con el gobierno de Israel en su criminal opresión al pueblo     palestino, la falta de libertades fundamentales y los grotescos niveles de     corrupción. La fortuna de Hosni Mubarak se estima en 70.000 millones de     dólares. Mientras el 40% de los 80 millones de egipcios viven con menos de     dos dólares al día. Egipto mantuvo una suspensión de los derechos     fundamentales de la población durante todo el período de dominación de     Mubarak, a través de una Ley de Emergencia, con el consentimiento y apoyo de     Estados Unidos.      Las analogías que se han querido     trazar entre las revueltas en Libia con las de Túnez y Egipto lucen     ficticias. En Libia se canalizaron enormes inversiones petroleras para     financiar servicios públicos y gratuitos de salud, educación y vivienda. Se     ha promovido el desarrollo económico y se han reducido sustancialmente las     desigualdades sociales. El índice de desarrollo humano es el más alto de     África. Los índices de desempleo son tan bajos que se ha tenido que     facilitar la entrada de cientos de miles de trabajadores de otros países:     Egipto, Túnez, China, Pakistán.       El consejo ejecutivo del Fondo     Monetario Internacional (FMI) elogió recientemente a Libia por su     “ambicioso programa de reformas” y su “fuerte rendimiento macroeconómico y     el progreso en el realce del papel del sector privado”. En marzo del 2007     Anthony Gidden, asesor de Tony Blair, publicó un artículo en The Guardian     en el que afirma: “Gadafi parece ser genuinamente popular. Libia será en     dos o tres décadas una Noruega del norte de África: próspera, igualitaria y     progresista”.       A diferencia de Túnez o Egipto, Libia es     una potencia petrolera. Produce 2 millones de barriles de petróleo liviano     cada día, y su producción puede al menos duplicarse. Sin embargo, una buena     parte de sus 6 millones de habitantes aún se mantiene en la pobreza.     Gaddafi ha sido criticado por haber fomentado el regreso de empresas     petroleras europeas y su creciente participación el la actividad petrolera     y gasífera. La mayoría de estas empresas operan desde Benghazi desde donde,     coincidencialmente, se formó el núcleo de la rebelión contra Gaddafi.      También se le ha criticado por haber     contribuido, desde su posición como secretario general de la Unión     Africana, a la consolidación de un acuerdo con la NATO para ampliar sus     operaciones militares en Sudan, Somalia y Etiopía. Ha venido promoviendo     también una tratado de cooperación militar entre la NATO y la Unión     Africana. Organizaciones radicales dentro y fuera de Libia consideran tales     actitudes como traición.       A la cabeza de la insurrección se     encuentra el Frente Nacional para la Salvación de Libia (NFSL por sus     siglas en inglés). Sus líderes son sistemáticamente presentados como los     chicos buenos, en una lucha desigual contra la opresión y la barbarie. Poco     se destaca que el FNSL se creo en 1981 en Sudan, bajo la protección del     coronel Nimieri, un déspota apoyado por Estados Unidos que gobernó ese     desdichado país desde el 77 hasta el 85. El FNSL realizó su "congreso     nacional" en los Estados Unidos en el 2007, con el patrocinio de la     NED. A la cabeza se encuentra Ibrahim Sahad, quien realiza acusaciones de     toda índole contra el "régimen despótico" de Gaddafi, casi     siempre sin ofrecer prueba alguna al respecto y sin que los entrevistadores     o editores se las soliciten.       Sin embargo, sus planteamientos son     transmitidos por las principales agencias de información de todo el mundo     como si fueses ciertas. La misma realidad virtual se divulga como cierta     por internet, facebook, twitter. Significativo es también que los rebeldes     de Benghazi hayan bajado la bandera verde de la república de Libia y     elevado en su lugar la bandera de tres franjas, roja, blanca y negra, que     se usaba durante la monarquía del rey Idris, impuesta por Europa en 1951.     También ha surgido de la nada un presunto Príncipe Senussi, "heredero     de la corona".
    Fue el rey Idris quien entregó la soberanía nacional al permitir el uso     irrestricto de aire, mar y tierra por parte de fuerzas militares     británicas. Fue el rey Idris quien firmó el acuerdo para que los Estados     Unidos establecieran y administraran sin restricciones la base militar mas     grande de África: Wheelus Air Base, cerca de Trípoli. El rey Idris firmó     además un convenio para exonerar a Italia de todos los daños que pudieran     imputársele como consecuencia de los 30 años de brutal colonización,     permitiendo además que la comunidad italiana en Trípoli conservara todos     sus propiedades, negocios y privilegios.       Pero la legitimidad o veracidad de los     señalamientos contra Gaddafi parecen irrelevantes. Sirven sólo de fachada     para alcanzar el objetivo estratégico deseado: la ocupación de Libia. Paul     Wolfowitz, quien sirviera como subsecretario de defensa de los Estados     Unidos y como presidente del Banco Mundial, arquitecto de la guerra de     Irak, publicó una carta abierta al presidente Obama incitándole a convertir     a Libia en "un protectorado bajo el control de la OTAN", en     nombre de la "comunidad internacional".       En su editorial del 23 de Febrero     2011, el Wall Street Journal, vocero de los intereses comerciales de los     Estados Unidos, sentencia: "Estados Unidos y Europa deben ayudar a los     libios a derrocar el régimen de Gaddafi" Simultáneamente, se moviliza     al mar territorial libio una flota de guerra norteamericana, mientras en     Naciones Unidas y en la Corte Penal Internacional se concreta     apresuradamente el marco legal que justifique la invasión.      El Consejo de Seguridad de las     Naciones Unidas aprobó el 25 de Febrero del 2011 una resolución para que se     investiguen los posibles crímenes contra la humanidad que pudiera haber     cometido Muammar Gaddafi. Pero, sin que tal investigación haya comenzado,     ya Gaddafi ha sido condenado. Es no sólo irónico, sino hipócrita, que haya     sido justamente los Estados Unidos quienes hayan promovido la moción para     que la ONU eleve el caso de Libia ante la Corte Penal Internacional.     Estados Unidos nunca ha reconocido la jurisdicción de dicha corte. Se opuso     además a su creación en 1998, junto con Israel, Irak y Libia. Tales     contradicciones parecen pasar desapercibidas para los medios     transnacionales de la información.       El comandante supremo de la OTAN,     Wesley Clark, ya había señalado hace un par de años que Libia estaba en la     lista oficial del pentágono para ser dominada después de Irak, junto con     Siria y la joya de la corona: Irán. Si se concreta lo que Fidel Castro ha     llamado "La guerra inevitable de la OTAN", se desatará un     movimiento de resistencia por todo el mundo Árabe que haga realidad las     últimas palabras del León del Desierto: "Sobreviviré a mis     verdugos".
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