viernes, 2 de febrero de 2018


NO ES TRAICIÓN, ES EVOLUCIÓN PRAGMÁTICA… ¿Y CRISIS?

Por: Francisco Hidalgo Flor
Decano Sociología, Ciencia Política y Trabajo social, U. Central del Ecuador.
Miembro de la IGS-Colombia

Presentación necesaria

En Ecuador, el próximo domingo 4 de febrero se realizará la consulta popular convocada por el presidente Lenin Moreno, cuyo objetivo principal es consolidar una base de apoyo institucional y social para su estrategia de conducción de gobierno en ruptura y confrontación con su ex – correligionario Rafael Correa. Es un proceso que ha llevado a la par a la fragmentación del partido de gobierno Alianza País.

Es la culminación de un transcurso trascendente y vertiginoso, pues en apenas ocho meses alteró radicalmente aspectos sustanciales de la hegemonía política que dio sustento a la elección de Lenin Moreno y mayoría parlamentaria a Alianza País. Jorge Glass no solo ya no es el vicepresidente de la república, sino que guarda prisión y está condenado por asociación ilícita en el entramado de corrupción protagonizado por Odebrecht; el partido de gobierno se fracturó en dos alas: la una, calificada de “morenista”, controla ahora el aparato oficial y la mayoría del bloque parlamentario; la otra, calificada de “correista” se ha desafiliado del  partido, intenta formar otro, y significa la principal expresión de oposición al régimen.

El estudio de estos acontecimientos es complejo y requiere de una lectura integral, pero observamos que en los analistas internacionales, en especial aquellos ubicados dentro de la llamada tendencia progresista, predomina una lectura inmediatista y simplificadora de la traición al líder y a la autodenominada dirección revolucionaria.

Para estos analistas en Ecuador estamos frente una situación asimilable a la de un golpe de estado, se trata de derechistas solapados e incrustados que se han tomado por asalto el poder, aplicando una nueva versión de los denominado “golpes blandos”.

No es así. Leer de la mencionada manera la situación de Ecuador es un grave error, porque desconoce la complejidad del proceso político en sus niveles de larga y corta duración, las tendencias y sectores en disputa, las debilidades y fuertes errores de los diez años de una denominada “revolución ciudadana”.

Actuar con dicha mirada ligera y ahistórica hace mucho mal, en primer lugar, al propio progresismo, en segundo lugar, al conjunto de sectores que luchan por una transformación profunda en Latinoamérica.

Aspiramos a presentar esta lectura diferente que intenta dar cuenta de los procesos de corto alcance: el contexto poselectoral, las opciones de Moreno y el rol de la consulta de febrero; de mediano alcance: los límites y contenidos reales de los gobiernos de Correa; así como una mirada de largo alcance: los desafíos históricos de una etapa que va mas allá de Correa y el progresismo.

ESCENARIO POSELECTORAL: LAS OPCIONES DE LA TENDENCIA “MORENISTA”

El primer aspecto a establecer es la fragilidad del triunfo electoral en primera y segunda vuelta electoral del binomio Moreno – Glass y de la hegemonía de Alianza País. Fragilidad porque ese pequeño margen por encima del 50% fue fruto de ocultar al conjunto de la población tres aspectos cruciales:

La crisis económica provocada por la caída precipitada de los precios de venta del petróleo crudo y en general de las commodities a partir del 2016; el involucramiento directo del régimen en el entramado de corrupción de Odebrecht en la ejecución de la gran obra pública, y, por último, el fraccionamiento interno de Alianza País.

A Lenin Moreno en lo fundamental, en ese contexto de fragilidad, le quedaban solo dos opciones: i) ser títere de Correa, sostenerse sobre el “capital político” del ex – presidente y delegar en él las estrategias confrontacionales, para tapar los escándalos de corrupción, el endeudamiento externo, la fractura  interna  y la ausencia de consensos reales; o, ii) romper con el caudillo, escapando a su égida, e intentar generar un espacio propio con una parte del partido de gobierno añadiendo alianzas con los sectores que habían sido confrontados por Correa.

Lo sorprendente fue que en ese camino acelerado de distanciarse del caudillo, se alinearon a su alrededor las dos terceras partes del partido gobernante, mientras que solamente una tercera parte se mantuvo con el viejo líder.

Este fenómeno evidencia que Alianza País era una agrupación política construida alrededor del aparato gubernamental, pero también que la mayoría era partidaria de una evolución diferente a la planteada por Correa. En suma, que los supuestas cohesiones que aquel mostraba eran superficiales y frágiles.

En el Ecuador la mayoría del agrupamiento del progresismo optó por una vía de evolución que implica alianzas hacia la derecha y hacia la izquierda, para así hacer frente a la situación internacional de “cierre del ciclo”, y la situación interna de inminente crisis política y económica. La vía evolutiva está marcada por ese pragmatismo, pero ¿será eso suficiente?

EL ROL DE LA CONSULTA DE FEBRERO

La consulta popular del próximo 4 de febrero tiene por objetivo dar una base política y social propia al gobierno del presidente Moreno, porque Ecuador no es un régimen parlamentario, en condiciones de ruptura con el viejo caudillo. Por ello de las siete preguntas las centrales son dos: aquella que elimina la reelección indefinida (pregunta 2), y aquella que reestructura el consejo de participación ciudadana (pregunta 3).

