lunes, 8 de julio de 2013

UN DIÁLOGO TRUNCADO ENTRE LOS UNIVERSITARIOS Y LA MINISTRA DE EDUCACIÓN

Miguel  Angel Herrera Zgaib, Profesor asociado, C.Política, Universidad Nacional.
Proyecto Constituyente social, paz democrática. Grupo PyP.

Dos vocerías

"El gran reto de Colombia es volver la educación el tema más importante de la agenda pública." María Fernanda Campo, Mineducación Colombia.

“Alguien está mintiendo acá, permita que el país decida quién es.” Sergio Fernández, dirigente de la MANE. Estudiante de maestría, Unal, Bogotá.
                                                                       Padecemos  una "calma chicha" en la lucha por una educación superior de calidad, descentralizada y gratuita en Colombia. Tres palabras mayores definen el escenario que exige acciones de iguales dimensiones. Para prevenir situaciones como las que agitan a Chile,  y que cubren sus dos últimas presidencias,  Bachelet  y  Sebastián Piñera,  y  preparan su lucha para la tercera.  Otro tanto ocurre en Brasil, y en Venezuela, con sus especificidades, porque aquí  tienen una crítica interlocución con proyectos políticos de signo diferente.

En Colombia, el proceso  de reclamo por una reforma educativa democrática que enarbola en algunos sectores movilizados la constituyente como forma de decisión, en otros, contempla también la posibilidad de configurar una lista de estudiantes  que participaría en las próximas elecciones para el congreso, que establezca una directa vocería y desequilibre la actual relación de fuerzas, donde la parapolítica no ha perdido su presencia.

Chile, Brasil y Venezuela

El 17 de noviembre sabremos quién gana, si el bloque de centro-izquierda cuya candidata es  Michelle Bachelet, o el bloque de centro derecha,  heredero de Pinochet, y continuidad del actual presidente, que se agrupa en la UDI. Y la más  prominente lidereza estudiantil, Camila Vallejo, estará también encarando la suerte de las urnas, como aspirante a congresista en la coalición del partido comunista de Chile, de la que es ya una destacada militante.
En Chile, sin embargo, esta lucha sigue sin que se desmonte todavía el modelo privatizador que fue una de las taras heredadas de la dictadura de Pinochet, y un modo de decapitar la rebeldía intelectual que acompañó el frustrado experimento de la Unidad Popular que hizo presidente a Salvador Allende.
En Brasil, este año, tenemos también en las calles a los jóvenes estudiantes, o no, que sin dejarse engatusar por el fútbol, reclaman de los gobiernos de izquierda otra destinación para la riqueza pública, que han visto, en buena parte, sepultada en la remodelación y construcción de estadios para el próximo mundial, y en los bolsillos de los constructores de las obras civiles, y de los facilitadores "lobbystas" ante los poderes públicos que las autorizan.
La Venezuela poschavista no "chave" qué hacer con el descontento de sus jóvenes y los maestros e investigadores que animan con ellos la protesta y las críticas de derecha e izquierda al rumbo de la revolución bolivariana. La protesta empezó con el presidente Chávez vivo, y sigue después de su muerte. Está en curso un paro nacional, que los señalamientos de la dirección bolivariana no logran intimidar, y menos persuadir.
En los tres lugares, con sus diferencias, las economías nacionales no marchan bien, y la llamada fórmula "extractivista" que las sostiene, en términos de economía real, hace agua, y el mercado de las "commodities" sufre contracciones severas, que hacen del modelo exportador ahora un dolor de cabeza que amenaza con convertirse en "migraña".

El gobierno de los Estados Unidos al comando de la emisión de dólares legales empieza a cerrar el chorro, y los capitales golondrinos migran a la tierra de Obama, produciendo connatos de tsunami y terremoto en la mayoría de las bolsas del mundo. Y como lo estamos experimentando por estos días, Colombia no es la excepción, sino otro trompo de poner.

