Reproducimos la entrevista hecha al excandidato Carlos Gaviria publicada por El Nuevo Siglo, Bogotá, junio 11 de 2010. Es una comunicación que remite Zoraida Pabón. N de la R.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cuál es su análisis del momento político que vive el país con las dos propuestas que hay para segunda vuelta?
CARLOS GAVIRIA: Desde mi punto de vista, esencialmente las dos opciones apuntan a lo mismo, yo he dicho que el establecimiento es tan inteligente que le ha planteado al país este dilema.
Va a seguir el mismo proyecto de Uribe, en esencia los propósitos que se persiguen son los mismos, hay un candidato que tiene fama de métodos sucios en la política, que es el doctor Santos, y hay otro que tiene fama de buena fe, que es Mockus, pero en esencia lo que persiguen es lo mismo. El modelo económico va a seguir siendo igual, las relaciones internacionales lo mismo, la política de Seguridad Democrática de cualquiera de los dos que sea el presidente sigue igual.
De manera que se echa de menos una opción distinta que ofreciera cambios y las reformas que el país necesita urgentemente porque esta es una sociedad muy inequitativa, muy injusta.
ENS: La votación que obtuvo el candidato oficialista indicaría que el país prefiere un gobierno de centro derecha…
CGD: Yo no veo dónde está el centro, me parece que la propuesta del doctor Uribe ha consistido en mantener un statu quo. Si me preguntan ‘¿qué entiendo por izquierda, por derecha y, por tanto, qué entiendo por centro?’
Yo diría que mientras la derecha está empeñada en mantener un statu quo como el actual, en donde hay un sector minoritario que explota los privilegios que se siguen del ejercicio del poder, hay un amplio sector mayoritario que no se beneficia, pues yo diría que ese es un proyecto que podemos llamar de derecha. Un proyecto de izquierda sería el que pretendería que esas personas que nunca han accedido a los beneficios sociales pudieran hacerlo.
ENS: Hace cuatro años usted a nombre del Polo obtuvo 2,6 millones de votos en las presidenciales, mientras que Petro llegó a 1,3 en las actuales. ¿Perdió fuerza electoral la izquierda?
CGD: Las circunstancias son muy diferentes, yo creo que es muy buena la votación de Gustavo Petro, especialmente si se toma en cuenta que el Polo Democrático Alternativo lleva ocho años de satanización, tiempo en el cual desde la Presidencia, desde el Gobierno se viene satanizando al Polo, vinculándolo con la lucha armada así él reitere que condena expresamente la lucha armada. De manera que yo creo que una votación como la del doctor Petro es muy meritoria y revela un hecho importante, que el deseo de reforma no ha desaparecido.
ENS: ¿La votación de Petro lo convierte en el jefe de la izquierda o cree que hay más nombres, incluyendo el suyo?
CGD: Yo en realidad ya cumplí con mis obligaciones dentro del Polo y dentro de la política colombiana. Cumplí también con obligaciones ciudadanas, fui candidato hace cuatro años, en fin. Yo soy partidario del relevo, no soy partidario de la reelección. Yo, forzado por los hechos y por muchos sectores del Polo y fuera del Polo que pretendían que yo volviera a ser candidato, presenté mi nombre a la consulta que ganó el doctor Petro, pero me parece que la izquierda colombiana, la izquierda democrática tiene muchos nombres, naturalmente yo no pertenezco a las instancias que deben definir quién asume la jefatura pero creo que hay muchas personas que están en esas condiciones.
ENS: El Polo llamó a la abstención. ¿Por qué no mejor invitó al voto en blanco, se pensaría que es más propositivo?
CGD: Desde luego. Lo que sucede es que una campaña por el voto en blanco, estoy dando mi opinión, no sé qué consideraciones tuvieron las directivas del Polo para proceder de esa manera, requiere una buena dosis de pedagogía y, por tanto un tiempo suficiente para realizarla y mostrar que el voto en blanco significa inconformidad.
La abstensión puede significar inconformidad pero puede significar indolencia, apatía y por tanto puede ser interpretada de manera muy distinta, el voto en blanco no. Pero hay que hacer pedagogía. A mí muchas personas se han acercado a decirme que si es cierto que los votos en blanco se suman al ganador.
Hay que explicarles que eso no es cierto, que el voto en blanco tiene un gran significado y que incluso en Colombia puede producir efectos importantes, pero todo eso implica una tarea pedagógica, una campaña por el voto en blanco mostrando por qué las propuestas que pueden ser ganadoras no le ofrecen al país una salida distinta. Me parece que la abstención es en este momento el camino más expedito para lograr una manifestación de inconformidad.
ENS: ¿Es posible gobernar con todos los partidos de su lado, como lo propone Santos; o sin hacer alianzas con los partidos, como lo plantea Mockus?
CGD: Yo pienso que detrás de esas exhortaciones lo que hay es estrategia electoral pero nada más. Yo tengo que decir que no soy muy partidario de ese tipo de coaliciones, soy partidario de coaliciones programáticas, sobre puntos específicos se pueden hacer acuerdos, pero esas cosas tan ambiguas de unidad nacional es como quien dice todos vamos a quedar cobijados dentro de la misma campaña, dentro del mismo propósito y no puede ser que en una sociedad en donde hay tantos interese conflictivos todo el mundo quede contento con una sola elección.
La política tiene este sentido y los partidos son para eso, los partidos lo que pretenden es exponer dentro de una democracia propuestas ideológicas distintas y las elecciones son el escenario en el que se disputa la preeminencia de una de esas propuestas. Ese es el sentido de la política, un sentido de lucha, si todo el mundo piensa lo mismo para qué partidos.
ENS: ¿En necesario un estatuto de la oposición?
CGD: Desde luego, yo pienso que el partido que no comparte el proyecto del gobierno no debe dejarse cooptar, a veces tienen la tentación burocrática de ocupar un puesto, no estar en el asfalto como se dice.
Un partido de oposición debe estar en condiciones de permanecer en el asfalto el tiempo que sea necesario agitando un proyecto a contramano del proyecto oficial. Y desde luego debe gozar de las garantías suficientes para convertirse más adelante en el partido de gobierno, de manera que el estatuto de oposición es absolutamente necesario.
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