25 AÑOS DESPUÉS DEL BOMBARDEO A "CASA VERDE"
GUERRA Y PAZ JUNTAS, ¿ HASTA CUÁNDO?
miguel angel herrera zgaib
director grupo presidencialismo y participación
Corría el mes de diciembre de 1990, y al tiempo que se realizaba la
elección de los delegados a la asamblea constituyente, se acudió al expediente
de bombardear Casa Verde, en una suerte de "blitzkrieg" contra el
secretariado de las Farc-ep, que estuvo remiso como el Coce del Eln a firmar la
paz, al mismo tiempo que lo hacían el M19, y otras agrupaciones de los
subalternos colombianos alzados en armas.
Fue aquel un trámite extraordinario que corrió a cargo del fallecido
presidente Virgilio Barco, acelerado por el secuestro intempestivo de Álvaro
Gómez Hurtado, por una célula urbana del M19. Episodio del que no se conoce aún
la verdad completa.
Pero, que en todo caso tiene un cierre final trágico, el
asesinato del varias veces candidato conservador, a las puertas de la
Universidad Sergio Arboleda, de la que fuera uno de sus mentores. Una
institución que por lo demás honra a un gran propietario de esclavos, residente
en el Cauca, durante el siglo XIX.
Él mismo es autor del libro "La república en la América
Española", que corresponde al número 30 de la colección de la Biblioteca
del Banco Popular, antes que pasara a ser propiedad del potentado Luis Carlos
Sarmiento, sensible a otras causas, siendo la principal, a todas luces,
lucrarse.
Entre leyes y armas, santanderismo trasnochado
La
puesta en práctica de la Constituyente la completó el nuevo presidente, el
emergente César Gaviria, escogido por la
familia Galán, para levantar las banderas de Luis Carlos, asesinado en Suacha,
en agosto de 1989. Gaviria, con el concurso del primer ministro de defensa
civil, Rafael Pardo, dió inicio a la guerra encubierta primero, y al
descubierto después contra la insurgencia nacional.
Fue el anterior un debut dramático y fallido, porque Pardo,
envalentonado, anunció que las Farc-ep serían sometidas en 18 meses, que a la
postre van ya para 25 años de cruentos sacrificios de todo tipo, pero
principalmente humanos, y naturales.
Porque se ha hecho gran daño a ambo s, principalmente, con el
uso del bombardeo sistemático y el minado de las principales zonas de
retaguardia insurgentes, y los municipios sobre los que aún mantienen su
influencia y presencia desde hace medio siglo.
No más bombas y desminado conjunto
Ayer, el mismo día que la tierra colombiana se sacudió por abajo, y dio
la oportunidad fallida al uribismo de
infatuarse de Bolívar, cuando aquel vivía el físico terremoto que asoló a
Caracas, bombas y minas, de parte y parte, el gobierno y la insurgencia
subalterna no hollarán más los campos por 30 días, ensayando lo que otros
llaman "un cese al fuego bilateral", que solo es verdad en parte.
De otra parte, el propio presidente Juampa, quien venía de
una asoleada el domingo al mediodía acompañado de Antanas y Gustavo, hizo este
anuncio de suspensión de la pesadilla de la guerra en los campos ayer, martes.
El trío respaldó la vida caminando con una escarralada
manifestación que no movió a los
millones que lo hicieron contra las Farc-ep en el mes de febrero, cuando Uribe
Vélez era el presidente, y sus asociados baj soplaban y aupaban vientos de
guerra y muerte, y movían a todo el funcionariado a caminar antes y después de
las 12 de aquel día en Bogotá.
¿La fiesta de la paz, para cuándo?
Parece ser cierto, que la fiesta de la guerra, en principio, tiene más
adeptos que la de la paz. Como lo recordaba en sus escritos el homenajeado
Estanislao Zuleta, cuando era el asesor de paz del gobierno de Belisario
Betancur. A veces, poco importa que se invite al "sancocho nacional",
por quien le faltó la vida para sentarse a manteles, cuando de Los Robles el
M19 bajó a firmar la paz.
Ahora, después de tanta desgracia, que la recogen dos
académicos, leyendo desde arriba, desde la perspectiva de los gobernantes,
Marco Palacios, y Gutiérrez Sanín, en sendos libros, "Violencia Pública, y
"El orangután con sacoleva", que llegan hasta el año 2010.
La paz parece caminar por tierra firme, cuando otros aviones
la transportan desde la Isla de Cuba a la sufrida Colombia de los "Tres
escapularios" que se estrenará en el próximo festival de Cartagena, y que
es el tercer largometraje del director Felipe Aljure, acompañado por su
camarógrafo Carlos Sánchez.
Una amenaza pública
El exministro de defensa de Uribe Vélez, el presidente
reelecto, el mismo día, 10 de marzo pasado, conminó a las FFAA y a la Policía a arreciar ataques y
bombardeos contra el Eln, el otro grupo insurgente que hizo presencia inicial
en la acción de Simacota (Santander), donde ayer tuvo su epicentro el
movimiento telúrico que duró 60 segundo, en La mesa de los santos.
Pero Gabino y Juampa están, o deben estar curados de
espantos, y no es este tiempo para rabietas. Se trata de construir una paz
duradera, y no de seguir quemando más billones cuando escasean, ni tronchando
vidas, cuando Colombia las necesita más que nunca.
No queda duda que no se trata de hacer la paz como
"peluquiando bobos", y que las dos agrupaciones insurgentes
subalternas tienen trayectorias, y exigencias diversas por las que han luchado
y luchan.
La historia conocida y lo que sigue
Hace una buena cantidad de años, cuando el Eln firmaba los
Acuerdos de Puerta del Cielo, con el entonces presidente Ernesto Samper, que la
paz con esta guerrilla de inspiración cristiana, con curas en sus filas,
caminaba hacia el final de su confrontación armada con el Estado.
Pero, todo se hundió en las heces del proceso 8.000, al saber
la opinión pública lo que costaba ganar una elección, ante la imposibilidad de
repetir el fraude descarado, electrónico, con que se raponeó la elección de
Rojas Pinilla, el 19 de abril de 1970, para colocar al último presidente del
primer pacto frente nacionalista, Misael con el concurso "delictivo electoral"
de Carlos Lleras Restrepo.
Curiosamente la denuncia la hacía el hijo, Andrés, exhibiendo
los casettes a la prensa, donde se probaba el involucramiento político de los
Rodríguez Orejuela, en la segunda vuelta que le dio la victoria a Samper.
Ahora, Andrés es parte de la Comisión que acaba de nombrar el presidente para
atender a lo que pase en estos 30 días, que empezaron a contarse a partir de
hoy.
Claro que, como lo recordaba ayer Claudia López, esta es una
comisión de notables, a su modo, pero no de representación de las víctimas del
conflicto, y mucho menos de los subalternos, y en paralelo, hay otra, la del
Centro democrático, que la constituyen otros parecidos a los primeros.
Todo lo cual refuerza la urgencia de la Constituyente social,
que tiene que establecer sus cabales, y exigir participación desde abajo, de
los muchos. Se trata, cómo no, de un ejercicio, una gestión democrática de la
paz, de a de veras, con el concurso de toda Colombia para restañar las heridas
inflingidas a los más, por 115 años de vida republicana, que dirigida por las
elites oligárquicas, ha ocultado y reprimido la otra historia, la de los
subalternos en procura de autonomía y democracia con igualdad social.
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