jueves, 11 de septiembre de 2014

La coyuntura universitaria local

LOS POBRES RESULTADOS DE LA CONSULTA
CAMINO DEL CONGRESO UNIVERSITARIO

El parto de los humedales
                                              Resultó que lo de ayer no era votación sino consulta, para direcciones de derecho y ciencia política. Hubo abstención en Derecho, y presencia de solo dos candidatos, esto es, no hubo terna. Rn Ciencia Política sí hubo tres, pero una no se presentó al foro convocado por estudiantes de la carrera, al cual asistieron alrededor de 40.

En el caso de Ciencia Política, hubo dos colegas profesoras, Diana y Catalina, y un profesor Germán Burgos. El primer lugar en votos lo obtuvo Burgos, con 7, y luego Toro con 6. Por Diana hubo 4. Aquí también faltaron profesores por expresarse en la consulta.

La consulta mantiene el poder de decisión en cabeza del decano, por lo que no es ni puede calificarse a este como un ejercicio democrático. SIn embargo, no pocos se alegran que después de una seguidilla de nombramientos a dedo, después de Fabián Acosta, quien no terminó periodo, que cuando menos haya habido consulta.

No soy del grupo de los que se alegran. Pienso que en tiempos de negociación de paz, lo mínimo que se requiere es participación, poder de decisión, sin demagogia, de todos los estamentos, incluidos los padres de familia, como lo sugirió en su intervención uno de los aspirantes en el foro de ayer. Incluso fue más allá, al sugerir que estuviera presente toda la nación en la elección de ocurrir esta.

La democracia, ¿para cuándo?

                                                           Esta reducción al absurdo no lo acompaño, porque la democracia también exige especificidad. No se trata que tod@s se pronuncien acerca de todo, sino que lo hagan, los directamente implicados, para empezar. La democracia es para ya, nos urge ensayarla de modo radical no diluirla en un mar de mirones y faltones.

Pero, eso no ocurrió ayer en la Facultad de Derecho y Ciencia Política, que urge que de ejemplo en el reclamo y la práctica democrática, y le ponga fin a los interinatos en la parte de gobierno y administración de los departamentos, y en cualquier instancia. Es lo menos que se puede exigir.

Tampoco puede seguir prosperando la fórmula "anarquista" de que quien quiera de los estudiantes se pronuncie sobre la labor académica de los docentes. Urge que sea un ejercicio obligatorio para todos, y se cumpla en una misma jornada, que bien puede ser un día específico.

Sigue pendiente la aclaración, p.e., de qué pasó con la evaluación semestral de profesores ausentes de la sede de Bogotá, como lo hizo manifiesto la aspirante docente Catalina Toro.

Mientras tenemos que no hubo reacreditación para Derecho, y Ciencia Política suspendió la visita de los pares que estaba programada para estos días. No hay vientos propicios.

Un anuncio y la elección de rectoría que viene

Hubo un anuncio importante: la celebración de un Congreso nacional universitario. Ojalá que así sea, pero con la debida participación, sin exclusiones y con documentos difundidos previamente y propuestas en los asuntos relevantes.

No puede repetirse la elección a dedo de rector. Es urgente curar la herida abierta, retomar con el respectivo inventario y lecciones, la experiencia del cogobierno ensayada a comienzos de los años 70.

Responder a las objeciones de clientelismo que han prosperado sin la existencia del "co-gobierno", en varias entidades públicas. Luego pareciera que la problemática es otra, y para eso se requiere de un buen diagnóstico y procedimientos expeditos que corrijan in situ las malas mañas.

sábado, 6 de septiembre de 2014

Por último

Parte III


"No tiene presentación que sea el jefe de Estado quien nomine al responsable de investigar la conducta disciplinaria de los administradores públicos." José David Name, presidente del congreso, Partido de la  U.

"El presidente se arroga una cantidad de competencias que no tenía...significa fortalecer el presidencialismo." Alexander López, sindicalista, senador del PDA, ET 5/09/2014, p. 3.

                                                             Esta reforma ya tiene contrafuertes. Ellos provienen del Centro Democrático, el partido uribista, el centro focal de la reacción política, que presenta también su particular versión  de la reforma política, en la que mantiene, preserva el articulito del “despelote” político, según decir de sus detractores. Pero estos son también férreos cultores del presidencialismo, como los  partidarios de la U.

