jueves, 29 de abril de 2010

La constancia de un polista que participa del Proyecto Autonomista


Angela, es muy difícil igualar a este señor con el otro, y la manera
como miramos y elevamos la crítica un poco maniquea. La historia de Mockus, bastante original ha venido de distanciarse con el
establecimiento
a parecerse fenomenológicamente a éste, como lo han
hecho todos los candidatos incluido el nuestro.


Simplemente porque el
debate electoral, una forma bastante borrosa de comunicación con la
opinión pública, cada cuatro años con toda la parafernalia que lo
caracteriza es un asunto completamente otro a las políticas a su
implementación y al cuestionamiento al régimen que sea.


No se puede de manera radical incidir sobre instituciones que tienen una historia y un imaginario encarnado más que con la crítica, un trabajo de detalle que ayude a la concientización.


Sin embargo, me parece que el asunto no debe ser despachado de esta manera. Tendremos que relativizarlo fundamentalmente a partir de lo que somos y queremos ser principalmente, queremos ser; lo contrario nos muestra gravemente sectarios y muy superficiales. Desde luego nos deja muy mal parados de la mano de gobiernos como el de Samuel, un verdadero esperpento que ni siquiera podríamos definir como neoliberal, o uribista o liberal, o algo por el estilo.


Ahora, en esta coyuntura, lamentable para el Polo, miro el asunto no
tanto referido a personajes, si no a algo que está un poco más allá: a
la correlación de fuerzas que se mueven y nos posibilitan mejores
condiciones de Santos a Mockus. Los candidatos que al parecer
definirán el asunto, pues el Polo poco tiene que hacer en este debate. Me quedo con Mockus, no porque sea o no neoliberal, fascista,
uribista, etc. Simplemente porque considero nos ofrece más ventajas
hacia adelante...Te agradezco divulgues este pequeño comentario.


Un abrazo, Héderman Castro Proyecto Autonomista.

miércoles, 21 de abril de 2010

A PROPÓSITO DE ¿QUÉ HACER CON MOCKUS?

Una opinión


Compañero Giovanni, acabé de leer el artículo y acepto la invitación al debate virtual.

El fenómeno que se ha visto en los últimos meses alrededor del Profesor Mockus ha mostrado, en cierta medida, la novedad que representa su candidatura para las prácticas políticas que por decadas han estado tan arraigadas en nuestro país (entiéndase clientalismo, dádivas, etc). Hasta tal punto ha llegado el temor de lo que algunos llaman "la marea verde", que el oficialismo, en cabeza del mismo presidente Uribe, ha realizado reuniones en Palacio con su bancada del congreso y amigos del gobierno para tratar de impulsar a su candidato.

Entre estos "notables personajes" se encuentran Benedetti, Lucero Cortés, Zapata, la brillante mente de José Obdulio Gaviria y el señor Andrés Felipe Árias entre otros. Lo que no calculan es que cada vez que alguno de estos personajes trata de atacar a Mockus, el efecto que producen puede llegar a ser contrario al que esperan, además, los últimos escádalos que ha protagonizado el gobierno (AIS, DAS, Falsos Positivos, Yidispolítica) han mermado la intención de voto Uribista.

Respecto a las acciones que Antanas Mockus realizó en el pasado, -como los incidentes en la Universidad Nacional o el vaso de agua a Serpa-, es indudable que han servido (con o sin intención) para que la gente lo reconozca de manera positiva o negativa, lo que quiero destacar de lo anterior es que Mockus ha sabido reconocer sus errores y por algunos de ellos pidió perdón público, algo inaudito en la clase y costumbres políticas nacionales.

El dilema: administrador o renovador
En cuanto al incremento en las matrículas en la Universidad Nacional, se debe tener en cuenta que la primera Universidad del país debía fomentar, como le corresponde, la investigación a través de grupos de investigación y programas de postgrado sin dejar de lado aumentar la cobertura y calidad del pregrado. Como desde el gobierno central los rubros para lo anterior no son lo que deberían ser, una manera de obtener recursos es a través de cobros de matrícula según la clasificación socioeconómica, teniendo en cuenta que durante los últimos años la proporción de estudiantes pertenecientes a estratos 3,4 y 5 ha aumentado. Quiero aclarar que no estoy defendiendo tal cobro a los estudiantes, porque considero que la universidad pública debería ser gratuita y universal, principios que deben ser respaldados por recursos del estado. Talvez la estrategia de Mockus debió ser otra: el dilema de ser un buen administrador o un renovador.

