Reproducimos apartes de una reflexión de Fidel Castro sobre la crisis nuclear potencial en curso en las vecindades de Irán. N de la R.
Saber la verdad a tiempo es para nuestro pueblo lo más importante.
 Saber la verdad a tiempo es para nuestro pueblo lo más importante.
No importa que casi todos por natural  instinto, podría  decirse que el 99,9 por ciento o más de mis compatriotas, conserven la  esperanza  y coincidan conmigo en el deseo sincero de estar equivocado.  He  conversado con personas de los círculos más cercanos y a la vez recibido   noticias de tantos ciudadanos nobles, abnegados y cumplidores de su  deber, que  al leer mis Reflexiones no impugnan en lo más mínimo sus  consideraciones,  asimilan, creen y tragan en seco los razonamientos que expongo, sin  embargo,  dedican de inmediato su tiempo a cumplir con el trabajo, al que  consagran sus  energías.
 Eso es precisamente lo que deseamos de nuestros  compatriotas. Lo  peor es que repentinamente se conozcan las noticias de gravísimos  acontecimientos, sin haber escuchado antes noticia alguna sobre tales  posibilidades, entonces cundirá el desconcierto y el pánico, que sería  indigno  de un pueblo heroico como el cubano, que estuvo a punto de ser objetivo  de un  ataque nuclear masivo en octubre de 1962, y no vaciló un instante en  cumplir el  deber.
 En el desempeño de heroicas misiones internacionalistas,  combatientes y  jefes valientes de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias estuvieron a  punto  de ser víctimas de ataques nucleares contra las tropas cubanas que se  aproximaban a la frontera sur de Angola, donde las fuerzas racistas  sudafricanas  habían sido desalojadas tras la batalla de Cuito Cuanavale y se  atrincheraban en  la frontera con Namibia.
 El Pentágono, con el conocimiento del Presidente de Estados  Unidos,  suministró a los racistas sudafricanos alrededor de 14 armas nucleares a  través  de Israel, más poderosas que las que fueron lanzadas sobre las ciudades  japonesas de Hiroshima y Nagasaki, como hemos explicado en otras  reflexiones.
 No soy profeta ni adivino. Nadie me informó una palabra de lo que  iba a  ocurrir; todo ha sido fruto de lo que hoy califico como el razonamiento  lógico.
 No somos novatos ni entrometidos en este  complicado  tema.
 En la poscrisis nuclear, se puede augurar lo que  ocurrirá  en el resto de América de lengua iberoamericana.
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