jueves, 10 de noviembre de 2011

El abogado Julián Bonilla remite esta iniciativa para su divulgación y firma. Quien la promueve es el senador Camilo Romero del PDA. Al respecto conviene aclarar, que a la renuncia pedida conviene añadir la renuncia del presidente a su pretensión descarada y pícara de imponer a Colombia la prosperidad, y afirmar con desfachatez que ésta es "democrática". N de la R.

Que renuncie la Ministra de Educación de Colombia, María Fernanda Campo

Acción promovida por Senador Camilo Romero

Por el bien del país y para salir de este callejón que parece no tener salida, nos quedan dos caminos: o retira el proyecto de reforma a la Ley 30, o renuncia.

MINISTRA DE EDUCACIÓN DEBE RENUNCIAR

Ante los últimos acontecimientos sucedidos en el escenario del Congreso de la República y en las calles del país, protagonizados por el estudiantado de las universidades públicas, privadas, de bachillerato y SENA de Colombia, y pese al llamado de algunos parlamentarios, la Ministra de Educación, María Fernanda Campo, llega a la increíble conclusión: el gobierno nacional se mantiene en NO retirar el proyecto de ley 112 que reforma la educación superior en Colombia.

Contra viento y marea, a pesar de las graves consecuencias que la intransigencia de la Ministra de Educación ha generado: paro estudiantil, pérdidas para la economía de las familias colombianas, desgaste institucional, tenso clima de desconfianza ciudadana y fuertes críticas a la gobernabilidad del Presidente Juan Manuel Santos, el proyecto no se retira del Congreso de la República, y justo en este momento de la legislatura, seguramente pasará a pupitrazo, de la manera más rápida y menos discutida posible, es decir, de la manera más ilegítima.

Es urgente que la balanza de poderes se equilibre, pues el gobierno nacional detenta un mandato otorgado por la ciudadanía colombiana, la cual desde hace varias semanas se ha levantado contra su propuesta unilateral de reformar la educación, con miras a comercializar y limitar un derecho fundamental del pueblo colombiano.

En este escenario de terquedad e irreflexión por parte del gobierno nacional, en el que no ha servido esbozar argumentos serios frente a la autonomía universitaria, la financiación, la internacionalización, la expansión y la cobertura, que claramente desvirtúan la propuesta de la Ministra de Educación y evidencian que es necesario y urgente abrir espacios amplios de discusión y toma de decisiones, es imperativa la renuncia de la ministra de Educación, María Fernanda Campo.

Esta coyuntura política, que ha levantado los ánimos de la comunidad educativa en su conjunto más la preocupación y el rechazo de los padres y madres de familia, no puede pasar sin que se asuman responsabilidades políticas por una actuación claramente antidemocrática por parte del gobierno nacional, el cual debe desarrollar su mandato en el marco de un estado de derecho, donde la voluntad del pueblo es la última palabra.

En este sentido, en consideración a las pérdidas económicas y sociales que genera el receso estudiantil y la cancelación del semestre académico, por respeto al movimiento estudiantil y a la democracia colombiana y en aras de legitimar las actuaciones pacíficas y razonables de los y las estudiantes del país, pido la renuncia de María Fernanda Campo, Ministra de Educación.

Su incapacidad para escuchar las razones, para contemplar las visiones de los miembros más afectados de la sociedad colombiana por el proyecto de ley 112, su falta de una visión integral de la materia tan relevante que le compete, la Educación, y la dimensión que ha tomado este tema como problema nacional, exigen que se replantee su permanencia en la cartera y que se exija su renuncia inmediata.

CAMILO ROMERO
SENADOR

Al firmar la petición estarás enviando esta carta

Destinatario: María Fernanda Campo

Señora Ministra de Educación:

Soy estudiante, soy padre de familia, soy profesora universitaria, soy rector, soy madre cabeza de hogar, soy ex alumno, soy bachiller, soy pasante, soy investigadora, soy colombiano, soy colombiana, soy una persona que piensa, que comprende la realidad de un país como el nuestro y por eso se preocupa por su presente y, sobre todo, por el futuro de su familia y de su sociedad.

Hoy me dirijo a usted, señora Ministra, con un sólo propósito: pedir su renuncia. No es nada personal, no se trata de usted, se trata de su trabajo, de lo que ha venido haciendo con uno de los temas más importantes para que mi familia y yo podamos salir adelante, se trata de lo que ha venido haciendo con la Educación. Le pido que renuncie porque al igual que miles de colombianos y colombianas, no me siento representado/a con su gestión, porque no respaldo su labor ni las decisiones tercas que está tomando y porque las masivas movilizaciones sociales y paros estudiantiles demuestran que el asunto se le salió de las manos.

Usted debe renunciar porque sus intereses son distintos a los de la comunidad, porque mientras usted se preocupa por la cantidad de dinero que se pierde con un día de paro, yo me preocupo por los pocos recursos que se destinan a la educación en nuestro país, me preocupo porque con su reforma, alguno de mis hermanos/as, alguno de mis hijos/as y una gran cantidad de colombianos/as más, nunca podrán estudiar una carrera en la Universidad. Usted debe renunciar porque yo ciudadano, yo ciudadana, quiero ver en su lugar a alguien que entienda mis necesidades, que respete mis opiniones, que valore mis argumentos y actúe como manda la democracia, respetando la voluntad de una sociedad que se ha pronunciado.

Sepa que esta petición no surge de la nada, la hago luego de leer su propuesta de reforma a la Ley 30, de escucharla en diferentes escenarios, de darme cuenta que a pesar de los argumentos razonables, lógicos y sentidos de toda la comunidad educativa, usted se mantiene de manera irreflexiva en continuar con la reforma. Así no se puede señora Ministra.

Así que, por el bien del país y para salir de este callejón que parece no tener salida, nos quedan dos caminos: o retira el proyecto de reforma a la Ley 30, o renuncia.

Muchas gracias por su atención.

Atentamente,

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