Quiero finalizar mi opinión expresando que tal vez ha faltado un poco más de contenido en el discurso de fondo por parte de lo candidatos presidenciales, que se ha limitado a seguridad democrática......es importante saber que candidatos como Petro o el mismo Mockus se han salido un poco de ese caballito electoral.

Gracias por la atención
PD. Este intercambio de ideas con altura es posible, sobre todo con personas como los Hinchas del Independiente Santa Fe, que en su gran mayoría, somos abiertos al debate de ideas. Ruge el León. Juan Sebastián Celis M, Biólogo Universidad Nacional de Colombia.

TE VEO VERDE

Daniel Alberto Cardona Gòmez

Como en toda competencia en la que los atletas se debaten entre el resultado de su entrenamiento y lo dado por la naturaleza; el pasado debate evidencio una realidad latente a pesar de lo que muchos nos resistíamos a creer y pensar.

El pasado Domingo se patentizo lo que términos de Schopenhauer seria “la supremacía de la Voluntad” en el que haciendo alusión al nombre de su partido se erigió entre la politiquería y entre las hegemonías militaristas una esperanza de color VERDE; del mismo modo como nacen y emergen las flores en medio de la peste.

El candidato Antanas Mockus demostró, en un ejercicio puro de democracia deliberativa, que la tesis de la seguridad democrática (la cual compartían todos los candidatos) es insostenible si su propósito único es la reducción militar de las FARC.

El uso monopólico de las armas en Colombia no ha sido de uso exclusivo del Estado; la prosperidad por otra parte, tampoco puede ser efecto de la repartición de tierras y beneficios financieros que se dan hoy a las clases dominantes y sectores considerados de alta productividad.

Conocemos desde la Ética demostrada según el orden geométrico de Spinoza que la conciencia justifica cualquier discurso, de donde nos resulta posible comprender el argumento sobre el cual se asevera que después de la Seguridad Democrática será el reino de la prosperidad; nuevamente percibo el susurro en mi oído del gran holandés pulidor de lentes quien sin dejar discípulos o amor alguno en este mundo, nos dejo este gran pensamiento: “los hombres corren tras su esclavitud creyendo ser libres” (Spinoza; Ética Demostrada)

Porque la prosperidad económica no tiene significado alguno, sin equidad y justicia distributiva, ya que uso legitimo de la violencia o no legitimo, recuerda una vez más la síntesis del Príncipe de Maquiavelo en el que “el fin justifica los medios”, en donde en Colombia la violencia se resalta como el Modus operandi tanto de los amigos del autoritarismo democrático como del narco-terrorismo, ya que la prosperidad legitima la violencia.

La cultura del atajo, en la que Mockus encuentra la racionalidad política de la ilegalidad, es el primer aspecto en la agenda de su gobierno, así lo expreso y lo ejemplifico con el pago del 16% del IVA y la cultura del uso de la factura, y ¿Qué nos quiso decir con esto? ¿Cuál el sentido de comparar su política de seguridad con el candidato Santos? La respuesta, evidenciar que entre la Seguridad Democrática y la prosperidad se hace necesaria la mediación, la soberanía y el cumplimiento estricto de la Ley, expresadas estas en la acción de una cultura de la legalidad, condición sin la cual no solo es imposible la prosperidad sino la democracia misma.

Medios de comunicación han tachado las respuestas de Mockus como gaseosas e incluso de otro planeta, es el sendero que ya índico Platón en el mito de la caverna, el destino de quienes develando la razón, se ven avocados a la furia asesina y criminal de la ignorancia.

El pensamiento debe retornar a su lugar originario, la vida, y la política también debe retornar a donde tiene su horizonte de sentido tal como Álvaro Gómez Hurtado señalo: “Las cosas son, en política, como nuestro talante no las permite apreciar. El diálogo es el ejercicio de la inteligencia” y la inteligencia es supremacía de la voluntad de un pueblo que se ve representado en las manos de este candidato que no es Mockus, sino todos aquellos que creemos que otros país es posible.