Corresponderá ver que hacen las fuerzas de la oposición de izquierda, menguadas en materia de voto, pero con posibilidades estratégicas cuando se definan los bloques congresionales en el curso de los siguientes días. Pero, hay ya un oscuro precedente, el modo como se taponó hasta hoy, en la comisión segunda, la posibilidad que el senador Iván Cepeda, del PDA, pudiera adelantar el debate por para-política interpelando al senador Álvaro Uribe Vélez mismo.

La Tercera Vía está puesta en la liza política, y las alternativas a ella tendrán que cultivarse en un espacio relativamente esquivo y bronco, el de la paz, donde estas camarillas no podrán hacer su voluntad, que es la del neo-presidencialismo degenerado, por diez años de excepcionalidad autoritaria que hasta hoy sobreviven. Aquí podrá sobrevenir la apertura a otra reforma política de hondo calado, si el refrendo de los acuerdos de paz sigue el camino de la constituyente.


Lo cual tiene notorias resistencias en el Congreso. Será la suerte del constituyente real la que fije el derrotero que nos lleve de la democracia liberal al llano de la democracia radical, lo que está por verse a partir de ahora y hasta el 16 de diciembre cuando le suenen los timbres al tiempo de las reformas posibles para el segundo cuatrenio de Juan Manuel Santos y su tercer vía neoliberal, afectada de anacronismo desde su mismo comienzo.

(La primera versión fue publicada por Caja de Herramientas el 6/09/2014)
Otros aspectos de la reforma

Parte II

“Ese es el gran reto de cualquier Estado, satisfacer esas necesidades. Buscar cómo podemos hacer rendir más los recursos, cómo podemos hacer más por los pobres, cómo podemos hacer más para mejorar el país.”  J.M. Santos, ET, 4/08/14, p. 3.
                                                             El proyecto de la reforma, radicado el pasado miércoles, también toca con recortarle poderes políticos a la rama jurisdiccional del poder público, en concreto, su facultad nominadora, que se transformó de choque de trenes, en carrusel de auto-nombramiento hasta el hastío de una ciudadanía, que poco se beneficia de su intercambio de prebendas de todo tipo, por las alturas.

Adicionalmente se propone una instancia constituida por el Tribunal de Aforados, que le fije responsabilidades a los togados, cuando quiera que se requiera por sus actuaciones no ajustadas a la ley y a la constitución en materia penal, disciplinaria y fiscal. Todo lo cual a la fecha no es posible. Quedaron bajo su resorte, igualmente, las instituciones de control del Estado. 

El elector de este tribunal de siete integrantes será el Congreso, quien a su turno los investigará. Desaparece la Comisión de acusaciones de la Cámara, al tiempo que el Congreso sigue con la función de enjuiciar políticamente al presidente, pero, sin que haya la menor claridad al respecto todavía, con respecto al régimen anterior.

La mermelada para los congresistas se aumenta en la medida en que el proyecto levanta para ellos las inhabilidades, siempre que renuncien a su curul, con la pérdida del “derecho” de regresar al congreso. El pretexto es dizque conculcar, terminar con la permanencia en el congreso hasta su jubilación, como ocurre con buena parte de los llamados “padres de la patria”.

Nadie ronda a la justicia colombiana, y eso hace tentador el ejercicio de un gobierno de los jueces, en lugar de resultar los garantes de las reglas del juego democrático liberal, bajo los parámetros clásicos de la supercorte estadounidense. Lo cual en tiempos de globalización se ha ido cayendo a pedazos, en particular cuando tuvo que decidir sobre el máximo litigio electoral del año 2000.

El presidente estaba interesado en ampliar el periodo presidencial, y hacer algo similar con otras instancias del poder ejecutivo regional y local. En lugar de la reelección, establecer un periodo de 5 años. Pero ello no prosperó y se mantiene intacto el periodo, entre otras, recordando que hubo un tiempo de experimentación que se extiende hasta el siglo XIX, hasta estabilizarse la fórmula del cuatrenio.

