CONVERSACIÓN CON LUIS MEJÍA
EL PLANTEAMIENTO DE LUIS MEJÍA:
La situación de Venezuela bajo el régimen chavista pone a prueba la integridad intelectual y moral de la intelligentzia progresista, igual que sucedió en los años 30 y 40.
En esa época muchos intelectuales de izquierda se dejaron llevar por el deseo de que el comunismo tuviera éxito y la derecha fracasara y olvidándose del materialismo histórico se dedicaron a hacer la apología del estalinismo.
Pensadores como Arhur Koestler y Víctor Serge sufrieron duras críticas porque a pesar de seguir siendo comunistas criticaron la administración económica, las prácticas políticas y el manejo de las relaciones internacionales de la Unión Soviética. Hoy en día sabemos que sus críticas se ajustaban a los principios del materialismo histórico mientras que sus críticos estaban haciendo idealismo de los buenos deseos.
En el caso de Venezuela (como en el de Argentina con los Kirchener, Ecuador bajo Correa y Lenin, Nicaragua bajo la oligarquía de la familia Ortega) tenemos que enfrentar el dilema de si como intelectuales progresistas nos convertimos en extensiones del brazo propagandístico de un gobierno nominalmente izquierdista o somos fieles a las ideas y métodos que nos han servido para criticar a las derechas y que si tienen validez científica deberían aplicarse también al mundo de la izquierda.
Me parece que al igual que en 1940 estamos viviendo un dilema de lealtades: o somos leales a la ilusión de que cualquier cosa que lleve el marbete de izquierdista (y anti-imperialista gringo) es buena o somos leales a una manera de pensar y de actuar que nos exige ser críticos de la realidad independientement de si nos gusta o no.
Reconocer las fallas de un régimen nominalmente de izquierda no implica preferencia por una oposición de derecha, que en el caso venezolano es igualmente ignorante, inepta y corrupta. Lo que tenemos que confrontar es el hecho al que se refirió muchas veces el historiador marxista Eric Hobsbawm en sus últimos años: la izquierda moderna ha fallado en crear un discurso, un plan de gobierno y una organización popular que respondan a la realidad del mundo contemporáneo.
MI RESPUESTA :
Estimado Luis Javier, en ningún caso puede una intelectualidad de izquierda pasar de agache acerca de las realidades que afectan procesos que se reclaman como tales. La Venezuela de hoy, con Maduro a la cabeza, es la piedra de toque.
En lo personal, distingo en este ejercicio que no supera el capitalismo, las dirigencias que tienen apoyo en los pobres, en particular, que son las mayorías de ese país, y también de Colombia; y, de otra parte, a los líderes de la MUD, Leopoldo López, Henrique Capriles, Muñoz Allup, que entre un archipiélago de grupos, - incluidas algunas fuerzas de izquierda disidentes del proyecto del PSUV -, han sido beneficiarios del antiguo y fenecido pacto de Punto Fijo.
Así las cosas, la disputa por la democracia no es un ejercicio abstracto, ni aquí, ni tampoco en ninguna parte. Pienso aún, que desde los tiempos de la revolución francesa sigue teniendo validez conceptual, y no solamente retórica. Y el combate por la democracia real tiene que identificarse siempre con sujetos de carne y hueso. Yo empleo las categorías que tomo de mi lectura de Gramsci, que habla de modo general de subalternos, para distinguir a los de abajo, a las múltiples figuras del trabajo, entre las que, por supuesto, se cuenta el proletariado clásico, que por supuesto no es la única forma colectiva subalterna.
Refiero estos a grupos y clases, y los trato de identificar en mis aproximaciones analíticas, con la precariedad que a veces tenemos de las informaciones dispuestas en los debates en torno a la Venezuela que parte del connato de insurrección contra el último gobierno del adeco Carlos Andrés Pérez.
En lo personal tengo una perspectiva materialista, esto es, la que tomando en consideración a los textos de Marx, y la lectura que hago de ellos, me permite hablar del materialismo práctico, de la praxis, que siempre requiere, exige en lo coyuntural el análisis de situaciones. Tal y como lo hicieran Vladimir Ilich Ulianov, Trotsky, y, por supuesto, el propio Gramsci.
Te agradezco que me hayas compartido el rosario de links que acompañan tus notas. Puesto que tienes interés que las publiquemos, para que adelantemos una interlocución a varias voces, en los espacios virtuales a los que tenemos acceso.
La retomo ahora, cuando ya se hizo el anuncio por parte del presidente Maduro de la próxima convocatoria a una nueva Asamblea Constituyente, que se afinca en las municipalidades, y tiene una forma en apariencia corporativa, contraria al ejercicio de la votación universal, como se practica de manera regular en el constitucionalismo liberal.
Un gran abrazo
Miguel Angel Herrera Zgaib
No hay comentarios:
Publicar un comentario