No han ganado los partidos, han ganado los argumentos.

Dios les bendiga;


DANIEL CARDONA

domingo, 18 de abril de 2010

¿DE DÓNDE NOS SURGE LA IDEA DE CAMBIAR EL MUNDO?

Hederman Castro
castrohederman@yahoo.com

Proyecto @utonomista

I.-

…el ser/ente, en tanto ser/ente y lo que le pertenece en si. De ahí la necesidad de entrar en la reflexión/elucidación que se preocupa del ser/ente y se pregunta sobre lo que le pertenece en si y lo que le pertenece en tanto él es para nosotros, y la imposibilidad de separar la reflexión del ser y la reflexión de los entes, así como también es imposible separar la reflexión del ser y “teoría del conocimiento…... Aristóteles-Castoriadis

Me pregunto de dónde nos surge la idea de cambiar el mundo, de dónde la pregunta sobre la justicia, la equidad, la igualdad, la democracia y tantas categorías que suscribimos hoy incondicional y apasionadamente. Ante esta ingenua indagación, aparece en primer plano cierta continuidad, que pudiésemos denominar tradición, reproducción por excelencia de formas, modos de ser y hacer, cuyo funcionamiento, silencioso pero siniestramente eficaz, hace que nos repitamos, reproduzcamos, sin más.

Este peso de repetición y en clausura, por circunstancias aun desconocidas y ante la forzada condición de ser y estar o aparecer en el mundo se rompe por primera vez en Grecia, dando lugar al nacimiento de la filosofía y la política. Desde entonces un sinnúmero de selectos pensadores y hacedores, han dedicado sus mejores esfuerzos a responder preguntas elementales pero significativas como saber, quiénes somos, cómo estamos en el mundo, qué es, cómo es ese mundo que somos y queremos cambiar.

¿Qué sabemos?, ¿qué podemos hoy responder a la pregunta por el cosmos y sus habitantes individual y socialmente considerados? Preguntas raras en una formulación que resulta absurda ante las seguridades que investimos y presupuestos funcionales en el día a día con gran eficiencia. Por eso aparenta pretensioso preguntar por lo que somos sabiendo que sabemos ciertamente quienes somos, qué es el mundo que habitamos y del cual nos valemos y como prueba de ello obtenemos certeros resultados.

Sin embargo, las cosas no resultan tan claras cuando la exigencia de respuesta se estrecha, menos cuando vemos lo efímero del fruto a tan denodados propósitos de cambio del mundo, al cambio político, que nos es tan grave. Más aun, resulta desconcertante observar la natural indiferencia ante el devenir social y las maneras conservadoras de ser y hacer lo político.

Quizá sea esta la tendencia que tanto preocupó a Castoriadis y a Zuleta entre muchos, y la razón por la cual dedicaron sus vidas a la pedagogía militante en procura de una condición humana filosófica y política, pues comprendieron que la única potencia y posibilidad de cambio no se encuentra fuera de nosotros mismos, si no en la disposición aparentemente inocua que comienza con la reflexión y regresa a nosotros con nuevos y encarnados valores. Quizá sea este el motivo central que nos convoca en una época de activismo ciego, de delirante consumismo, de “ascenso de la insignificancia”.

Este estado de enajenación, de la insignificancia, del cual no podemos dar cuenta, hace improbable la posibilidad de una organización en una sociedad cada vez mas serializada. Por ello no es un problema político menor. ¿Cómo hacernos a un hábito de reflexión?, cómo construir un micro-espacio de pensamiento y acción conjuntos, que ofrezca respuesta y haga posible el cambio de ese mundo injusto, antidemocrático, desigual e inequitativo que afectamos y nos afecta. Este es el principal reto político y filosófico de los autonomistas, y de quien pretenda responder alternativa y libertariamente a las seguridades que nos ofrece e impone el régimen que nos domina y controla.

II.- ¿Qué igualdad?

El discurso de Castoriadis acerca de la pregunta, ¿Qué democracia?, recaba sobre la igualdad como núcleo esencial de la democracia y marco instituido de lo que la diversidad de los humanos, en su esencia histórica-social, requeriría para dar vida a la política en su sentido profundo, como actividad instituyente.