La unificación de periodos no se incluyó en el actual proyecto que deberá cumplir cuatro debates para diciembre de este año, si quiere tener un futuro promisorio. Pero, por fuera, el presidente Santos dijo a los alcaldes que su promesa de campaña es deuda, insiste en que “vamos a presentar una reforma en ese sentido al Congreso”. Dicho lo cual, queda claro, que la reforma política tiene desde ya, un antes, lo que hizo por decreto con el ejecutivo, unificándolo y especializándolo más, y un después, con sus arandelas, como la unificación de periodos de alcaldes, gobernadores y presidente.

Las instituciones de control están en la mira, y en particular la Procuraduría, en la que el actual funcionario se ha enseñoreado, aplicando sus competencias en detrimento del libre juego democrático cuando quiera que le conviene en las rencillas interpartidistas, y con las fuerzas de la oposición no reaccionaria, como en el sonado caso del Alcalde mayor de Bogotá.

La procuraduría no tendrá más reelección, y el presidente escogerá la terna, y el congreso votará en pleno por un determinado candidato. Lo cual, por supuesto, acrecienta los poderes del presidente, que no tendrá control de esta singular institución colombiana, que proviene de los tiempos coloniales, dicen los estudiosos nacionales.  A los contralores se les seleccionará de un concurso público de méritos, coordinado por el legislativo, pero su elección la tendrá, igualmente, el congreso. 

Otro tanto pasa con la Contraloría, cuya directora al terminar su mandato buscó refugio en Italia;  y en parte, algo pasa con la Fiscalía, que en verdad corresponde a la rama jurisdiccional, donde la implementación del sistema acusatorio en materia penal va a marchas forzadas, y define preferencias, a discreción del dictado del ejecutivo de turno.

Se elimina el Consejo superior de la judicatura, el lugar donde se armó la trinca en la que los magistrados se reciclan hasta su jubilación, con la oportunidad de incluir a familiares y amigotes sin ninguna consideración distinta al beneficio del nepotismo rampante de los operadores de la justicia.

Por fin, hay un intento de hacer práctica la promesa de la silla vacía, después de su inicio con la ausencia de Marulanda en la inauguración del tercer intento de negociación de paz con las Farc-ep.  Se plantea, por fin, con alguna claridad la sanción para los partidos de congresistas corruptos, porque aquellos perderán la curul. Se introdujo también una modificación con respecto a la elección de senado, para que no queden departamentos sin representación, como en efecto viene ocurriendo.


En lo electoral fenecerá también la fórmula del voto preferente, con lo cual prosperó la operación avispa, una de las últimas travesuras del estadista liberal, que le cabía el país en la cabeza, López Michelsen, con lo cual pudo neutralizar en parte la emergencia histórica de una tercera fuerza, distinta al bipartidismo, en el tiempo de la primera constituyente exitosa del siglo XX, que le dio existencia a la Constitución de 1991, aquejada por estos días de una enfermedad cuasi mortal.
¿DE QUÉ REFORMA POLÍTICA SE TRATA?

Parte I

Miguel Angel Herrera Zgaib
Profesor Asociado, C. Política, Unal. Catedrático Maestría  Estudios Políticos, U. Javeriana, Bogotá.

Antecedentes

“Surgió entonces una “Tercera Vía” para dar cabida, de lado y lado, a las tesis y preocupaciones del contrario. Nacieron las llamadas economías mixtas que, como su nombre lo indica, son una mezcla de lo público y lo privado…Las versiones originales de la Tercera Vía, puestas en práctica por partidos de centro-izquierda, y muy influidas por las teorías de Keynes después de la depresión de los años treinta, son las que ahora, en una forma adecuada y modificada a los tiempos modernos, muchos de esos partidos quieren retomar.” Juan Manuel Santos, en: La Tercera Vía: una alternativa para Colombia (1999), pp: 15-16.
                                                                          A partir del 20 de julio pasado, el presidente reelecto hizo explícitos tres énfasis en respaldo de los huevitos de su mentor, y principal contradictor, el expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez, indisputado líder de la reacción política colombiana.  Santos  señaló entonces a la paz, el equilibrio de poderes y el impulso a una agenda social progresista como el norte que alimenta su versión suramericana de la tercera vía, donde tiene la atenta compañía de Tony Blair.

Para  esta segunda presidencia,  Juan Manuel Santos,  ha "reencauchado" su discurso, y blindado a sus coequiperos más inmediatos, transformando en primer  lugar, sin acudir al trámite del congreso, al vértice sacrosanto del poder ejecutivo. Santos avanzó su reforma política, haciendo primero un uso discrecional de los poderes presidenciales,  avanzando en la perfección de la fórmula hiper-presidencial  de la que habló el  jurista Carlos Santiago Nino en su trabajo sobre la democracia deliberativa. 