La evolución de los dos planteamientos son decidores de los contenidos de construcción política planteados en la fase Correista y la que es posterior a la misma: en el proceso constituyente una de las tesis fundamentales fue el rechazo a la reelección indefinida y de esa manera quedó plasmada en el texto de la Constitución del 2008, pero luego fue reformada por la mayoría de la Asamblea Nacional que es el nombre del poder legislativo en Ecuador.

El otro dato relevante es que el llamado Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, que supuestamente asemejaba a lo que se pudiera llamar poder popular, terminó conformado, en cambio, íntegramente por miembros cercanos al partido de gobierno e incluso familiares directos de parlamentarios o funcionarios gubernamentales.

Paradójicamente pudiera ser que un triunfo del Sí en la Consulta genere condiciones para el cierre de la hegemonía de Alianza País, y resquebrajar así la maquinaria de control político burocrático implantada en los diez años anteriores.

¿MÁS DE LO MISMO? CAUDILLISMO + EXTRACTIVISMO

En consecuencia, proponemos leer el desenvolvimiento actual del progresismo ecuatoriano como una confrontación entre dos vías: la vía pragmática que opta por un nuevo juego de alianzas políticas y sociales que den sustento al gobierno de Moreno que le permitan gobernar cuatro años; y la vía ideológica que pone acento en la lectura de una traición, y apuesta por la quiebra inminente del régimen vigente en la consulta próxima, para el retorno del viejo caudillo.

Pero el escenario nacional es mucho más amplio que las tendencias a lo interno de Alianza País, y esto está cada vez más claro. Los consensos anteriores eran un espejismo.

Para todos es indispensable una evaluación de la década 2007 – 2017, y, de esta, dos aspectos determinantes: una construcción política basada en el caudillismo, y una fórmula económica ilusoria basada en el extractivismo, que es el telón de fondo una vía de modernización capitalista bajo planificación y parcial inversión estatal.

La cohesión política que ahora se rompe giró alrededor del caudillo, y generó a su favor un aparato tecnocrático y propagandístico para asumía los roles de construcción que hubieran correspondido al partido. El desarrollo económico combinó un fortalecimiento del aparato estatal, merced al auge del precio de las commodities, más alianzas con el agronegocio, modernizando y sosteniendo el patrón de acumulación primario exportador que se mantiene intacto.

Con lo dicho y ya experimentado, está claro, que Un progresismo construido sobre pilares de caudillismo y extractivismo es un progresismo con pies de barro.

DESAFÍOS HISTÓRICOS: UNA ETAPA QUE VA MÁS ALLÁ DE CORREA Y EL PROGRESISMO

Una lectura adecuada sobre las evoluciones del proceso actual en el Ecuador requiere una visión del largo plazo, que no empieza ni termina con el correísmo. Esta visión debe ser ubicada en una etapa que inicia en el año 1990 y que avanza hasta el momento presente.

El año 1990 corresponde al levantamiento indígena del Inti Raymi que propuso por primera vez al país un programa de demandas que pone en cuestión el viejo modelo de estado nación, que en el trayecto, con el desmoronamiento de los regímenes neoliberales (1996 – 2006), fue asumiendo nuevas reivindicaciones y nuevos movimientos sociales, que optaban por la vía del proceso constituyente (2007 – 2008).

Si en verdad queremos hablar de una fase posneoliberal debemos remitirnos a los contenidos sustanciales del proceso constituyente, cuyos elementos sustanciales son: plurinacionalidad, interculturalidad, economía social y solidaria, soberanía alimentaria, y un horizonte de cambio que mira al sumak kawsay – buen vivir.

Correa los trastocó bajo un programa desarrollista clásico denominado “cambio de la matriz productiva”, cuya principal vitrina fue la gran obra pública y los subsidios.

Su sucesor ha renegado del padrino político, pero mantiene, en cambio, la vía de capitalismo guiado por la mano del estado. Así las cosas, la derecha pugna por asumir el control directo del programa económico para retornar al neoliberalismo.

La pregunta inmediata es: ¿será posible que emerja una izquierda que haga suyo el programa histórico constituyente?


La inminencia de la crisis política y económica parece estar pospuesta, un probable triunfo del Si en la consulta de febrero lo evidenciaría, pero solo los actores principales de esta contienda han ganado tiempo, los desenlaces determinantes están por venir. Una fase de crisis de hegemonía no está descartada. Por lo pronto, asumimos la explicación de su sintomatología.

1 comentario:

  1. Vistos los resultados reportados oficialmente, la campaña del no a la consulta y al referendo, en efecto, confirmó que la propuesta de Correa, que se define hoy bajo la divisa banderiza de la Revolución Ciudadana obtuvo alrededor del 37% de la votación. El nuevo agrupamiento resultado de la división de Alianza País, cuya mayoría respalda al presidente Lenin, puede en efecto de subsistir convertirse en el partido con mayor militancia en el Ecuador, con todo lo que implica para la gobernabilidad del país.

    Avanza de manera rápida una situación que puede adquirir el carácter de una verdadera crisis de hegemonía, luego de la crisis de legitimidad ya experimentada por el pasado gobierno de Correa y la salida de su ficha política, Jorge Glass, procesado y condenado como criminal.

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