Parafraseando la pregunta qué democracia, podríamos formular otra pregunta, ¿qué igualdad?, como antesala de un recorrido histórico donde esta categoría aparece en dominios como el religioso, el económico, el jurídico, aun biológico. Sin embargo, cabe anotar que estas igualdades no se avienen al carácter de las sociedades libres, por el contrario, son sustento de dominación, de alienación y por tanto ajenas a la democracia que no puede serlo sin la existencia de la autonomía individual y colectiva.

Castoriadis trae a colación, en este recorrido, la identificación rousseniana entre soberano y príncipe, gobierno y administración en términos de hoy. Ésta alude a la desigualdad propia del estado de naturaleza, la que Rousseau no duda por ello en calificar de inalcanzable e ilusoria; por ello no se detiene en la igualdad ni cree en la democracia como condición de superación de las desigualdades.

Luego, Castoriadis trae a colación la “igualdad de condiciones” de Tocqueville a apropósito de haber sido ensalzado como el “padre” de la democracia moderna, por quienes creyeron ciegamente en el socialismo de Estado realmente existente, y abrieron los ojos ante la estruendosa caída del muro de Berlín.

Pero ante la igualdad de condiciones de Tocqueville, Castoriadis se pregunta por la igualdad política. Él observa que aquella no está dirigida a la concreción de los asuntos comunes si no a la protección de bienes de disfrute privados que nada tienen que ver con lo público. Este espacio queda a merced de grupos que se hacen al poder por encima de la sociedad. El gobierno queda en manos de camarillas emparapetadas en una representación más de carácter religioso que político. La ley promulgada se refiere a derechos defensivos o negativos, a lo sumo, cuyo ejercicio hace de la democracia un simple procedimiento, y no una posibilidad constituyente siempre abierta.

De manera sucinta, la democracia para Castoriadis, es el poder del pueblo y como tal, poder ilimitado que no admite limitación mas que la propia. Es un poder para definir los asuntos públicos, con la facultad absoluta de gobernar y darse su propia ley, pues no existe instancia superior al colectivo. Ni razón, ni dios, ni naturaleza, pueden dar validez al derecho que dicta el constituyente primario, que no admite representación alguna, ni tampoco se pliega a saber técnico, pues está hecho de su opuesto: la doxa del común. Así, a la pregunta de por qué se acoge tal o cual norma, es suficiente la respuesta, ¡porque así lo quiso el pueblo!

Ante tanta confusión, interpretaciones, distorsiones y pérdida de contenido y objetividad de las categorías políticas resulta significativo el trabajo teórico de este autor para la comprensión de la democracia como valor en búsqueda de la liberación humana, en su autovaloración y su autonomía. Sin embargo, como él mismo lo indica, la democracia es un régimen débil e improbable, cada vez más ante el avance del capitalismo, cuya significación central la seudo-racionalidad económica subordina la política al metal.

III.- Autonomía y micro-empresa experimental

En relación con la puesta en práctica de la autonomía, me propongo, impulsar la creación de una micro-empresa conformada por mujeres, madres cabeza de familia que habitan el sur-oriente de la ciudad.

Con ellas hemos tenido varias reuniones de aproximación, y nos encontramos a punto de concertar una red de distribución de alimentos, en alianza de conocimientos y comercial con el Topotoropo, empresa a la cual he estado vinculado desde su fundación.

El primer acto autonomista será la creación de normas regulatorias y, a partir de allí, buscando resolver simultáneamente los problemas concretos de ingreso de las participantes, podremos abordar cuestiones políticas. Amanecerá y veremos.





¿Un sistema parapolítico?


Es una interesante y oportuna reflexión en un momento en que la deliberación política exige, tal vez como nunca antes, una profundización en los conceptos que así mismo la estructuran. Esta razón me lleva, precisamente, a poner en cuestión la supuesta existencia de lo que se ha dado en llamar un sistema parapolítco. El prefijo “para” implica la existencia de un sistema alterno, o mejor, alternativo, de un otro en el cual el sistema mismo se ampara. Creo que no es el caso en el sistema político colombiano, y quizá en ningún otro de las características del Estado capitalista.