Él oficiaba como asesor de primera línea en la restauración de la democracia argentina, la que condujo  el radical Raúl Alfonsín,  acompañando por Pancho Portantiero, un socialista de prosapia gramsciana. Esta tuvo un devenir accidentado, a la postre signado por la tragedia económica.

Recordando a la  tradición anglosajona,  el liberalismo clásico,  Santos insiste a destiempo en la lógica política de los pesos y contra-pesos, que supone  la Constitución de 1991 gozó en su redacción original; pero que se afectó con la modificación  del “articulito” que benefició el entusiasmo reeleccionista  de un “contra-reformador”. Santos, el más aventajado discípulo del kínder de la guerra de los diez años, ahora se exhibe como abanderado de la negociación de paz con las Farc-Ep.


Para el fin de la guerra

“La Presidencia formula las política públicas con el apoyo de todos sus ministerios, porque somos un equipo. De lo que se trata es de armonizar la tarea de todos sin suplantar la acción de los ministerios.” Néstor H. Martínez, el superministro,  ET, 17/08/14, p. 6.
                                                       La continuidad de la reforma política ya se destapó en la primera semana de septiembre, ante el congreso con el proyecto que el partido de la U defenderá. Allí se establece, de entrada, el desmonte de la reelección, después que este reformador sui generis pelecha con ella. Es una especie de “después de mi, el diluvio”, pero al revés; a la espera que desde ahora se encaucen los ríos de la prosperidad para los más.

El ejecutivo ya obtuvo su reforma, con la creación expedita del ministro de la presidencia, en cabeza de Néstor  Humberto Martínez, hombre de confianza del mayor urbanizador de Colombia, Luis Carlos Sarmiento Angulo.  Él será el jefe de gabinete, una suerte de híbrido que combina el presidencialismo estadounidense con el parlamentarismo británico.

De otra parte,  con la presencia de Germán Vargas Lleras, rediseñó la vicepresidencia, para que en lugar de la paz, como lo debía hacer su anterior vice, Angelino Garzón,  éste se encargue de abrir y consolidar las vías para la paz, juntando la comisión de infraestructura  y los proyectos estratégicos.

El tercero de los mosqueteros, con el D´Artagnan criollo, es el general (r) Oscar Naranjo, el segundo mejor policía del mundo, quien se desempeña como ministro consejero de posconflicto, derechos humanos y seguridad. El general se perfila según este encargo ejecutivo  como el modernizador de  los cuerpos de policía, a la vez que el articulador de la seguridad ciudadana en el posconflicto, una vez la infraestructura, los proyectos viales de cuarta generación (4G) cobijen a la mayoría de los colombianos excluidos de la modernidad, que apenas se respira en algunas capitales, albergando grandes conglomerados urbanos en condiciones de extrema desigualdad.

En realidad, hay una reforma al relato de Alejandro Dumas hijo, con la presencia de una cuarta figura, femenina, María Lorena Gutiérrez, ministra consejera de gobierno y sector privado. Ella ha sido al interior del equipo de reforma el alter-ego de Tony Blair, a quien por supuesto, el principal triunfo que se le endilga, es haber aconductado a la díscola y reformista clase obrera inglesa, desde los tiempos del movimiento cartista, pasando por los consejos obreros de Sylvia Pankhurst (1862-1960), hasta las grandes huelgas de los mineros en la segunda mitad del pasado siglo.

Blair se sirvió para esta reforma del sociólogo Anthony Giddens y el think tank de la London School of Economics and Political Science. En Colombia, la combinación está entre dos instituciones, por un lado, el pseudo-politécnico de la Universidad de los Andes, con su facultad de economía, mandando la parada.


Por el otro lado, un núcleo intelectual de la Universidad Nacional, atiende a la agenda de la paz pactada, a través de Centro de Pensamiento y Seguimiento a la negociación de la paz, que se nuclea en torno a la Facultad de Ciencia Política y Derecho con el concurso de intelectuales de diversas instancias académicas; y con el acompañamiento laico del PNUD, y piadoso de la Iglesia Católica. 

(Continua)