La cocina de las alianzas
Miguel Angel Herrera Zgaib
Profesor Asociado, UNal
miguel.herrera@transpolitica.org
Lo digo con coraje: habrá más impuestos a los ricos. Antanas Mockus
Desde la primera vuelta está la cocina de las alianzas. Ella se viene preparando más o menos sutilmente entre los contendientes más fuertes. En primer lugar, está la interpelación con los conservadores, que divididos entre Noemí y Andrés Felipe Arias, se partirán por mitad para disfrutar de las mieles del gobierno sin reatos de conciencia. El clientelismo de alto turmequé es la respiración artificial para un partido que agoniza como opción de poder, y no puede perder posiciones que le garantizan la existencia a la fronda burocrática y empresarial que lo anima y financia con excelentes dividendos.
El liberalismo que tampoco gana ya elecciones por sí solo, al estar en la oposición vergonzante al uribismo no tuvo la división abierta que padeció el conservatismo, pero Aníbal Gaviria, el candidato vicepresidencial y su respaldo electoral se inclinará por Santos en la segunda vuelta. Los liberales están ayunos de poder, y requieren cuota en el gobierno nacional para frenar su caída electoral.
Es previsible que el porcentaje de votos liberales sea, un 40 porciento por Antanas, y un 60 porciento por Santos. Es lo que vale la afirmación de Antanas del domingo: “Lo digo con coraje: habrá más impuestos a los ricos”. En las condiciones de desigualdad extrema que padece Colombia, buena parte de su clase media que vota se ubica y se siente rica aunque no lo sea. Una buena parte de ella constituye el voto liberal urbano y rural. Ella migrará en buena parte a las toldas santistas a la hora del té en la segunda vuelta.
Cambio radical y su dirigencia regional nada tienen de radicales frente al uribismo, excepción hecha del rechazo a la reelección, que le enajenó parte de su representación congresional con Roy Barreras a la cabeza. La proporción de los que votarán el 20 de junio será de dos a uno a favor de Santos. Aunque Germán Vargas Lleras lo niegue, el plato de lentejas es una porción codiciada en un régimen en exceso presidencial, con o sin parapolítica a bordo.
La oposición contra-hegemónica de izquierda
Nos queda en el pronóstico el desteñido Polo Democrático Alternativo, que no es aún un partido sino un frente político de sectas, movimientos sociales, ongs, intelectuales y jóvenes. Primero, su dirección fue errática en la solución de la controversia interna entre Petro y Gaviria. No hubo buen ganador ni mal perdedor. Ante la amenaza de disolución Jaime Dussán renunció como presidente del Polo, y la fórmula de conciliación fue Clara López quien casi de inmediato pasó a ser la candidata vicepresidencial y principal responsable de la organización electoral partidista.
El candidato Petro cayó en el embeleco de disputar el voto del centro político, hasta casi confundirse con las cartas del triunfo uribista. Pese a ser el PDA lo más parecido a una oposición congresional. Lo prueban los debates protagonizados contra la reelección, la parapolítica, Carimagua y Agro Ingreso Seguro y el préstamo de bases militares. Acciones que fueron empañadas por el apoyo a la elección de un Procurador que no respeta la separación iglesia y estado; y, sobre todo, por el clientelismo y la ineficiencia de la alcaldía de Bogotá, donde Anapo y los aliados liberales y conservadores, la mayoría que eligió al alcalde Samuel Moreno, reclaman peaje clientelista, despilfarro y chambonería en las obras públicas más urgentes.
A lo cual se suma una incolora gobernación de Nariño, donde Antonio Navarro aceptó la política de la seguridad democrática, y ser comparsa en las acciones de intervención en el Ecuador, y el desconocimiento del DIH en las operaciones de rescate de secuestrados/retenidos. Amén de no tener dicha gobernación un plan efectivo que procura de la equidad social para uno de los departamentos más azotado por la desigualdad social y económica, caldo de cultivo principal de la estafa de las pirámides, el comercio internacional del narcotráfico, el desastre ecológico y la persecución a las minorías étnicas.
