Una
mala defensa de García Villegas contra Ramírez
Giovanni Mora Lemus[1]
A propósito de las infortunadas
declaraciones de la vicepresidenta colombiana, hace algunas semanas, cuando
señaló que lo mejor para las futuras generaciones de mujeres era estudiar
matemáticas o ingeniería, porque la sociología y la psicología eran profesiones
con baja demanda y mal remuneradas, surgieron varias declaraciones de rechazo a
este tipo de manifestaciones, que dejan ver, una vez más, el estereotipo que
asocia lo masculino con el positivismo.
El mensaje quería indicar, además,
que transitar hacia las ciencias naturales es más oportuno que continuar en el
“incierto” camino de las ciencias sociales. Seguramente Martha Lucia Ramírez quería con su mensaje empoderar a las mujeres
para que estudien ciencias “duras” en detrimento de aquellas que prefieren estudiar
las ciencias “blandas”; sin embargo, reforzó aquella anacrónica idea de la
jerarquización de las ciencias, donde prima la lógica matemática y su correlato
empírico- analítico por encima de otros enfoques epistemológicos.
Entre los columnistas que salieron a
defender la “pertinencia” de las ciencias sociales fue el profesor de Derecho
de la Universidad Nacional de Colombia, Mauricio García Villegas, quien
palabras más, palabras menos, sentenció que uno de los problemas de éstas era
no asumir el positivismo de las ciencias naturales. Para él, muchas
universidades latinoamericanas no forman a los cientistas sociales, hombres y
mujeres, en los métodos de la ciencia moderna. De allí que clasifique la
cuestión entre una “mala ciencia social” y una “buena ciencia social”.
Así lo señalo nuestro columnista: “En
estas universidades, muchas de ellas privadas y de mala calidad, difícilmente
se aprende a medir los hechos sociales con objetividad. La estadística y los
métodos de investigación cuantitativos no se enseñan o se enseñan
superficialmente”.[2]
Así, nuestro querido profesor se
alineó con aquellos que niegan que las ciencias sociales, desde hace ya
bastante tiempo, se han desarrollado en el pluralismo epistemológico y metodológico.
Las epistemes con que se construyen las ciencias sociales, pueden no ser las
mismas de las ciencias naturales y no por eso pierden su “cientificidad”.
Más
aún, pareciera que, en este punto, nuestro connotado profesor estuviera
alinderándose con la vicepresidenta; las mujeres pueden estudiar ciencias
sociales solo en aquellos centros de enseñanza donde de verdad impartan
estadística y los métodos cuantitativos, que al decir de algunos es resorte
exclusivo de los hombres.
Ahora bien, “medir los hechos sociales
con objetividad,” tal y como lo buscó hacer Emile Durkheim en su clásico libro El suicidio sigue siendo una opción en
el mundo académico, pero no es la única. Algunos creemos que es necesario
cambiar la objetividad por la intersubjetividad entre los sujetos
sociales y sujeto investigador. Por lo que la Sociología o la Ciencia Política
deben o pueden además de medir, interpretar, valorar, cuestionar el orden de
cosas y, sobre todo, aportar en la liberación de los subalternos.
Más adelante, García Villegas afirma que “en muchas universidades
las ciencias sociales son, en la medida de lo posible, científicas, confrontables
y verificables”. Es decir, conseguir una “buena ciencia social” requiere pasar
por el colador de la verificación y la contrastación; pero, a todas estas, ¿quién
hace este filtro? Para el paradigma moderno son las comunidades académicas, por
el contrario, para los enfoques emergentes son las comunidades en toda su
amplitud, urbanas, campesinas, étnicas las que avalan ese conocimiento en su
praxis plural.
Aunque la columna termina diciendo
que las humanidades son un imperativo para el futuro de la sociedad, y que
problemas como el calentamiento global no se resuelven solo con conocimientos
científicos duros, sino se requiere de la participación de los científicos
sociales, la verdad, concluyo que la disertación del socio-jurista García
Villegas fue una mala defensa.
A propósito, Duque y su gobierno, ¿cuál
fue el lugar que le dieron los sabios y la comisión “armada” a las ciencias
sociales?
[2] Véase la columna de opinión del sábado 29 de febrero titulada “Los
negacionistas de las humanidades”. https://www.elespectador.com/opinion/los-negacionistas-de-las-humanidades-columna-906830
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