La abstención es un fenómeno ambivalente, y como tal admite diversas lecturas. Lo indiscutible es que existe, y es característico en no pocas polities en el mundo. Tal es el caso de EUA y de Colombia. A la fecha la abstenció aumentó en Colombia como bien lo registra el escrito de de Julián Darío Bonilla que fue originalmente publicado en El Tiempo.com. Es un texto valioso por su interés polémico, aunque se equivoca al señalar que Gustavo Petro llamó a la abstención, pues en realidad optó por el voto en blanco.
La referencia a la abstención como al voto en blanco fue un pronunciamiento de la dirección política del PDA, y uno de sus líderes, Carlos Gaviria equiparó una y otra opciones, votar en blanco o abstenerse, y omitió pronunciarse por cual vía optaría. Nota de la Dirección. Red de Redes Escuela Ciudad Blanca: presid.y.partic@gmail.com
Para más argumentos sobre la abstención consultar el texto publicado en http://www.praxisur.blogspot.comLa inconveniencia de la abstención
Julián Darío Bonilla*
Los sectores políticos, representados en un grupo mayoritario del PDA y uno minoritario del Partido Liberal, llamaron a la abstención activa frente a la segunda vuelta presidencial que se llevó a cabo el pasado 20 de junio. A la abstención se le quiso dar un carácter político que, como todos los problemas al analizar el discurso político, se construyó sobre bases inestables y falaces para buscar una interpretación favorable a los intereses de quienes la promueven.
Comencemos por aceptar que la abstención también es reconocida como una forma de participación política. Así fue como lo estableció en su momento el Consejo Nacional Electoral, cuando se hizo el referendo propuesto por el presidente Álvaro Uribe en el 2003. Sin embargo, no toda la abstención puede considerarse como una actitud política.
La abstención se relaciona con la negativa de participar en los procesos electorales o de participación democrática y esto puede ocurrir debido a múltiples razones. Que exista un comentario que sale en EL TIEMPO sobre un grupo de estudiantes de una universidad, que prefieren irse a jugar fútbol en canchas sintéticas antes que ir a votar, demuestra la amplia variedad de razones que existen para enmarcar el proceso de abstención.
En la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 30 de mayo, la abstención, según los informes de la Registraduría Nacional, fue de un 50,7 por ciento. En la segunda vuelta fue de un 55,6 por ciento, lo que indica una diferencia de 4,9 por ciento menos de votantes en la segunda vuelta que en la segunda. En términos de números de votos contados (estamos todavía en el escenario del preconteo y no se puede decir que están formalmente escrutados), la cifra es de 1'416.704 votos.
Hoy, 21 de junio, también Gustavo Petro, ex candidato a la Presidencia por el PDA, partido que promovió la llamada Abstención activa para esta segunda vuelta, dice: "El incremento de la abstención muestra que una parte de la población no está con el proyecto que va a gobernar a Colombia en los próximos ocho años". He aquí el problema con la interpretación del fenómeno de la abstención electoral: se le quiere dar una connotación política a un fenómeno de diversos orígenes. Esta es la manera como, a mi modo de ver, el PDA quiere asumir una posición de fortalecimiento en el escenario político frente al gobierno de Juan Manuel Santos.
El PDA critica también la legitimidad de dicho proceso, sin embargo, ellos mismos deberían reconocer que al formar parte de este proceso, mediante su participación en las elecciones legislativas y la primera vuelta presidencial, lo legitiman en la práctica. Además, desde la perspectiva legal, la legitimación de los procesos electorales se encuentra establecida mediante las disposiciones constitucionales y legales que regulan estas actividades. Al llamar a la abstención y presentarse como promotor de esta, el PDA pretende volverse la guía de un comportamiento común dentro de nuestra cultura política: la abstención.
Se puede interpretar la abstención por diversas razones: la lluvia, los partidos del Mundial de Fútbol, problemas de salud, apatía porque "todo estaba cantado", entre otros. Para considerar que la abstención tiene una razón política, es necesario que se le dé un sustento político y argumentativo fuerte y bien estructurado; no es lo mismo decir, por ejemplo, que no voto porque "y eso en qué me afecta", que dar razones políticamente organizadas para oponerse a la participación política.
Los abstencionistas no pueden asumir ni interpretar el incremento de la abstención en la segunda vuelta, que maneja la misma tendencia histórica de nuestros procesos electorales, como una condición política de parte de la población desinteresada en los procesos políticos de nuestro país. Esto da razones para asumir que la posición del PDA y otros sectores abstencionistas es falaz, pues trata de organizar los resultados del proceso electoral para ofrecer una conclusión que favorece su posición política como fuerza de oposición.
Lo que establece una mayor posición de no simpatía por los candidatos sería, en principio, el voto en blanco. Se establece que el uso del voto en blanco se debe al inconformismo que tiene la población, ciudadanía, electoralmente activa frente a los candidatos que allí participan. Y en este caso, impulsar el voto en blanco para que suba de manera considerable sus tendencias porcentuales históricas es más pertinente que tratar de enmarcar todo el abstencionismo en el inconformiso político.
Tal vez la abstención hubiera tenido significado si ésta hubiera modificado realmente los patrones electorales y los candidatos hubieran obtenido votaciones similares o inferiores a las que obtuvieron en primera vuelta. De resto, la abstención es volver sobre lo mismo para los colombianos: la apatía electoral.
* Profesor Politécnico Grancolombiano
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