De allí también procede la novedad del triunfo de un novel senador, el joven Camilo Romero, quien tampoco se ha proyectado como un efectivo líder de las juventudes, y en particular, en la orientación de los primi-votantes que deberían tener en su discurso y en sus actos el principal auditorio. Cuando éstos son cautivados por la simbología y la honradez de Antanas.
En los debates públicos, Gustavo Petro ha recuperado buena parte del electorado de base del PDA, con la ayuda presencial aunque tardía de Carlos Gaviria, quien debió ser su fórmula vicepresidencial. Así las cosas, los cálculos más conservadores señalan que el Polo conseguirá el 5 porciento el 30 de mayo, y no aumentará la hipoteca financiera que ya padece. Su propio electorado con tradición de izquierda estaría alrededor de los 800.000 votos, siendo la mitad de procedencia bogotana. Un cálculo optimismo medio, sobre la base de 16 millones señala que alcanzará un 7.5 porciento, alrededor de 1.300.000 votos.
El optimismo exagerado habla del 10 porciento, 1.600.000 votos para la primera vuelta. Lo que si parece como imposible, de ocurrir la votación nacional pronosticada por la Registraduría es que el Polo alcance 15 porciento. El anhelo del desteñido y mal trajeado candidato del Polo no se cumplirá, quien prefirió una guayabera desguarambilada a la camiseta amarilla y la enseña que identifica al PDA.
La dupla Petro López no alcanzará el tope obtenido por Carlos Gaviria cuando la votación era inferior a la que ahora se calcula. Es un castigo merecido por la connivencia con la seguridad autoritaria, es decir, el presidencialismo de excepción ejercido por Uribe, la ausencia de democracia al interior del partido cuya dirigencia no respeta ni propicia el debate democrático de su militancia; así como la actitud vergonzante frente al acuerdo humanitario, la confusión de política y religión, y la exigencia de una responsabilidad política del presidente en funciones por sus actuaciones antidemocráticas y contrarias a la constitución y las leyes.
Visitar www. praxisur.blogspot.com
Miguel Angel Herrera Zgaib
Profesor Asociado, UNal
miguel.herrera@transpolitica.org
Lo digo con coraje: habrá más impuestos a los ricos. Antanas Mockus
Desde la primera vuelta está la cocina de las alianzas. Ella se viene preparando más o menos sutilmente entre los contendientes más fuertes. En primer lugar, está la interpelación con los conservadores, que divididos entre Noemí y Andrés Felipe Arias, se partirán por mitad para disfrutar de las mieles del gobierno sin reatos de conciencia. El clientelismo de alto turmequé es la respiración artificial para un partido que agoniza como opción de poder, y no puede perder posiciones que le garantizan la existencia a la fronda burocrática y empresarial que lo anima y financia con excelentes dividendos.
El liberalismo que tampoco gana ya elecciones por sí solo, al estar en la oposición vergonzante al uribismo no tuvo la división abierta que padeció el conservatismo, pero Aníbal Gaviria, el candidato vicepresidencial y su respaldo electoral se inclinará por Santos en la segunda vuelta. Los liberales están ayunos de poder, y requieren cuota en el gobierno nacional para frenar su caída electoral.
Es previsible que el porcentaje de votos liberales sea, un 40 porciento por Antanas, y un 60 porciento por Santos. Es lo que vale la afirmación de Antanas del domingo: “Lo digo con coraje: habrá más impuestos a los ricos”. En las condiciones de desigualdad extrema que padece Colombia, buena parte de su clase media que vota se ubica y se siente rica aunque no lo sea. Una buena parte de ella constituye el voto liberal urbano y rural. Ella migrará en buena parte a las toldas santistas a la hora del té en la segunda vuelta.
Cambio radical y su dirigencia regional nada tienen de radicales frente al uribismo, excepción hecha del rechazo a la reelección, que le enajenó parte de su representación congresional con Roy Barreras a la cabeza. La proporción de los que votarán el 20 de junio será de dos a uno a favor de Santos. Aunque Germán Vargas Lleras lo niegue, el plato de lentejas es una porción codiciada en un régimen en exceso presidencial, con o sin parapolítica a bordo.