No es, quiero decir, un parasistema lo que existe, pues el recurso a la ilegalidad, la excepción, es de la esencia y la lógica del sistema mismo que lleva dentro de sí la facultad para auto ordenarse y ponerse por encima de la legalidad. Es el estado de excepción como la condición inherente del régimen en donde la legalidad le faculta para actuar en la ilegalidad.


La clave del estado de excepción está, precisamente, en que al fin y al cabo la excepción, como tal, no existe, pues es consustancial a la estructura y, en sí misma, es el soporte real del régimen (Agamben). Luego, insisto, no hay tal parasistema. Cuando el propio estado se faculta para suspender el orden jurídico, no es que se cree o se recurra a un paraestado, o un parasistema, es sencillamente que hace uso de su lógica y de los instrumentos con que así mismo se faculta para garantizar su poder.


La razón de Estado


El recurso a la razón de Estado, diría Foucault. Pueda que no actúe en derecho, pero no lo es tampoco de facto, pues es ese el limbo o el espacio ambiguo en el que se define la excepción. La paradoja de Schmit (Agamben): la decisión soberana “demuestra que no tiene necesidad del derecho para crear derecho”. La fortaleza del sistema jurídico esta precisamente en su posibilidad, consustancial siempre, inherente siempre, de recurrir al estado de excepción. El soberano está, al mismo tiempo, dentro y fuera del orden jurídico.


Es a mi juicio dentro de ese marco que debe ponerse en análisis el tema del “estado de opinión”, sin duda una “jugada maestra” de este gobierno para justificar y dar curso a la reelección. El Estado de opinión, como tal no existe, no hay ninguna prescripción jurídica que le de estatus o reconocimiento legal, no existe en el Estado social y democrático de Derecho, es, volviendo al tema, un recurso de facto, una carta jugada para sobreponerse al orden legal y perpetuar el actual régimen y su corte militarista y autoritario, a más de todo lo que de corrupción incuba. Habrá que esperar que diga la corte, pero, como quiera que sea, no versará ella sobre tal estado de opinión.


Finalmente, tengo también inquietudes sobre la “República constituyente”.


Relacionemos estado de opinión y República constituyente, cuál es la posibilidad de esta última?

¿Cuál, cuándo, precisamente, hay aparentemente un estado de opinión favorable al régimen? Habría que ahondar ahí en los conceptos de estado constituyente y estado constituido, cuanto hay de uno de y de otro, los niveles de relación ¿? entre uno y otro. En un estado de opinión en apariencia favorable al régimen, ¿qué significa hablar de una república constituyente?


Bueno, son solo unos comentarios en desorden, pero me parece de la mayor relevancia el tema.


Orlando Ortiz


Citas de Agamben


“el poder penetra en el cuerpo mismo de los sujetos y en sus formas de vida” (Agamben 14)

El proceso de subjetivación que leva al individuo a vincularse a la propia identidad y a la propia conciencia y, al mismo tiempo, a un poder de control exterior. (Agamben 14)

UN COMENTARIO


Apreciado Dr. Herrera,


Muy interesante el análisis de la actual situación electoral en nuestro país, es posible que dicha tendencia se proyecte en el futuro, la cual en mi entender es eminentemente en la actualidad producto del surgimiento de una alternativa que en algunos casos se debe dejar que se consolide. Me parece que si bien es cierto, hasta el momento los hechos señalan una inclinación o tendencia, no es menos cierto que hay aún protagonistas que tienen cierta importancia nacional, y cuyo comportamiento puede influir de manera clara al momento de la elección.


Hay un tema que va a ser determinante, el comportamiento de la clientela electoral de la costa Caribe, la cual tienen ciertas expresiones no muy dadas a comportarse de forma coherente. En fin, los hechos políticos como tal para mí tienen algo de efecto cerveza, "hasta que la espuma no baje no se puede tomar".

Muchas saludes y recuerdos le agradezco mucho que me envíe estos documentos.


Un abrazo,


ALIRIO RODRÍGUEZ OSPINA

Abogado, estudiante maestría de Estudios Políticos, U.J, Bogotá