sábado, 15 de enero de 2011

Hace algunos días se resolvió el asunto del secuestro de un prominente dirigente del PAN, Partido Acción Nacional, de México, que es el del presidente actual. Hubo un pago de millones de dólares por su liberación, y la publicación de un extenso documento. Aquí reproducimos una pequeña parte del epílogo. No hay duda que ésta es una situación sintomática, que nos enseña la diferencias y similitudes con Colombia. N de la R.

Se adjudicó el secuestro el
grupo “ex misteriosos desaparecedores"

Texto de su último reporte de 3 partes que difundió el viernes.

La Jornada en línea
Publicado: 20/12/2010 09:36

A los medios de comunicación nacionales e internacionales.

Informamos que Diego Fernández de Cevallos Ramos en breve será
liberado, pero antes de ello, y apelando a su ética profesional,
solicitamos la publicación íntegra del Boletín-Epílogo (integrado por tres
partes).

Adjuntamos la primera parte del Boletín.
Atte: Los ex misteriosos desaparecedores.

EPÍLOGO DE UNA DESAPARICIÓN

Primera de tres.

Los clásicos no establecieron ningún principio que prohibiera matar, fueron los más compasivos
de todos los hombres, pero veían ante sí enemigos de la humanidad que no era posible vencer
mediante el convencimiento. Todo el afán de los clásicos estuvo dirigido a la creación de
circunstancias en las que el matar ya no sea provechoso para nadie. Lucharon contra la violencia
que abusa y contra la violencia que impide el movimiento. No vacilaron en oponer violencia a la
violencia.
Bertolt Brecht


En México vivimos inmersos en un clima de creciente violencia destructiva que las mafias del gobierno permiten y fomentan, porque sólo así pueden ocultar la sistemática represión, tratar de controlar el descontento social e impedir, por el momento, que se generalice la lucha popular.

Las formas de la violencia son cada vez más crueles y abominables; el conflicto no sólo ha
dejado decenas de miles de personas muertas, sino terror e incertidumbre entre los vivos. La
distancia entre el discurso de gobierno y las prácticas corruptas que lo caracterizan son una clara
muestra de que los más altos funcionarios y las instituciones del Estado mexicano están
coludidos con el crimen contra quien dicen estar luchando.

Esta contradicción inicial desata una cadena ininterrumpida de mentiras difundidas ampliamente
por los medios de comunicación con los que están coludidos; esta difusión forma parte de la
violencia cultural que promueve, legitima y justifica la violencia directa que el gobierno sostiene,
así como de la violencia del hambre, del desempleo, de la migración, de la delincuencia infantil y
juvenil, de la trata de blancas.

En fin, de esa violencia silenciosa que obliga a gritar ¡Ya Basta!
Vemos día a día la impunidad militar, los levantones policiales para entregar víctimas al narco y
la convivencia evidente entre presidente de la república, gobernadores, senadores, diputados,
jueces, generales y jefes policiacos con los grandes capos, incluso, es posible afirmar que la alta
burocracia y los sectores reaccionarios de la clase política, son quienes forman parte de las
mafias más criminales en nuestro país.

La "guerra" que el gobierno dice sostener en aras de la paz, no combate la raíz del problema ni a los verdaderos delincuentes, los de cuello blanco, que con base en fobaproas, rescates empresariales, privatizaciones (concesiones de carreteras, contratos secretos del petróleo, de fibra óptica y otros recursos naturales) se enriquecen y adquieren la facultad de poner y quitar gobiernos.

Sin embargo, la violencia más sofisticada, la que a diario nos golpea y quizá la que menos
reconocemos como violencia, es la que parece no venir de ninguna persona; es la violencia
estructural "invisible" presentada siempre como "estragos", "golpes" o "crisis internacionales" que parecen nunca terminar para Nosotros pueblo y que nos son presentadas como "avances".

Para conocer la parte restante del texto, consultar La Jornada.com.


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