La oposición contra-hegemónica de izquierda
Nos queda en el pronóstico el desteñido Polo Democrático Alternativo, que no es aún un partido sino un frente político de sectas, movimientos sociales, ongs, intelectuales y jóvenes. Primero, su dirección fue errática en la solución de la controversia interna entre Petro y Gaviria. No hubo buen ganador ni mal perdedor. Ante la amenaza de disolución Jaime Dussán renunció como presidente del Polo, y la fórmula de conciliación fue Clara López quien casi de inmediato pasó a ser la candidata vicepresidencial y principal responsable de la organización electoral partidista.
El candidato Petro cayó en el embeleco de disputar el voto del centro político, hasta casi confundirse con las cartas del triunfo uribista. Pese a ser el PDA lo más parecido a una oposición congresional. Lo prueban los debates protagonizados contra la reelección, la parapolítica, Carimagua y Agro Ingreso Seguro y el préstamo de bases militares. Acciones que fueron empañadas por el apoyo a la elección de un Procurador que no respeta la separación iglesia y estado; y, sobre todo, por el clientelismo y la ineficiencia de la alcaldía de Bogotá, donde Anapo y los aliados liberales y conservadores, la mayoría que eligió al alcalde Samuel Moreno, reclaman peaje clientelista, despilfarro y chambonería en las obras públicas más urgentes.
A lo cual se suma una incolora gobernación de Nariño, donde Antonio Navarro aceptó la política de la seguridad democrática, y ser comparsa en las acciones de intervención en el Ecuador, y el desconocimiento del DIH en las operaciones de rescate de secuestrados/retenidos. Amén de no tener dicha gobernación un plan efectivo que procura de la equidad social para uno de los departamentos más azotado por la desigualdad social y económica, caldo de cultivo principal de la estafa de las pirámides, el comercio internacional del narcotráfico, el desastre ecológico y la persecución a las minorías étnicas.
De allí también procede la novedad del triunfo de un novel senador, el joven Camilo Romero, quien tampoco se ha proyectado como un efectivo líder de las juventudes, y en particular, en la orientación de los primi-votantes que deberían tener en su discurso y en sus actos el principal auditorio. Cuando éstos son cautivados por la simbología y la honradez de Antanas.
En los debates públicos, Gustavo Petro ha recuperado buena parte del electorado de base del PDA, con la ayuda presencial aunque tardía de Carlos Gaviria, quien debió ser su fórmula vicepresidencial. Así las cosas, los cálculos más conservadores señalan que el Polo conseguirá el 5 porciento el 30 de mayo, y no aumentará la hipoteca financiera que ya padece. Su propio electorado con tradición de izquierda estaría alrededor de los 800.000 votos, siendo la mitad de procedencia bogotana. Un cálculo optimismo medio, sobre la base de 16 millones señala que alcanzará un 7.5 porciento, alrededor de 1.300.000 votos.
El optimismo exagerado habla del 10 porciento, 1.600.000 votos para la primera vuelta. Lo que si parece como imposible, de ocurrir la votación nacional pronosticada por la Registraduría es que el Polo alcance 15 porciento. El anhelo del desteñido y mal trajeado candidato del Polo no se cumplirá, quien prefirió una guayabera desguarambilada a la camiseta amarilla y la enseña que identifica al PDA.
La dupla Petro López no alcanzará el tope obtenido por Carlos Gaviria cuando la votación era inferior a la que ahora se calcula. Es un castigo merecido por la connivencia con la seguridad autoritaria, es decir, el presidencialismo de excepción ejercido por Uribe, la ausencia de democracia al interior del partido cuya dirigencia no respeta ni propicia el debate democrático de su militancia; así como la actitud vergonzante frente al acuerdo humanitario, la confusión de política y religión, y la exigencia de una responsabilidad política del presidente en funciones por sus actuaciones antidemocráticas y contrarias a la constitución y las leyes.
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