¿Y Colombia?
                                                                    Yamit Amat, quien con el correr de muchos años pasó de El Espacio, donde era comentarista exitoso de variedades, a las columnas del diario El Tiempo, este domingo entrevistó a María Fernanda Ocampo, la ejecutiva "estrella" de la Cámara de Comercio de Bogotá, y a quien Juan Manuel Santos eligió para reemplazar a la doctora Vélez, antes secretaria de educación distrital, para "transformar" la educación en lo administrativo.
Las dos ministras hasta la fecha no ha podido "meterle el diente" a la educación pública superior. La  quieren acabar de "mercantilizar" a todo costo. Bogotá ha sido, en parte, una piedra en el zapato, para que esta carrera de privatizar triunfe en toda la línea.
La cobertura a cargo de tres alcaldías de centro izquierda  algo ha hecho en contra-vía. Y para nada ha servido la lección de lo que ocurre en los tres países vecinos, y lo que ha contramano de la privatización se ha establecido en Ecuador y Bolivia con sus experimentos que se hacen eco de la divisa del "socialismo del siglo XXI".
De otra parte, la suerte misma de millares de bachilleres, que contemplan la imposibilidad de acceso a la Universidad; o de acceder a un trabajo estable y decente, para quienes tienen o quieren obtener un ingreso inmediato, empujan la protesta, antes y después de quedar "midiendo" calles, consumiendo drogas, rebuscándose, o sobreviviendo auxiliados por las redes de socorro cada vez más débiles de parientes y familiares.
Los dos campos enfrentados

                                                              Enfrentando  estas realidades, los jóvenes estudiantes de Bogotá y Colombia, se han venido reorganizando, construyendo espacios de participación y acción, que ya hicieron posible detener el proyecto de contra-reforma a la Ley 30. Después, tomando en serio el desafío de ser "colegisladores", con la MANE como liderazgo colectivo, - y pese a todas las críticas y cuestionamientos que ha tenido -, prepararon un proyecto de ley alternativo, al cual dedicaron casi un año de deliberaciones, cubriendo los principales escenarios de Colombia.
Entre tanto, la ministra de educación, y el gobierno Santos no han cejado en su empresa contra-reformadora. En paralelo, y con un incomparable repertorio de recursos a su alcance, han seguido su tarea.  La estrategia la han desplazado de la capital a las regiones, con la atractiva idea que "Llegó la hora de superar el centralismo que ha existido en la educación superior".
 En procura de la hegemonía, la ministra, para separar la dirección estudiantil de sus bases de apoyo y sostén, promete que ahora vendrá la ola de "doctorados y maestrías" más allá del llamada "triángulo de oro" de Bogotá, Medellín y Cali, donde se concentra el saber y la investigación nacional.
La ministra se ufana de haber construido un diálogo fluido y provechoso con "más de 31.000 personas en 150 espacios de discusión." Y comparándose con la exministra Vélez señala, que "es un esfuerzo que supera incluso la cantidad de gente que participó en la construcción del Plan Decenal 2006-2016".

Un indicio y una propuesta nacional

                                                                Sin entrar  a disputar las demás cifras, por lo menos la última citada es indiciaria: si tal ha sido la gente que ha participado, la cuestión es dramática, porque revelaría la insignificante minoría que ha discutido el plan decenal de educación, que la ministra en su retórica anuncia como el más importante de la agenda pública. 
Dicha situación validaría con creces, el reclamo del dirigente estudiantil, Sergio Fernández, del PDA/Moir, quien en una columna en las “Dosorillas”, afirma lo siguiente: “me asiste la impresión  de que usted ha evadido el debate con los estudiantes durante este año”.
Si la educación, por la primera vez tiene el rango que se reclama, conviene que haga parte de la propuesta de constituyente social, y que la Universidad Nacional albergue un gran foro nacional, que tenga por punto de irradiación y encuentro al auditorio León de Greiff, que conmemore con creces los cuarenta años de haber sido construido; y que a través de las redes sociales conectemos a todas las instituciones de educación superior , media y elemental, para que el país entero interpele, cuestione, proponga un rumbo a la educación colombiana y sea el portal de entrada a las negociaciones de paz, que están en este preciso momento discutiendo el tema de la participación política.


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